MI PRIMO LUIS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi madre tiene una media hermana a la que no conocíamos pero ella siempre hablaba con ella por teléfono hasta que un día decidieron que mi madre viajaría en vacaciones para conocer a toda la familia de mi tía, yo tenía 13 años cuando viaje con mi madre a casa de mi tía donde conocí también a mis seis primos entre ellos a mi primo Luis, me gusto mucho a primera vista y el sintió lo mismo luego de conocernos nos gustaba pasar tiempo juntos, jugando o hablando habían roces de manos que nos hacían estremecer, pero no nos atrevíamos a mas nada por respeto a nuestras madres que son hermanas.
Al regresar de casa de mi tía cada cual siguió con su vida pero nunca olvidamos esa atracción que sentimos al conocernos. Luego de cinco años estaba caminando por la ciudad y en un asiento en medio de tanta gente allí estaba sentado, mi primo Luis, me dio mucho gusto verlo y me acerqué a saludarlo hablamos un buen rato y me sonroje cuando recordamos la atracción que sentíamos al conocernos.
El me dijo que al verme en ese momento sentía la misma atracción que hace cinco años o aun mayor, ya que mi cuerpo estaba más voluptuoso mis senos grandes y redondos, un buen trasero firme y se me notaba una concha grande en mi pantalón. Me propuso que lo acompañara al hotel donde se estaba hospedando, como ya era mayor de edad y también quería ir más allá con mi primo, lo acompañe. Llegamos al hotel el se estaba quedando en una habitación grande con jacuzzi, comenzamos hablar sobre lo que habíamos hecho en este tiempo sin vernos mientras él me acariciaba y provocaba en mi escalofríos, entre caricias comenzó a tocarme los senos y mi conchita por encima de la ropa, sin darme cuenta estaba full excitada y jadeando de placer, mi primo me tocaba a su antojo y me miraba con pasión mientras yo sentía que mi cuquita se calentaba y humedecía cada vez mas… sin pensarlo le grite COJEME POR FAVOR.
El desabrocho mi pantalón y me lo quito junto con mi braguita totalmente mojada y coloco su lengua humedad en mi clítoris, me daba fuertes mamadas que me hacían gritar de locura, sentía q mis piernas temblaban mientras el seguía pasando su lengua a lo largo de mi entrepierna y succionando todo mi juguito vaginal, sentía que no podría aguantar más tanto placer gritaba y me estremecía sin parar, pensé que allí mismo me orinaría y de pronto allí sentí todo su pene entrando en mi firme y palpitante completo hasta el fondo, me dio una fuerte envestida y antes de poder gritar su cuerpo estaba sobre el mío bañándome de sudor. Solo pude susurrar su nombre: Luiiiis, y el me decía eres mía, mía mientras no paraba de cogerme fuertemente. Mi cuquita apretaba fuerte su pene en cada penetración como exprimiéndolo hasta que por fin me lleno con su lechita.
En ese momento nos dimos cuenta de lo fuerte que son los vínculos de sangre ya que desde ese día una fuerza mayor que nosotros mismos nos une y no dejamos de amarnos en todas las formas pero a escondidas.
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