Mi primo se aprovecha de mi inocencia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me siento muy emocionado de poder contar mi primer relato, quiero que sepan que voy a omitir nombres y algunos detalles, pero es completamente real.
Esto me pasó cuando yo tenía 9 años, estas fechas me recuerdan siempre mi inicio y me traen ese sentimiento de culpa que si bien sé que no tuve, es algo que no se quita.
Me describo un poco, siempre fui muy pequeño y algo gordito con piernas y cola, pero de hombros y espalda chicos.
Me gustaba usar el flequillo al costado por la moda de ese entonces y era muy afeminado.
Es decir, muy similar a ahora, pero en versión pequeña Jaja.
Siempre tuve una familia bastante unida y vinieron a pasar las vacaciones de invierno un primo de mi papá.
Yo estaba emocionado, me encantaba cómo me trataban siempre de princesa y me cuidaban.
Mis tíos, mi primo de 16 años, muy blanco de pelo negro y pecas, muy delgado de 1.76 y el aspecto de chico raro y callado.
Mi prima de 14 morocha, alta de 1.70 más o menos, con cuerpo bastante proporcionado.
Y el mayor de 19 años, con aspecto de hippie, de 1.80 color trigueño, pelo negro y de cuerpo algo marcado.
Los días pasaban normal, las típicas noches de primos con mis hermanos mayores, cenas, risas, paseos por la ciudad, cine, teatro, cosas normales.
Pero al pasar la primer semana, sentía que mi primo de 16 años me seguía mucho, siempre quería alzarme y rozarme la cola.
Yo no entendía bien por qué, pero me gustaba que siempre esté conmigo y me enseñe a jugar a la ps2, ya que mi hermano de 20 y sus amigos no lo hacían.
Una tarde, que me dormí más de la cuenta, desperté y todos habían salido, sólo estaban mi primo y mi prima.
-No saben dónde están los demás? No escuché nada.
– Les pregunté confuso, todavía en pijama que usaba muy al cuerpo.
-Salieron al Abasto (Un shopping conocido).
Seguro llegan a la tarde.
– Me decía mi primo y me sentaba en su pierna a desayunar.
Mientrabas tomaba leche y galletitas, sentí como me pasaba su mano por mi colita, mientras su hermana veía la tele.
No entendía por qué hacía eso, me sentía raro.
Quise bajarme, y él me presionó más.
-Shh.
quedate, sólo me gusta tu pijama.
– Me decía en el oído, casi susurrando.
-Mejor veamos una película los tres, va a ser más divertido.
– Se me ocurrió para que deje de hacer eso, y hablé fuerte.
-Sí, vamos a la pieza.
Quiero ver el Titanic.
– Mi prima corrió a la habitación y yo la seguí.
La película la veíamos en DVD, los tres acostados y mi primo se había calmado.
Pensé que sólo fue por mi pijamita de tela suave.
Pero en un momento mi prima se levantó al baño y quedamos solos.
-Bebé, acercate que no quiero mirar solo.
– Mi primo me traía hacia él con su brazo.
No podía hacer más que mirar la película y esperar que se calme de nuevo.
-Uh qué pasó? Tenés sucio acá mirá.
– Sin darme tiempo a responder, me levantó el buzo de mi pijama y se puso como loco a besarme mis pequeños pezoncitos, a morderlos, no lo reconocía.
Estuvo así como 3 minutos, parecía un perro hambriento.
Y empezó a tocarme la cola, metiendo su mano por atrás sin quitarme el pantalón.
-Basta Nico, no me gusta.
Me da cosquillas.
– Trate de ponerme la ropa.
-Esperá, bien que no decías nada.
Si te encanta como te acaricio.
Dale, que ya vuelve la otra.
– Me daba besos en la cara, mientras yo trataba de esquivarlo.
-No se te ocurra decirle a nadie eh, mirá que yo sé que vos querías que te coma a besos.
Si sos una putita.
– Continuaba mordiendo mi cuerpito, recorriéndolo a su antojo mientras yo sólo quería que llegue mi prima.
En ese momento se escuchó la puerta del baño y rápidamente me subió la ropa y pude ver que tenía su pene afuera.
No lo había notado.
Era la primera vez que veía otro pene, el de él me parecía enorme, blanco con la cabeza rosada y lleno de pelos.
Fueron unos segundos que se acomodaba la ropa y pude ver ese líquido que le salía, creí que se había orinado.
Al llegar mi prima, él hizo como si nada y nos dijo que ahora él iría al baño.
No podía creer su cambio de actitud tan rápido, como si fuese todo de lo más normal.
Nunca nadie me había hecho eso y me sentía sucio, pero a la vez me encantaba sentir que mi cuerpito era tan deseado y provocaba eso en mi primo.
Después de eso llegaron nuestras familias, cenamos y todo fue normal.
Mi primo pegado a mí, enseñándome cosas o ayudando en mis tareas.
Pero a la noche, yo dormía solo y me pareció escuchar que alguien entraba.
Pero estaba tan cansado que no le di importancia.
Hasta que sentí que alguien pesado se acostaba a mi lado y corría todos mis juguetes de la cama.
-Ey bebé, ¿Estás despierto?.
Me sentía muerto de miedo, de nuevo él estaba ahí.
Y sin esperar respuestas, empezó a besarme y tocarme todo.
Esta vez me sacó el pijamita completo, y sentía como ese pene enorme ahora se deslizaba entre mis nalguitas redondas.
-Si.
amor, qué linda nena que tengo.
– Decía mi mientras pellizcaba mis pezoncitos.
-Ay.
basta – Se me escapó a causa del placer.
-Ahh estabas despierta Jaja qué putita que sos.
– Mi primo me decía mientras me agarraba de la cara y me daba un beso donde pude sentir su lengua.
Me hizo besarlo, besar su pecho con algo de pelos, hasta llegar a su pene.
-¿Te gusta? Esto es la pija de un macho, para hacer gozar a las nenas como vos.
Ahora tenés que chuparlo, sin morder porque me enojo.
Yo no podía creer lo que veía, había escuchado del sexo y de las pijas, pero nunca había visto una.
Pero sentía muchas ganas de probar esa pija y sin pensarlo empecé a tragarla.
Me entraba la cabeza y un poco más, y él se volvía loco y me decía cosas como: Sii putita hermosa, ayy como me gusta que la chupes así.
Dale, dale tragá.
Me estaba volviendo loco, me encantaba sentir que yo estaba haciendo gozar a ese macho y que me trate de nena.
La chupaba a mi parecer bien y él me guiaba a que le acaricie las bolas peludas y que se las chupe.
Después me metió un dedo a la boca y me hacía que lo chupe bien, después dos.
-Ahora te voy a meter los dedos en la colita, nada de gritar porque o sino todos van a ver lo que me pediste.
Y sin decir más, me metió un dedo.
Sentí mucho dolor y me culito se contraía.
Lo metía y lo sacaba, y después el segundo.
Ahí se me escapó un gritito que él ahogó tapándome la boca con sus manos.
-Shh bebé, ya va a pasar.
Dale, no seas mala.
Mirá como me provocaste.
Sus palabras me gustaban, y también me hacía sentir culpable.
Mis papás se enojarían mucho si me veían así, siempre me cuidaron como a una nena.
Después empezó a chuparme el ollito, y meterme la lengua.
Mi pitito estaba parado de tanto placer y ya no lo podía disimular.
-Mmm bebé, te gusta no? – Me decía cuando intentó tocarme el pitito.
-No, no me gusta ahí.
-Ahhh bueno sos toda una nena, qué putita me estoy comiendo.
Y así seguía, deborándome el culito que ya sentía muy mojado.
Y sin decirme nada, me tapó la cara con una almohada y me metió la pija.
Sentí que me partía en dos por el semejante tamaño.
Él no se detuvo hasta que la tuve adentro.
Yo lloraba.
Se quedó un ratito quieto, apretándome con su peso y dándome besos en la espalda.
La empezó a sacar un poco, escupía y la volvía a meter.
-Shh.
ya te va a gustar.
No sos el primero bebé, ya sé como se hace con nenitas como vos- Me decía para calmarme y de a poco fue dejando de taparme la boca.
Y ahí empezó a meter y sacar esa pija que para mí era enorme, y sentía algo de placer, muy poco.
El dolor seguía por ese extraño invasor en mi cola de nene.
Pero poco a poco fue pasando, y sentía más placer.
Ya me gustaba lo que él hacía y hasta le pedía que me besara.
Sentía como entraba y salía, me llenaba de pija y me volvía loca.
Así estuvimos un rato hasta que se salió y sentí muy abierta mi cola.
Me puso boca arriba, en misionero y de a poco fue entrando de nuevo.
-Ayy Nicolás.
seguí.
Dame más.
– Las palabras salían de mí por necesidad, ya se me habían borrado hasta mis papás de la cabeza.
Estaba disfrutando como nunca.
-Uhh bebé, te rompo la colita.
– Mis palabras lo pusieron como loco y ahora me lo hacía con más fuerza.
Me besaba y me comía el cuello.
Me encantaba sentirlo tan hombre y tan grande al lado mío, que medía 1.
46 como mucho.
Él hacía muchos movimientos para cojerme y besarme a la vez.
Y después empezó a gemir más fuerte y sentí como me llenaba la cola, creí que se había hecho pis.
-Ayyy bebé.
seee.
tomá leche.
Leche de macho que ahora vas a tener que tragar siempre.
Ya sos mía- Me decía mientras caía encima mio, parecía un toro agotado.
Después me llevó al baño en silencio y me lavó bien.
Me dijo que no dijera nada, o nos iban a castigar a los dos.
Y que si me dolía, sólo se lo cuente a él.
La verdad es que me dolía y ardía un poco, pero quería disfrutarlo esos días que seguiría en mi casa.
Así que sólo lo besé y le dije : Gracias, me encanta lo que me hiciste.
Y me volví a la cama.
Espero que les haya gustado, es mi primer relato y quise contar directamente lo que pasó.
Espero comentarios y críticas.
XOXO.
L.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!