Mi primo y yo en los baños.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
(El siguiente relato es ficticio.
Representa las acciones de un personaje ficticio junto con otros personajes ficticios en una realidad alterna.
Nada de lo siguiente está basado en realidad.
Se recomienda discreción)
Me desperté temprano y me aliste.
El plan era acompañar a mi abuelo y a mi abuela a la nueva construcción junto con nuestro primo Guillermo de 12 años para ver la casa y pasar algo de tiempo en la alberca.
Me bañe, me rasure los testículos y la entre pierna junto con mi culo, y ya listo baje a desayunar rápido antes de volver a subir, lavarme los dientes y ya listo, esperar junto con cristina a que pasaran por nosotros, ya que mi padre estaba en el trabajo y mi madre había ido al gimnasio.
No tardaron en llegar.
Nos sentamos en los dos asientos vacios atrás del carro junto con nuestro primito y mi abuelo comenzó a conducir hacia el fraccionamiento, al cual nos tomarían unos veinte a treinta minutos llegar.
En el camino observamos la ciudad, algunas modificaciones que el ayuntamiento a estado haciendo últimamente en la vía publica, cosas de esa indole.
Vivir a las afueras de la zona urbana tiene la ventaja de despreocuparte de la ciudad cada de vez en cuando.
Especialmente con las vacaciones de la universidad, la verdad es que no había ido a la ciudad de día desde hace mucho tiempo, más que en la noche para salir a un club o bar.
Llegamos al fraccionamiento y esperamos una larga cola para entrar debido a la seguridad y que hay varias casas en construcción, lo que significa que muchas personas entran y salen, y pues eso significa que hay posibilidades de que puedan llevarse algo que no necesariamente les pertenezca.
Mi abuelo al presentarse enfrente del guardia de seguridad dio el nombre de mi padre, puesto a que a pesar de ser el uno de los arquitectos involucrados, mi padre era en realidad el propietario del nuevo lugar.
Nos dejaron pasar y mi abuelo condujo hasta estacionarse enfrente de la casa en construcción, en la cual se podían observar tres trabajadores dedicándose a la construcción de un muro del segundo piso.
Mientras que mi abuela se adelantaba con mi hermana y primo hacia la alberca, que estaba justo enfrente de la casa en construcción, mi abuelo me invito a mostrarme la casa por dentro.
Todavía visibles los ladrillos y el sementó de los muros, sin techo debido a que el segundo piso todavía está en proceso de construcción, subimos las escaleras, topando con los tres muchachos de la obra, a quienes saludamos, antes de que mi abuelo siguiera explicándome que habitación era cual, y como se vería al final de la construcción la casa.
Después de eso nos despedimos de los tres obreros antes de bajar y dirigirnos a la casa club.
Para quienes todavía no saben, la verdad es que los albañiles me dan mucho morbo a mí.
En una ocasión tuve un encuentro con uno, cuando yo era muy joven, capaz que tenía unos 10 años.
El venia a hacer unos arreglos a mi baño en lo que yo jugama en mi cuarto.
Yo ya conversaba con él.
Solo recuerdo que me contaba como había tenido que correr de la policía tras una pelea en un show de música.
Recuerdo la risa, suponiendo que había confianza.
Le caía bien, y el seguro fantaseaba con la idea de meterme la verga en la boca.
Fue en eso cuando entro a mi cuarto Magali, una chica que hacía de Mosa en mi casa durante un tiempo en ese entonces.
Ella era joven.
Yo creo que tendría unos 18 o 19 años cuando trabajaba en lo domestico.
No era una chica muy bonita de cara, era morena y de pelo negro y de baja estatura.
Algo de pancita, sin tener un cuerpo formado, pero dentro de su rango de peso.
Pero si había algo que caracterizaba a Magali, eran sus enormes tetas.
El trabajador (llamemoslo Pablo, no recuerdo su nombre la verdad), abría los ojos como platos al verla.
Ella, algo tímida, solamente dejo lo que venía a guardad y se retiro de mi cuarto.
Pablo inmediatamente me pregunto que quien era, que si me cuidaba, a lo que yo le conteste que sí.
Teniendo 10 años, la verdad no entendía todavía muchas cosas, como por qué a el le había impresionado tanto Magali.
Le pregunte que le gustaba de ella, y el no me quiso contestar.
Al cuestionarlo otra vez no dijo ninguna palabra.
Solamente puso sus dos manos enfrente sus manos de su pecho, como si cargara dos balones de futbol invisibles.
Obviamente supe que se refería a sus tetas.
“Si están grandes.
A mí también me gustan la verdad” le dije.
Un poco apenado, el siguió haciendo su trabajo.
En eso le puse indirectas, como por ejemplo, sobre chicas del porno que yo había visto, comentándole que yo tenía una que otra tía que también la tenia enormes.
No recuerdo muy bien como evoluciono la situación finalmente.
Solo sé que el siguiente recuerdo es yo bajándome los pantalones, dándome la vuelta para darle el culo.
El cauteloso miraba a la puerta aun abierta, mientras que con una mano me tocaba ambas nalgas, alternando su mirada entre la entrada a mi baño y mi culo.
“Que rico lo tienes” me comento él, dejando a un lado la brocha, limpiándose un poco la otra mano en su ropa de trabajo, antes de empezar a tocarme el culo con esa mano también.
Me lo masajeo un rato, yo la verdad pensando en que metería un dedo, pero no se atrevió.
Cuando me subí los pantalones, le pregunte que si yo podía pedirle algo a cambio, a lo que él pregunto que era.
“Te puedo tocar tu polla?” le pregunte.
El puso una cara de asombro y de risa al mismo tiempo.
Sera que era tan gracioso que un chiquillo de 10 años estuviera preguntándole eso? O más bien era el asombro de que había tenido mejor suerte de lo que esperaba.
Rápidamente se bajo el pantalón para revelar su polla, la verdad peluda y no de muy bien olor.
Se la comencé a masturbar en lo que el nerviosamente observaba la puerta.
Cuando la tenía bastante dura intente llevármela a la boca, pero en eso el me paro.
“Creo que ya fue suficiente” dijo él.
“Mejor regresa a tu cuarto a jugar antes de que nos descubran”.
Intenté dialogar con él pero no me lo permitió.
Creo que el miedo a ser descubierto con la polla dentro del nene de 10 años de la casa a la que fue contratado para trabajar fue más que las ganas de correrse.
Lo entiendo perfectamente la verdad.
Devuelta a la realidad, mi abuelo y yo llegamos a la casa club donde a la distancia pude observar a mi hermana cristina ya nadando con mi primo Guillermo.
Cristina tenía un gran cuerpo, causa de envidia en otras chicas, incluyendo amigas mías.
Sé que suena algo absurdo decir que no había notado lo buena que estaba si me la follo cada cuantos días en casa.
Tal vez fue el bikini, o la luz del sol en combinación.
La verdad es que su cuerpo de 15 años era fenomenal.
Lo que más resaltaba era su abdomen plano, el cual era la causa de mayor envidia.
Pero lo que es de esperarse como siempre, ella es la única que cree que no tiene un buen cuerpo.
Qué pena, ni siquiera por que tiene novio desde hace menos de un mes.
Ella con 15 y el con 18 años, la verdad no se qué le ve a mi hermana, aparte de un buen cuerpo para follar.
Pero que se yo, no lo puedo juzgar.
Mi abuelo me mostró el lugar, aun con ciertos detalles faltantes, como lo es el gimnasio comunitario sin pantallas de TV y con muy pocas maquinas para hacer ejercicio, de las que se espera tener más alguno de estos días próximos.
Me dio explicaciones de cómo quedara al final, la verdad pintando una imagen muy buena del lugar una vez que haya sido completado.
Mi abuelo y yo salimos al área de alberca y yo me quite la camiseta y los zapatos para saltar a nadar con mi hermana y primo.
Así estuvimos un rato, jugando con un lanza agua (no es una pistola de agua, la verdad no sé cómo nombrarlo) y uno de esos tubos de esponja para flotar.
Al poco tiempo, solo éramos mi primo Guillermo y yo en el agua, puesto a que cristina se puso al sol para broncearse a lado de mi abuela que tejía en uno de los camastros, y mi abuelo que leía un libro.
Mi primo y yo nos pusimos a platicar un poco, sobre cómo le va en la escuela.
Me contó como sus compañeros ya consumen alcohol y algunos hasta fuman cigarrillos.
A los 12 años! Qué pena la verdad.
Mientras hablaba no podía dejar de pensar en sus labios alrededor de mi polla.
La verdad es que desde que había llegado a visitar a mi familia desde la capital, no había tenido el gusto de follar con él.
Fue entonces cuando después de un momento de silencio el dijo “te quiero, primo”.
La verdad es que mi primo es algo tímido, debiéndose a que mi tío siempre le a tratado como si fuera un niño hiperactivo, no dejándolo hablar o actuar mucho de manera libre en público, y era algo común que él diga cosas para llenar los espacios de silencio en las conversaciones para quedar bien.
Aproveche la frase para acercarlo a mí, dándole un beso en el cachete.
Giro la cara para mirarme a los ojos.
Mi mano alrededor del un poco baja, la baje aun mas, antes de tocar sus nalgas.
Fue en eso cuando él me puso una mano sobre la polla por encima del traje, y supe que el también estaba caliente.
Me incline un poco para atrás, el sobándome la polla mientras que yo ya le agarraba el culo.
Me desabrocho el traje de baño y lo bajo un poco para que mi polla quedara libre, comenzando a masturbarla de manera disimulada.
“Quieres ir al baño?” le pregunté.
“Vale” dijo él.
Esperé un poco para que se bajara la erección antes de que nosotros saliéramos.
Nos acercamos a los camastros y tomamos cada quien nuestras toallas para secarnos un poco antes de dirigirnos a los baños.
“Vamos a ir al baño” dijo mi primo, dándose la vuelta y caminando hacia estos.
Yo note entonces una mirada picara en la cara de mi abuelo, el cual río junto conmigo, guiñándome un ojo, puesto a que él sabía exactamente que íbamos a hacer.
MI abuela no lo notó, y mi hermana esta con sus audífonos escuchando música, tampoco.
Alcance a mi primo en los baños, metiéndonos al cubículo grande, cerrando la puerta, no sin antes cerrar la puerta a los baños también, debido a que puedes escuchar todo afuera por el eco.
Puse el seguro y me di la vuelta.
Me acerque a mi primo y tomandolo de la mano me senté sobre la banca de mármol a lado del retrete.
Lo acerque a mi, besándole el pecho, chupándole ambas tetillas paradas por el frio, antes de darle la vuelta.
Le baje el traje de baño para besarle y lamerle las pompas, dándole a ella un mordisco.
“Hay que ser rápidos” dijo él, cosa que me prendió aun mas.
Me pare y me baje el traje, dejando salir mi polla semi erecta, la cual el tomo para masturbar antes de arrodillarse y metérsela a la boca.
Intentando controlar mis gemidos, le tome del pelo para controlar un poco el ritmo de la mamada.
Yo ya tengo 21, ya pasado tiempo desde que yo tenía su edad y yo era el que mamaba la polla de mi padre, mi tío o mi abuelo.
Disfrute así un ratito, sentándome poco después, mientras que el chupaba mi polla jugaba con mis huevos.
Le acarraba el culo por detrás, dándole una nalgada, pero evitándolo después por generar un sonido muy fuerte.
Calcule que me podía venir en unos cuatro minutos, pero le tomo cinco y un poco de mi ayuda.
Me pare y el con la boca abierta, comencé a masturbarme mientras que el glande aún estaba entre sus labios.
Al poco tiempo le avise que me iba correr.
Los chorros de leche inundaron su boca.
Se los tragó como buen muchacho que es.
Me limpió la verga y una vez algo arreglado, salimos de los baños.
“Lástima que no tienes el culo limpio.
Me lo habría follado” le dije al oído, causándole un poco de risa.
Yo solo sonreí, recordando cómo me gustaba que de niño me dijeran cosas buenas sobre como mamaba polla, o que les gustaba a los hombres mayores ni culo.
Para nuestra sorpresa, mi madre había llegado ya del gimnasio y saludaba a mis abuelos y abuela.
Solo pude respirar profundo, satisfecho, esperando que no me llamaran la atención si sospechaban de Guillermo y de mi por portarnos mal en público.
Que va, regresar a la casa para follar después todos no era mala idea.
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