Mi princesita hermosa!

Sus primeros pasitos, llenos de emoción.
MI PRINCESITA HERMOSA

¡Somos una familia muy normal!

Mi esposa trabaja 8 horas en el municipio y yo tengo en el fondo de mi casa un taller de carpintería donde reparo muebles y hago algunos por pedido.

Hace tres años que estamos casados y tenemos una nena que cumplió uno hace poco.

Es el tesoro de mis padres y de mis suegros.

Esto empezó el día que mi hija adorada que se llama Camila empezó a dar sus primeros pasos, era algo que nos emocionaba a todos por igual.

Verla trastabillar, pero riendo y empezando a caminar por toda la sala era algo emocionante.

A mi me daba cosquillas en la panza o algo así, supuse que era absolutamente normal, era un padre emocionado por una etapa de su hija, me producía una hermosa sensación,

Tanto que cada vez que podía, me arrodillaba y le extendía los brazos a la distancia y ella venia a abrazarme y despues de eso me volvía a alejar para que venga hacia mi otra vez.

Fue en uno de esos abrazos que recién me di cuenta que ese cosquilleo en el estómago, en realidad era más abajo, cada vez que la hacía caminar tenía una erección.

Me pareció algo super extraño, en realidad no quise asociar lo que le pasaba a mi pene con los pasitos de Camí…

Sin embargo, me di cuenta que esperaba con ansias que mi mujer se fuera al trabajo, para hacer que caminara hacia mí.

Hasta comprobé que, de tener la pija dormida, cuando la veía acercarse con los bracitos extendidos se me paraba al máximo y no entendía porqué.

Al mismo tiempo mi mente tenía pensamientos extraños…

Lo seguí haciendo y era como que cada vez me calentaba más y más.

Entonces sucedió que fue mas fuerte que yo y cuando estuvimos solos, la aleje bastante y la llamé, se reía divertida y vino casi corriendo, en el medio tropezó pero no se hizo daño, se paró y continuó caminando, yo sin darme cuenta habia sacado mi pija por la bragueta y cuando llegó hasta donde estaba se detuvo, observo “esa cosa extraña” con carita de curiosidad, yo estaba de rodillas extendiendo mis brazos y esperándola…Se acercó lentamente, ya no tenia los bracitos extendidos, estiraba una de sus manos hacia mi miembro, hasta que llegó y lo pudo tocar, lanzó una risita y dijo en su media lengua  “¿Papá?”

Mi cuerpo temblaba, me quede inmóvil, ella se acercó más y tomo mi pija con las dos manos.

En ese momento reaccioné, me guardé rápidamente la pija y la abracé, ¡me sentía re mal!

Igual frote su cuerpo contra mi pantalón, no podía lograr que se me vaya la erección.

Dejé de jugar por ese día, mi mente trabajaba a mil por hora.

Pero al día siguiente ni bien vi alejar a mi mujer en su auto, corrí al dormitorio de Camí que aun dormía, la desperté y le dije “Vamos a jugar con papito”, ella se desperezo y me sonrió.

Otra vez la deje a distancia y mientras caminaba hacia mí, saque mi pija que estaba como si hubiera tomado viagra, me estire incluso un poco para atrás, así que lo primero que ella tocara seria “eso”.

Hubiera jurado que ella estaba lo estaba esperando, porque directamente la tomó con sus dos manitos, mientras la sostenía yo me balanceaba de atrás para adelante.

La miré a los ojos, tome sus manitos y la hice que las moviera como haciéndome una paja.

Cerré los ojos y sentí uno de mis mejores orgasmos, la escuchaba reír a carcajadas, cuando miré, ella tenia pelo y cara embadurnadas de esperma, le chorreaba por la frente, por las mejillas, por la barbilla, al parecer lo había encontrado muy divertido porque no paraba de reír.

Me urgió limpiarla, manotee un trapo del taller. Increíblemente la beba estaba pasando su lengüita por sus labios, (donde habia bastante esperma) y metía la lengua en su boca…y tragaba.

Me guardé la pija con dificultad, porque ya la tenia parada de nuevo. Fuimos al baño y le lavé bien el pelo y la carita.

No podía casi trabajar, el recuerdo de su lengua cargada de semen entrando en su boca era algo que volvía y volvía a recordar.

Tan así, que esa tarde mi mujer le hizo la practica de su pequeña caminata y estaba al palo otra vez.

La nena caminó hasta unos metros cerca de su mama que la esperaba de rodillas, yo estaba observando parado a un costado. Cami se detuvo y giro y simplemente vino hacia mí.

Nos reímos todos, pero yo sabía por qué lo habia hecho.

Al otro día mi nueva mente retorcida ya tenía planes.

Prepare la misma situación de siempre, esta vez antes de arrodillarme me baje los pantalones y el calzoncillo y la esperé, ella tenia apuro por llegar, sus ojos estaban fijos en mi pija y sus manos extendidas apuntaban a ese lugar, me la agarró y solita empezó a hacerme una torpe paja, me encantaba porque le divertía, se reía con una risita contagiosa.

Con suavidad arrimé su cabecita y le puse su boquita que abarcara mi uretra, no puso resistencia, traté que abriera un poco su boca, pero la abría y la cerraba.

Me vine con muchas ganas, recien ahí presione para que mi pija entrara un poquito en su boquita, creo que entendió porque la abrió solita y acabé en varios chorros de esperma, solo el ultimo cayó en su barbilla, todos los demás, dentro de su boca.

La miré temeroso de como podría reaccionar, ella literalmente estaba masticando, su expresión cambiaba de curiosidad, un poco de asco, pero no paraba de reír…me pareció que iba tragando poco a poco, le puse mis dos manos debajo de la barbilla y le dije que escupa, fue increíble, me miró, siguió masticando y tragando y me dijo que no. No quería escupir mi semen, se lo terminó tragando todo, volvió a tomarme la pija con sus manitos y comenzó a moverlas de nuevo, ¡sin lugar a dudas quería más!

Me dio tanta ternura que la apreté contra mi cuerpo en un abrazo muy paternal, aunque sin querer manché su vestidito con semen residual que tenía en mi verga.

Lo hice muchas veces más, lo hicimos, Cami ya caminaba normalmente pero igual tomábamos las mismas poses de cuando estaba aprendiendo, ya me pajeaba con sabiduría y se metía toda la cabeza de mi pija dentro de la boca, ya no masticaba mi semen ni ponía caras, solo los saboreaba un rato y tragaba de a sorbos cerrando sus ojitos en señal de placer.

Así hasta sus 3 años donde las cosas cambiaron “un poquito”

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