Mi Profesor
18.- El Nuevo Departamento .
En la universidad estaba todo bien, mis notas se mantenían altas, para eso estudiaba bastante, a pesar de Alicia.
Creo que ya expliqué eso, un departamento chico, porque sólo el living del de Carlos tenía el mismo tamaño.
Entonces hay mucho movimiento y conversaciones, lo que hace imposible concentrarse. Por lo que estudiaba en la cama. Alicia me veía acostada y se acostaba a mi lado a hacerme cariño y darme besitos y mas encima me susurra al oído un » te amo «.
Mi problema era mi vida, no mis estudios.
Entre Alicia, Carlos y Jorge tenía mi vida patas arriba, literalmente hablando y desnuda .
» En qué momento me volví tan puta si yo no era así » ? Me preguntaba.
El fin de semana siguiente, me fui al departamento de Jorge porque me tocaba a mi ahora.
Tenia pensado decirle si podía irme a vivir con él. Así mismo, cara dura, porque ya no podía seguir con Alicia.
El viernes después de clases me fui al departamento de mi profesor, si no estaba no importaba, me había dado una copia de la chapa.
Nos encontramos a la entrada al edificio.
En el departamento nos desnudamos camino a la habitación. Habían pasado quince días sin tocarnos.
El domingo en la tarde, le dije que quería cambiarme del departamento y que andaba buscando arriendo.
No me atreví a decirle directamente que quería ir a vivir con él, pero la dejé ahí.
Él lo entendió, me dijo que estaría encantado pero qué iba a pasar con sus hijos cuando vinieran la próxima semana.
– No te preocupes ahí nos las arreglaremos para dormir, total son dos noches al mes. Tratando de bajarle el perfil.
Me dijo que tendría una reunión con sus hijos y lo conversaría con ellos.
A la semana siguiente me llamó Carlos preguntándome si iba a ir. Le dije que no podía porque tenía mucho que estudiar.
La verdad era que no quería ir para no terminar desnuda en su cama.
Insistió, me dijo que podía estudiar en la oficina o estudio en que tenía transformado el otro dormitorio.
Tenia toda la razón, en ese estudio, con ese escritorio y esa tranquilidad seria imposible no estudiar.
Pero el pensar que podría llevarme a su cama me ponía inquieta.
Finalmente acepté, y me quedé pensando en que pasaría se me voy al departamento de Carlos.
Ya dije que era un departamento soñado, además había contratado una señora que le hacía aseo al departamento todas las mañanas después de que él se iba.
Me pasó a buscar en su auto a la universidad el viernes por la tarde.
Ésa noche, después de cenar conversamos de su hija y de mí.
Le dije lo mismo que a Jorge lo del cambio de departamento.
Quedó encantado, me dijo que me daba una copia ya mismo y no sólo éso, las llaves del auto de su hija que estaba estacionado en el subterráneo llenándose de polvo.
– No, no sé manejar – le dije.
– No tienes licencia? –
– Si, si tengo, pero nunca he manejado aquí en la capital –
– No te preocupes por eso, el GPS te lleva a donde quieras –
– No sé, me da miedo –
Llegó la hora de ir a la cama, le dije que no me acostaría con él.
No puso ningún problema, fuimos a la pieza de su hija, sacó del clóset otro plumón y lo extendió sobre la cama.
– Para que no pases frío dijo – cuando la temperatura ambiente del departamento no bajaba de los 22 grados sin importar el frío de afuera.
Pero lo acepté ya que iba a dormir sola.
No dimos las buenas noches con un beso. Con un beso beso que elevó mi temperatura interna.
Me desnudé y busqué algo para dormir en el closet.
Un baby doll negro transparente muy provocativo.
Me puse una polera y listo.
Al poco rato tuve que sacar el plumón adicional. Al rato tiré el otro hacia los pies.
Me daba vueltas y no podía dormir, echaba de menos a Alicia.
Me levanté y fui a la pieza de Carlos.
Estaba viendo televisión.
– No puedo dormir – le dije parada al lado de la cama.
– Yo tampoco – dijo abriendo la cama e invitándome a acostarme al lado de él con unos golpecitos con la palma de la mano en la cama.
– Prométeme que no me vas a hacer nada – le dije. Sonó ridículo, lo sé, el estaba completamente desnudo y yo de la cintura para abajo.
– Te lo prometo, nada que tu no quieras –
Me acosté a su lado, puse una almohada en mi cabeza para ver televisión.
Pero comencé a quedarme dormida.
Había sido un día largo, muchas clases y mucho que estudiar.
Saqué la almohada y la tiré al piso y le dije que iba a dormir.
– Abrázame pero no me hagas nada – dije dándole la espalda y tomando posición fetal.
Me abrazó, sentí sus genitales en mis nalgas, un cosquilleo recorrió mi cuerpo, se pegó contra mí y me acomodé en su pene, suave, firme, calentito, unas cosquillas me indicaron que su glande estaba a las puertas de mi ano.
Y si me penetra qué hago, me hago la dormida o la ofendida. No me molestaba su pene, todo lo contrario.
Un calorcito recorrió mi cuerpo, un sopor relajó mis músculos y una niebla empañó mi conciente. Ahora mi subconciente tomaba el mando.
Desperté con un pene a la entrada de mi vagina pidiendo entrar. Me llamó la atención que no haya estado dentro ya.
Jorge o mi hermano ya lo hubieran hecho.
Se sentía agradable, abrí un ojo, era la pieza de Carlos, estaba en su cama con su pene entre mis piernas.
– Hola cariño, cómo estás – dijo dándome un beso en la mejilla.
Ése movimiento hizo presión contra mí vulva mojada.
Pensé que era su semen el que me tenía así.
Sin mirarlo, porque tenía vergüenza le pregunté.
– Me cogiste anoche? –
– No, yo cumplo mis promesas –
Y porqué estoy tan mojada? Me pregunté.
– Además cuando mi hija dormía conmigo y no quería nada, no le hacía nada, ella tomaba la iniciativa y me cogía a mi.
Me dió risa, me di vuelta, le di un beso y las gracias.
– Tengo que ir al baño – levantando la ropa y saliendo de la cama.
– Qué miras – le pregunté mientras caminaba al baño.
– Eres tan hermosa – lo escuché decir entrando al baño.
Volví del baño y me acosté a su lado. Puse mi cara en su pecho y lo abracé.
– De veras no me cogistes anoche? –
– No, prefiero que estés conciente y no dormida –
– Pero la vez pasada me cogiste mientras dormía… –
– No, estabas despierta, incluso me lo perdiste después de chupármelo –
– Te lo chupé? – dije levantando la ropa y mirando su erección.
Bueno, en esas condiciones a cualquiera le dan ganas de chparselo.
– Tu hija, te lo chupa rico? – le pregunté sintiendo un cosquilleo en todo mi cuerpo tras la pregunta.
– Si, ella lo disfrutaba y yo también –
– Podíamos ver una película completa y ella chupándolo, y si tenía una eyaculación se lo tomaba todo y después seguía chupando.
No puedo evitar tomárselo. Sentirlo en mi mano, mirar lo bien que se veía, la gota cristalina del preseminal que asomaba entre los labios rosados del glande.
Pasé la lengua para ver cómo sabía, después lo metí a mi boca y lo chupé imaginando como lo haría su hija.
No pude esperan tanto, antes de 10 minutos ya estaba montada arriba y cabalgando lentamente.
Pasamos todo el sábado en la cama, nos levantábamos al baño o a comer, siempre desnudos.
– Me hubiera gustado ser tu hija – le dije en un momento.
– A mí también – dijo
– Qué se siente coger con la hija? –
– No cogiste nunca con tu padre? – me preguntó.
– No, no podría, pero no te voy a negar que más de una vez lo pensé –
– Lo pensaste o te hubiera gustado hacerlo con él? –
– No sé si me hubiera gustado, yo era chica –
– Qué edad tenías? –
– Como 11 o 12 años –
– La edad de mi hija, ella le gustó y desde ese día comenzó a dormir conmigo –
– Te la cogias todas las noches ? –
– Si, aunque diría que ella me cogía a mí y no sólo en las noches, también de día, era insaciable –
– Y qué pasó después? –
– No lo sé, nunca tuve otra mujer, era celosa, cuando salíamos andaba preocupada de que no mirara a ninguna otra mujer –
– Para éso me tienes a mí, soy tu hija y tengo más derechos sobre ti que cualquier mujer –
– Cuando hacían el amor, la llamabas por su nombre o le decías hija? –
– Le gustaba que le dijera hija, ella me decía papi –
Algo pasó, un día me dijo que estábamos en incesto, que los papas no se cogían a las hijas.
– » Te gusta culiarte a tu hija papi? » me dijo un día que hacíamos el amor. Ella tenía como 16 años, alguien le habló sobre el incesto, yo me sentí culpable por éso –
En mi cama, en el departamento, pensaba en todo lo que había pasado ese fin de semana con Carlos.
Yo también cometí incesto con mi hermano, no voy a decir que no lo sabía, sólo que no me importaba.
Ahora pensando en Carlos y su hija, qué posibilidad había que algo así no pasara.
Si yo hubiera vivido sola con mi papá, habría tenido sexo con él?
Es que son cosas diferentes, no se pueden comparar.
Ellos tienen que tener una conversación seria, no en la cama, y decidir qué van a hacer.
Por otro lado, si me fuera a vivir con Carlos, que pasaría con Jorge?
No puedo estar viviendo y cogiendo con Carlos y un fin de semana cogiendo con mi profesor.
El fin de semana le tocaba a mi profesor coger conmigo, sé que suena mal, pero así son las cosas.
Qué le habrán dicho sus hijos? Si ellos dicen que no, sigo viviendo aquí con Alicia o me voy definitivamente a vivir con Carlos.
Qué terrible, en lo que se había convertido mi vida.
– En qué piensa tanto mi amor? – me dijo Alicia haciéndome cariño.
Le sonreí la besé apasionadamente, hacer el amor con Alicia era algo especial.
En la semana tengo sexo con una mujer y el fin de semana con un hombre, con dos, que curioso. Además tengo más sexo el fin de semana que toda la semana con Alicia, el doble y más.
Si saco la cuenta de los orgasmos del fin de semana comparados con la semana, no hay comparación.
En la semana serán como mucho 6 o 7.
El fin de semana mínimo 30.
Ahora a ver qué dicen los hijos de mi profesor.
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