Mi Profesor
19,- Reunión Familiar .
El viernes por la noche, acostados en la cama viendo televisión, después de mucho sexo y una rica ducha.
No había preguntado nada respecto a ir a vivir con él y si había hablado con los hijos.
Había decidido que si no era posible ir a vivir con mi profesor, iba a buscar otra alternativa, pero el departamento de Carlos estaba descartado, con el dolor de mi corazón, porque ya había aprendido a quererlo.
Me había contado una amiga de la U, que ella había arrendado una pieza en una casa de familia.
No sé, vivir con una familia…
El sábado desperté con algo duro en mi entrepierna, abrí los ojos y estaba en el departamento de Jorge, mi profesor.
– Hola amor? – le dije girando mi cabeza para mirarlo.
– Bien y tú? – dándome un beso y haciendo presión.
Me encantaba que me cogiera así en la mañana, era como un regaloneo.
Me apreté contra él hasta quedar encajada en su pelvis, lo sentía profundamente dentro mío.
– Hablé con mis hijos – me dijo después del desayuno en la cama.
Me sorprendió porque pensé que no se había atrevido a conversar con ellos, como no me había dicho nada.
Levanté mi cabeza que tenía apoyada en su hombro mientras recorría su cuerpo con mis dedos.
– Ya y qué dijeron? –
– Les conté de ti y de nuestra relación –
– Y cuál es nuestra relación? – le pregunté mirándolo a los ojos.
– Qué somos? Me gustaría saberlo –
– Cómo que » qué somos » ? –
– Si, me gustaría saberlo, pololos, novios, amantes, amigos con ventaja, qué? –
Me miró sorprendido, creo que nunca lo pensó, bueno yo tampoco y no me importaba. Pero quería saber cómo se había referido a mi con sus hijos.
– No les dije nada –
– Quieres decir que no soy nada para ti ? – no sé porqué pero estaba molesta.
– No me preguntaron, perdóname –
– Bueno, está bien –
Se levantó de la cama y me pidió que me sentara al borde de la misma.
– ¿ Quieres ser mi novia? – dijo arrodillandose.
Me pilló de sorpresa, nunca me imaginé algo así, no lo esperaba.
– Me estas pidiendo matrimonio ? – le dije
– Por favor, cásate conmigo – tomándome de las manos.
No podía salir de mi asombro.
– Por favor, no puedo vivir sin ti! –
Salté encima de él y rodamos por la alfombra.
– Si, si si…acepto –
Me iba a casar…
No era que mi fin fuera casarme, no estaba en mis planes.
Pero casarme con él era otra cosa. Daría mi vida por él, como no me voy a casar con él?
Hicimos el amor con más ganas que nunca.
Después de la ducha fuimos a la cocina, sacó una copa del estante y una botella de champán del refrigerador.
La destapó con estruendo y llenó las copas.
– Por mi futura esposa – dijo levantándo la copa.
– Por mi futuro esposo – dije haciendo otro brindis.
Terminamos la botella muertos de la risa.
– Estas hablando en serio? –
– Me tomó en brazos, me llevó a la cama e hicimos el amor hasta que nos quedamos dormidos.
Despertamos tarde y con hambre, no habíamos almorzado.
– Quieres que salgamos a comer algo o pedimos una pizza? –
– Una pizza, no quiero salir a ninguna parte – pidió la pizza y trajo un par de cervezas heladas.
El champán me había dado sed así que me vino bien la cerveza.
– Cómo se lo vamos a decir? –
– Les dije que te iba a invitar a cenar con nosotros el próximo sábado, cuando ellos estén aquí –
– Tengo que contarte algo – le dije a Alicia el domingo en la noche cuando llegué al departamento.
– Ya, cuenta, cuenta –
– No, cuando estemos acostadas –
Nuestras cosas privadas la conversábamos en la cama, era nuestro rincón privado.
Pero como nunca cerramos con pestillo la puerta, no falta el que entra sin golpear.
Ya nos había pasado cuando desnudas estábamos teniendo sexo.
– Perdonen, no sabía que estaban ocupadas – decían saliendo y cerrando la puerta.
– Vienen sólo a mirar – me decía Alicia.
Alicia no lo podía creer.
– No lo puedo creer, vienes recién llegando y te vas a casar? –
– No ahora, tonta, no hemos hablado de fechas, ni yo me la creo. Por lo pronto me va a presentar oficialmente a sus hijos, qué nervios –
– Si, te entiendo amiga, me alegro por ti –
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