Mi Profesor
21.- Pregnosticon.
El domingo no salí en todo el día. A pesar de ser un día soleado, hacia frío.
Alicia me preguntó cómo me había ido en la cena, le conté todo, casi todo.
Esa semana en la U casi no vi a mi profesor, quería saber qué habían dicho sus hijos de mi.
El viernes me fui de la U al departamento de mi profesor.
Saludé al entrar, salí del ascensor llave en mano, abrí la puerta y él ya estaba allí.
No abrazamos, nos besamos y obviamente, lo primero está primero, hicimos el amor.
Después, en el » entretiempo » le pregunté.
– Mira – dijo seriamente – ya les había hablado de ti, incluso le mostré una foto donde estamos juntos, así que por lo menos algo te conocían –
– Sabes qué dijo cuando vió tu foto? –
– Que? – me tenía en ascuas.
– » Es linda ella, me gusta «, mi hijo dijo que también le gustabas y que querían conocerte –
– Lo que me sorprendió fue el cariño con el que te recibieron –
– Ah, sí, yo vi a la Jenny cuando abrió la puerta y sentí como que ya la conocía, por eso la abracé y besé con todas mis ganas –
– Si, me di cuenta de eso –
– Y con Koke me pasó lo mismo, además de que me acordé de mi hermano chico al que adoro y lo adoré a él –
– Y para qué te voy a decir cómo te amo a ti, o es necesario? –
– Es necesario – sonriendo
Lo besé, me besó, lo amé, me amó hasta quedar agotados.
– Tienes hambre? –
– Mucha –
– Pues vamos a comer –
– Sabes, me dijeron que les gustaría que vinieras cuando ellos están, el fin de semana –
– Si, a mi también me gustaría, pero es el fin de semana de ellos –
– Pero te vienes el sábado en la mañana y pasamos todo el día juntos, a mi también me gustaría –
– Bueno, falta una semana para éso, lo voy a pensar –
Como hacían dos semanas que no hacíamos el amor, lo hicimos una vez más.
Me gusta como lo hace, es muy controlado, me da todo de él sin desesperación y cada vez puede durar una hora con varios orgasmos míos.
Acabo agotada, débil, me lleva al baño tipo coala, me lava me seca y me lleva a la cama.
– Quieres más? – me pregunta con caricias y suaves besos.
– Si, quiero más! – quien se puede resistir así.
Desperté en la mañana sintiendo su erección entre mis nalgas. Tomé su mano y la puse en uno de mis senos.
– Hola amor – me dijo con un beso en la mejilla.
– Hola – girando mi cara y besándonos en la boca.
– Que rico despertar así – dije acomodando mi trasero contra su miembro. El empujó suavemente y me fue llenando mi vagina.
Fue tan delicioso que solté un quejido de felicidad.
Después de la ducha tomamos desayuno y me dijo que fuéramos a comprar y podíamos almorzar afuera.
Me pareció estupendo, así que le dije que me iba a vestir ( estaba desnuda ) y a hacer la cama.
– Yo limpio la cocina y me voy a vestir también –
Terminé de hacer la cama, estoy recogiendo un cojín cuando siento un mareo, caigo de rodillas en la alfombra y me afirmé del cojín.
Él, que venía entrando me levantó y me sentó en la cama.
– Estas bien? Que tienes? Cómo te sientes? –
– No sé qué me pasó, me siento bien –
– Acuéstate un ratito –
Me ayudó a acostarme, se sentó a mi lado y me hizo cariño en mi muslo.
– No sigas o te atiendes a las consecuencias – le dije sonriendo.
– Es que eres tan hermosa, que me cuesta resistirme – pasando sus dedos por mis labios de la vulva.
– En serio ? – le dije
Yo estaba de espaldas con las piernas semi abiertas, los brazos a mis costados ligeramente separados de mi cuerpo y las palmas sobre la cama.
Es la posición que siempre tomo cuando quiero liberar estrés, concentrarme, descansar, relajar todo mi cuerpo y cómo en este caso, hacer un escaneo mental a mi cuerpo cuando noto algo extraño.
– Quién te enseñó a hacer eso, lo que estás haciendo ahora? –
– No sé a qué te refieres –
– No sabias que éso que haces en la posición básica del Yoga para entrar en trance? –
– Yoga? Qué es el Yoga –
– Es una práctica muy antigua que conecta el cuerpo, la respiración y la mente, en un proceso de meditación para la salud y bienestar del cuerpo –
– No, no lo sabía. Cuando estudiaba y me cansaba o no entendía un problema, me acostaba en la cama, así como ahora, respiraba profundamente y me relajaba. Aveces me quedaba dormida –
– Así, desnuda? –
– Si, generalmente, en alguna parte leí que estando desnuda sobre la cama, el cuerpo recibe energía cósmica. No sé si será verdad, pero nada se pierde y hay mucho que ganar –
– Bueno, descansa un ratito mientras me visto –
Sentí unas caricias que me despertaron.
– Dormías profundamente –
– Ah, sí? No sé. Cuánto rato dormí? –
– Algo así como 10 minutos –
– Ah, está bien, es lo que duermo generalmente para recuperarme –
– Despiertas sola ? –
– Si, como que me programo, digo » voy a dormir 10 minutos » y 10 minutos después despierto totalmente despejada.
– Sabes? Yo también hago lo mismo, puedo programar los minutos para dormir –
– Genial, ya somos dos – le dije.
-Ahora ayúdame a vestir –
– Pero te sientes bien, puedo ir sólo a comprar mientras descansas –
– Estoy bien, quiero ir contigo, además de que con el chequeo mental que me hice no encontré nada –
– Pero sabes que siento? Algo así como cuando el día anterior al resfrío te sientes rara y piensas » me voy a resfriar » . Eso me pasó hace como dos semanas, también algunos mareos débiles que pueden ser por la baja presión arterial que tengo –
– Bien, vamos – me tomó de la mano, siempre lo hace, como si fuera una niña que no puede andar sola. Pero me gusta que lo haga, y que entre cruce sus dedos con los míos, me da seguridad.
Aveces lo miro de reojo y pienso » cuánto lo amo » .
Hicimos las compras en el supermercado y pasamos a comprar a una farmacia.
– Qué compraste? –
– Unas tabletas para el dolor de cabeza –
Llegamos al departamento, sacó las cosas que compró y me pasó una cajita.
– Sigue las instrucciones – dijo mientras guardaba las cosas que había comprado.
Las instrucciones decían que tenía que orinar sobre la barrita.
Me senté a orinar aunque no tenía muchas.
» Pregnosticon » decía la caja, era para diagnosticar un embarazo.
No, no puede ser, si la barrita cambiaba de color, estaba embarazada. Pero si yo llevo meses tomando pastillas anticonceptivas.
De todas maneras puse la barrita entre mis piernas y oriné.
Saqué la barrita y estaba igual, ya sabía que no era eso, pero está bien para descartar.
¡Qué! La barrita estaba cambiando de color. Cómo?
– Cómo te fue? – me preguntó.
Le entregué la barrita, puse mis manos en la cara, apoyé los codos en las rodillas y me quedé pensando.
– Esta bien, no te preocupes, puede haber un error –
Se arrodilló entre mis piernas y me abrazó.
– Qué voy a hacer ahora? Qué le voy a decir a mi mamá? – dije casi llorando.
Desapareció la mujer segura de si misma y apareció la niña que llevaba en mí.
Me levantó en sus brazos, crucé mis piernas por su espalda y me llevó a la cama.
– Mi niña, no te preocupes, todo va a estar bien –
Me depósito en la cama y se acostó a mi lado. Me metí entre sus brazos buscando refugio.
– Te amo, aquí estoy – decía mientras me hacía cariño como si fuera una niña, su niña.
– Qué voy a decir en mi casa, que va a decir mi papá, los defraudé a todos – pensaba en voz alta.
– Tranquila, míralo de esta manera, somos novios, nos vamos a casar y vas a tener un hijo mío –
En realidad eso no lo había pensado, se me había olvidado.
– Es que todas las chicas que vienen a estudiar a la capital, para tener un título, vuelven embarazadas y sin título –
– Yo dije que éso a mí no me iba a pasar y aquí estoy, embarazada y ni siquiera termino el primer año – sentía mi voz rara y mi garganta apretada.
Terminó de desnudarme y me acostó, como si fuera una niña.
– Qué quieres que te traiga? –
– Bebida? – pregunté.
Me besó suavemente en los labios y se fue.
Volvió con la bebida, me senté en la cama y casi me la tomé toda.
Dejé el vaso en el velador y le dejé un lado para que se acostara ahora que estaba totalmente desnudo.
Nos abrazamos y nos besamos.
– Hazme el amor – le dije despacito.
– Mi niña. Te amo – mientras comenzaba a penetrarme lentamente.
– Soy tu niña? – le pregunté.
– Mi hermosa niña –
No sé si fue por lo sentimental que me sentía porque fue la relación amorosa más dulce y más larga.
Estuvimos horas así, unidos, nuestros cuerpos pegados, no quería separarme de él.
En la semana fui al médico el que confirmó mi embarazo.
No le había dicho nada a Alicia hasta no estar segura.
Esa noche se lo dije.
– Mi niña linda – me dijo abrazándome y besándome.
– Parezco una niña? – le pregunté.
– Eres una niña hermosa! –
Hablamos por horas, nos acariciamos por horas e hicimos el amor por horas.
Hasta me desahogué llorando.
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