MI RICA Y CALIENTE SOBRINITA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo pasó por mi mente, menos que en esos dos días que pasé con mi familia, iba a saborear los juguitos calientes de la chochita de mi rica sobrinita de 12 años.
Esto ocurrió hace unos cinco años. En ese entonces tenía yo 42 años y había ido con mi mujer y mi hijo de 1 añito a visitar a mis padres que viven en un municipio alejado de la ciudad capital en donde resido actualmente. Era una fecha especial, y por tal razón, la mayoría de mis hermanos nos habíamos hecho presentes en la casa de mis padres, ya de avanzada edad. Aunque la casa es amplia, la cantidad de personas que nos quedamos en la casa fue grande y por tal razón, dispusieron que mi mujer, mi bebé y yo, compartiéramos un cuarto donde también dormiría mi hermano mayor con mi cuñada y sus dos niñas, de 5 y 12 años.
Mi sobrinita Kelly, (nombre cambiado, por conveniencia) que a sus doce años tenía un cuerpo delgado, ya se le notaban sus redondeces, de nalguitas paraditas, unos pechitos puntiagudos y crecientes, en su shorsito se le marcaba muy bien su panochita y cuando se colocaba una prenda ajustada, se le notaba la raja de su pequeña vulva. De piel trigueña, cabello liso y pómulos prominentes, ella es una delicia a las miradas; hoy, a sus 17 años, arranca suspiros por donde pasa. En ese entonces, era muy apegada a mi, me buscaba para que la mimara, la abrazara y la acompañara, puesto que era un poco tímida y compartía muy poco con mis otros sobrinos y sobrinas. Sucedió que ese día muy temprano fuimos toda la familia de paseo al campo; allí compartimos almuerzo y disfrutamos de otros juegos, sin que se presentara nada relevante que contar.
Llegando del paseo, en horas de la tarde, ya oscureciendo, nos dispusimos todos a bañarnos en las tres duchas repartidas estratégicamente en la casa de mis padres. Me duche y salí del baño, cuando mi sobrinita Kelly estaba esperando su turno. Salí, le di un abrazo y le besé la mejilla sin evitar rozar nuestros labios de forma accidental; esto me inquietó un poco, seguí en mis tareas, pero me puse a pensar que tal vez ella también se había inquietado.
Como el cuarto se prestaba para distribuir las camas, en medio de dos camas existentes, tendimos un colchón para que allí durmieran mis dos sobrinas; Kelly quedó durmiendo muy cerca de la cabecera de mi cama en el lado donde yo dormía. Mi hermano, dormía en la cama posterior en el extremo opuesto. Esto me empezó a calentar y a maquinar la idea de acariciar a mi rica sobrinita,
No me dormí porque mis pensamientos a mil, no me permitían hacerlo. Después de unos dos horas después de que todos nos acostáramos, yo aun estaba despierto. Miré a mi rica sobrinita dormida en dirección mía, con los labios carnosos entreabiertos, con su cara de angelito. Sin pensarlo más, empecé a acariciar sus labios con mis dedos, a acariciar su cabello y su linda carita. Me arriesgué y saque mi cuerpo de mi cama, apoyándome en el colchón y empecé a besar su boquita muy suavemente, después de forma más atrevida, y empecé a meter mi lengua en esa ricura. Noté que ella seguía dormida, pero de un momento a otro, empezó a corresponder a mi beso, me regaló sus labios y me dio su lengua. No se cuánto tiempo duró el beso, sólo se que fue como un sueño. Luego repetí mi beso, pero empecé a bajar mi mano por su cuerpo, acariciando sus nacientes y puntiagudos pechitos, con unos pezones marrones hermosos. Entonces bajé mi boca y seguí acariciándolos con mis labios, chupándolos y acariciándolos con la punta de mi lengua; ella suspiraba, pero yo le hacía señas que guardara silencio, que nos podían sorprender.
De vez en cuando levantaba mis ojos, para mirar en la semioscuridad que todo estuviera en orden y evitar sorpresas. cuando bajé mi mano a acariciar su rica chochita, la encontré sumamente caliente, mojada a mas no poder y su cadera se arqueó hacía mi mano, pidiendo más caricias. Chupé mis dedos con su líquidos calienticos, con un sabor saladito y delicioso y ella miraba extasiada, pidiendo continuar las caricias. Entonces, decidido, bajé de mi cama con el mayor sigilo posible y me metí debajo de sus cobijas, entre sus piernitas, y quitándole su calzoncito, empecé a saborear con mis labios esa fuente de placer tan deliciosa. Esto era un sueño; ni yo mismo me lo creía. No sé cuantos orgasmos tuvo, pero si sé que lo disfruto como nunca. Cuando empecé a medir el peligro de que nos sorprendieran, salí del cuarto en el mayor silencio posible. Todos dormían en la misma posición, a pesar de que mi hermano había tosido unas dos o tres veces mientras yo estaba con mi boca entre la vulva caliente, mojada y deliciosa de mi caliente sobrinita.
Fui al baño y me masturbé como nunca. ¡Qué rica experiencia! Al día siguiente, mi sobrina seguía melosa conmigo, pero no hubo mención alguna a lo sucedido la noche anterior. Recuerdo que ese día me regresaba yo a mi ciudad, entonces mi hermano, que aún se quedaba otros días más en casa de mi padres, me pidió el favor de traer a mi sobrina, quien vivía también en esta ciudad y debía regresar pronto a donde su madre (que por cierto no era la misma de mi sobrina de 5 años). No saben el gozo que sentí con ese anuncio, el cual acepté sin pensarlo dos veces, aunque a disgusto de mi mujer (por cierto muy joven, de 22 años) quien empezaba a ver con malicia las caricias que yo le daba a mi sobrina.
Todo este relato es verídico; quedan aún dos o tres partes muy calientes de este relato, con finales muy mojados, que publicaré más adelante, de acuerdo a la aceptación y calificación por parte de ustedes…
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