MI RICA Y CALIENTE SOBRINITA (2ª PARTE)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por AquilesPinto.
Luego de haber pasado por esta primera lujuriosa y morbosa historia de lengua, besos, caricias y masturbaciones con ella, les cuento que al cabo de dos días me regresaba a mi ciudad en compañía de mi mujer, mi hijo y mi sobrina. Íbamos en el carro, era de noche, entonces mi mujer decide irse atrás con mi hijo, permitiendo que mi sobrina se fuera conmigo, acompañándome en el asiento del pasajero.
Era ya tarde y jugaba con la manito de mi sobrina, la acariciaba disimuladamente y miraba sus lindas piernas, trigueñitas y con unos vellos incipientes que invitaban a acariciar; llevaba una minifalda, lo que la hacía más provocativa. Entonces mi mujer decide recostarse a dormir en el asiento trasero del auto, situación que aproveché para empezar a acariciar con mis dedos la rica rajita de mi nena; estaba muy mojada y caliente. Mientras conducía, metía mis dedos entre esa delicia de coñito y luego los chupaba para no desperdiciar sus ricos juguitos saladitos y calientes. Ya no aguantaba más: ella se recostaba en su asiento y cerraba sus ojos, mordiendo sus labios y haciéndome excitar cada vez más, mientras yo la acariciaba y satisfacía mi curiosidad de ver cu capullito depiladito y hermoso.
Ya no aguante más y busqué un hotel a la orilla de la carretera; mi mujer se levanta, despertándose y me pregunta para qué me detuve. Le dije que el sueño me vencía, que estaba cansado y que era mejor dormir para evitar riesgos. Alquilamos dos habitaciones del hospedaje que encontramos en donde pasaríamos la noche. Mi mujer tiene un sueño bastante pesado y, luego de que se duerme, es difícil que algo la despierte. Eso lo aproveché para dejarla dormida, asegurándome de que se encontraba cómoda, para llegar hasta la habitación donde estaba mi rica y caliente sobrinita, que por cierto había dejado la puerta abierta, según mis indicaciones. Me esperaba despierta con una pijamita muy sutil, me introduje a su cama y la desvestí totalmente, disfrutando de lo que veía: un cuerpo delgado y delicado, cubierto de tenues vellos por sus piernitas y espalda, lo que le daba un toque más erótico a esa imagen angelical. Como buen amante, no dude en empezar mis caricias por sus orejitas, boca, cuello, sus pezones pequeños y marrones, jugueteando con mi lengua lo que la hacía retorcer de placer. Seguí bajando con mi boca y lengua por el caminito que indicaban sus vellos hasta esa cuevita caliente, jugosa y olorosa; el sabor era incomparable y mi verga se puso a punto de explotar. Exploré todos los rincones de su chochita con mi lengua , también su agujerito anal, notando como se retorcía de placer, arqueando su cuerpecito y cogiendo mi cabeza, queriendo introducirla y aprisionarla aun más contra ella, mientras me decía: "Siga tío, no pare, está muy rico así".
Y efectivamente, yo no paraba de deleitarme, de darme placer y procurárselo a ella, mientras seguía en mis jugueteos eróticos, Introduje mi dedito en su chochito para darme cuenta de que ya no era virgen a sus 12 años, sin embargo no hice ningún comentario.
Pero como todo en la vida no es dicha, me sobresaltó el llanto de mi niño en la otra habitación. Entonces le dije que me esperara y corrí a la habitación donde estaba mi mujer y mi niño, luego de haberme colocado mi pijama. En ese momento, ella se estaba despertando por el llanto del niño y le sorprendió verme levantado, le dije que estaba en el baño, al cual yo había entrado previamente y había vaciado el tanque para que se sintiera el ruido del agua. Le preparé un tetero al niño con el termo y el niño se calmó tan pronto se lo tomó. El caso fue que ya no pude regresar a donde mi sobrina, porque mi mujer empezó a moverse en la cama, como inquieta, sin poder conciliar el sueño, y privándome de mis planes. Al cabo de mucho rato, viendo que ya se estaba haciendo imposible seguir en lo mio, me propuse entonces seguir con mi mujer, empecé a acariciarla y la encontré humeda cuando metí mis dedos en su rajita, ella respondió positivamente y se colocó en posición, le quité sus tanguitas y, luego de un jugueteo con mi lengua con su clitoris y labios vaginales, introduje mi verga a punto de estallar; ella tuvo un orgasmo rápido y con sus gemidos de placer, hizo que yo estallara muy pronto, lo cual hice con mucho placer, imaginándome el chochito delicioso de mi sobrinita, quien se quedó caliente esa noche por la interrupción de nuestro jugueteo.
Lo que pasó en los siguientes días, lo contaré en la tercera parte de este incestuoso, morboso y caliente relato.
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