Mi sobrina a su corta edad tiene el mejor culo que he probado en mi vida.

Javiera está en sexto grado, es hija de mi hermana. Una rubiecita de cara angelical, con modales de una reinita y una boca de putita que está esperando que alguien se la de a chupar. Y si, fui yo el primero que descubrió esa faceta de la niña. .
Como inicié, Javiera a sus 10 años es toda un motivo de perversión e incesto. Qué decir. Es hermosa, tiene un cuerpo muy desarrollado para su edad, sus pechos pertenecen a una niña de 12/13 años. Al igual su culito y sus piernas. Es de cuerpo mediano, ni flaca ni gorda. Yo mas bien diría que tiene un cuerpito rellenito.

Yo tengo 16 años y soy como ella dice su tío preferido, y soy el único, luego tiene todas tías. Por lo tanto es como que soy su figura romántica, encima convengamos que soy un chico de cuerpo pequeño para mi edad, apenas mido 1,60mts y peso 63kgs. Soy bastante agraciado, y siempre dicen y comentan que tengo un parecido al actor norteamericano Ben Afleck. Que va. Ese tiene un pintón tremendo. Pero si a las chicas les gusto, no hay problema.

El echo es que mi sobrina cada vez que viene a nuestra casa, termina siendo un incordio para mi ya que pretende que le preste permanentemente atención, y tengo que dejar de hacer mis cosas para estar con ella. Y eso fue el motivo de que finalmente todo se desbocara.

Estaba yo en mi habitación preparando una carpeta de mapas para una clase especial y aparece Javiera. Como siempre un terremoto de cariño y caricias. Me tomo de sorpresa, se me sube a caballito de las piernas, me abraza y comienza a darme besitos por el cuello, los cachetes, y de repente al girar yo la cabeza quedan las bocas enfrentadas y la muy turra me da un beso en los labios, pero no fue un piquito, se prendió a mi boca como una garrapata, mientras sus pechos se apretaban contra mi, y su pubis bien acomodado sobre mi miembro. Al yo estar en short deportivo mi tripa enseguida se hizo notar al comenzar a erectarse. No fue mi intención pero la verdad es que me excité sobre manera y mi pobre amigo de apenas 15×5,5cms se puso duro y presionó los labios vaginales de mi sobrina, que por supuesto no pudo evitar sentir su presencia en su bajo vientre. Se quedó inmóvil pero no se quitó de encima. Es más, suavemente movió su pelvis adelante y atrás propiciando la fricción de mi tripa con sus labios vaginales. Yo me puse más cachondo y la bese directamente metiendo la lengua en su boca. Ella no sabe besar, pero no lo hace mal y lo promisorio es que se dejaba hacer. Mientras la besaba, me adueñé de sus pechos, los acaricié y toqué con ganas. Ella seguía sin retirarse o quejarse. Simplemente participaba, lo que si sucedió es que ella también se excitó y ya solita se propiciaba un masaje con mi verga en su vagina. De pronto escucho a mi madre que  pregunta si bajamos a cenar. Nos asustamos y rápidamente nos separamos. Los dos excitados. Yo con un bulto importante en mi entrepierna que la niña no deja de mirar. Y ella con una calentura importante, ya que se notan sus pezones queriendo romper la tela de su remera. Los dos algo avergonzados nos arreglamos la ropa y sin decir palabra nos dirigimos a la cocina donde mi madre tenía ya la comida servida a la mesa.

Todo transcurrió sin sobre saltos. Pero yo notaba como mi sobrina no me quitaba los ojos de encima. Y eso me tenía intrigado. Hasta donde llegaría Javiera en esto de atacarme sexualmente?. Y allí comencé con la idea de poseer a la niña, ya que parecía que estaba dispuesta a cualquier cosa conmigo. Pero había que buscar el momento apropiado. Por lo pronto decidí dejar todo como hasta el momento que Mamá nos interrumpió a la espera de qué hacía Javiera. Llegado el momento vinieron sus padres a buscarla y se fue no sin antes darme una mirada de carnero degollado.

Yo al rato me fui a bañar y me corrí una tremenda paja pensando en mi sobrina. Pasaron un par de días y yo seguía enganchado con lo sucedido con Javiera y ansiaba que la niña viniera para ver hasta donde podía avanzar con ella. Y el día llegó. Se festejaba el día de San Cayetano, el Patrono del Trabajo, por lo que mis padres y los de Javiera participarían de la procesión que todos los años se hace en mi país. La niña no iría ya que el clima estaba lluvioso y podría enfermarse, y yo no participo hace ya un par de años, siempre poniendo como  excusa el tener que estudiar. Lo cierto es que no me complacen esas cosas de santos y demás.

En definitiva todos se van a la peregrinación y me dejan a cargo del cuidado de mi sobrina quien por otro lado estaba ansiosa por que se fueran. No terminaron de subirse al auto para ir a la iglesia sus padres, que ella ya estaba pegada a mi. Me puse a preparar el desayuno y ella se subió a la mesada a mi lado. No me sacaba la vista de encima. Y la verdad es que estaba muy bonita. Vino vestida con una pollerita tableada media corta, medias tres cuartos, y una remerita cortita que dejaba su pancita al aire. Ni bien entró se sacó la campera y puso en exhibición sus hermosos pechos juveniles. La muy calentona ya tenía los pezones duros. Pueden creer eso. Tiene apenas 10 años y ya es toda una calentorra.

Volviendo a la cocina, al sentarse en la mesada a mi lado, la pollera se le subió por los muslos casi hasta dejar su bombacha a la vista. Claro está que no pude dejar de mirar sus partes pudendas. Ella vio hacia donde estaba enfocada mi mirada y la muy puta abrió bien sus piernas para mostrarme su conchita. Sin vergüenza alguna y con una sonrisa de oreja a oreja. Eso comenzó a excitarme, y por ende mi pija comenzó a crecer en el jogging que estaba usando enseguida se notó el bulto. Ya mi sobrina estaba esperando que sucediera. Me llama a su lado, abriendo las piernas me hace lugar para que me acomode frente a ella, y se acomoda bien cerquita a mi por lo que mi pene queda bien pegado a su vagina. Su calzón y mi jogging son lo único que se interponen entre nuestros sexos. La abrazo y la beso, ella se deja hacer, le acaricio las tetitas y suspira fuerte, algún que otro gemidito se le escapa, y noto que se está calentando, ya que busca frotarse más fuerte con mi verga. Yo ya no aguanto más las ganas de penetrarla por lo que la bajo de la mesada, y de la mano la llevo a mi pieza. Ella me acompaña sin emitir palabra alguna. Sabe lo que va a pasar y lo quiere. La recuesto en la cama y le saco el calzón. Su olor a mujer excitada es un aliciente a mi pija, me saco el jogging y el calzoncillo dejando a su vista mi pene. Ella abre grande los ojos, le ayudo a sacarse la remera y la pollera, ambos quedamos desnudos. Tiene un cuerpo fenomenal para su edad. Me subo a caballito de su panza y pongo mi verga a la altura de su boca y le pido que me la mame. No sabe que hacer. Le indico que me tome por la cadera y dirija la verga a su boca y la cupe y lama como cuando come un helado. Sin dudarlo más abre grande su boca y se zampa media verga dentro, medio se atora pero pronto coge ritmo y me la mama con ganas, yo le amaso las tetas con una mano y con la otra le acaricio la conchita y su clítoris, cada vez está más excitada y chupa con más ganas. Yo estoy muy caliente y no aguanto mucho por lo que le informo que pronto acabaré y deberá tomarse toda la leche que salga de mi verga sin perder ni una gota. Afirma con la cabeza y se aboca con más esmero logrando hacerme acabar, son chorros interminables. Y Javiera se los tomó todos, sin desperdiciar nada.

Mi verga seguía dura, por lo que me baje entre sus piernas, se las abrí bien y me aboqué a chuparle la concha que ya estaba por demás inundada de jugos. Luego de unos minutos de mamarle la conchita decidí que ya era tiempo de penetrarla. Me arrodillé frente a ella, le abrí las rodillas, tomé mi miembro por el tronco, se lo posicioné entre sus labios vaginales y presioné suavemente, comenzando a ingresar en su virginal cueva. Es estrecha y cuesta penetrarla, ella se queja un poco, me detengo hasta que se calma y pronto llego a su himen. No queda otra, hay que romper el virgo, y lo hago sin avisarle, de una fuerzo su telita y al romperse mi verga se hunde hasta el fondo en las profundidades de esa caliente concha. Pegó un gritito y se quedó quieta, sin moverse, apenas respirando. Yo hago lo mismo, espero se relaje para pegarle una buena cogida. Pasado los primeros dolores siento como su vagina afloja un poco la presión aceptando la barra de carne que está en su interior. Y comienzo a darle matraca, primero suave pero luego la cojo con muchas ganas. Yo ya había acabado por lo que no había problema. La cogí por varios minutos hasta que siento como comienza a estar cerca del orgasmo, gime, suspira y de pronto arañándome la espalda se viene en un orgasmo interminable, se la hundí bien al fondo y le di el primer placer producto de un macho. Nos quedamos acostados yo todavía con la verga dura en su interior. Se la saqué y nos fuimos a bañar para limpiarnos el sudor y el olor a semen y sexo. Ella estaba de lo más contenta. Y yo ni se lo imaginan. Ya estaba pensando como adueñarme de su culito. Lo que sucede tres horas después ese mismo día. (Parte II)