Mi sobrina Claudia
Sin trabajo y sin dónde vivir, mi última esperanza era quedarme a vivir en casa de mi hermana, con ella, su marido y mi sobrina..
Toqué la puerta firmemente, y los 4 o 5 segundos que estuve esperando se me hicieron eternos.
Hacía unos 2 años que no veía a mi hermana, pero ahora, despedido de mi trabajo y nuevamente soltero, era el único sitio al que podía acudir.
Cuando la puerta se abrió pude ver a mi hermana, que me miraba de forma indiferente, aunque una ligera sonrisa se le esbozó en la cara. Nos abrazamos brevemente y pude entrar.
Casi no recordaba su cara, su cabello rubio largo, los ojos castaño claro, se conserva bastante bien para ser la mayor, a sus ya 37 años, se ve que fue ella la que heredó los buenos genes.
«Bueno hermanito, no sé si te acuerdas de la casa, puesto que la última vez que viniste fue también a pedirme algo»
Sus palabras, aunque ciertas, me hirieron un poco.
«Vamos Luci, échame la bronca lo que quieras, pero hoy no»
Se la notaba molesta conmigo, y con razón, la verdad es que nunca he sido alguien muy familiar.
«Vas a tener que dormir en el sofá, no tenemos más sitio para tí, y por favor, intenta encontrar algo rápido»
Pasé y dejé mi maleta al lado del sofá, por suerte el salón de mi hermana no es pequeño, y el sofá se abre para hacer una cama, así que tampoco estaré mal, en peores sitios he dormido.
«¿Estás sola en casa?»
«No, tu sobrina, si recuerdas que tienes una, está en su habitación, arriba, y Juan no llegará hasta la noche»
Me sentía como un niño al que le estaban echando la bronca, me levanté y me acerqué a mi hermana.
«Lucía, de verdad que lo siento, sabes que soy descuidado para estos temas… Te agradezco mucho que me dejes quedarme, voy a ayudarte en todo lo que pueda»
Mientras me disculpaba con mi hermana, escuché alguien bajando las escaleras, y una voz aguda que exclamó al verme.
«Tío Pablo!»
Al voltearme la vi, después de 2 años, mi sobrina Claudia. Había crecido, aunque con 12 años recién cumplidos tampoco es que fuera muy alta. Había heredado el cabello rubio de su madre, aunque el suyo era más brillante debido a su juventud. Sus grandes ojos azules me miraban mientras se acercaba a mí para abrazarme. Vestía un top y un short, dejando al aire su vientre plano y sus piernas, largas y pálidas. También me fijé en la pequeña formación de su pecho. Aunque s penas era visible, se podía divisar un principio de desarrollo, típico de esa edad.
«Hola pequeñaja»
La abracé fuertemente levantándola del suelo. Era muy ligera, cosa que no me sorprendió nada viendo su delgado cuerpo.
«¿Cuánto tiempo te vas a quedar?»
«Pues no lo sé, Clau. Intentaré que sea lo menos posible, en cuanto encuentre trabajo y reúna un poco de dinero para buscar donde vivir»
Eso a la niña no le gustó mucho, hacía 2 años que no veía a su único tío, y ahora le decía que no iba a estar mucho tiempo.
Sin embargo, el ver lo bien que me llevaba con mi sobrina calmó a mi hermana un poco.
«Bueno, vamos a quedarnos aquí toda la tarde? U os apetece salir?»
A mi hermana no le hacía ilusión la idea de salir ahora mismo, pero Claudia se mostró bastante ilusionada, así que entre los dos convencimos a su madre y en 20 minutos estábamos los 3 en la calle.
Pasamos una buena tarde, paseando, charlando, comiendo helado… Cuando volvimos ya era de noche y mi cuñado ya estaba en de vuelta.
Lo saludé con rectitud y charlamos un rato en lo que Claudia se fue a duchar. Luego fue mi turno y después el de mi hermana y mi cuñado. Esa noche no cenamos, y Lucía y Damián (mi cuñado) se fueron a dormir pronto, ya que tenían que ir a trabajar al día siguiente a pesar de ser sábado.
Yo abrí el sofá y me quedé viendo la tele un rato, pero cuando ya había pasado como media hora sentí a alguien llegando. Al levantar la mirada vi a Claudia de pie al lado del sofá, lo que me hizo dar un salto del susto, para deleite de la niña.
«Claudia por Dios no hagas eso!»
Me llevé la mano al pecho.
«Casi te mueres del susto jajaja»
Tenía una sonrisa bonita, pensé que seguramente había muchos niños del colegio enamorados de ella.
«Puedo quedarme contigo un rato? Mañana no tengo clase y no quiero dormir ya»
A mí me daba un poco de corte, ya que, aunque estaba tapado con una manta, sólo vestía un boxer.
«Está bien, un ratito solo»
En su cara se dibujó otra sonrisa mientras se metía debajo de la manta conmigo y me abrazaba, mirando a la tele.
«Qué calentito estás»
Yo pasé mi brazo sobre sus hombros y nos pusimos cómodos, pero obviamente, Claudia no me iba a dejar ver la tele tranquilo, y en menos de un minuto ya estaba levantando la cabeza para mirarme.
«¿Entonces ya no tienes novia tío?
«Pues no, pero prefiero estar solo a mal acompañado»
«¿Y ahora estás mal acompañado?»
Esa pregunta me sacó una pequeña sonrisa.
«Claro que no pequeñaja, tu nunca serías mala compañía»
Mientras le dije esas palabras, le di un beso en su cabeza y pude oler la fragancia de su cabello, mientras le hice unas leves cosquillas que la hicieron reírse y retorcerse.
«No hagas ruido, que si tus padres nos escuchan me van a echar la bronca»
Ella rió un poco más a la veza que se ponía sobre mí, haciendo que de repente mi cuerpo se sintiera muy raro.
«Ellos nunca escuchan nada, probablemente están dormidos, cansados de… Ya sabes»
Su risa en ese momento me puso nervioso. Parecía que no le importaba la poca ropa que ambos llevábamos, ya que su pijama era corto y tampoco dejaba mucho espacio a la imaginación. Además, el hecho de que ella supiera lo que hacen sus padres me dio un cosquilleo.
«¿Y tú cómo sabes eso?»
«Porque no soy una niña tío, no soy tonta»
Mi mano se posó sobre su espalda, aún nervioso, aunque actuando con naturalidad. Mi pequeña sobrina no podía saber que me estaba poniendo nervioso, y por Dios, estaba rezando porque ninguna zona de mi cuerpo actuase por sí sola, creando una situación incómoda.
«¿Tú lo hacías con tu novia tío Pablo?»
¿A qué viene esta curiosidad? ¿12 años no son muy pocos para preguntar por sexo? Aunque imagino que mejor preguntarme a mí que a su madre…
«Claro, todos los novios lo hacen, aunque tú no deberías preguntar esas cosas, cuando seas mayor ya lo sabrás»
Mientras respondía a la pregunta, no pude evitar sentir el peso de Claudia sobre mi boxer, y naturalmente, mi cuerpo reaccionando, creando una leve erección, de la que sin duda mi sobrina se dió cuenta.
«Tío… Eso es tu…?»
Su cara no era de preocupación, más bien de curiosidad, ella seguía inmóvil sobre mí, para mi tortura.
Decidí que contarle la verdad sería la mejor opción.
«Pues sí… Disculpa pequeñaja, es que llevo ya un tiempo… Bueno, mejor si te bajas y terminamos la película»
Ella ni se movió, en su lugar, una bombilla se iluminó en su cabeza.
«¿Puedo verla?»
«¿Qué? Claro que no»
«Porfa tioooo, nunca he visto una, te prometo que no le cuento a nadie»
El movimiento que hacía con su cuerpo mientras me suplicaba sólo aumentaba el tamaño de mi erección, y ella lo notaba.
«Sólo verla un poquito, después me voy a dormir, te lo prometo»
Yo la miraba incrédulo mientras ella me sonreía pícaramente con sus manos en mis hombros.
«Está bien, pero no sé lo cuentes a absolutamente nadie o soy hombre muerto… A ver, muévete»
Ella se veía emocionada y me dió un beso en la mejilla antes de apartarse, quedando de rodillas en frente de mí.
Yo me senté abriendo las piernas, quedando los dos destapados, y entonces sin pensarlo mucho me bajé el boxer dejando salir mi polla semi dura, para sorpresa de los grandes ojos azules de mi pequeña sobrina, que con 12 años estaba viendo una por primera vez.
No era nada del otro mundo, no estaba dura del todo, así que estaría en unos 14 o 15cm, con algo de pelo ya que hacía un tiempo que no me depilaba.
Ella la miraba asombrada, y unos segundos después, sin decirme nada, alargó su mano y me la tocó para mí sorpresa. Yo la miraba sorprendido, haciéndome el enfadado, pero por supuesto no movía ni un músculo.
«¿Claudia que tal haces»
No quería admitirlo, pero era innegable, su mano, aún fría,contrastando con el calor que emanaba de mi polla, me enviaba una corriente a través de todo mi cuerpo, haciendo que se me pusiera dura como una roca en un parpadeo, cobrando sus 16-17cm para sorpresa de la pequeña, que movía su mano ligeramente.
«Sólo un poco tío, porfi… Dime cómo lo hago y no te molesto más»
Sabía que lo que estaba pasando estaba mal, los dos lo sabíamos, aunque probablemente yo era el único que de verdad sabía la gravedad de la situación. Aún así, no pude negarme a mi pequeña sobrina, además de que honestamente estaba bastante caliente.
«Vale… Muévela así, con suavidad»
Ella se veía concentrada mientras le enseñaba a hacerme una paja, y pronto mi líquido preseminal humedecía la mano de la pequeña, que no le hico ascos y siguió con su movimiento.
«¿Se siente bien tío? ¿Te gusta así?»
«Sí…»
Estaba muy nervioso como para decir otra cosa, pero la verdad es que la maldita niña estaba haciendo un muy buen trabajo. Yo sólo la miraba esperando a que la soltara pronto y saliera de allí para poder hacerme la mayor paja de mi vida, pero Claudia seguía allí, tocándome y mirando fijamente mi polla, dejando de mirarla para fijarse en mi cara unos segundos y después volver de nuevo a mi polla.
«¿Y cuándo sale el semen?»
Mi cara de sorpresa era innegable.
«¿Y tú cómo sabes eso?»
«No soy una niña tío, ya hemos dado eso en clase…»
Supongo que tenía razón… Yo con su edad estaba todo el día dándole a la zambomba, no debería sorprenderme que sepa lo que es.
«No le falta mucho para salir… Pero tú no deberías…»
Estaba empezando a jadear, la sensación era jodidamente buena. Tener a mi sobrina de 12 años, cambiando de mano cada poco tiempo, concentrada en la paja que me estaba haciendo, moviendo sus manos a mayor velocidad.
«Porfa tío yo quiero ver…»
Me quedé callado, no quería responderle, a lo que ella se lo tomó como un permiso para seguir haciéndolo.
Yo miraba a sus manos y después a su cara de concentración. La verdad es que tenía una sobrina preciosa. Observaba su cabello mientras un mechón rubio se colaba delante de su cara, y tiernamente lo coloqué detrás de su oreja, acariciando su pelo suavemente.
«Claudia… Ya estoy cerca…»
Al escuchar esto, la niña aumentó el ritmo ligeramente, hasta que con un jadeo grave, empecé a expulsar varios chorros de semen, cayendo algunos sobre la camisa de su pijama, y los últimos y menos potentes, sobre sus manos y de vuelta s mi polla.
Ella miraba sorprendida, y cuando mi orgasmo por fin terminó se empezó a reír, sacándome una pequeña risa a mi también.
«Wow tío Pablo… Salió un montón jajaja»
«Sí, qué desastre… Vamos a limpiar todo esto»
Rápidamente nos movimos, limpiando mi semen lo mejor posible de su camiseta y sus manos, lavando mis partes también.
Después, de vuelta en el salón, me dió un abrazo muy tierno, tal vez un poco más largo de lo que debería.
«Buenas noches tío, gracias por enseñarme, te quiero…»
Yo me quedé helado mientras la veía caminar hacia las escaleras. Era la primera vez en mucho tiempo que alguien me decía que me quería.
Me metí al sofá de nuevo, pensando en lo que había pasado sin poder dormir hasta pasado un buen rato…
Hasta aquí la primera parte! Espero que os guste, comentad qué os ha parecido y escribiré pronto la segunda parte.
Quiero leer la segunda partee
Espero con ansias el siguiente relato
que delicioso fue todo eso mano ufff chidisimo
Mmm que rico relato!,siii obvio que queremos la segunda parte! Y más si lo hay…🤤🤤🤤,no hay nada más dulce y sexy en una niña que la curiosidad…..grandes cosas se pueden hacer con ellas si uno sabe cómo despertarle o más bien en este caso «terminar» de despertarle la curiosidad en el momento justo y más si son así de predispuestas a aprender🤤🔥🔥muy rico tu relato!,espero la segunda parte con ansias!!🤤💦😬🔥🔥
la segunda parte la escribiero ?