Mi sobrina Claudia 3
Continúa la acción justo donde lo dejamos en el capítulo 2, con Claudia queriendo devolver el favor a su querido tío Pablo….
«Ahora me toca a mí ayudarte tío…»
Esa frase fue el culmen de mi excitación. En ese momento no pensaba qué podía suceder, en los actos prohibidos que estaba llevando a cabo. En ese instante sólo podía pensar en Claudia, mi pequeña sobrina, que con solo 12 años estaba deseando jugar con mi polla.
Verla así, acostada boca arriba, totalmente desnuda, mirándome mientras terminaba de recobrar el aliento, con su vagina totalmente suave y aún húmeda por su reciente orgasmo… Me produjo unos pensamientos muy intensos, pero dejé que ella tomara el control, y sólo me limité a sentarme con las piernas abiertas mientras ella se levantaba y se arrodillaba delante de mí, agarrando mi polla con su mano izquierda.
Su mano estaba algo fría, lo que contrastaba con el calor que emanaba de mi polla, que estaba tan dura que me producía dolor.
Sentía su pequeña mano jugando con las venas de mi miembro, y miraba a su carita, que permanecía concentrada en su nuevo juguete.
Empezó a masturbarme lentamente, y rápidamente su mano derecha se unió al juego, haciéndome empezar a jadear.
«Ufff Claudia…»
Escucharme jadear su nombre claramente la ponía de buen humor. Estaba haciendo sentir bien a su tío, y eso le gustaba.
Me miraba a la cara de vez en cuando, con una perfecta sonrisa en su carita angelical, y al cabo de dos o tres minutos, la vi inclinarse y sacar su lengua, dando un lametón en la parte inferior de mi polla, justo en la zona más sensible, haciendo que un impulso de corriente recorriera todo mi cuerpo haciéndome soltar un gemido de placer y sorpresa.
Claudia notó esto y se rió un poco.
«¿Se siente bien tío?»
«Joder… Más que bien peque…»
Claudia no paraba de sonreír, y volvió a inclinarse, pero está vez, antes de sacar su lengua, me dijo
«Bueno… Si me enseñas lo puedo hacer mejor»
Y seguidamente volvió a lamerme la polla, esta vez de manera regular, lamiendo arriba y abajo como si fuera un helado, como un cachorrito lamiendo su juguete.
Yo empecé a jadear mirando a mi querida sobrina, que me devolvía la mirada mientras su lengua mojaba mi polla a la vez que me volvía loco poco a poco.
«Hmmmm Dios Clau… Métela en tu boca… Cuidado con los dientes mi amor…»
Ella obedecía, aprendiendo rápidamente. Parecía que esta niña había nacido para esto… En menos de un minuto ya la tenía chupándome la polla de manera regular y de una forma muy excitante. Su movimiento era algo lento, pero sentía su lengua jugando con mi glande, y podía verla tragando mis jugos mientras chupaba sin despegar sus labios de mi miembro.
Yo acariciaba su pelo y jadeaba, sintiendo cómo inevitablemente esta niña me iba a hacer terminar.
Claudia empezó a chupar más rápido y de repente se introdujo mi polla más profundamente, haciendo que la niña se atragantara, y se echó para atrás tosiendo con los ojos vidriosos.
Yo inmediatamente me puse nervioso, preocupado no sólo por mi queridísima Claudia, sino también porque pueda haberle causado algún problema a la nena que hiciera que nos pillaran.
Claudia, sin soltar mi polla, tosió un par de veces y me miró, riéndose.
«Perdón, es que la tienes grande jajaja»
Ambos nos reímos, aliviando las tensiones, y pronto Claudia estaba chupándomela otra vez mientras yo miraba encantado.
«Clau… Ya estoy cerca pequeña…»
No llevaba ella mucho tiempo mamando cuando empecé a sentir mi orgasmo acercándose, y obviamente, quería avisar a la pequeña para no llenarle la boca de leche y atragantarla.
Claudia, en vez de parar, siguió con su trabajo, y me empezó a preocupar porque se sentía muy bien, y no me sentía capaz de parar a la nena que estaba a punto de hacerme correr.
«Claudia… Hmmm…»
Ya estaba, era el momento. Estaba a punto de correrme, sentí el primer espasmo justo cuando Claudia se la sacó de la boca y se echó para atrás, siguiendo el trabajo con su mano, pero ya era muy tarde.
De sus labios, bajando hacia su barbilla, salía un pequeño rastro blanco, que indicaba que Claudia tardó demasiado en apartarse, y el primer chorro de semen fue directamente en su boquita.
La niña no se veía para nada asqueada, de hecho parecía simplemente estar disfrutando de los chorros siguientes, que caían sobre su cara, cubriéndola de leche y creando una escena muy pervertida y excitante.
Una vez terminé, ella me miraba con una gran sonrisa, lamiendo sus labios y riendo un poco, con un ojo cerrado.
«No está muy rico… Pero tampoco es malo»
Yo también me reí, creando cierta complicidad entre nosotros.
«Me ha gustado mucho tío…»
«A mi también Clau, pero deberíamos lavarnos… Estamos algo sudados, y tú cara…»
Nos reímos de nuevo, y juntos nos fuimos al baño.
Decidimos darnos una ducha juntos, aunque no pasó mucho bajo el agua, y al poco tiempo estábamos de nuevo en el salón, vestidos y haciendo como si nada hubiera pasado, pero ambos actuábamos de forma más cercana y cómplice, casi como una pareja, el vez de como tío y sobrina.
El día transcurrió sin más hechos reseñables, aunque con una cosa segura. Definitivamente me gustaba mi sobrina, y yo a ella, y parecía que definitivamente los dos estábamos decididos a continuar con nuestros encuentros.
Tercer capítulo!!! Algo cortito y directo a la acción, espero que os haya gustado. Ahora ando un poco ocupado, pero espero escribir el cuarto lo antes posible. Muchas gracias por los comentarios y los votos positivos, me dan muchas ganas de seguir escribiendo. Espero que os guste!
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!