Mi sobrina de 5 Parte 4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JSV0410.
Como algunos saben, me llamo ‘Arnau’, soy alto con un poco de tripa, ojos marrones, pelo castaño y mi pene hace unos normales 17 cm.
Eli, mi sobrinita, tiene 5 años, es una niña normal de pelo castaño y muy traviesa para su edad.
Hace ya un par de meses que empezamos a tener relaciones ya que ella preguntó varias cosas sobre temario de clase (sexo y reproducción humana) y acabamos follando toda la tarde.
Ahora entremos ya en el relato:
Hacia ya dos semanas des de que vi a Eli por última vez, fue cuando se cayó en el parque y mi hermano (su padre) la tuvo que llevar al hospital por un corte en la pierna que se izo en el parque mientras jugaba con su amiguita Isabel (con la cual acabé teniendo sexo toda la tarde hasta que dejé mis huevos secos).
Mi hermano me invitó a su casa para ‘recompensarme’ todas las tardes que hice de canguro, me sirvió un refresco y me dijo de repente:
“Arnau, hermanito, ¿me podrías hacer un favor?, la madre de Eli y yo queremos ir a pasar la tarde y noche fuera con una cena romántica, ¿puedes cuidar de la niña?, si lo haces te regalo parte de mi colección de figuras que tanto te gusta.
” – decía con las manos a modo de súplica.
“Ay madre….
Ya me imaginaba yo que el hecho de invitarme no era solo para agradecerme hacer de canguro… Vaaaleeee, lo haré, pero también quiero ese juego que te compraste hace poco” – contesté.
“Trato hecho, pero te quedas con ella toda la noche, tienes el cuarto de invitados para ti” – dijo estrechándome la mano cerrando el trato.
Acto seguido, el habló con su mujer para ultimar los detalles de su velada romántica y yo hablé con mis padres para decirles que me iba a quedar en casa de mi hermano a dormir.
Una vez solucionado todo eso, mi hermano me dijo dónde estaba la comida y las horas de merendar y cenar para la niña, le contesté que tranquilo, que ya la había ‘cuidado’ otras veces.
Él y su mujer me agradecieron de nuevo todo lo que hacía por ellos y se fueron; me acerqué a la habitación de Eli, que seguía echando la siesta.
Me fijé en que estaba cubierta por una sábana, ya que es su casa tenían aire acondicionado, y se veía que dormía con las piernas abiertas; me estiré a su lado y empecé a manosearla por encima de la ropa.
Le daba pequeños besos en su cuello mientras introducía mis manos bajo su camisa para tocar esos pequeños y suaves pezoncitos, comprobando que estaban duritos a la vez que oía pequeños gemidos por parte de Eli; la desperté con un dulce beso en su boca y me dijo:
“Hola tito, ¿hoy vas a cuidar de mí? – decía a la vez que me comenzó a sobar el paquete con sus pequeñas manitas.
“Sí, hoy tus papás se han ido a jugar a cosas de mayores y no volverán hasta muy tarde, así que cuidaré bien de ti.
Dime ¿quieres jugar conmigo? – dije mientras le quitaba la camisa y la dejaba desnuda de cintura para arriba.
Ella asintió con la cabeza y me empujó hasta dejarme boca arriba; acto seguido se puso encima y empezó a frotar su vaginita con mi polla, el roce de la ropa interior acabó por endurecer del todo mi miembro, que formaba una tienda de campaña en mi pantalón, el cual dejó asombrada a la niña.
Se separó de mí y me quitó la ropa a la vez que se quitaba la suya y me tiraba sus braguitas a la cara, olí ese aroma a vagina de niña, a colonia de fresas que venden para las niñas.
Guardé ese ‘regalo’ y puse mi mano encima de ese coñito, comprobé enseguida que estaba mojado, metí un dedo dentro y acaricié con los otros toda la superficie de su vagina.
Ella gemía y jadeaba pidiendo más, a lo que la levanté y la puse en posición de 69; ella rápidamente se metió todo lo que pudo de mi polla en su boquita, agarrando mis pelotas con sus manitas; y por mi parte abrí suavemente sus labios vaginales y metí mi lengua todo lo que pude, daba fuertes lamidas y chupaba ese dulce y suave coñito.
Estuvimos un largo rato en esa posición hasta que de repente la niña aguantó la respiración un instante y se soltó, de su vaginita salieron fluidos que me inundaron la boca; fue su primera corrida, se derrumbó encima de mi barriga con uno de mis huevos en la boca y mi polla en sus manos.
Me pidió un descanso, pero le dije que no, que yo aun quería seguir jugando.
Le di la vuelta a la pequeña y la abrí de piernas, me miró con curiosidad y recuperando aun el aliento, entonces, suavemente metí mi durísimo cañón de carne en esa pequeña cavidad hasta dónde yo sabía que le entraba, ella arqueó la espalda y soltó un suave “Siiiiiií”.
La agarré por las caderas y retiré un poco, volviendo a embestir de manera suave hasta el límite; ella gemía y soltaba pequeños jadeos mientras la follaba.
De nuestras experiencias, vi que ella era muy ‘salvaje’ y se lanzaba hasta hacerme sacar la leche lo más rápido posible, así que decidí probar a hacerlo lentamente.
Sacaba y metía suavemente agarrado a las caderas de la niña, suspirábamos de placer a cada embestida, a veces alargaba una mano y pellizcaba suavemente sus pezones, a lo que ella respondía acariciándome los huevos.
Estuvimos casi una hora follando lentamente, sin movimientos fuertes, con delicadeza, entonces la levanté (sin sacársela) y la estiré panza arriba, quedando ella en el borde de la cama y yo de rodillas en el suelo, a la altura perfecta para follarla.
Le di de nuevo su ración de polla a ese coñito hasta que noté que me dolían las rodillas, me puse de pie y levanté a Eli conmigo, mis embestidas eran mas profundas que antes, ella cada vez gemía más fuerte, de repente sucedió lo inevitable.
Mis huevos se apretaron, de mi pene salieron varios chorros de semen espeso y caliente directo al interior de la vagina de la niña, ella me abrazó apoyando la cabeza en mi pecho a la vez que la ‘llenaba’ de leche; mi erección no bajó y decidí subir un poco el ritmo.
Separé a la pequeña de mi y le di la vuelta hasta ponerla de cuatro patas en el aire (por suerte practico Judo y tengo mucha fuerza en los brazos, además Eli casi no pesa) y la ensarté de nuevo:
“Aaaaaah, siiiiiiiii tiiitooo, ah, ah, ah, m-m-maaaaaás” – decía Eli entre fuertes jadeos.
Mientras la follaba en posición perrito, ella empezó a sobar sus propios pezones, repitiendo mis movimientos y apretándolos y acariciándolos.
De repente noté algo caliente en mis pelotas, la leche que había dentro de la niña empezaba a escurrirse de su coñito, se lo dije a ella para ver su reacción, giró un poco la cabeza y me dijo que mis ‘bolitas’ también debían estar contentas, por lo que alargó la mano y la pasaba por mis huevos, recogiendo el semen y llevándoselo a la boca.
“Ah, ah, ah, leche del tito que sale para mí, e-e-esta-á muy rica, ¡QUIERO MÁS!” gritó ella de repente.
Le dije que ahora si que se la iba a dar toda, que tocaba jugar en serio.
Me senté en su cama con las piernas abiertas y le levanté las suyas, puse mis manos en sus nalgas y la subía y bajaba con un poco más de fuerza que antes; ella suspiraba muy fuerte alternando los jadeos con mis embestidas, mis huevos se alzaban y rebotaban contra su coñito infantil.
Entonces la sujeté de las caderas y le dije que se moviera ahora por su cuenta, ella dio fuertes sentadas en mi polla, cada vez que lo hacía gemía fuertemente.
Estuvimos mucho rato en esa posición, con ella ‘cabalgando’ mi rabo hasta que donde podía, cuando le dije que quería correrme ella si salió y la metió en su boca; la agarró con dos manos y me pajeó con la clara intención de tragarse toda la leche que fuese a salir de mi excitadísimo miembro.
Pero en ese instante la frené, se la saqué de la boca y la estiré sobre la cama panza abajo diciéndole que aun no tendría leche, que debíamos jugar un rato más.
Volví a metérsela en su apretadita vagina y me corrí con ese simple movimiento, potentes chorros de semen salieron de nuevo para inundar ese coñito.
Le agarré esas suaves nalguitas y empecé una nueva follada en vista de que mi cañón exigía más y más de mi sobrina.
Yo le daba y le daba, ella empezó a subir la voz gritando “Sí, tito, más” o “Quiero, leche, dámela” entre otras cosas.
Embestía con fuerza contra ese hoyito, llenándolo de carne a cada golpe, para después retirarlo y repetir el proceso, me fijé que mi pene tenía muchas venas marcadas, más que de costumbre, señal de que quería continuar un buen rato antes de correrse por última vez ese día.
Seguí dándole a la pequeña, me agaché un poco hasta agarrar sus pequeños pechos con mis manos, embistiéndola con sus tetillas como agarre; ella arqueaba de nuevo su espalda a la vez que tuvo un nuevo orgasmo, que apretó aún más ese coñito con fuertes espasmos que intentaban ‘ordeñarme’ como a una vaca.
Ella se volvió a derrumbar ante el placer de ese fuerte orgasmo, seguí follándomela un buen rato, sacando un orgasmo más por su parte hasta que noté que quería correrme una vez más antes de acabar el día.
La saqué, puse a la niña panza arriba con las piernas abiertas, y me la machaqué hasta que mis huevos se pegaron a mi cuerpo, una fuerte corriente eléctrica me sacudió, de mi polla salió un fuerte manguerazo que llegó hasta la cara de Eli, seguido por varios chorros igual de potentes que caían sobre el cuerpo de mi querida sobrinita de 5 añitos, que ya era toda una mujercita.
Me fijé en ella, tenía varios ríos de semen sobre su barriga, dos grandes lechadas en su carita y de su vaginita salían restos del semen de las anteriores folladas, ella intentó recogerlo, pero la detuve de nuevo:
“Ahora te daré leche, cielo” – dije a la vez que me agachaba y chupaba ese coñito, recogiendo mi propio semen y besando a la niña para dárselo todo.
Lamí todos y cada uno de los rincones donde me había corrido para después, con un fuerte beso de pasión, darle la leche a mi pequeña.
Una vez acabado ese momento de lujuria, le dije que nos íbamos a duchar antes de ir a dormir.
Entramos en la ducha, donde ella se durmió de pie.
La desperté dándole pequeños golpecitos con mi pene, a lo que ella respondió con una buena chupada de buenas noches hasta que sacó algo de leche, no mucha ya que había ‘vaciado el depósito’ antes.
Salimos y cenamos, ella me dijo que quería dormir conmigo, a lo que le contesté que no había problema, moví mi colchón hasta su habitación y lo puse en el suelo, la metí en su cama y nos fuimos a dormir.
Espero que este relato os haya gustado, de momento será el último con mi sobrina hasta septiembre, que es cuando vuelve al cole y podré hacer de canguro de nuevo.
Aún así, he conseguido convencer a los padres de Isabel, la amiguita de mi sobrina, para hacer de canguro si les hace falta, y os aseguro, que esa pequeña es más putita que Eli.
Saludos
como pillo los primero
como encuentro sus primeros capitulos