Mi sobrina de 5 Parte 5
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JSV0410.
Como algunos saben, me llamo ‘Arnau’, soy alto con un poco de tripa, ojos marrones, pelo castaño y mi pene hace unos normales 17 cm.
Eli, mi sobrinita, tiene 5 años, es una niña normal de pelo castaño y muy traviesa para su edad.
Ahora entremos ya en el relato:
Hace una semana mi hermano empezó los trámites para divorciarse, su mujer le pegaba y conseguí convencerle de que la denunciase y la dejase, ya que con ella no conseguiría superar la depresión que estaba sufriendo.
Dado que estaba todo el día fuera por trabajo y los trámites, me ofrecí para cuidar de su pequeña, el me lo agradeció de corazón y me recompensó consiguiéndome un puesto de trabajo en el mismo lugar en el que trabaja él.
Fui a buscar a la pequeña, iba con una camisa y pantalón de baloncesto y unos calzoncillos de slip (me gustan porque permiten marcar un buen bulto en el pantalón).
Llamé a la puerta y mi hermano me recibió con unas ojeras bastante marcadas, me contó que no pudo dormir por el calor que hacia estos últimos días.
Eli vino corriendo para recibirme también, me saltó encima para que la levantara en brazos.
Estuvimos hablando un rato hasta que nos fuimos, entonces sin previo aviso, tras entrar en el ascensor, Eli me bajó los pantalones y empezó a sobar mi paquete con su carita y me dijo:
“Tito, ¿podemos ir a buscar a una amiga mía para jugar hoy?”- decía acariciándome por encima de los calzoncillos.
“Eli, ¿a que te refieres con eso?,¿has vuelto a contarle a alguien lo que hacemos Isabel, tu y yo?”- contesté a la vez que me subía los pantalones y salíamos del ascensor.
“Si, pero es igual que Isa, no se lo cuenta a nadie y es una de mis mejores amigas.
”- dijo a la vez que la alzaba de nuevo en brazos.
Me lo pensé unos instantes y le pregunté a Isa si estaba segura de que no contaría nada, me dijo que si, que guardando secretos es mejor que ella (cosa no muy difícil).
Estaba tan caliente que decidí arriesgar y le pregunté donde vivía esa amiguita suya y que íbamos a buscar por si quería jugar con nosotros.
Seguí las instrucciones de mi pequeña sobrinita y fuimos hasta la casa de su amiga, estuvimos andando casi media hora porque vivía en las afueras, en una casa de campo.
Por el camino nos detuvimos una vez para que Eli bebiera agua y aprovechó para chupármela un poco sin correrme, para motivarme para lo que pudiera suceder.
Llegamos a la puerta y llamé al timbre, nos recibió la madre (lo se porque Eli me dijo que estaban la madre y la hija mientras el padre trabajaba de camionero) preguntando sobre que queríamos.
Le dije que mi sobrina quería preguntarle a su hija para que viniera a casa a jugar.
“Perdone las molestias, es que Eli quería jugar con su hija, que va a estar unos días conmigo y le gustaría estar con su pequeña”- pregunté.
“Ah, es que no había visto a Eli.
Si, si Helena quiere ir, puede ir.
” – contestó a la vez que llegaba la pequeña Helena.
Era como una obra de arte, parecía una muñeca; era un poco más alta que Eli, tenía el pelo largo y rojo como un rubí; recogido en dos largas trenzas que le caían a los lados, unos ojos verdes preciosos y en comparación con mi sobrinita, era más grandecita en proporciones, con unas nalguitas que se marcaban bien en su falda de cuadros.
“Hola Eli, ¿Qué haces aquí? ¿quién es este señor que te acompaña?”- dijo la pequeña con una voz dulce y a la vez tímida.
Mi sobrinita contestó a las preguntas de su amiga y le preguntó para poder jugar con ella; a lo que aceptó mientras saltaba contenta; entonces su madre le dijo que si quería, podía quedarse a dormir en casa de Eli (en mi casa), le pregunté si no había inconveniente, a lo que me contestó que no había problema alguno y que ahora mismo preparaba una bolsa con ropa de recambio para Helena.
La mujer se ausentó un largo rato para preparar la ropa de la niña; de repente Helena me miró a los ojos y me dijo sonrojada;
“Así que usted es el tío de Eli, dígame ¿me dejará jugar también a esas cosas de niños grandes?, que Eli me dijo que se sentía muy bien y que es usted muy bueno con las niñas que se portan bien…” – me dijo la niña mientras levantaba su faldita para enseñarme sus pantis y excitarme.
“Si, pero primero debo saber si eres una buena chica que sabe guardar secretos; además, llámame Arnau, no me gusta mucho que me llamen señor con 19 años”- contesté mientras le bajaba la falda para que su madre no nos pillase de esa manera.
La madre llegó con una mochila que cargué a mi espalda y me dijo que para cualquier cosa, me dió su número de teléfono en un papel.
Nos preparamos para irnos pero la pequeña me pidió que la llevara en brazos, que quería que la llevara un rato; la agarré y la subí, cogí de la mano a Eli y nos fuimos andando hasta mi casa.
Estuvimos media hora andando, Eli agarrada de mi mano y la pequeña Helena cargada en el otro; su carita estaba a la altura de la mia, era hermosa, sus ojos verdes me miraban rodeados por su pelo rojo.
Llegamos a mi piso y les dije a las dos que antes de jugar en tono juguetón:
“¿Queréis jugar después de darnos un baño, antes o que queréis?” – dije mientras me quitaba la camiseta completamente sudada.
“No seeeee….
No se si estaría bien que nos bañásemos todos y juguemos en el agua.
” – respondió Eli picarona mientras me ponía la mano sobre el pantalón para despertármela.
Con la carita sonrojada, Helena se quitó las cintas del pelo desenredando sus trenzas y soltando su larga melena pelirroja; y mirándome a la cara dijo:
“A-arnau, ¿y s-si nos bañamos todos juntos y me enseña a jugar mientras estamos en el a-agua?” – decía a la vez que imitaba los movimientos de mi sobrinita y ponía su mano en mi paquete, tentando para ver la forma de lo que se escondía bajo la tela.
Me agaché y le acaricié la mejilla mientras le decía que si, que jugaríamos todos en la bañera.
Nos dirigimos al baño y encendí el agua para llenar la bañera; mientras, Eli se desnudó en un tiempo récord y se puso al agua.
Me puse al lado de Helena y le dije que primero me quitaría la ropa yo, y después ella, así se sentiría mas cómoda.
Poco a poco iba bajando mis pantalones hasta quedar en calzoncillos, donde se marcaba un buen paquete mientras yo me desnudaba, vi como Eli empezó a acariciarse su vaginita; en cambio Helena estaba con la mirada puesta en mi, ansiosa por ver lo que se escondía bajo la última prenda de ropa.
“E-espera, ¿p-puedo quitarme la ropa yo primera? Es que Eli me dijo que su cosita se pone muy grande si ve algo que le gusta, y así sabré si me deja jugar con ella.
” – dijo de repente la niña.
Poco a poco se quitaba la ropita, mostrando su cuerpecito un poco más relleno que el de mi sobrinita (que es delgada), cuando se quitó la camisa, mi polla dio un pequeño salto, cosa de la que se percató y le devolvió el ‘cumplido’ agarrando sus pequeños pechos y apretándolos para que se acabara de levantar.
Le dije que para levantarse del todo tenia que verla a ella también del todo desnuda.
Helena entonces se quitó la falda y suavemente se bajó sus pantis de espaldas a mí, dándome una vista perfecta de su coñito virgen pero que reflejaba excitación.
Mi polla se puso al máximo cuando Eli se acercó a su amiguita y le puso la mano en su coñito y la acarició suavemente.
Viendo ese espectáculo me quité los calzoncillos y mi rabo saltó disparado, rebotando en mis huevos que colgaban mucho dada la cantidad de leche que guardaban.
Las niñas se quedaron hipnotizadas.
“Helena, preciosa; ¿quieres que pasemos a jugar?” – dije mientras ponía mi mano en su vaginita para notar la humedad que desprendía.
Ella dijo que si y me la agarró mientras entrabamos en el agua; le dije como chupármela y que podía probar con Eli si no se veía capaz.
Helena abrió su boquita y puso su lengua en la punta de mi glande, con sus manitas acariciaba mis pelotas y agarraba mi tronco.
Dio lametones hasta que decidió meterse mi glande entero en la boca, movía su cabeza metiendo cada vez mas rabo; mientras, Eli se puso a su lado y metió uno de mis huevos en su boca, succionando a la vez que se masturbaba suavemente.
Estuvimos bastante rato en esa posición, hasta que decidí cambiar y le pedí a la niña que se apoyara en la pared con las manos y pusiera el culito un poco levantado.
Ella me izo caso y me senté detrás, con mi sobrina sentada en mi regazo y bajando la cabeza para comerme la polla sin descanso.
Poco a poco acariciaba su virgen coñito y lo abría suavemente, acerqué mi cara y pasé mi lengua por toda la rayita.
Ella soltó un gemido de gusto y me preguntó si eso era el juego; a lo que contesté que aun no, que solo la estaba preparando; ella me dijo que le encantaba eso y que siguiera.
Daba fuertes lamidas a ese virgen coñito del que no me cansaba, metia un poco la lengua para que la pequeña disfrutara.
Tras varios minutos de fuertes pasadas de lengua, le dije a Helena que tocaba pasar al juego principal, así que le pedí que se sentara en el suelo y abriera las piernecitas todo lo posible.
“Helena, ahora vamos a jugar ¿estás lista? Quizá al principio duela un poco, pero si aguantas se sentirá muy bien” – le dije a la pequeña.
Ella dijo que siguiera, que lo soportaría; agarré mi polla y la apunté a esa pequeña cavidad, empujé suavemente y entró el glande sin ningún esfuerzo.
Entonces, agarré sus manos y empujé poco a poco, pero de manera firme hasta que noté que llegaba al tope; ella pegó un grito y me dijo que parara que le dolía; a lo que yo hice caso y no me moví durante un buen rato esperando que la pequeña se acostumbrara.
Le salió un poco de sangre, pero con el agua que caía de la ducha se fue rápidamente.
A los dos minutos, Helena me miró a los ojos y empezó a moverse solita, ensartándose en mi polla y sacándola hasta el límite, la pequeña sabía lo que tenía que hacer porque Eli se lo dijo.
Mi sobrina se limitó a masajearse su vagina mientras pasaba sus dedos por encima de la de su amiguita.
Yo bombeaba suavemente al compás de Helena, mis huevos chocaban con su culito y resonaban por toda la ducha.
Tras casi media hora de embestidas, mi polla llegó al tope y me corrí dentro de su vaginita, noté como me pulsaban las pelotas por el largo tiempo de abstinencia al que me sometí; Salía leche sin control hasta que noté que se detuvo; agarré con fuerza a la pequeña y la levanté en brazos, la abracé contra mi pecho y volví a empezar con la follada.
Eli se colocó debajo de su amiguita y metió mis huevos en su boca, a cada sacudida de mis caderas, un poco de semen salía del coñito de Helena, ya que no cabía tanto, a lo que Eli respondía abriendo mas la boquita y chupando todo lo que saliera.
Estuvimos media tarde dándole duro a la pequeña Helena, me corrí dos veces mas dentro de ella, haciendo que saliera leche de su vaginita y Eli la lamiera.
Yo aun tenia carga para rato, así que decidí dejar que Helena descansara un rato antes de su gran final y llamé a mi sobrina para darle un rato.
La puse contra la pared y de un solo golpe le metí todo lo que pude de mi rabo, ella gemía y gritaba pidiendo más, haciendo que yo aumentara mis embestidas.
Entonces, sin previo aviso, Eli llegó al orgasmo, gimió y jadeó mientras su coñito se apretaba contra mi cañón de carne, que no pudo aguantar el apretadísimo agujero y liberó otra carga generosa de leche.
Eli me dijo que ella no podía más, que quería salir de la ducha ya, a lo que le contesté que se esperara un momento, que debía darle la última ración a su amiga.
Me separé, le pedí a Helena que volviera a poner la punta de mi polla en su boquita y que esperara un poco, que le iba a dar leche.
Ella izo caso y metió mi glande en su boca, mientras yo daba sacudidas al tronco de mi rabo, ella lamia la punta, dejándome en la gloria.
“Helena, aquí viene, la ultima ración de leche es para ti; joder, m-me corro ya, ven aquí , ah-aaaah” – dije entre fuertes jadeos.
Se la saqué de la boca y con un par de machacadas de mi mano, salió una abundante corrida que llenó la carita de la niña de semen.
La aparté un momento y conseguí lanzar un manguerazo a la carita de Eli.
Cuando acabé, pasé mi rabo por su mejilla, recogiendo un poco de mi semen en la punta y les dije que ya era hora de limpiarnos bien y salir de la ducha.
Ellas chuparon de nuevo mi polla para quitar todo rastro de semen, y Eli besó y lamió a su amiga para quitarle la leche de su carita.
Tras eso, nos enjabonamos bien, nos acabamos de duchar y nos fuimos a ver la televisión.
Espero que les haya gustado este relato y espero poder escribir más pronto.
Saludos.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!