MI SOBRINA, SU AMIGA, UN HERMANO Y LA MADRE DE ESTOS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
El tiempo corre y nadie puede detener su recorrido. Es por eso, que cuando llegamos a cierta altura de nuestra vida, el recordar se vuelve volver a disfrutar lo que hicimos en el pasado.
Hoy a mis 45 años contare una historia en donde los protagonistas fueron mi sobrina, su amiga y la madre de esta. He aquí mi relato:
Tendría yo 27 años. Mi hermana tuvo una niña que al momento de mi historia tendría unos 10, su nombre Karla. Era de gran parecido con su madre, lo cual me resultaba erótico, pues a esa misma edad iniciamos nuestras aventuras sexuales con su madre mi hermana.
MI sobrina no vivía en mi casa, pero como su madre trabajaba ella se quedaba a nuestro cuidado. Era una chiquilla inocente y gran parte de su tiempo se mantenía jugando con una amiguita de su misma edad o quizás un año mayor. Ambas eran bonitas y con atractivo cuerpo algo más desarrollado que las niñas de su edad.
El día de mi historia ambas jugaban en la sala mientras veían televisión. Yo después de finalizado mi baño me dirigí a la sala, iba cubierto solo con toalla. Aunque no había planificado nada, de antes había sentido el morbo de iniciar algún tipo de relación con las pequeñas. Esto fue lo que provoco que fuera ese el momento en que de improviso tome la determinación de iniciar algo que sabía que podía a llevarme a disfrutar mis pensamientos lujuriosos. Camine sin demostrar morbo, como buscando algo. Ellas seguían jugando en el suelo, me veían y tampoco Caín en cuenta que algo estaba a punto de cambiarles su perspectiva de vida.
-Karlita –dije- ¿has visto mis pantalones azules?-
-No –respondió- inocentemente-
Su amiguita me volvió a ver. Sin dejar de jugar curioseaban mi cuerpo. Yo me mostraba sereno y tratando de no levantar sospecha alguna seguí en mi supuesta búsqueda. Me dirigí a unos cajones y saque unos bóxer, y sabedor que ambas me observaban me retire la toalla y totalmente desnudo me dedique a secar mi cuerpo. Lo hice despacio, el primero arriba, luego mis piernas, hasta llegar a mis partes íntimas. Mi verga aunque no estaba parada totalmente denotaba que algo la hacía estar fuera de sus rangos normales.
Karla y su amiga habían dejado de jugar y se miraban entre si mientras intercambiaban miradas. Guardaban silencio y de arriba hacia abajo me miraban. Creo que la escena les había sorprendido. Conocedor de que debía romper el hielo, las mire y dije:
-Que paso, ¿No me digan que nunca han visto a un hombre desnudo?
No respondieron y simulando la mayor calma del mundo volví a decir:
-Ah, veo que solo han visto a los niños de su edad. Si picaras –comente-, las he visto cuando se bañan con Toñito tu hermana – me réferi a la amiguita de mi sobrina-.
-Si – dijeron ambas-.
-Bueno, a sus años no es normal que vean lo que tiene un hombre. Ya llegara el día en que cada una de ustedes deseara ver esto.
Me tome la verga dándome un pequeño masaje. Retire la capucha y deje que ellas vieran la cabeza mientras salían mis fluidos pre seminales. Acto seguido me vestí y Salí al corredor en donde me estuve leyendo cualquier cosa para disimular mi primera escena con mis futuras víctimas. Ellas continuaron jugando, aunque podía darme cuenta que de vez en cuando salían a espiarme mientras se reían en susurro. Sabía que estaban hablando de lo que recién habíamos vivido.
Desde ese día trate de repetir la escena. Siempre aprovechaba que ellas estuvieran jugando en la sala, momento en que trataba de irme al baño o simplemente me cambiaba para tener el pretexto de enseñarles mis partes. En cada vez trataba de llegar más lejos, procuraba lograr que mi verga se mostrara más excitada, más grande y apetecible.
Ellas se mostraban menos sorprendidas. Me preguntaba sobre los porqué de tener un miembro enorme, que para que servía y hasta se atrevieron a pedirme el poder tocarlo. Las niñas y yo empezábamos de disfrutar juntos.
Una mañana se me había hecho tarde y tranquilamente dormitaba en mi cama. Desde ahí podía escucharlas mientras se divertían afuera. Pude escuchar a la amiga de mi sobrina preguntarle por mí y como este le informaba que aún estaba dormido. Alcance a oír que esta le pidió que fueran a verme.
Atento a lo que escuche me cubrí completamente y me quite mis interiores. Me coloque boca arriba para mostrar mi bulto y fingí estar dormido. Logre saber cuándo estas estaban junto a mi cama y como en virtud de no hacer ruido se movían a mi alrededor. Ambas reían.
-Está dormido –dijo mi sobrina.
-Mira que grande tiene ahí – le contesto su amiga-.
-Destápalo, pero que no vaya a despertar.
-Despacio susurro – la amiga-.
Me sentí descubierto y gire la cabeza hacia la pared, quería que siguieran pensando que estaba dormido. Me tocaban, el pecho, mi barbilla y lentamente empezaron a “acariciar” mis vellos pectorales. Tocaron mi verga totalmente erecta y la movían suavemente hacia los lados. Podía saber que las dos jugaban con mi miembro.
Mi sobrina era más tímida, su amiga la animaba mientras decía:
-Te dije –afirmo-. Dice mi mama que esto es lo que lo hombres les meten a las mujeres para que tengan hijos.
¬Ellas seguían con sus toqueteos y no se dieron cuenta cuando yo había girado mi cabeza. Mi vista las cubría a ambas y aprovechando su asombro me limite a decirles:
-Ah, veo que ahora son ustedes las que quieren verme.
-Saben que- repetí-. Ahora no me van a dejar así. ¿Saben ustedes que niñas enfermas como ustedes son las que provocan que uno sufra.
Me miraban como preguntándose el porqué. Yo me había descubierto completamente y descaramente mostraba mi verga en todo su esplendor. Estaba boca arriba y las piernas abiertas. Sin darles tiempo a reflexionar las había halado hasta estar sentadas en mi cama y sutilmente puse sus manitas en mi instrumento mientras les hacía tocarme en forma de que me hicieran una paja. Ellas se miraban y parecían divertirse en la tarea encomendada.
Yo gemía intentando encontrar la forma de contagiarles el deseo sexual. Sus caritas se mecían ante mi cuerpo y sin emitir palabra estaba logrando que sus bocas rozaran mis huevos y todo el tronco hasta que llegaban a la punta. Veía como inútilmente trataban de meterse siquiera la cabeza y escupir como si el gusto no les fuera del todo agradable.
-Esperen .dije-. Si vamos hacer esto tenemos que hacer un secreto. Primero, tenemos que hacerlo muy bien y segundo, no se lo diremos a nadie. ¿Está bien?
-Sí .contestaron-.
-Bien. Quítense la ropa ustedes también.
Como autómatas se desnudaron, dejando al descubierto unos cuerpos de niñas sin estrenar. Solo la amiga de mi sobrina recién le salía sus pechos, sus vulvas completamente sin vello.
A manera de introducción les hice hacer un 69 entre ellas. Se lamian sus partes y según pude ver estaban demostrando haber empezado a sentir satisfacción al contacto de sus lenguas. Yo solo miraba y me pajeaba ante ellas, tocaba mis huevos y cerraba los ojos pensando que las perforaba, porque conocía que no estaban preparadas aun y además podía meterme en n rollo del cual no podría salir.
Me calme y les dije que le enseñaría como podían darse el placer que sienten las mujeres cuando están con un hombre. Coloque a mi sobrina piernas abiertas sobre la cama y metí mi cabeza e inicie a darle una mamada a todo ritmo con mi lengua. A su amiga le ordene que se colocara a horcada sobre la carita de Karla para que esta le siguiera chupando su parte. Los tres empezamos a gemir de gusto.
Cuando intercambiamos posiciones, descubrí que Paty – la amiga de mi sobrina- era más húmeda que mi sobrina, ms fogosa, se calentaba más. A mi contacto con mi lengua empezó a moverse de manera rítmica y a emitir una serie de quejidos que no termino hasta derramar sobre mi rostro una serie de chorritos producto de un orgasmo que la hizo curvar su cuerpo y apretar mi cabeza entre mis piernas.
Con ambas recostadas sobre la cama me masturbe sobre sus caritas, entregándoles en sus bocas toda la lechita que habían acumulado producto de sus caricias.
Karla y Paty se volvieron mi obsesión y consuelo para evacuar mi lujuria aunque no las penetraba. Pasaron 2 años por increíble que parezca, Karla había llegado a los 12 y su amiga a los 13. Esa tarde los tres disfrutábamos nuestro juego. Todos desnudos en mi cama, mientras una mamaba mi polla la otra hacían lo propio con el chocho de la otra. Sus cuerpos se habían desarrollado, sus pechos firmes y sus caderas curvadas en su plenitud.
Todos jadeábamos, era mi segunda erección pues las muy golosas no se conformaban hasta verme eyacular un par de veces y ellas se vinieran en una serie de orgasmos que las hacia gritar de placer.
Estábamos tan ocupados que no vimos de donde se pareció el hermano menor de Paty. Estaba asombrado y parecía temeroso de lo que veía a sus 11 años. Pude ver en el la determinación de enfrentarnos y decirnos cara a cara el motivo de llegar hasta nosotros.
-Paty –dijo-.Si no me dejas que me quede le voy a decir a mi mama todo lo que te visto hacer desde hace tanto tiempo.
Yo un tanto preocupado. Mi sobrina con carita de vergüenza y Paty con cara de enojo y temor le dijo:
-Toño, si vas a decirle hazlo. Aunque sabes que yo también te he visto con otros niños masturbándote y hasta te visto cuando espías a mi mama. Si quieres quedarte es tu problema, porque te he oído decir que estas celosa de que sea yo quien se coma esta verga-
Paty al decir aquello había sabido tomar mi fierro desde el tronco y a manera de provocación se lo mostraba a su hermano. Este palideció un poco aunque demostró serenidad al decir:
-Entonces eso quiere decir que me quede –dijo- mientras se desnudaba.
Lo vi entrar sereno a mi cama, observando su pequeño miembro de unos 12 cm., Medio parado. Justo se colocó entre mí y yo, volteándose hacia ella mientras la besaba en los labios y mientras le tocaba sus pechos. Intencionalmente o no su culo quedo frente a mi verga, la cual seguía sostenida por su hermana con su mano. Paty me beso y dándonos vuelta nos dedicamos a darnos placer. Ella arriba yo debajo, yo lamiendo sus jugos y ella empecinada en hacerme acabar y disfrutar de mi leche.
Los cuatro, ahora en pareja sudábamos y gemíamos. Karla estaba son su nuevo amante, él le mamaba su clítoris de manera maestra y ella le pajeaba su pequeño pene. Toño había sabido incorporarse al grupo.
Los labios de Paty se habían vuelto expertos, de gran manera podía introducirse parte de mi verga hasta su garganta, me daba placer más que mi sobrina. Me tocaba los huevos, los chupaba y restregaba su vulva en mi cara. Simulaba estar cabalgando, saltaba intentando penetrarse con mi nariz.
Mi sobrina también había mejorado y ante las caricias de su hoy pareja no disimulaba sentir placer. Toño por su parte chasqueaba su lengua en el chocho de Karla, pero con una mano empezó a tocarme, cogía el tronco de mi verga y suspiraba. Mientras su hermana mamaba el me masturbaba, fue el quien tomo la carita de Paty y suavemente la alejo casi empujándola a colocarse a ahorcadillas sobre mí.
-Quiero ver cómo te comes esta verga- dijo-.
Paty no dijo nada. Yo simplemente estaba debajo con una hembra que yo deseaba, veía su culo redondito y veía su chocho húmedo frente a la cabeza de mi verga. Mis 17 cm de carne estaban frente a algo que jamás había sedo penetrado. La amiga de mi sobrina empezó el descenso, podíamos sentir cada milímetro que bajaba, de verdad era delicioso. Ella ponía el ritmo, bajaba y subía muy lentamente. Aunque excitada no podía esconder el dolor de que era presa, pero al parecer le gustaba.
Toño y Karla observaban. Tímidamente se tocaban cada uno su cuerpo. Fue Toño quien opto por otra cosa que mirar y dirigiéndose hacia la verga que se estaba comiendo su hermana empezó a pasarle la lengua a la parte que todavía estaba fuera. Chupaba de arriba hasta llegar al pegue y la rodeaba con sus manos mientras halaba a Paty para que se ensartara de una buena vez. Karla se paró y me dio su cosa a chupar mientras besaba a Paty. Ahora si estábamos los 4 en una misma sincronía.
Fue cosa de unos 15 minutos y hasta que las caderas de Paty hicieron contacto con mi abdomen. Podía ver un hilito de sangre correr hacia mis huevos y sentir como esta bella niña comenzó un desenfrenado galope mientras gritaba que estaba feliz.
-Es tu turno –dijo a mi sobrina-.
Todo casi igual, solo que ella se sentó viendo mis pies. Bajo lentamente hasta que o cuando algo se rompió en su interior que le hizo emitir un lamento de dolor. Se salió de golpe, dejando mi verga viscosa de sangre y líquidos vaginales.
Mi verga seguía parada y aunque entendida el orgullo de haber sido el artífice de romper dos niñas el mismo día no había acabado. Parecía una estaca lista para seguir en batalla aunque la lucha era desigual. Así la encontró Toño cuando sin consultar la tomo en sus manos y empezó a lamerla de punta a punta. Rico, despacio, con ritmo y de manera que cada chupada que daba me hacía sentir que mis huevos estaban preparando una gran bocanada de leche suficiente para los tres.
El chiquitín sabía lo que hacía, y mis niñas se besaban lujuriosamente. Se introducían sus dedos en el chochito y se preguntaban una a otra si le gustaba. Toño me beso en los labios y casi de inmediato se colocó en su culo la cabeza de la verga que estaba a punto de comerse.
De verdad me pareció increíble cuando después de mucho esfuerzo lo vi totalmente sentado sobre mi instrumento y moverse de arriba abajo mientras disfrutaba de tener dentro de su ano lo que por meses había espiado.
Mi calentura era total. Moví a Toño y lo coloque de perrito, me dispuse a darle verga hasta que se satisficiera. Lo tomaba de la cintura y empujaba hacia adelante, su cuerpo parecía que se me escaba de las manos ante tal fuerza, pero este daba muestras de que dicho empujes solo le daban más placer.
Le levante el culito y me pare en la cama. Quería enterrarle mi instrumento hasta sus intestinos. Veía su culito dilatarse y darme paso para una mejor perforación.
Las niñas nos conservaban. Yo decidido a acabar dentro de aquel agujero estrecho que aprisionaba mi verga hasta causarme dolor. Sudoroso cabalgaba, gemía, maldecía:
-Niño de mierda, esto querías, esto tienes. Toma mi verga, cómetela toda.
El ritmo y los jadeos era todo lo que se escuchaba. Termine, quise dejarle una serie de varios chorros de semen en su culito. Acabe rico, me quede quieto y me tire sobre su espalda aunque de manera suave. Estábamos descansando.
No sentimos cuando de improviso entro la madre de Toño y Paty. Estaba roja de cólera en su cara, su ropa desarreglada. Parada frente a todos, yo todavía con mi verga en su hijo, Paty mamándole el chocho a mi sobrina mientras se masturbaba.
-Quiero que se levanten, se cambien y vayan a casa –dijo-.
Con algo de vergüenza Toño se zafó de mi verga e hizo como su mama ordeno. Mi sobrina aunque se quedó en mi casa quedo pensativa, se cambió y se fue a su cuarto.
Yo quede peor, sabía que sería culpable de todo. Vi llegar a Doña Inés y plantarse frente a mí y decirme:
-Usted sabe que no tengo marido. Pero nunca creí que ver como se cogían a mis hijos podía calentarme tanto. Yo sabía de sus juegos con Paty y Karla y como estas se divertían con esa verga rica que se tiene –dijo-.
-Ya me había masturbado antes, tanto así que Toñito me espiaba y se pajeaba por mí. Hoy resulta que al muy precoz lo he visto disfrutar tanto al haber probado también su polla- continuó-. Este es el trato, yo no diré nada y usted puede coger tranquilamente a los tres, pero antes debe comprometerse conmigo a quitarme las ganas cuando yo se lo pida.
No hubo tiempo de contestar, ella se quitó la ropa y pude ver un cuerpo mal tratado por los años frente a mí. De entrada se sentó al borde la cama y me mostró un chocho enorme, con un clítoris grande y unos pliegues en la entrada de su vagina que denotaban el mucho uso.
-Venga quiero sentir su lengua -ordeno-.
Inés demostró que realmente estaba ansiosa de sexo y que era buena en eso. Tuve que “pagar” por un par de años su silencio aunque a decir verdad disfrute coger con ella sus hijos y mi sobrina.
Fueron años de orgía que acabaron cuando las chicas llegaron a edad de tener sus propios novios y yo tuve la excusa de buscar otros desahogos.
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