Mi sobrino Luis
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo
Este relato sucedió en octubre de 2010, si bien lo traigo hoy en día para recordar una serie de acontecimientos que me proporcionaron una de las mejores experiencias de mi vida. Durante el relato hablaré cómo si estuviera en el 2010, ya que en esa época fueron los hechos.
Me llamo Ana Isabel y tengo 39 años.
Durante 10 años he estado saliendo con mi pareja José Manuel, la cual es 20 años mayor que yo, hasta que en 2003 decidimos dejarlo por una infidelidad que tuve con un compañero de trabajo.
Desde hace 5 años he dejado de vivir con mis padres y he venido a vivirme a un pisito en la periferia de Madrid en el que estoy muy contenta, ya que no tengo hijos y puedo hacer libremente mi vida.Si hay algo que tengo que destacar de mi físico puede ser mi altura, ya que mido 1,70 y mis pechos.
Si bien estoy bastante delgada, peso 55 kilos, mis pechos son bastante grandes (una talla 120) para lo que soy, de hecho he estado a punto de hacerme una reducción, pero desheché esa idea ya que las operaciones quirúrgicas me traen mucho miedo.
Si bien mi trasero está bien trabajado del gimnasio y estoy muy orgullosa de él, mis pechos siempre han sido el arma clave para haberme acostado prácticamente con todos los hombres que he querido durante mi juventud, y lo cierto es que son enormes y hermosos, a pesar del paso de los años aún se mantienen erguidos y los pezones son amplios y anaranjados.Sin hablar mucho más de mi físico, (soy castaña y de ojos azules, con la tez clara), durante estos últimos años mi vida sexual había disminuido drásticamente con el paso del tiempo.
Tenía la mente más puesta en mi trabajo como informática, la cual me daba bastante dinero, pero también me llevaba mucho tiempo diariamente.
Durante estos 5 primeros años mi vida fue bastante rutinaria y con poca diversión y fiesta, no veía mucho a mis amigos y tenía bastante poco sexo en comparación a años anteriores, pero no era del todo infeliz.
Volviendo al relato mi hermano Paco me llamó para decirme que se iba de viaje con su mujer Maite durante 15 días a la Ribera Maya, y que si Luis su hijo podría quedarse durante ese tiempo en mi casa.
Yo le dije que por mí no habría ningún problema y que podría quedarse todo el tiempo que quisiese, ya que no me daría ningún problema.
Luis había, con toda seguridad, un hijo que aunque había sido muy querido, había sido no deseado, ya que sus padres lo tuvieron con 22 y 19 años, respectivamente, aún así siempre le habían tratado muy bien.
Luis acababa de cumplir los 14 años en febrero, y jamás me había fijado en él como algo más que mi sobrino, el cual aún era un crío, era rubio, bastante alto, y delgadito.
Cuando llegó me dio dos besos y estuvo charlando conmigo de que le había ido muy bien en el instituto y había hecho muchos amigos.
Estaba contento y se instaló en mi apartamento en la habitación de invitados.
Así fueron pasando los días de verano en los que Luis paraba poco en casa, a pesar de ser un crío tenía mucha vida activa, y un día me sorprendió verle un chupetón en el cuello, a lo que se excusó diciendo que le habían pegado una hostia, y aunque la excusa era poco creíble no le dí más importancia.
Al sexto día con Luis, me dijo que se iba a quedar a cenar y a dormir a casa de un amigo, lo cual me pareció bien y al caer de sábado decidí salir un poco con mis amigas, ya que no tendría que dar explicaciones a nadie en casa.
De esto que salí de fiesta por el centro y de la que estaba por ahí fumándome un cigarrillo sentada en un banco, me quedé mirando fijamente a un portal que estaba oscuro y muy apartado.
Por toda sorpresa, me encontré a mi sobrino de 14 años besándose y magreándose con una chica.
La chica parecía un poco más mayor que él y estaban besándose con fluidez durante bastante tiempo, cuando me di cuenta, mi sobrino se sacó el pito y la chica comenzó a masturbárselo rápidamente.
Había quedado a cuadros.
A pesar de ser un crío de 14 años manejaba una polla tremendamente grande, que se podía apreciar perfectamente desde el callejón en el que me había ocultado para espiarlos.
La polla era lisa, no tenía ni un sólo pelo, estaba sin descapullar y a pesar de estar en su apogeo, no tenía ni una sola vena, y era blanquecina.
Su polla era preciosa, e invitaba a una mezcla excitante, con un cuerpo de niño y un pene mucho más grande que el de un adulto estándar.
Sin exagerar su polla mediría unos 18-20 cm y era agitada rápidamente por esta chica anónima.
Yo estaba muy excitada, y viendo que no pasaba nadie y la noche no invitaba a que fuese a pasar, me la jugué y empecé a tocarme mientras veía con mis propios ojos una de las imágenes más excitantes de mi vida, mi sobrino pequeño siendo masturbado por una jovencita anónima mientras yo me tocaba.
Al poco de llegar mi primer orgasmo al haberme estimulado mucho el clitorís y haberme metido los dedos hasta el fondo, Luis avisó a la chica de que se iba a correr, la chica sacó un pañuelo mientras seguía friccionando su palma contra el mástil rápidamente.
Luis echó cuatro borbotones de leche que fueron directamente al pañuelo, mientras yo aproveché para irme y decirle a mis amigas por WhatsApp que me iba a casa ya.
Me fui a casa y me quedé pensando fijamente en todo.
Lo primero, que Luis me había engañado, había salido de fiesta, y por último, que me había excitado muchísimo.
Un niño del cual no pensaba que tuviese ningún tipo de interés por la sexualidad aún ya le hacían pajas y manejaba una polla hermosa y gigantesca.
Pensé en muchas cosas.
Sé que moralmente es horrible ni siquiera pensar en tener sexo con tu sobrino carnal.
Pero lo pensé durante toda la noche.
La idea de tener a un crío con la polla más bonita que había visto penetrándome rompía todos los tabúes que pudieran existir sobre el incesto.
Y sin estar totalmente convencida, pensé en aligerar mi vestuario para así intentar excitarle y ver que pasaba, sin necesariamente tener que acabar en la cama.
Estaba decidido.
Al día siguiente Luis me llamó y me dijo que llegaría a casa después de comer, así que monté mi plan.
Me puse un wonderbra que resaltaba mis pechos más aún si cabe, un tanga color café y encima un camisón de gasa que trasparentaba absolutamente todo y que suponía un excitación inmediata a cualquier hombre, sin exagerar, y sin intentar tirarme flores para estar cerca de los 40 era un verdadero bombón.
Cuando Luis llegó me dio dos besos y me miró más de la cuenta, era consciente de que a pesar de a ser un crío estaba en plena pubertad y le había excitado, yo le dije que estaba cansada, que le había dejado preparada la cena y me iba a dar una ducha e ir a dormir.
Entre en el baño con un albornoz y el conjunto que me había puesto de lencería, y dejé la puerta casi cerrada, de manera que Luis podría espiarme desde la oscuridad detrás de la puerta si él quería.
Comencé a ducharme y advertí la presencia de Luis, pero me hice la tonta durante un rato para que siguiera espiándome, empecé a enjabonarme el cuerpo con menos naturalidad de la cuenta, poniendo especial atención en mis turgentes pechos, y advertí que Luis había empezado a masturbarse compulsivamente mientras me espiaba, mi plan estaba saliendo cómo yo quería y de repente me quedé mirando fijamente hacia él.
Luis, preso de su miedo se levantó el pantalón y salió corriendo hacia su habitación.
Salí de la ducha y me sequé.
Me acerqué con un falso cabreo a la habitación de Luis.
Le di un tortazo y le dije
-De qué vas espiando a tu tía.
–
Luis comenzó a llorar y me dijo que por favor no se lo contara a sus padres, que lo iban a meter en un internado.
Yo, me sentí mal y le tranquilicé diciéndole que no diría nada a nadie, pero que no debía abusar de esas cosas, mientras me daba cuenta que tenía la sartén por el mango.
-Ven a echarte un poco conmigo en el sofá, así te relajas, Luis.
–
Luis se echó detrás mío mientras veíamos la televisión.
Con el paso del tiempo me di cuenta de que Luis me estaba acariciando los pechos, a lo que me ruboricé.
-¿Pero que haces niño, estás loco?-le dije
-Es que nunca había tocado unas y quería saber como era-.
-No seas mentiroso-.
Contesté.
-Nunca he tocado unas tan grandes.
Las de Julia son más pequeñas-.
-¿Tienes novia y le tocas las tetas a tu tía? Estás loco.
–
-Pero tú me gustas mucho más.
Eres una mujer hecha y derecha.
–
-Pero no debemos Luis.
Soy tu tía.
–
-Eso a mi me da igual.
– Dijo Luis
Se armó de valor y se acercó a mis labios, pero no se atrevió a dar el paso.
Sin embargo yo, que me estaba calentando, besé con fruición a aquel niño que pensaba tener en mi brazos toda la noche (y en mi coño).
Nos besamos apasionadamente y me quité el albornoz.
Luis se quedó anonadado viendo mi wonderbra.
Tomó la iniciativa y acarició mis pechos con una mano, y me bajó el tanga con la otra.
Empezó a masturbarme.
Se notaba que no era un experto, pero algún dedo había hecho, lo hacía con velocidad y me acariciaba las tetas en círculos, aún con el sujetador puesto que yo me quité para que viera mis tiesos pezones en vivo.
Durante dos minutos jugueteaba con mi clitorís y mis pechos con fruición, rápidamente le dije.
-Sigue así y conseguirás que me corra -.
-Eso es lo que quiero.
–
No tardó mucho más en lograr mi clímax, le llené la mano de flujos vaginales mientras nos dábamos un apasionado beso.
El orgasmo me hizo razonar.
-Lo siento Luis.
Ha sido mi culpa.
Pero esto debe parar.
No es ético.
–
-No me puedes dejar así.
No es justo.
–
Se quitó el slip y me cogió la mano y se apretó la polla con ella.
Si ya había visto el perfeccionismo de ésta ,verla delante de mis ojos me puso aún más caliente.
Sin estar dura del todo, era recta, perfecta, blanquecina y sin prácticamente pelos, lo cuál me hizo admirarla más de cerca.
Sin pensar mucho, comencé a masturbar a mi sobrino con fuerza mientras se la chupaba con fruición, no tardó demasiado en aguantar mi lengua pasando por arriba y por abajo del mástil, ya que lo hacía con mucha velocidad y hasta la garganta en numerosas ocasiones.
-Ana, me corro.
–
-Hazlo donde quieras.
–
No pasaron 5 segundos cuando cerré los ojos al ver el primer borbotón de semen salir del capullo clarecino de Luis, fueron 5 largos borbotones que me llenaron la cara de leche caliente, la cual yo me esparcí por la cara y me lo llevé a la boca.
Siempre me había gustado el sabor del semen.
Luis me dió otro beso en la boca.
Seguimos besándonos hasta que me di cuenta de que la volvía a tener dura.
-¿Ya la tienes así de nuevo?.
–
-Déjame perder la virginidad contigo.
–
-No debemos.
–
Por toda respuesta Luis cogió y me echó contra el sofá.
Mi silencio otorgaba todo lo que quería hacer y me puso boca arriba contra el amplio sofá.
Se puso de rodillas y apuntó con la mano a mi dilatado agujero.
Empezó a embestirme mientras jugaba con mis tetas y yo gemía.
Me estaba dando placer mi sobrino de 14 años.
Las acometidas de su enorme pene eran totalmente gratificantes y disfrutaba cada vez que sus pequeños cojones chocaban rítmicamente contra mis amplias nalgas.
Bajó la intensidad del ritmo y conseguimos prácticamente corrernos a la vez, yo me corrí con un gemido y seguidamente Luis dejó de embestirme en la posición del misionero y se sacó la hermosa polla para correrse en mi barriga.
Había tenido un polvo espectacular con mi sobrino tras casi una año sin sexo.
Mi sobrino de tan sólo 14 años.
Me besó los labios.
Todavía quedaba una semana de vacaciones juntos.
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