Mi suegro, su hija, mi suegra y yo, III parte.
Sigue el morbo y el sexo pervertido entre mi suegro y mi esposa que es su hija. Mi suegra y yo también nos divertirnos.
Cristina mi mujer y su padre comenzaron a verse a solas mientras yo trabajaba. La primera vez fue un miércoles. Mi suegro y yo habíamos quedado en contárnoslo, pero el guion había cambiado. Era mi esposa la que me tuvo al tanto de ese primer encuentro. Mi suegro no me dijo nada, se ve que la última enculada que le di le había hecho cambiar de opinión. Así que decidió llevar a cabo mi petición y quedar con su hija a escondidas.
Esa tarde llegué a casa sobre las seis. Al entrar me encontré a Cristina en el sofá. Llevaba solamente un pijamita picardías negro que le había regalado yo. Por supuesto era muy cortito. Sus bellas piernas asomaban al aire y la noté muy alterada, nerviosa y sudada. Me senté en el sofá a su lado y Cristina se subió a horcajadas sobre mí. Abrió sus muslos de par en par y se sentó sobre mi regazo. Me miró a la cara y concretamente, a los ojos fijamente. Acercó su boca a la mia y me dijo:
“Mi padre……tu suegro…….se acaba de marchar hace bien poco amor……. Por eso me encuentras así de sudada…….quiero……ehhhh…..quiero que sepas que…….que acabo de estar con un verdadero hombre mi amor…….sólo quiero que sepas que estoy muy pero que muy bien follada……..”, me soltó de sopetón mi mujer mirándome a los ojos.
Cristina se acercó a mi boca y me llamó la atención que tenía su cuello brillante de sudor, las axilas mojadas, de su frente le caían varias gotas de sudor y el canal entre sus pechos estaba sudado también. Aun así olía de maravilla. De repente empezó a besarme y con su lengua me hizo que abriese la boca. Entró en ella y comenzó a refregarla con la mía. A su vez sus labios aprisionaban los míos. Enseguida noté el sabor peculiar del semen en su boca. Además, ella no lo sabía, pero yo sí lo reconocía perfectamente, era el semen de mi suegro. La boca le sabía y le olía al semen de su padre. No hace mucho que él debió terminar de correrse en ella. Enseguida entendí que hace bien poco él había estado allí.
Eso me encendió y que mi suegro me lo estuviese ocultando más. Así que comencé a lamerle la boca a mi esposa para, saborear ese aroma a macho tan familiar. Cristina juntó toda su saliva con su lengua y me la echó dentro de mi boquita, su sonrisa pícara me volvía loco y lo que me dijo aún más. “Amor……puaaajjjjj…….ahí llevas un montón de espermatozoides de tu suegrito……mmmmm….así que sé bueno………mmmmmm…..sé bueno y trágatelos……”, me dijo dejándome caer su saliva en mi boca abierta. Ni que decir tiene que recibí esa porción de saliva mezclada con semen y me la tragué sin rechistar.
El olor a sudor de mi mujer me estaba embriagando. Sentía su cuerpo húmedo y de sus axilas emanaba un aroma a sudor y a sexo que me estaba aturdiendo de placer. De repente se puso de pie en el sofá y me acercó la pelvis a la boca. Se subió el camisón y aparecieron sus bragas color turquesa. No podéis imaginar la tremenda mancha de humedad que había en ellas. Ni hizo falta que dijese nada más, Cristina comenzó a refregarme las bragas por la boca y por la nariz. Enseguida la mezcla de flujos y semen fue notoria en mis pailas gustativas y olfativas. La tuve que sujetar de las pantorrillas para que no se cayera. Ella me refregaba las bragas mojadas por la cara.
Ni que decir tiene que lamí esas bragas por completo, las tenía empapadas, lo cual me dejaba claro que Cristina se había puesto muy salida con su padre porque, esa cantidad de flujos sólo aparecen cuando estás así de caliente. A su vez el aroma a semen era tremendo, la corrida que debía haberle introducido mi suegro la habían empapado las braguitas enormemente. De repente oí la voz de mi mujer pidiéndome que le bajase las bragas. Cuando lo hice sus labios vaginales aparecieron ante mí empapados de baba blanquecina. No hubo que pedírmelo, comencé a limpiárselos con mi lengua, y a meterme dentro de mi boca esa enorme cantidad de viscosidad. Cristina jadeaba ya excitadísima y me pedía: “Eso…….mmmmm….eso es……..mmmmm….cariño……mmmmmm….límpiame el semen de mi padre………….mmmmmm…..eso es…..mmmmm…..asea a tu mujercita…… que su papá la ha dejado muy sucia……mmmmmm……..tu suegro me ha dejado así……….mmmmm……lame…..mmmmm…..lámeme el coño…….mmmmm….limpia el semen de tu suegro……….”
Me bajé los pantalones mientras aseaba el coño de mi mujer, me afané de tal manera que todo el semen de mi suegro y el flujo de Cristina fueron limpiados y tragados por mí. Cristina jadeaba ya como una perra en celo. Ella se volvió a sentar sobre mí penetrándose por completo con mi erecta polla. Mi mujer se la clavó hasta el final. Comenzó a darme fuertes empujones con su pelvis lo que hacían que mi polla se clavara profundamente en su vagina.
Cristina me miraba y me dijo: “Le he pedido a mi padre que no te diga cuando viene a estar conmigo….” me decía, mientras me seguía apretando fuertemente su pelvis contra mi cuerpo y con mi polla bien introducida. “De aquí en adelante te enterarás de lo que hago con tu suegro cuando yo te lo cuente…..”. Eso me puso a mil, saberme un cornudo y que me ocultasen sus encuentros me excitó muchísimo. No hizo falta mucho más, los tremendos empujones que me daba Cristina y saberme un cornudo provocaron en mí un enorme orgasmo que atravesó mi cuerpo de arriba abajo y comencé a gritar de gusto temblando, hasta que la última gota de semen entró en el coño de mi esposa. Cuando terminé se levantó y me dijo que se iba a la ducha, quedándome allí pensativo y intentando comprender lo que estaba pasando. Me sentí humillado. El plan de que ellos se vieran a solas pero que mii suegro me lo contase no estaba saliendo como estaba ideado. Pero me estaba excitando muchísimo.
La siguiente vez que llegué a casa a encontrarme con lo mismo fue dos días después. Cerré el restaurante y subí a casa. Allí estaba Cristina de nuevo vestida con otro picardías y enseguida entendí que mi suegro había estado en casa. Esta vez me senté en el sofá aturdido y ella se quitó las bragas tirándomelas a la cara. Se giró hacia mí subiendo las piernas al sofá y abriéndolas de par en par. Cristina me miró sonriente y me mostraba el coño. De nuevo vi cómo le brotaba el semen del interior de su vagina. Uno cordón blanco y abundante le salía y le bajaba por entre los labios vaginales. Mirándome a la cara me dijo: “Esta noche tu suegro no me ha terminado…….se me ha corrido y me ha dejado muy caliente amor……ven aquí y termíname…..”,me dijo.
Yo me abalancé sobre sus muslos y empecé a lamerle el coño a mi esposa. Cristina me sujetó de la cabeza y me apretaba contra su pelvis refregándome la vulva llena de semen contra mi boca. Enseguida tuve toda la boca pegajosa y llena de semen de mi suegro. Cristina debería estar muy caliente por que comenzó a jadear y a temblar enseguida. Ella me sujetaba la cabeza contra sus labios vaginales y sólo se la escuchaba decirme: “Mmmmm…siiii…..mmmmm….eso es….mmm…termíname amor……mmmm….terminame….mmmm…..termina lo que mi padre ha empezado………..mmmmm……” No tardó en correrse terminando de expulsar todo lo que tenía dentro, ayudada por dos chispazos de flujo con orina que me llenaron la boca, mientras ella temblaba y gritaba loca de gusto allí conmigo. Cuando terminó de correrse se levantó y me dijo: “Mañana sábado hemos quedado en casa de mis padres para cenar amor, me voy a la ducha que estoy muy cansada”, me miró a la cara y mi boca chorreaba flujos y babas, cogió sus bragas y me dijo: “Límpiate sucio”. No sé si fue buena idea, las bragas de Cristina estaban empapadas de todo. Me cogí la polla y empecé a masturbarme. Ella se fue a la ducha y terminé de correrme lamiendo esas bragas sucias de mi esposa. La situación no estaba saliendo como se planeó, pero no sé por qué me estaba gustando mucho. Esa noche ya no hubo más sexo. Yo si me masturbé otro par de veces antes de irme a la cama a dormir con mi relajada esposa.
Al día siguiente sábado Cristina y yo nos fuimos todo el día de cañas. La cita era por la tarde y necesitábamos estar juntos y comentar lo que estaba pasando. Los dos coincidimos en que nos estaba dando mucho morbo la situación y convenimos seguir jugándola. Además ella vio con buenos ojos que aumentara los coqueteos con mi suegra para poder ponerme a su altura y disfrutar yo también de otros roles que no fuesen los de cornudo engañado. Le comenté que me extrañaba que mi suegro no me estuviese comentando lo que estaba ocurriendo entre ellos y Cristina me dijo que se lo había pedido ella. Eso le producía mucho morbo y él aceptó. Ya tendría yo tiempo de hablar eso con mi querido suegro. La noche llegó pronto y nos fuimos a arreglarnos para la cita que teníamos con mis suegros, menos mal que vivíamos muy cerca los cuatro. A la hora convenida estábamos llamando al timbre. Cristina me había pedido en casa que le eligiera la ropa que debería ponerse y pensando en mi suegro la puse lo más guapa y provocativa posible.
Subimos y nos recibió el padre de mi mujer sonriente. Ns saludamos y cruzamos las miradas con buena cara. Cristina preguntó por su madre y mi suegro la dijo que estaba sin saber que ponerse. Entonces ella se ofreció a ayudarla marchándose velozmente para su dormitorio. Mi suegro y yo pasamos al salón y nos servimos una copa de vino. Esperaba que me dijese algo o quizás lo esperaba él. Pero ninguno de los dos entramos en ese tema. Al revés, la charla fue muy amena y simpática bromeando sobre fútbol y sobre nuestra próxima cita para ver un partido. Ahí es donde los dos hablaríamos largo y tendido.
Mi mujer y su madre entraron en el salón. Mi suegra venía radiante y enseguida se me echó en mis brazos. Su perfume me embriagaba. Venía preciosa con unos leggins blancos muy juveniles que realzaban todo su cuerpo. Pronto empezamos a picar y a charlar los cuatro. Me llamó la atención la intensidad con la que mi suegro me contaba las cosas y lo centrado en mí que estaba durante la cena. Mi mujer y su madre hacían lo mismo. Parecía que esa noche preferíamos la compañía masculina a la femenina, pero eso fue un espejismo. Esa noche estaba dispuesto a disfrutar de mi suegra. Pronto la saqué a bailar. Sonaba salsa en el equipo de música y me di unos bailes muy sensuales con mi querida suegra. Esa noche comencé a rozarme con su cuerpo de forma más atrevida. Mi mujer y su padre pronto se dieron cuenta y empezaron a bailar también. Mi suegra me decía al oído que teníamos que hablar, que había algo que quería comentar conmigo a solas. Yo la abrazaba rozándome nítidamente contra ella y le asentía con la cabeza. Había mucha noche para hacerlo. Seguíamos bailando y las parejitas estaban formadas. Mi suegro ya le metía mano a su hija sin contemplaciones. Cristina se dejaba hacer. Mi suegra se las apañó para que fuésemos a la cocina juntos. Llegamos y ella entró, yo pasé tras ella y antes de cerrar la puerta miré hacia mi suegro y mi mujer y sonriéndole la entorné.
Cuando entramos mi suegra me sirvió otra copa de vino. Muy seria se acercó a mí y empezó a besarme en la boca. Me sorprendió que empezó a desabrocharme el cinturón y a desabotonarme el pantalón. No la detuve. Ella dejó de comerme la boca y me dijo: “Querido yerno, mi marido y mi hija se están viendo a escondidas…… tienes que saber que están follando como locos a nuestras espaldas………”, me dijo como si yo no lo supiera. Yo puse cara de sorprendido y disimulé mi conocimiento del tema. Ella queriendo consolarme y vengarse se arrodilló y comenzó a comerme la polla. Mi cabeza me estallaba, por un lado, deseaba seguir sintiendo los cuernos que mi mujer me ponía con su padre y por otro me gustaba ayudar a mi suegra a vengarse de su marido y de su hija. Así que decidí seguir jugando a tres bandas. Mi suegra no tardó en empalmarme la polla por completo. La mamada que me ofrecía arrodillada bien lo merecía. Cuando la tuvo completamente dura se puso de pie de nuevo. “Tenemos que vengarnos yerno mío…….no soporto lo que me está haciendo mi marido…..una cosa es que jugueteemos a intercambiarnos y otra muy distinta que mi hija ocupe su total atención”. Mi suegra quería venganza. Tal era su grado de enfado que se dio la vuelta apoyándose en la encimera. De repente se bajó los leggins y las bragas ofreciéndome su grupa. Yo seguía muy empalmado y no dudé en acercarle la polla y rozársela contra sus labios vaginales. De repente se la metí hasta el fondo escuchando el tremendo quejido que mi suegra dio. La tenía sujeta de las caderas, a sus 65 años seguía pletórica. A mí saberme engañado por mi mujer y su padre me excitaba, pero mi suegra lo llevaba peor, quería venganza y la tenía ideada.
Me empinaba su culo y me pedía cada vez más intensidad en mis penetraciones. Ella parecía que disfrutaba, nunca la había visto tan lanzada. Le daba igual que aparecieran por la cocina, yo sabía que nadie abriría la puerta. “Fóllame yernito mío…… fóllame…..mmmmm……..quiero vengarme de mi hija y de mi marido……..mmmmm…..fóllame y córrete dentro……mmmmmm”.
No paraba de decirme eso mientras me la follaba cada vez más fuerte. Cómo es lógico no tardé en empezar a sentir el tremendo orgasmo que me venía. Habían sido muchos días de pajas sufriendo la humillación placentera que su hija me estaba proporcionando en casa. Empecé a eyacular como un loco. Mi suegra recibía mis tremendos empujones los cuales la hacían levantar sus pies del suelo. La llené el coño abundantemente quedando extasiado de gusto cuando terminé de vaciarme. Ella se giró en cuanto notó que mi polla había salido de su coño. Se puso la mano en la vagina y me dijo: “Rápido cariño, súbeme las bragas”. Cuando lo hice ella quitó la mano de su vagina y me volvió a decir. “Ahora súbeme los leggins, quiero que chorree todo lo que me has metido y que me impregne bien estos leggins blancos que me he puesto para ti”. Entendí que quería aparecer en el salón manchada de semen en su entrepierna para que ellos la viesen. Se subió tanto esos leggins que se le marcaron perfectamente sus labios vaginales y mi semen empezó a empaparlos bien. Salimos al salón.
Cuando llegamos allí no había nadie. Ni mi suegro ni mi mujer, su hija, estaban allí. Eso a ella no le gustó nada de nada. Se le veía enfadada. A mí me importó menos. Ni corta ni perezosa me cogió de la mano y me dijo que fuésemos a buscarlos por la casa. No tardamos en ver que la puerta del dormitorio que en su día fue de mi mujer estaba cerrada. Nos pusimos tras ella para escuchar lo que se pudiera oír. Lo dos nos acongojamos enseguida de los que se oía. Mi mujer le pedía nítidamente a su padre lo siguiente: “ Siiiiiiii…..mmmm…..papá,,,,,,siiiiii……mmmm….aprieta más fuerte……mmmmmm………siiiiiiii………dameeee……..mmmmmmm…….dámela por el culo papá…….mmmmmm……..dámelaaaaa…….”
Asu vez mi suegro jadeaba intensamente y era perfectamente audible desde donde nosotros estábamos. Mi suegro estaba dando por el culo a su hija, mi mujer, y a ella parecía encantarle. Mi suegra enloqueció de ira. Se apoyó contra la puerta y se bajó de nuevo los leggins y las bragas. Me empinó el culo hacia arriba y me dijo: “Bájate los pantalones y haz lo que él la está haciendo”, me dijo. “Hazlo ahora mismo”. Sin saber que estaba haciendo, aturdido por saber que mi esposa estaba siendo enculada por su padre detrás de esa puerta me bajé los pantalones y los slips. Mi polla seguía dura como una piedra. Metí mi mano en la entrepierna de mi suegra y se la pasé por la raja. Lógicamente estaba empapada de los chorreones de mi semen. Impregné mi mano al máximo y la subí hacia atrás lubricándole el culo. Cuando creí que estaba preparada acerqué mi verga a su esfínter y empecé a apretársela hasta que empezó a entrarle. Costó, pero entró.
Tras la puerta se escuchaban los jadeos de mi suegro y los de mi mujer. Ella le pedía más y más a su padre. Se nota que estaba disfrutando mucho de esa enculada. Mi suegra me empinaba el culo y recibía mi polla ya dentro por completo de su culo. También empezó a jadear y lo hacía para que ellos la oyesen. Yo no sabía que me estaba gustando más, si la enculada que le daba a mi suegra o escucharlos a ellos tras la puerta. No aguanté y empecé a correrme en sl culo de mi suegra ayudado por los jadeos de mi suegro y de mi mujer. De nuevo me vacié enormemente. A su vez escuché a mi suegro correrse y a mi mujer gritar de gusto. Nos corrimos los dos hombres a la vez.
Cuando saqué ni verga del culo de mi suegra la subí las bragas y lo leggins muy hasta arriba. Se los dejé bien apretados y metidos por la raja de su coño y de su culo y nos fuimos al salón. Nos sentamos extasiados en el sofá a recuperar la respiración. Al momento se abrió la puerta de ña habitación donde mi suegro y mi mujer habían estado juntos. Mi mujer venía caminando como dolorida y mi suegro tenía una sonrisa en la cara enorme. La verdad que le duró poco. No tardó en ver la tremenda mancha de semen que su esposa tenía en los leggins y parece que no le hizo mucha gracia. N estuvimos mucho más rato juntos esa noche. En seguida comenzamos a despedirnos y mi mujer y yo nos fuimos para casa dejándolos allí. Ya me contaría mi suegra o mi suegro lo que hablarían. Lo que si sé es que mi mujer y yo esa noche volvimos a follar en casa: Me pidió que le contase con pelos y señales lo ocurrido entre mi suegra y yo y lo hice. Ella también me contó lo que había pasado con su padre. Lógicamente a mi eso me excitó tanto que terminamos follando como locos en nuestro dormitorio. Esa noche me corrí tres o cuatro veces lo que hizo que terminase agotado. Sobre sus pechos me dormí. Las aventuras infieles entre mi suegro, su hija, mi suegra y yo estaban adentrándose cada vez más en terrenos insospechados, pero eso a mí me estaba encantado. Estaba como loco por quedar con él a solas….. ya os contaré…………
Que bacano poder conseguirse una esposa así de incestuosa!
Muy buenas tardes, la verdad es que es una delicia tener una esposa así de liberal y unos suegros tan calientes y pervertidos…me gusta mucho hablarte de mi mujer……por si quieres hacerlo……
El morbo a subido de tono aunque falta más explicar lo que hacen Padre e Hija ese morbo aun lo tengo se que cogen pero no sé cómo lo hacen, ya sabemos lo que le haces a tu suegra sigue adelante con estos relatos
Saludos