MI TIA JENNY
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era el 14 de febrero, yo tenía 20 años recién cumplidos y ella estaba bordeando los 35. Yo llegué a su casa. Me recibió mi prima y me explicó que ella estaba de salida y que se iría de viaje de estudios y que esperará en la casa ya que su mamá ya llegaría, pues mi otra prima y mi primo se habían ido a pasar una semana con su papá.
Mi prima se despidió, me dejo la llave y se fue a su viaje de estudios. Estuve viendo televisión por media hora y decidí darme un baño y descansar. Subí al cuarto que me asignaron y me saqué la ropa para ducharme, y cuando me dirigía al baño sonó el timbre. Baje apurado pues tocaban con insistencia y pensé que era algún recado para mi tía y solo lo recibiría por la ventana. Pero al llegar a la puerta me di con la sorpresa que se trataba de mi tía Jenny, y yo estaba en bóxer!.
– Abre la puerta hijito, no sabía que habías llegado!
– Hola tía, si… pero, pero…
– Abre papito que me olvidé la llave.
Por la presión y la rapidez de la situación no pude tomar nada para taparme y abrí la puerta a lo que automáticamente mi tía se acercó a mi y me dio un fuerte abrazo que me apretó totalmente. Mi tía es una señora que se viste muy a la moda y algo juvenil, con jeanes apretados y vestidos cortos. Tiene unos labios carnosos, bellos pechos y un culo firme y redondo. Al abrazarme sentí sus grandes y esponjosos pechos que rozaban mi cuerpo. Mi reacción instantánea fue abrazarla por las caderas, sintiendo parte de sus carnosos glúteos.
– Hijito estás grandote. En un año haz crecido mucho.
– Si tía estoy algo crecido.
– Ya eres todo un hombre, y por lo que veo uno muy guapo.
– Gracias tía, de donde vienes?
– De una reunión y creó que me pasé en algo las copas.
Me di cuenta que mi tía había tomado mucho y estaba muy picara y deschavada, así que mientras me halagaba intentaba bajar más mis manos y poco a poco tenía mis dos manos en sus nalgas pero tocándolas suavemente ya que no quería que tomará importancia al jugueteo de mis manos. Mi tía no me soltaba y me dio un besos muy cerca a los labios, no se si fue a propósito o de casualidad por la emoción y rapidez de todo. Cuando de pronto mi tía dio un salto hacía atrás y mis manos apretaron totalmente sus nalgas tan redondas y esponjosas. Sentía mis dedos hundirse en sus glúteos y veía como en ese pantalón crema sus nalgas desbordaban mis manos.
– Tía que pasó?
– Hay! Alexito que es esto?!
– Qué cosa tía, que paso?
– Sentí un hincón aquí abajo.
Era mi pene, estaba totalmente erecto y duro, y el bulto en mi bóxer era incontrolable. Fue un momento vergonzoso pero ya estaba ahí, solo tenía que seguir el deseo que de mi cuerpo se apoderaba.
– Lo siento tía! No se que me pasa.
– Hay hijo, que haces así? Y tu ropa?
– Ah! Es que iba a bañarme y justo llegaste tú.
– Hay perdón bebé! Me olvide mis llaves y mi celular, por eso no sabía que habías llegado.
– Si tía, no te preocupes…
– Pero porque estas así? Que te sucede allá abajo? Alex, yo te excito?
– Yo… yo…
– Hijo! Que hacen tus manos en mi trasero!
– Lo siento tía, fue una reacción!
– Hay papito, pero no te dije que las sacaras, tienes manos suaves, me gusta las caricias que estabas haciendo!
No sabía que responder y solo atiné a coger fuerte sus nalgas y sobarlas siguiendo las curvas de sus caderas.
– Vamos adentro, debes darte el baño estas muy caliente, tienes fiebre?
– Si, voy al cuarto a buscar mi toalla.
– Ah hijo, la ducha principal no funciona, vienes a mi cuarto para que te bañes en la mía.
– Ya… ya tía, está bien.
Fui a mi cuarto y tenía el pene tan erecto que ya no cabía en mi bóxer. Me senté por unos minutos, cogí mi toalla y fui al cuarto de mi tía. El pene no se me bajaba, seguía duro y erecto.
– Alexito! Ven hijo, entra. ayúdame con esto.
Mi tía seguía con la ropa que llegó y necesitaba que le ayude con la hebilla de su zapato. Le saque los dos y cuando me levantaba la toalla se me cayó quedándome en bóxer y con el bulto enorme a la vista. Mi tía me vio, se dio la vuelta y empezó a desabotonar su blusa y se la sacó. Luego se sacó el pantalón y dejo ver sus hermosas piernas largas y ese culito redondo y grande que llevaba solamente un calzoncito blanco con encajes.
Mi tía giró, miró mi bulto y se acercó.
– Hijo, notó que estás excitado.
– Si tía, es que… es que… tienes un cuerpazo y no puedo quitar la mirada de él.
– Se que es una reacción normal a tu edad. Soy tu tía y te ayudaré a que se te quite.
Mi tía me agarró y me echó en la cama. Fue tan directa que empezó a tocar mis huevos y a besar mi pene sobre el boxer. Ya no aguantaba más y le toque el culo y la puse en 69. Me bajó el bóxer y empezó a chupármela como si nunca antes hubiera chupado una verga. Mi tía estaba excitada por el alcohol y la situación y yo tenía que aprovecharlo al máximo.
Le moví el calzoncito y empecé a comerme su conchita peludita y tan cerrada por no haber tenido sexo hace mucho. Mientras hacíamos la 69 me di cuenta de que su culito estaba cerradito. "Era virgen de culo" pensé dentro de mí e instantáneamente me propuse: "Hoy le inauguro ese huequito". Mi tía no paraba de chuparme el pene y los huevos, me pasaba la lengua y me daba mordidas que solo hacían que la tenga cada vez más dura y venosa.
Le metía la lengua y le rozaba el clítoris y en un momento esa conchita estaba mojadita totalmente. Mi pene ya no daba más y mis huevos estaban duros como piedra.
– Ven tía! Sube!
– Hay hijito, tú si sabes lo que me gusta.
Mi tía subió y agarró mi pene, se la puso en la entrada de su conchita y poco a poco bajaba hasta que entró todita y sentía sus nalgas sobre mi cuerpo. Mis manos automáticamente fueron a apretar esas nalgas tan redondas y esponjosas. Mi tía se excitó tanto que empezó a cabalgar lentamente, era un sueño sentir como mi pene entraba y salía de mi tía, quería venirme! Ya no daba más! pero tenía que aguantar pues mi meta era venirme en ese culito virgen.
Por quince minutos mi tía me cabalgó como nunca antes lo había hecho.
– Así papito! Así dale bien rico a tu tía!
– Si tía Jenny, si… Te gusta¡?
– Hay Alexito eres todo un hombre, lléname hijito, lléname!
La cogí y la eché boca abajo, le abrí las nalgas y la metí todita por su conchita mojada. Ver como se habrían sus glúteos y al chocar con mi cuerpo sonaban y rebotaban tan esponjosos! Me excitaba más, y más aún por ver ese culito cerradito que esperaba inaugurarse.
Empecé a darle suave y poco a poco iba aumentando la velocidad y la fuerza con la que se la metía.
– Así te gusta tía? Así quieres que te la meta?
– Si papito dame duro! Vente! Vente, dámela toda!
Mi tía gritaba como loca y yo no paraba de embestirla, pues quería que se venga y me de la oportunidad de darle por atrás.
– Así hijito! Sigue, sigue,,, ya me vengo! Dame duro!
– Hay tía si vente! Vente!
– Ya no aguanto bebé, ya no… Hay no! Hay!
– Aguanta tía, aguanta…
– Hay sácala! sácala! Es mucha sensación… Hay!
Y de un grito placentero mi tía se vino y me dejó el pene mojadito y duro. Se estremeció y cayó a la cama, aproveché y empecé a besarle las nalgas, poco a poco se las abrí y le di un beso en el culito.
– Hay que haces hijo?
– Lo siento tía, pero no puedo controlarme.
– Hay no sigas! No sigas que me esta gustando pero nunca me han dado por ahí…
– No tengas miedo tía, déjame besártela…
– Hay Alexito! Sigue, sigue, me gusta…
Poco a poco iba metiendo mi lengua en su culito, se lo mojaba y le metía un dedo, luego dos y después de unos minutos ya estaba abiertito y mojadito, listo para metérsela. La puse en cuatro y de perrito le puse la cabeza de mi pene en la entrada de su culito.
– Métemela despacio hijito! Hay, despacito!
– Aguanta tía, esta entrando…
– Hay Alexito! Hay no! No!
La cogí duro por las caderas y se la metí toda. Mi tía daba gritos de dolor y de placer aprovechando que no había nadie en casa. Se la dejé adentro por unos minutos hasta que se amolde a mi verga. Era tanto el placer y lo apretado que estaba ese culito que no aguanté y empecé a embestirla con fuerza. Mi tía gritaba y gritaba y me pedía que le de mas duro, yo tenía la verga a mil y a punto de explotar.
– Papito sigue, sigue,,, lléname el culito.
– Hay tía! Me vengo, me vengo…
– Que rica verga tienes hijo, así, así ábreme el culito… Llena a tu tía!
– Hay tía, tus nalgas redondas me encantan… que rico culazo tienes, y es todo mío!
– Si hijito, llena a tu tía, lléname el culito…
Ya no podía aguantar más, ver ese cuerpazo en cuatro y como mi verga dura y venosa entraba y salía de ese culazo. No podía más. Aumente la velocidad y la fuerza al máximo hasta que mis huevos chocaban con su conchita y poco a poco los dos llegamos al orgasmo juntos. Le apreté las nalgas y me corrí dentro de su culito. Sentía que el semen no se me acababa y seguía vaciándome más y más. Entre gritos de placer y satisfacción caímos a la cama y nos echamos de costado pero no se la saqué y así con mi verga en su culito nos quedamos dormidos.
Esas vacaciones fueron las mejores de mi vida. Los dos andábamos en ropa interior por la casa ya que en cualquier momento nos daban ganas de coger y lo hacíamos donde sea, en el jardín, la cocina, la sala, la lavandería, la ducha y en especial en el cuarto de mi tía, donde pasábamos juntos cada noche.
Otras veces me vine en su boca, en sus tetas, en sus nalgas y en su conchita… Una vez me vine dentro de su conchita y le gusto tanto que me lo pedía a cada rato. Ahora han pasado cuatro años y ya no volví a pasar mas vacaciones a la casa de mi tía, pues ella consiguió pareja y ahora tiene un bebé de tres años. Su pareja es un señor mucho mayor de 70 años y adinerado, pero no creo que el hijo sea de él. No digo que sea mío pero cada vez que mi tía viene a visitarme, encuentra un momento para meterse a mi cuarto y me pide coger como locos y que me venga en todo su cuerpo, dentro y fuera de su conchita y su culito.
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