Mi Tía y mi cumpleaños.
Festejo familiar de a dos..
La lectora había terminado de leer un relato erótico de una familia incestuosa, la había impresionado placenteramente la vida de la protagonista, la cual se declaraba no lésbica, pero sus encuentros amorosos eran generalmente con otras amigas, incluyendo su madre, con la cual tenía relaciones incestuosas muy gratificantes para ambas.
La lectora si sintió turbada sexualmente, mientras leía los avatares de la vida de la protagonista, le resultaban excitantes los encuentros lésbicos de la muchacha, la que participaba con efusión inaudita, gozaba apasionadamente de estos encuentros, no los buscaba, pero tampoco los rehuía, además, siempre declarándose no lésbica.
Sí, es cierto que ella se declaraba bisexual, incluso había perdido su virginidad con un muchacho, pero sus encuentros eran generalmente con chicas y si bien no andaba a la caza de mujeres, las circunstancias la hacían terminar inexorablemente comiéndose un chocho de alguien.
La lectora de Nombre Noemí Bravo fue sorprendida por las formas en que las protagonistas se solazaban unas a otras, no por la calentura y la lujuria expresada, sino porque la lectora tenía solo dieciséis años y su tendencia sexual no la tenía totalmente definida, se puede decir que se identificaba con la joven protagonista, más aún porque hasta el momento había conservado su virginidad, al igual que lo había hecho la protagonista del relato.
Pero Noemí no solo se sentía identificada, ella hija de padres divorciados, el padre un alcohólico y su madre después del divorcio, encontró pareja y se desentendió de su hija, por lo tanto, ella encontró refugio con la hermana menor de su madre, Carolina es su joven tía, diez años menor que su madre, con exuberantes 22 años, terminando una carrera de ingeniería civil, gracias a haber sido becada durante su enseñanza secundaria debido a sus excelentes resultados académicos.
Pero Carolina no era ni por nada la matea del curso, a ella le gustaba divertirse y salir con chicos y chicas, lo que la caracterizaba por sobre la media de sus contemporáneos, es que era muy ordenada, se podría decir, maniacamente ordenada y organizada, jamás mezclaba las cosas, si tenía que estudiar, pues estudiaba, si tenía que divertirse lo hacía como cualquier chavala de su edad.
Noemí estaba muy agradecida de que su tía le hubiese hecho un lugar donde habitar y proseguir sus estudios, su madre se encargaba de poner dinero para su alimentación y educación, pero de todo el resto Carolina se había hecho responsable, y como sabéis, ella comenzó a influenciar a su sobrina en todo sentido, la estaba convirtiendo en su clon, con horarios fijos de estudio y salidas al parque a tomar aire, trotar y relacionarse con otros chicos y chicas.
El secreto de Carolina es que ella se relacionaba casi exclusivamente con muchachas, más o menos de la edad de Noemi, es más muchas veces la utilizaba para enganchar con estas adolescentes, los fines de semana la organizada Carolina, programaba encuentros entre chicas de la edad de Noemí y los únicos chicos presentes, era acompañantes de alguna de las chicas invitadas, es decir, siempre los muchachos eran escasos en estos mítines.
Terminado el año escolástico, la tía se recibió de flamante ingeniera civil y por sus estupendos resultados, una importante empresa europea, le ofreció un excelente contrato y comenzó a trabajar para ellos, Noemí estaba orgullosa de su tía y sus logros, así, más se esforzaba por asemejarse a ella y estudiaba con verdadero ahínco, supervisada de cerca por su tía Carolina.
En su inocencia, Noemí no veía nada de extraño en su tía que continuaba a organizar festejos a cada ocasión, así fue como, al cumplir los diecisiete, tía Carolina organizó un festejo para el fin de semana solo para ellas dos.
Se encaminaron por las señoriles calles de la Puerta del Sol, vitrineando en esas caras tiendas de estilistas famosos, se detuvieron a tomar un refrigerio en un pequeño pero elegante local cerca de la plaza Mayor, luego Carolina insistió en comprar algunas prendas de lencería femenina en un conocido y prestigioso local, ahí regaló a Noemí con algunas costosas y finas prendas, muy refinadas y elegantes también, la chiquilla se sintió mujer al ser obsequiada de este refinado vestuario femenil.
Se entretuvieron mirando a los extranjeros que deambulaban con sus cámaras y sus teléfonos sacando fotografías de todo lo que les parecía importante, se rieron de sus cretinadas y de la personalidad relajada de ellos.
Se detuvieron a cenar en un conocido restaurant italiano y se deleitaron con las pastas italianas, muy sabrosas por lo demás, habían pedido una pequeña botella de Carmenere Sauvignon, y Noemí se sintió un poco mareada pero feliz de estar festejando con su tía y muy contenta además por sus regalos, había sido una magnifica velada y ya anochecía.
Habían recorrido por tantos lugares elegantes, refinados y caros, que Noemí no se sorprendió cuando ingresaron a uno de los prestigiosos hoteles de la plaza, tampoco le pareció extraño cuando su tía se dirigió a la recepción y le entregaron las llaves de una habitación, fueron acompañadas por un dependiente del hotel al segundo piso, recorrieron el alfombrado pasillo y el empleado les solicitó las llaves y las hizo ingresar a una habitación.
Cuando ingresaron había una tremenda torta con diecisiete velitas y la acostumbrada escrita, “Feliz Cumpleaños Noemí”, a la chica le temblequearon las piernas, se sintió emocionada, abrazó a su tía casi en sollozos, no terminaba de darle las gracias por el espectacular cumpleaños que su tía había organizado, el empleado con una amplia sonrisa les devolvió las llaves y se despidió de ellas.
Noemí no cabía en sí de la emoción, recorrieron la habitación, había un gran lecho con bronces bruñidos de antes, todo era clásico en esa habitación, gozaban de una amplia vista hacía la plaza, Carolina abrazó a su sobrina y le mostró todo lo que disponía la habitación, entre las comodidades, un amplio baño con jacuzzi, abrazadas volvieron a la mesilla que acomodaba la hermosa torta de cumpleaños, Carolina encendió las velitas e invito a su sobrina a apagarlas no sin antes pedir un deseo con toda su alma.
Mientras Noemí apagaba las velas, Carolina extrajo una botella de buen espumante moscatel y vertió unas abundantes copas para ambas, Noemí se sintió un poco achispada con dos copitas burbujeantes y dulces, Carolina todo le celebraba, se sacaron los zapatos y se pusieron a danzar con música del celular de Noemí, ambas chicas saltaban un poco por allí y un poco por allá, tenían su propia fiesta y bailaban abrazadas.
Carolina apretaba a su cuerpo a Noemí y le hacía sentir sus prodigiosas tetas, Noemí se sentía un tanto sensual, todo ese roce de pezones era un tantico excitante, la muchacha se sentía un poco extraña y turbada porque estaba sintiéndose atraída por su bellísima tía, esos senos turgentes jamás los había visto ni tenido tan de cerca, eran un portento de la naturaleza, pero ella es su tía.
Noemí no se podía contener y le dijo a su tía que necesitaba ir al baño, la chica fue a la toilette y se dio cuenta que sus bragas estaban totalmente mojadas, sintió vergüenza de sí misma y se puso a llorar, Carolina sintió los gemidos y sollozos de la joven y entró a ver que le sucedía, encontró a la chiquilla sentada en el inodoro y con sus bragas entre sus rodillas, le bastó una mirada para darse cuenta de la mancha en los calzoncitos de Noemí.
Puso una rodilla en el piso ― ¿Qué te sucede mi pequeña? … ¿Por qué lloras? ― le pregunto con preocupación ― ¡ay! tía … me siento extraña … al bailar contigo me sentí muy azorada … turbada al sentir tú proximidad … nunca me había sentido así ― dijo la nena entre sollozos ― ¡Oh! mi nenita … no te acongojes … a todas nos pasa alguna vez en la vida … nos sentimos atraídas por otra chica … es normal … hoy estas de fiesta, tienes que estar feliz … mira que tienes tus bragas todas mojadas … ― Carolina trataba de consolar a su afligida sobrina.
Noemí logró reponerse ― ¡Oh! tía he bañado mis bragas por ti … perdóname si te decepciono … ha sido una cosa involuntaria ― ella trataba de excusarse ― cariño, no me decepcionas … es más, me siento halagada de haberte puesto cachonda … también a mí me sucede contigo ― diciendo esto, Carolina deslizo su mano al desnudo chocho de Noemí, la chica abrió sus labios un poco sorprendida, un poco con lujuria, Carolina se acercó y la besó en esos labios entreabiertos.
No pararon más de besarse ― cariño, vamos a disfrutar tu torta … ven ― Carolina le había sacado las bragas y a culito pelado se la llevo a comer torta, Noemí se sentía un poco incomoda con su trasero al aire ― tía no me siento a gusto sin bragas ― dijo, esperando le retornasen sus calzoncitos ― nenita … sirvámonos un poco de tu torta y luego me gustaría que tú y yo nos probásemos la lencería, así podrás vestir unas bragas limpias, secas y sexys … ― dijo Carolina versando un poco más de espumante a Noemí ― ¡Oh! tía no veo la hora de probarme esas bragas tan lindas y sofisticadas ― dijo la chica olvidándose completamente de sus bragas, pero aún sentía el toque de los dedos de su tía a su chochito mojado.
Mientras sorbían traguitos de espumante burbujeante y saboreaban la exquisita torta, Carolina le pidió a Noemí de sentarse en su regazo, la chica voluntariosa accedió y luego su culito desnudo estaba en los muslos de su tía, Carolina apoyo su mano en los voluptuosos muslos de su sobrina.
Noemí no habituada a beber, estaba chispeante, bebió un sorbo de espumante y luego se giró hacía su tía y besándola, le metió su lengua en la boca de ella y le traspaso un poco del líquido, Carolina respondió al beso y luego tomó su vaso y se versó unas gotitas en la hendedura de sus senos, Noemí se alzó y se sentó a horcajadas en las piernas de su tía, dejando su conchita expuesta y abierta, se inclinó y comenzó a lamer el líquido de los senos de su tía, Carolina deslizó su mano y atrapó el pequeño chochito entero de su sobrina en su mano.
Se intercambiaron caricias y besos, el masaje de Carolina al coñito de Noemí, estaba surtiendo efecto, la chica gemía y rotaba sus caderas, también había logrado bajar los tirantes del vestido de su tía y tenía sus tetas asomadas por sobre su sujetador y estaba lamiendo esos pezones duros e incitantes de Carolina.
Ambas chicas estaban envueltas en un acalorado toqueteo, querían descubrirse, conocerse carnalmente, Carolina había abierto la blusa de Noemí y los esplendorosos pechos adolescentes estaban por fin al alcance de su mano, estaba concentrada en meter esos escurridizos pezones entre sus dedos, los blanquizcos senos de la chiquilla la embriagaban de lujuria, eran solidas masas de carnes que poco a poco se estaba llevando a sus carnosos labios,
― Cariño, porque no vamos a refrescarnos un poco antes de proseguir ― dijo la organizada Carolina ― creo que sería oportuno tía, porque ha sido un día ajetreado y muy caluroso … ¿qué sugieres? ― preguntó la dulce Noemí, masajeando y mordisqueando los opulentos pechos de Carolina ― tenemos un magnifico jacuzzi … vamos a aprovecharlo como se debe … después modelaremos nuestro regalos ¿te parece? ― dijo Carolina ― ¡oh! tiita sería perfecto … me muero por verme vistiendo esas prendas ― respondió la chiquilla dándole un afectuoso besito en los labios.
Ambas mujeres se fueron al dormitorio, coquetamente abrazadas, una vez allí se despojaron de sus vestimentas, mirando sus agraciados cuerpos, Noemí vio que su tía tenía su coño completamente rasurado, acercándose y contorneando sus caderas, la chiquilla tomo con toda su mano la invitante chuchita de su tía, le paso un brazo por la cintura y atrayéndola hacía sí, la miro a los ojos ― tía, me encanta tu chocho lampiño … ¿me ayudaras a que el mío luzca igual al tuyo? ― dijo presionando los cálidos y húmedos labios de Carolina ― por supuesto que sí cariño … es una rica sensación sentirse así peladita … yo lo haré por ti … tengo una rasuradora en mi bolso ― respondió Carolina atrapando la mano de Noemí entre sus suaves muslos.
Totalmente desnudas, se fueron al baño, Carolina abrió el agua del jacuzzi y salió en busca de la afeitadora, en tanto Noemí encontró sales de baño y comenzó a versar algunos granitos en el agua tibia que comenzaba a espumar por los potentes chorros, sumergió sus piernas en las tibias aguas y espero a su tía, Carolina entró en la bañera levantando su piernas, Noemí no se pudo contener y encontrándose su tía aún de pie, apoyo sus labios en la convergencia de sus muslos y con su lengua intentó de acariciar el coño de su tía ― ¡oh! cariño, me vas hacer caer … espera un poco … tenemos toda la noche solo para nosotras … no desesperes y acomódate para sacarte esos pocos pelitos que tienes en tu coñito ― reclamó Carolina, buscando apoyo para mantenerse en pie.
Noemí se giró y se puso de espalda a su tía, Carolina la atrajo a sí y puso sus manos sobre las juveniles tetas de Noemí, después descendió con una de sus manos hacía el chochito de su sobrina, encontró el coñito estrecho de la chiquilla e introdujo uno de sus dedos, Noemí abrió sus piernas gimiendo y acariciando las piernas de Carolina, estuvieron así por un rato hasta que la muchacha comenzó a mover la mano de su tía frenéticamente, sintiendo la proximidad de un orgasmo estremecedor, Carolina excitadísima besaba el cuello de la chica y mordisqueaba sus lóbulos, Noemí se corrió apretando sus muslos y lanzando uno que otro chillido, carolina delicadamente mantuvo su mano sobre el chocho tembloroso de su sobrina.
Noemí se giró para besar a su tía con pasión y mostrar su entrega y reconocimiento a aquel fantástico orgasmo, Carolina respondió efusivamente a los besos y caricias de la chica ― siéntate al borde de la bañera para afeitar tu chocho ― dijo Carolina y Noemí se alzó chorreando agua y sentándose tal como se lo había pedido su tía, abrió sus piernas exponiendo su sexo a las atenciones de Carolina, sobajeando sus muslos con bastante jabón, ella extendió la espuma por toda la zona pélvica de Noemí, comenzó desde sus muslos, prosiguió por el bajo vientres y enseguida con destreza rasuró los labios del pequeño coño de su sobrina, no pudiendo evitar de tocar su sensible clítoris y haciendo que la chiquilla se estremeciese y gimiese cachonda durante el exquisito proceso, la hizo girar y le abrió los glúteos y aplicando abundante espuma, procedió a rasurar los incipientes pelos del culito de Noemí, enjuagó con abundante agua y metió su nariz entre esas blancas nalgas y su lengua alcanzo el prieto orificio anal de Noemí ― ¡oh! tía … me quieres matar … ―
Carolina se alzó y repasó su propio coño con la rasuradora, Noemí se acercó para observar de cerca ese chorito lampiño, tomo las caderas de su tía y la hizo girar, Noemí comenzó a meter dos deditos en ese chocho encharcado de fluidos cálidos, Carolina inició un movimiento de sube-baja aumentando la estimulación a su concha, Noemí abrió los glúteos de su tía y con fuerza le langüeteo su orificio anal, Carolina gimió con concupiscencia refregando su ojete en los labios de su sobrina.
Con una linda sonrisa, Carolina invitó a Noemí a la cama, pero primero fue a buscar su bolso donde ella conservaba la fina ropa que habían comprado, más algunas sorpresas, Noemí se acomodó sobre el lecho ligeramente recostada, apoyada en las almohadas y con sus piernas cruzadas, su tía regresó con los obsequios y el total de la compra, ambas se sentaron desnudas en la cama y comenzaron a abrir las confecciones, Noemí eligió un completo rojo encendido y Carolina uno calipso, se miraban mutuamente como se vestían sus bellísimos cuerpos.
Carolina se acercó a Noemí, arreglando la presentación de las prendas, permitiéndose de tocar la tibia piel de la muchacha, sus manos acariciaron sus caderas y bajó luego sobre la delgada tela de la tanga, a tocar sus labios recién rasurados, sentía con la yema de sus dedos la rajita de ella, Noemí gimiendo bajó el sujetador de su tía y atrapo sus pezones ya endurecidos, luego le quito la prenda para dejar libres los protuberantes senos de su tía, Carolina gimió audiblemente cuando su sobrina posó ambas manos en sus pechos, se quedaron sentadas frente a frente, gozando de las reciprocas caricias a sus pechos.
Carolina le quitó el sujetador a Noemí y se alzó de rodillas, colocando sus pechos a la altura de los labios de ella, la chica tomó a su tía de la cintura y la hizo caer recostada en la cama, acarició los turgentes senos de su tía y luego la dejó totalmente desnuda quitándole la tanga calipso, por varios minutos la chiquilla se apoderó de esos enhiestos pezones y se los comió, babeando completamente esas colinas majestuosas, Carolina bramaba de placer y movía su pelvis arriba y abajo sin poderse contener.
Casi con autoridad, Carolina le quitó la tanguita roja a su sobrina y le abrió las piernas de par en par, luego la montó colocando su chochito en estrecho contacto con la pequeña vulva de Noemí, los jugos de ambas se mezclaron y se sintió un chapoteo de labios vaginales que se encontraban y se besaban, la pequeña tomada por sorpresa abrió sus ojos y su boca lascivamente, jamás antes su chocho había sido tocado así tan sensible y rico, casi en agonía enloquecedora comenzó a mover sus juveniles caderas, frotando su vagina contra la vagina de su tía, Carolina estuvo a punto de caer, pero se sostuvo en una pierna de la muchacha e incremento la velocidad de fricción entre chocho y chocho.
La pobre Noemí se revolcaba violentamente en un orgasmo múltiple, mientras su tía no le daba tregua y continuaba a follar su sexo velozmente, finalmente Carolina también se corrió y jadeante y estremeciéndose colapsaba al costado de Noemí, la chica sintió la mano de su tía que se cerraba sobre uno de sus senos, con ambas manos y su respiración aún entrecortada, apretó la mano de su tía contra su seno.
Se quedaron exhausta después de ese maravilloso orgasmo, se acariciaban en silencio, las palabras no podrían expresar lo que estaba sintiendo la una por la otra, era un momento mágico, estaban en una burbuja, en un espacio perteneciente solo a ellas, sus lenguas humedecían esos labios que habían dado tanto placer, tantas caricias, Carolina fue la primera en alzarse y sentarse en sus talones al lado de Noemí, la miraba con una ternura infinita, acarició los cabellos de la muchacha y le beso la frente, la nariz y los labios, fue un beso de cariño y afecto, la pasión podía esperar, el amor no, ahora la estaba amando y demostrándole un cariño, ternura y sentimiento, tía y sobrina, la misma sangre que cuando hierve no conoce barreras ni limites, son parientes, son amantes, son dos mujeres libres y deseosas la una de la otra, al amor no se comanda.
Noemí se enderezó y beso a su tía, quería más de aquella maravillosa sensación que acababa de sentir, su cuerpo sabía como obtenerlo y se pego con sus senos a los senos de su tía, la apretó tan fuerte que le sacó un gemido reprimido a Carolina, con cierta agresividad la chica tumbó a su tía sobre el lecho y le abrió esos muslos sedosos, se puso a horcajadas sobre la cabeza de su tía y se inclino tirando esas piernas felpadas hacía arriba, aprisionó con sus brazos ambas piernas de Carolina y se sumergió en ese chocho rosado que se abría goloso a su ávida lengua, le separó las nalgas y la beso succionando su pequeñísimo ano, Carolina tuvo una sensación de hormigueo que la recorrió de pies a cabeza, su culito y la rajita de su vulva estaban siendo estimuladas contemporáneamente, miles de gemidos escaparon de su boca y se volvió loquita de lujuria y placer, se corrió en la boca de su sobrina que no escatimaba esfuerzos para deleitarla con esa lengua voraz.
Carolina quería escapar de esa tortura de exquisitas caricias que la estaban trastornando, pero la chicuela tenía muchísima fuerza y no se lo permitió, la hizo correrse sin piedad una y otra vez, lengüeteando sus orificios e insertando dedos y mas dedos en el uno y luego en el otro orificio, ya no sabía cuantas manos tenía esta chiquilla, sus dedos se multiplicaban sin control, tanto como sus orgasmos.
Noemí sintió la serie de estremecimientos causado a su tía y aflojó su agarre, Carolina estaba aturdida por las convulsiones espasmódicas de su lujuria, el dulce pecado de yacer con su sobrina rendía el todo mucho más sabroso, pero el estremecimiento fue tan fuerte que sus energías habían sido menguadas y lo único que atinaba a hacer era a cerrar sus muslos y mover su pelvis escondiendo su fuente de placer ya aplacada, estaba sumisa y vencida por la fuerza de su goce sexual.
La invencible Carolina, se apoyo en sus codos e hizo un esfuerzo para abrir sus ojos azules que destellaban deseos, los fijo en el voluptuoso cuerpo de su sobrina que yacía relajada tocando los labios de su conchita reluciente de fluidos, se alzó y de su bolso extrajo uno de sus juguetes preferido, un dildo rojo de medianas dimensiones, girando la tapita beige, lo hizo ronronear, Noemí abrió los ojos y estos se le iluminaron al ver la verga que su tía tenía en sus manos, lucía cautivante al igual que el dulce rumor que emitía.
Carolina acerco el artilugio a los labios vaginales de Noemí, esta casi dio un brinco al sentir la electrizante vibración en sus sensibles labiecitos de su chocho, Carolina lo paseó de arriba abajo por interminables minutos, Noemí dejo caer su cabeza hacía atrás y se entregó a las sensaciones que le procuraba el aparato y a la maestría de su tía, con un apagado grito sintió que la estaba penetrando y abrió de reflejo un poco más sus piernas, gemidos altisonantes escapaban de su atribulada garganta que se había casi secado.
Noemí grito en modo inaudible y su estremecimiento fue casi imperceptible cuando su himen fue roto, un casi invisible hilo de sangre salió de su coño, su tía la había desvirgada y eso le procuraba placer, no se sintió traumada ni adolorida, estaba disfrutando la penetración profunda, casi quince centímetros de dulzura, que su tía manejaba con ternura y llevándola poco a poco a la cúspide de sensaciones renovadas, esta era la primera vez que un objeto así largo y vibrante era inserido en su conchita, lo estaba disfrutando sobremanera, había comenzado a mover su pelvis fornicando con el aparato, ya no sentía ninguna molestia, solo placer in crescendo.
Noemí sintió esas cosquillitas en su vientre, eran diferentes, algo había estimulado nuevas zonas erógenas, estaba follando el dildo con gusto, Carolina puso sus dedos en el clítoris de la muchacha y la hizo correrse hasta que ella alzo su pelvis en el aire para ser penetrada al infinito por el falo rojo que no cesaba de gruñir en su interior, Carolina extrajo el pene artificial del coñito tembloroso y se lo acerco a sus labios saboreando los flujos de su sobrina que yacía exhausta.
Carolina apago el dildo y se tumbo al costado de Noemí que fatigaba a recomponer su respiración, la arrebujó con una manta y con el control remoto bajo la brillantez de las luces de la habitación, dejándola en penumbras y se acomodó para un merecido descanso.
Afuera en la ciudad ya amanecía, las chicas se habían divertido y luego debían regresar a su vieja casa, pero con renovadas emociones y renovados sentimientos.
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