Mi tío Carlos I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Maduro38:Hola Fer
Fer2000:Hola señor C
Desde que lo conocí, decidí llamarlo señor C.
Es la única persona con que me permito ser sumisa, el ordena, yo cumplo, si fallo, hay castigo.
Maduro38:Tw tengo una sorpresa, Fernanda
Fer2000:¿Ah sí?
[Maduro38 Solicita Vídeo Llamada]
Se suponía que era un juego, como siempre, él me ve cumplir, y yo solo escucho su voz a través de un aparato que la distorsiona, C siempre fue muy cauteloso.
En esta ocasión, su cámara estaba encendida, y más que sorprenderme por su rostro, me aterrorizó ver la puerta de mi casa.
Maduro38:Baja Fer, ábreme la puerta
En ese momento corté la vídeollamada y con las manos temblorosas trate de llamar a al policía, sin embargo, decidí que esa opción no era factible ya que que tendría que explicar el embrollo de que tengo amigos calientes desde que se usaba Messenger, aquellos días en los que tenía 8 años, y no, eso no era lindo.
Abrí contactos y empecé a buscar a alguien de confianza, a alguien que no me fuera a delatar, y valla que no confío en la gente.
Me desplazaba cada vez más al fondo del alfabeto cuando una llamada me entro al teléfono.
Era de mi tío Carlos.
Le respondí con sorpresa, después de que se había divorciado de la hermana de mi madre hace unas semanas, no creí que quisiera seguir en contacto con esta familia.
-Hola Fer-
-Hola tío Carlos-
-Estaba por el barrio y pensé en pasar a saludarte ¿estás libre?- preguntó
En este momento la anormalidad de su visita quedaba opacada por mi preocupación, ¡¿Cómo demonios C sabía dónde vivía?! Pero claro, aún no sabía que el señor C había sido mi tío Carlos todo este tiempo.
Se me ocurrió que quizás el tío Carlos ahuyentaría a mi amigo de chat y me daría tiempo de pensar que hacer, por lo que le dije que si.
Al finalizar la llamada me volví a vestir, ya que estaba desnuda por mi vídeollamada con C.
Decidí quedarme encerrada en mi cuarto hasta que escuché su voz por el íntercomunicador, había llegado muy pronto.
Baje las escaleras con miedo de que C hubiese entrado a la casa, me sentía muy asustada hasta que al fin Carlos se metió a la casa.
Lo abrace con fuerza y el solo me miraba tranquilamente.
-¿Qué sucede Fer? ¿Qué te tiene tan asustada?- preguntó
Lo mire con duda pero después de su insistencia, decidí contarle el asunto a medias, no era necesario que se enterase de todo,
-Me mientes Fer- me dijo con una burla
Y si lo hacía, solo le dije que tenía un novio de internet, que éramos muy buenos niños y demás, no le iba a decir como perdí mi virginidad con un tipo que estaba posiblemente a millas de distancia.
-Por supuesto que no, es la verdad-
Mi tío me miró como nunca antes lo había hecho, me comía entera.
El chasqueo la lengua, justo como C lo hacía cuando yo hacía algo mal.
-Dime Fernandita, ¿te acuerdas cuando acordamos que tú jamás me mentirías?- C me llamaba así
Yo solo lo miraba confundida y un poco espantada, ¿acaso había sido la puta de mi tío los últimos 3 años?
-Tu.
Tú eres C-
-Si mi Fer, no sabes cuánto quería ese divorcio, ahora tengo toda la libertad de hacerte mía, esta vez en persona y con mi polla de verdad-
Era el, y me encantaba oírlo hablar.
-Sin embargo, primero van los castigos.
Ven aquí Fer- él se dio palmaditas en sus piernas
No sé cómo, me puse caliente de verlo con esa actitud, mi tío no era un adonis, pero si tenía su encanto.
Tenía una barba de leñador bien cuidada y era de estilo elegante, debía medir como 1.
70 y estaba un poco pachon, lo perfecto para mi gusto,
-Sigo esperandote Fer- me dijo un tanto molesto
-¿Y si me niego?-
Él se desabrochó el cinturón y se bajó e cierre hasta sacar su polla de su pantalón.
Nunca había visto nada más apetecible, rosada, gruesa y con un largo perfecto.
Él se la sacudió al tiempo que se la veía,
-¿En serio te vas a perder esto Fer? Tú siempre quisite ver cómo era una reunión conmigo- me dijo
Él tenía razón,,, si n era hoy, sería despues.
Asentí y tragué saliva.
-Ven aquí Fer- me dijo con más tranquilidad
Él se metió su pene de nuevo en sus bóxers y tomo mi cuerpo de alguna manera que me hizo quedar sobre sus rodillas.
El me iba a castigar,
-Me mentiste Fer, ¿eso está bien?- el me bajo mi short con todo y ropa interior lentamente
Sentí como su pené se endurecía aún más,
-No, señor C- dije
El me acariciaba el culo hasta que me dejó ir su mano con toda la fuerza posible.
El pegaba fuerte, pero de alguna manera mi excitacion le ganaba al ardor.
El me golpeaba repetidas veces y me manoseaba hasta que yo soltaba un par de lagrimas.
No sé cuánto paso, pero mi tío sí que disfruto de nalguearme.
El me volvió a subir el short y me ayudó a ponerme de pie.
– Híncate- ordenó
Obedecí y me quede entre sus piernas cubiertas por su pantalón.
-Se mi puta Fer- me dijo mientras me veía a los ojos
Y demonios, la excitacion te hace hacer muchas cosas, y si el me pedía ser su puta, iba a ser una.
Y no me molestaba realmente, al menos no con el.
Me acerqué más y vi la abultada carpa que había en sus delgados bóxers, yo nunca había hecho una mamada, pero el grueso chupetin de mi tío era muy apetecible.
Lo saque y lo tome de su base, lo mire por un momento hasta que metí su punta en mi boca, no sabía que era más intenso, el sabor a sus líquidos o el de él suavizante de su ropa.
Saber que era un hombre de higiene impecable me hizo perder cualquier pudor.
Descubrí lo profunda que era mi garganta, y una vez que mi tío lo había visto no quiso dejar de sentirlo, deje que me manejara a su antojo mientras gemía y me decía cosas vulgarmente cadentes.
Me esforzaba por hacerlo disfrutar, al menos me ayudaba a distraerme de mi dolor de culo.
Le hice la mejor mamada que haría en mi vida, sus bolas y su miembro entero quedaron cubiertos de saliva, después de un tiempo el me detuvo.
-¿Boca? ¿Tetas? ¿Cara?- preguntó cómo si fuera nuestro juego imaginario
-Cara- dije
Él se puso su gran mano y comenzó a estimularse enérgicamente hasta que disparo en mi rostro, sus cálidos fluidos llenaron mis mejillas, mis labios y un poco de mi cabello.
Limpié lo que podía con mi lengua y después le limpie la polla.
El sonrió con suficiencia mientras se guardaba su paquete y se acomodaba el traje.
-Ponte en aquel sillón- me ordenó
Me puse de pie y con cuidado fui al sillón puf de la sala, me quede de pie esperando que hacer.
Él se sentó en el lugar y tomo mis caderas haciéndome girar para dejar mi martirizado trasero a su vista de nuevo.
Me bajo el short poniendo especial cuidado en rozar mi parte dolorida y hacerme gritar, me dejo solo en sostén.
De nuevo me dejo caer su mano sobre mis nalgsas, gemí en alto.
Él se burlo y volvió a pegarme con fuerza.
Me dejo unos azotes más hasta que me cargo y me fue llevando escaleras arriba, no me miraba, tramaba como hacerme gritar.
Llegamos a mi cuarto y me dejo en el borde de la cama.
Mis piernas colgaban y solo mis puntas tocaban el suelo debido a que mi cama es bastante alta.
Él comenzó a desvestirse sin dejarme verlo, pero podía escuchar como lo hacía.
Cuando acabó sentí como se acercaba.
-Siemore me ha gustado tu coño Fer- dijo mientras metía dos deditos y separaba mis labios
-Miren que mojadita está mi sobrina- dijo
Gemía por su voz, gemía por el dolor del culo, gemía por sus dedos en mi vagina.
-Apuesto a que así te entra- dijo
Sentí mis paredes contraerse, yo nunca había tenido un pene dentro, sin embargo C me ordenó acabar con mi virginidad hace tiempo.
-Relájate Fer- dijo mientras ponía su cálida punta en mi entrada
Él se estiró para tomar mis manos y ponerlas en mi espalda baja, me las mantenía ahí y no me podía mover mucho.
Bajo una mano para poder direcciónar su polla y fue entrándo en mi.
Me dolía porque era muy ancha, pero quería más, quería complacer a C, quería complacer a mi tío.
Él fue compasivo y se quedó quieto, comenzó a acariciar mi clitoris de una dulce manera y empezó a susurrarme mis frases favoritas, en algún momento fui yo quien empezó a moverse, pronto me dilató por comoleto, me metía y me sacaba su polla sin piedad y yo gemía y gemía de placer.
Era un círculo vicioso de orgasmos inacabables, no sé en qué momento fue que sentí como se quedaba quieto y una rara sensación en mi interior.
Se había venido.
Me sacó su pene y me subió a la cama.
Yo permanecía a cuatro patas, esperando su orden.
-Boca, ya.
coño, ya.
¿Qué nos falta?.
Ah si, el culo- dijo el
Tragué saliva.
-Ve a la cabecera y en esa misma posición mira hacia mi- obedecí lo que me dijo y vi cómo sacaba de sus pantalones un frasco.
Tenía el cuerpo blanco y rosado, no era perfecto, era adorable para mí, a pesar de su opuesto carácter.
Él se fue a la cabecera conmigo y se metió debajo de mi, me hizo bajar hasta que mi vagina estaba más o menos a la altura de su miembro.
Me apollaba con los codos y mis piernas ya haciean sobre las de él, estiradas rodeando su cintura.
-Relájate Fer, tú tío te va a cuidar-
Me dejé caer y espere a su siguiente moviemiento.
Sentí como el aceite comenzaba a resbalar por mis glúteos y entre ellos, Carlos los separo y me empezó a masajear mi entrada trasera.
-Esta apretado, relájate- ordenó
Hice mi esfuerzo hasta que un dedo intruso me sorprendió.
El me dio leves palmaditas para que me concentrará en otro dolor, y funciono.
Deje de presionar su dedo y el empezó a moverlo, a poner más lubricante, y lentamente fue introduciendo un segundo dedo, de algún momento a otro comencé a apretar sus dedos no por rechazo, si no porque los quería dentro,
-¿Polla?- preguntó
Asentí y el me saco los dedos, me volvió a poner en cuatro y se lúbrico la pene a mis espaldas.
Puso su ancha punta en mi entrada y fue empujando sin prisa alguna, me dolía un poco su grosor, pero pronto se reemplazaba con una sensación adictiva.
Él salía completamente y luego me la metía hasta el fondo, gemía cada vez que su largo miembro me llenaba, sus bolas chocando contra mí emitían un constante sonido, pronto me tiro y me aprisionó con su cuerpo para penetrarme más rápido.
El me cubrió la boca con su mano tapando mis gemidos, me embestía muy muy rápido, como si su vida dependiera de ello, y yo solo daba gemidos que se callaban con su mano en mis labios.
Cuando me vine tuve un orgasmo que nunca antes había tenido.
Sentí como tocaba la gloria y me aferraba a ella por un par de segundos.
Mi tío también se vació en mí y se quedo quieto por unos momentos.
Salió de mi y me recostó en mis almohadas.
Sentía mi cuerpo hecho de gelatina, jamás había sentido mis interiores más activos, se sentía muy bien.
-Duerme Fer, yo jamás estuve aquí- me dijo
-Adiós, señor C- me despedí
Y si, desde esa ocasión, Carlos y yo hermos tenido más sesiones.
-Fernanda
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