Mi tio, ese sueño húmedo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MarMar19.
Desperté un sábado y la habitación seguía en silencio.
Mis ojos trataban de captar lo que yacía frente a mi, por supuesto no tenía idea, no pasaba por mi mente algo así.
Sin embargo, ahí estaba él, masturbándose frente a mi como si fuese algo muy natural hacerlo frente a su sobrina.
Traté de fingir que no había visto, mala mía, pues al intentar darle la espalda, sentí como ponía su pene en mi cara.
-Te he visto, sé que quieres.
Él sabía de lo que hablaba.
Lo había estado viendo por días, lo observaba ir al baño y demorar más de lo habitual.
Y creo no escapaba de su conocimiento, las noches dónde mi mano se deslizaba por debajo de las sábanas para tocarme lentamente.
Tomó mi mano y la llevó directo a su longitud.
Su pene estaba duro.
Y mi mano se cerró en el.
Todos mis sueños dónde él me penetraba hasta doler, parecían estar a punto de cumplirse.
Lo miré y sin apartar la vista, mi lengua tocó por fin la dura erección.
Que bien se sentía.
Se sentía demasiado bien y su cara de satisfacción al verme a su merced comenzaba a excitarme.
Me senté en la cama y él se acercó tan solo para quitarme la blusa que traía.
No llevaba sostén, así que su vista hacia mis pechos fue fácil.
Se arrodilló para quedar a mi altura y llevó un pezón a su boca.
Lo chupo como si de verdad fuera algún chupete y mordió suave para luego cambiar y mover su lengua sobre el izquierdo.
-haa .
haa.
Seguí
Se sentía tan bien que se me olvidaba que su pene necesitaba de mi atención.
Se paró nuevamente y su pene quedó a escasos centímetros de mi boca.
-Mm.
Solté un gemido cuando llevé parte de su pene dentro de mi boca.
Trataba de darle una mamada, una buena mamada.
Así que hundí mi boca en él y comencé a crear fricción cuando entraba y salía.
Comenzó a moverse para que los movimientos de mi boca fueran más rápidos, se movía agresivo al punto de toser un poco debido a la presión de su pene en mi garganta.
Moví mi mano, la deslizaba de arriba hacia abajo.
No era tan buena pero me podía hundir su pene en mi garganta, no me iba a quejar.
Succionaba alternando mi mano para que sus gemidos salieran.
Me excitaba oírlo gemir.
Era alguna clase de fetiche que siempre había tenido.
Hundió su pene en mi boca y dio unas cuantas estocadas.
Se separó apenas y toda su leche se esparció por mi cara y parte del piso.
-haa, que rica boquita.
-quiero que me cojas, no quiero hablar mucho tío
Demasiado alterada, desperté de aquel sueño.
Otro más.
Debía hacer algo, no quedaba de otra que algún día decirle sobre mis sueños.
Quería ser penetrado por mi tio, asi fuera lo más indecente.
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