Mi tío me enseña cosas nuevas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por robertojrz.
El hermano de mi mama llegó un fin de semana.
Venia de Estados Unidos a pasar la Navidad con nosotros.
Era el hermano menor de mi mama, tenia 25 años.
Desde q lo vi me cayó muy bien, además nos trajo regalos a todos, y en la Noche Buena, nos la pasamos súper.
Unos días después paso algo q, a mis cortos 11 años, nunca me hubiera imaginado.
Ese día mi papa fue a trabajar y mi mamá salió de casa para hacer unas compras por adelantado para la preparación del la cena de fin de año, por lo que mi tío y yo nos quedamos solos en casa.
Yo estaba en mi recamara jugando con el corro a control remoto que mi tío me trajo de regalo y él estaba en la sala viendo la televisión.
De pronto escuche que él me hablaba y fui deprisa para ver que necesitaba.
—Mande—le dije al llegar.
—Oye Jorge, te quiero enseñar algo.
—¿Qué cosa?
—Bueno no se si deba—lo dijo con tono de intriga que me dio mas curiosidad.
—Ándale tío dime.
—Es que si tu mamá o tu papá se enteran se van a enojar conmigo.
—Pues entonces no les digo nada.
Mi tío hizo mueca de estarlo pensando, lo cual no hizo mas que aumentar mi curiosidad.
—¡Ándale!, ¡ándale!, ¡ándale!.
—Esta bien, esta bien, pero no le puedes decir a nadie ¿eh?
—Te lo prometo.
Enseguida mi tío abrió una mochila que tenia junto a él y de la que nunca se separaba, de ella sacó unas cajas negras para DVD, sin portadas.
—¿Alguna vez haz visto películas porno?
Yo sabía que eran, y aun que no había visto películas, ya una vez un amigo de la cuadra me enseño una revista porno, sin embargo me hice el ingenuo por temor a que fuese sólo una trampa para sacarme la verdad.
Negué con la cabeza.
—¿Seguro?—pregunto incrédulo mi tío—, necesito saber q confías en mi para yo poder confiar y enseñarte algo.
Apenado pero motivado por la curiosidad lo reconocí.
—Solo he visto unas fotos que me enseñó un amigo.
—Ah, mira que niño tan precoz.
Sentí que los colores se me subían al rostro y mi tío rió al darse cuenta.
—Relájate, es normal.
¿y te gustaría ver una película?
Asentí en silencio.
—Bueno.
Diciendo esto se puso en pie y puso en el reproductor uno de los DVD que extrajo de una caja.
Lo siguiente que vi fue el menú del DVD en la pantalla del televisor, se veía la imagen de una mujer tetona.
Con agilidad mi tío navegó en el menú y un instante después ante mis incrédulos ojos apareció una escena que ni en mis mas locas fantasías de masturbación hubiera imaginado:
Había una mujer (que me pareció que era la misma que parecía en el menú), estaba sentada sobre un hombre negro y podía verse como su enorme verga negra se ensartaba en la concha de la mujer, además había otros dos hombres, otro negro y un rubio.
Ambos de pie a cada lado de la mujer, ofreciendo sus penes, también muy grandes, para que la mujer se los metiera en la boca.
La mujer gemía como loca e intentaba meterse las dos vergas en la boca mientras seguía dando brincos sobre la verga del otro hombre.
No se cuanto tiempo trascurrió mientras estaba yo ahí parado, viendo con la boca abierta hasta q de pronto intervino mi tío:
—¿Qué te parece?
No supe que contestar, no podía apartar la mirada de la pantalla.
—Están chingona ¿verdad?
Asentí en silencio.
—Siéntate aquí a mi lado para verla a gusto.
Obedecí sin apartar la vista de aquella orgía.
Comencé a sentirme incomodo, mi pene estaba muy duro y me daba vergüenza que mi tío se fuera a dar cuenta, pero era tarde, el estaba pendiente de todos mis movimientos.
—Ya se te paro—me dijo riendo pero sin llegar a ser una burla.
—Si—por fin pude articular una palabra.
—¿Y tu no te la jalas?
Su pregunta me tomó por sorpresa.
Hacia relativamente poco que había aprendido sobre la masturbación, con ese mismo amigo que me enseñó la revista, pero nunca me imagine q mi tío fuera a preguntar eso, pero de lo que si estaba seguro era de no poder engañarlo, asi q contesté con la verdad:
—Si, a veces.
—Si me lo imaginé, yo también lo hago a veces.
¿no te la quieres jalar ahorita?
Una sorpresa tras otra, ¿como iba a jalármela ahí frente de el?
—Anda, no tengas vergüenza, es mas yo si me la voy a jalar, esa película me calienta mucho.
Diciendo eso, sin decir agua va, se abrió el pantalón y de un solo movimiento bajo su pantalón con todo y calzón, y en un segundo ahí estaba sólo cubierto por la playera, con la verga de fuera, y muy parada.
Nunca había visto la verga de un hombre mas que en aquella revista o en esa película y ahora tenia ahí a mi tío enseñándome la suya.
—Sigues tu—me indicó con tono despreocupado, como si fuese lo mas normal del mundo.
Lo pensé un momento, pero finalmente accedí.
Nervioso me abrí el pantalón y sin sacármelo, metí mi mano y comencé a acariciarme dentro de la ropa.
Mi tío rió.
—¿Así nada mas? no me digas q te da vergüenza q te vea, pues si somos hombres.
Me sentí avergonzado, pero admití:
—Es que yo no la tengo tan grande como tu.
En rió sinceramente.
—Por favor, y q esperabas si solo tienes 11 años, a esa edad yo tampoco la tenia grande, pero mira ahora—estrujó su verga para recalcar la observación—, ahora si la tengo grande, así q no te preocupes, que muy pronto te va a crecer.
Además estamos en confianza.
Ándale quítate el pantalón.
Ya mas relajado accedí.
Realmente era pequeña y delgada, de un color claro y sin un pelo.
Me volví a sentar ya sin los pantalones encima.
—Así esta mejor, ahora a disfrutar.
Pasaron unos minutos, mi tío se seguía meneando la verga al igual que yo, pero la película había pasado a segundo termino, ahora casi no podía apartar la mirada de la verga de mi tío.
El se daba cuenta de esto, pero no decía nada.
De pronto se detuvo, se puso en pie, haciendo bambolearse su verga con cada paso y se dirigió al DVD.
—Ya me aburrió esa película.
Yo me sentí decepcionado, supuse que se había terminado la diversión, pero no fue así.
Mi tío sacó otro DVD, lo colocó en el reproductor y sin acceder a ningún menú la película comenzó a reproducirse.
—A ver que te párese esta—me dijo volviendo al sillón y sentándose a mi lado.
La curiosidad hizo volver mi vista a la pantalla olvidándome de la verga de mi tío por un momento.
La pantalla estaba en color negro pero justo cuando abría la boca para preguntar por que no comenzaba, la pantalla se fue iluminando.
Vi a un niño al que le calculé mi edad, estaba acostado en una cama, completamente desnudo.
Un segundo después aparecía un hombre que entraba a escena después de cerciorarse de que la cámara estaba correctamente ubicada.
Podía sentir la mirada de mi tío sobre mi, presto a mi reacción, pero no pude apartar la vista de la pantalla.
El hombre comenzó a acariciar al niño, y el niño a su vez acariciaba al hombre.
En cuestión de segundos la verga del hombre se había puesto dura y en ese momento el niño la tomó entre sus manos y comenzó a acariciarla.
Unos minutos después, tras una indicación del hombre, el niño acerco su cara a la verga y sin mas, se la metió en la boca.
Sentí una mezcla de sensaciones, entre asco, miedo, vergüenza, morbo, todo al unísono.
Sólo entonces pude voltear a ver a mi tío.
—¿Qué tal?—me preguntó con malicia.
—No se.
—¿No te gusta?
—No se.
—Si quieres la quito—se puso en pie.
Tengo q admitir que sentí cierto alivio, mi instinto me advertía lo que podía pasar, así q no hice ademán de detenerlo, sería mejor terminar con aquello.
Pero mi tío al ver que no le pedí q no la quitara se dio vuelta quedando justo frente a mi, con su dura verga apuntando a mi cara, a menos de 10 centímetros.
Pude percibir el aroma característico de una verga, limpia pero verga al fin.
—No te asustes Jorge—me dijo con voz conciliadora—no va a pasar nada.
Dio un paso mas de tal forma que su verga rozó mi mejilla cuando me hice a un lado tratando de evitar el contacto.
—Oops, perdón—dijo mientras se volvía a sentar, como si hubiese sido un accidente.
—Tío…
No pude terminar la frase, sólo me incliné y recogí mi pantalón dispuesto a marcharme, me puse en pie y justo cuando daba un paso para irme de ahí mi tío extendió un brazo y me detuvo.
—No te vayas Jorge, si apenas estamos entrando en calor.
Sentí una oleada de pánico, intente gritar pero no pude.
Entonces mi tío me jaló con fuerza haciéndome caer de rodillas frente a él, que seguía sentado.
—Mira Jorge, hay dos formas de hacer esto, la bonita y la fea, a mi me gustan las dos, pero a ti te conviene la bonita, así que coopera.
—Le voy a decir a mi mamá—amenacé.
El río.
—Haz lo que quieras, si no cooperas lo haré a la fuerza y cuando termine me voy y no me vuelven a ver, pero si pones de tu parte, te aseguro q tu también lo vas a disfrutar, además te aseguro q sabré ser muy agradecido, podría comprarte el juego de video ese que tanto quieres.
Tu eliges.
Yo ya había comenzado a llorar, por temor y por la impotencia de verme acorralado.
Mi tío levantó mi cara con ternura para que lo volteara a ver.
—¿Qué dices, vas a ayudar a tu tío favorito?
Asentí en silencio, sintiéndome humillado.
—Muy bien así me gusta.
Ahora abre la boquita y chupa.
Tomó mi cabeza acercándola a su pene, pero yo apreté los labios.
—¡Jorge!, ya te dije, si no cooperas lo haremos a la mala.
Diciendo esto apretó mis mejillas y sentí como me lastimaba la carne con mis propios dientes.
Abrí la boca.
Tan pronto como lo hice sentí como un palo duro se incrustaba hasta lo mas hondo de mi garganta, me sentí ahogar, me entraron unas ganas enormes de vomitar, me resistí un momento, pudo ser un segundo o un minuto entero, no sabría decirlo con certeza.
Entonces me soltó, me aparté como un rayo, tosiendo copiosamente, sintiendo arcadas con las que expulsaba una sustancia mucosa como babas espesas.
Mi terror se multiplicó.
—Te lo dije, esta es sólo una prueba, así q espero q ahora si hagas lo que te digo.
Ven, mamame la verga de una puta vez.
Llorando avance de rodillas hacia él y sin decir nada tomé la verga con mis manos y me la llevé a la boca.
—Ya vez q diferencia—Me dijo cariñoso mientras me acariciaba la cabeza y apartaba unos cabellos de mi frente.
No sabría decir como lo estaba haciendo, sólo me lo metí en la boca y lo demás fue mecánico, pero por las indicaciones que mi tío comenzó a dar, supongo que no lo hacia nada bien.
—¡Pendejo! cuidado con los dientes.
Si se te ocurre morderme te pongo un chingazo que no se te va a olvidar nunca.
Chupa suavecito, y usa la lengua.
Asustado traté de seguir al pie de la letra todas sus indicaciones.
Instantes después mi tío no paraba de gemir.
—Mmmmmm, si, así Jorge.
Aprendes rápido.
Con sus manos guiaba la velocidad de mis movimientos, haciéndome bajar y subir, obligándome a tragar todo lo que pudiera y lo que no, provocándome continuamente una nueva arcada, que a mi tío parecía divertir y excitar mas.
—Los huevo Jorge, chupalos también.
Obedecí.
Los comencé a lamer, primero uno, luego otro, trate de metérmelos en la boca pero no me cabía ni siquiera uno, eran muy grandes.
Luego mi tío me empujó la cabeza haciéndome bajar mas, levantó las piernas y me ofreció su culo.
Sentí mucho asco, pero mas grande era mi temor de hacerlo enojar.
Comencé a lamer el culo.
—Siiiiiiiiiiii, asi.
Mmmmm q rico.
Sigue jalando la verga mientras me chupas el culo.
Lo hice, el era el que mandaba.
Minutos después, de reojo vi a la pantalla de televisión y lo que observé me paralizó de horror:
El niño de la película estaba empinado con las piernas abiertas mientras el hombre le metía el pene por el culo.
Mi río rió de una forma que casi me pareció simpática.
—Tranquilo, no vamos a llegar a eso… por ahora—río nuevamente al decir esto—.
Sólo quiero q me la mames bien, tal vez después probemos otra cosa, eso dependerá de ti, si pones de tu parte te puedo enseñar muchas cosas q te van a gustar.
Pero tranquilízate, chupame bien la verga y el culo, te prometo que si me dejas satisfecho, no te haré nada mas… por ahora—volvió a reír.
Decidí confiar en su palabra, al fin de cuentas, bien o mal, hasta ahora había cumplido todo lo dicho.
Me afané lo mas que pude, olvidándome por un momento de la humillación, pensado que entre mas pronto terminara mejor sería.
A mi tío pareció encantarle esto, por que comencé a chupar el culo como loco, sacando y metiendo la lengua, moviendo la cabeza de arriba abajo, mientras lo masturbaba, luego subía y le chupaba el pene, así estuve alternando, aumentado el ritmo con forme sentía y veía que él se acercaba mas al orgasmo.
—Ay Jorgito, eres un ángel.
Chupa, chupa.
Me levantó colocando mi cara en su verga.
—Así, sigue q ya casi llego al final, aquí viene tu premio, se bueno y no tires nada.
Había un cierto tiente de amenaza en sus palabras que no me pasó desapercibido.
Sentí como la verga palpitaba, hinchándose mas y mas.
Mi tío comenzó a retorcerse y yo no me detuve, sabia que estaba cerca de lograr mi liberación, al menos por el momento.
Segundos después sentí un liquido espeso y caliente llenándome la boca.
Era tanto que sentí q comenzaba a escurrirse de mi boca, pero al recordar las palabras de mi tío me apresuré a tragar todo.
El sabor no podía percibirlo muy bien, todo fue tan rápido que por fortuna no hubo tiempo de degustar nada.
Mi tío gemía como poseso, retorciéndose.
—Siiiiiiiiiiiii, que rico.
Ay pinche Jorgito, me saliste bien putito.
En ese instante lo odie mas que nunca.
Me disponía a levantarme pero me detuvo.
—Aun no terminamos puto, primero límpiame bien, quiero que no dejes ni un solo rastro de mecos.
Ya no tenia nada que perder, o eso pensaba, así q accedí, lamí una y otra vez, de arriba abajo, alrededor, hurgando con la punta de la lengua en el orificio de la verga, hasta que finalmente quedó mas limpia de lo que había estado cuando me la ensarto en la garganta por primera vez.
—Bien, bien—me dijo evaluando mi trabajo final—.
Ahora, para que veas q no soy malo, y q al contrario se agradecer, te voy a dar un regalito.
Siéntate.
El mejor regalo que podía darme era dejarme ir, pero eso no estaba en sus planes aun.
Me senté, como si fuera un muñeco de trapo, sin conciencia del tiempo ni el espacio.
Sólo un títere obedeciendo a los hilos que lo mueven.
Esperaba lo peor, por lo menos así la sorpresa seria menor, pero todo cambio, mi tío se trasformo, de pronto lo vi sonreir con complacencia y ternura, acarició mi cara suavemente, se acercó a mi y besó mis labios.
—Gracias—Me dijo después de apartar sus labios.
Me sentí confundido.
Los labios de mi tío comenzaron a descender por mi pecho, mi vientre y se detuvieron justo entre mis piernas.
Instintivamente trate de apartarme y en cuanto lo hice casi me eché a llorar, seguro de que con esa acción lo habría molestado.
Pero no fue así, sólo sostuvo mis piernas y volteo a verme sonriendo con los ojos.
—Tranquilo Jorgito, relájate y disfruta.
Después de decir esto, dio un gran lengüetazo a mi pene, desde abajo, levantando mis huevos con la lengua, luego recorriendo mi pene pequeño y flácido, y enseguida metiéndoselo por completo en la boca.
Aun que trate de no disfrutar de aquello, no pude evitar sentir un estremecimiento.
Mi pene se movía dentro de su boca por acción de la lengua que ágilmente lo movía de un lado a otro.
Para mi sorpresa y algo de pesar, comencé a disfrutarlo, y para muestra mi pene se puso duro.
Mi tío no sacó ni un centímetro de su boca, hasta q no lo sintió completamente erecto.
Y entonces comenzó a mamar con destreza, volviendo a lamer mis huevos y luego metiendo otra vez mi verga en su boca.
Antes de darme cuenta ya estaba gimiendo.
—Así, chiquito, gózalo—me alentaba—.
Mira lo agradecido que dejaste a tu tío.
Yo me olvidé de todo, el episodio anterior se esfumó, ahora me sentía en el cielo.
Era lo mejor q había sentido en mi corta vida.
Coloqué mis manos en su cabeza y apreté con fuerza, él tocio un poco.
—Cuidado, quieres hacerme un agujero en la garganta o que—me dijo riendo en broma.
No supe si eso fue en serio y mi pequeño pene logró entrar hasta su garganta o si solo fue para animarme, pero lo consiguió, incluso le reí la gracia.
Siguió unos minutos chupando, hasta q sentí q todo mi cuerpo estallaba en pedazos, mis piernas temblaban, gemía muy fuerte.
Él no paraba, seguía prendido de mi verga, chupando.
Sentí que desfallecía, me estremecí con fuerza unos segundos y luego mi cuerpo cayó laxo, pero para mi sorpresa mi tío no paraba, seguía chupando.
—Ya, ya, no puedo mas—le rogaba, pero el no escuchaba razones.
Solo segundos después otro rayo atravesó mi cuerpo.
Mi tío me había dado dos deliciosos orgasmos con solo segundos de diferencia.
Sentí que me desmayaba.
Por fin se apartó y dijo:
—Espero con esto haberte recompensado—y rió.
Yo no dije nada, estaba a punto de dormirme.
—Vamos Jorge, hay q bañarnos.
Vamos al centro comercial, no olvides lo que te prometí, o es que ya no quieres ese videojuego.
No pude evitar sonreír.
Mi tío me cargó en brazos y me llevó al baño.
Donde personalmente me lavó de pies a cabeza, con toda la ternura del mundo.
—Jorge, perdona si fui muy rudo, es que a veces me descontrolo, pero te prometo que seré mas cuidadoso, bueno si es que quieres volver a hacerlo.
Si no, te prometo que no volverá a pasar.
Yo no respondí, lo abracé, luego hice fuerza para indicarle que se pusiera de pie mientras yo me arrodillaba frente a él, para después, con todo el gusto y placer, mamarle esa deliciosa verga y así sellar nuestro pacto.
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