Mi tio me hizo mujercita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Desde hace algunos meses soy asidua lectora de sitios con relatos eróticos, lo cual me ha servido para tener fantasías y algunas llevarlas a cabo con mi marido.
Debido a esa razón he decidido contar una historia o bien hacer una confesión de un hecho que aconteció desde hace muchos años atrás.
Mi nombre es Debie (ficticio). Cuando tenia 14 años, tenia un bonito cuerpo de adolescente, piernas delgadas pero curvilineas, senos como pequeños volcancitos y un botoncito rosado que eran mi pezones, cabello castaño claro y ojos celestes. No es para vanagloriarme pero era muy linda, razón por la cual gané más de un concurso de belleza en mi infancia y juventud.
En esa época, tenia un tío, Julian (nombre ficticio también) hermano de mi padre que era nuestro héroe, todos lo admirábamos y la razón era que jugaba futbol o soccer (como le llaman ahora los gringos) en la liga mayor de este país. En las reuniones familiares era el centro de atracción y entorno de él giraban todas las pláticas.
A mí desde niña me gustaba mucho meterme en la cama con él cuando nos visitaba, luego él me pasaba a mi cama cuando yo me dormía. Todo sin malicia.
Cierto día escuche una conversación de mis padres, mi papá contaba que el tío Julian se había lesionado severamente uno de sus talones y que tendría que descansar al menos tres o cuatro meses, y eso lo dejaba fuera de cualquier posibilidad de tener una prueba en la selección del país. Y que él estaba devastado, muy deprimido. Razón por la que mi padre lo invitó a pasar algunos días en su casa.
Llegó el tío Julian y se instaló en el cuarto de visitas. Los días los pasaba casi siempre encerrado en su habitación sin hacer nada, apenas bajaba al comedor para hacer sus tiempos de comida. Tenia un carácter muy irritable, se enojaba mucho y todo le disgustaba. Mi padre nos decía a nosotros, con mi hermanita menor, que le tuviéramos paciencia.
Cierto día lo invitaron a salir algunos amigos de su infancia que vivían en este pueblo, y como a las 11:00 de la noche regresó, iba casi ebrio, hizo un poco de ruido y eso fue lo que me despertó, ya que el cuarto de visitas estaba contiguo a la habitación que compartía con mi hermanita.
Me levanté y abrí la puerta de su habitación, alli estaba tío Julian solo en calzoncillos, abrió los ojos me vio y siguió descansando. Yo llevaba puesto mi camisón para dormir, por debajo solo tenía mis braguitas de color rosado. Me acosté a su par como siempre, poniéndome de lado en posición fetal, mi camisón apenas cubría mis nalguitas.
Recuerdo que empecé a dormir, pero me despertó que la luz de la lámpara de la mesita de noche estaba prendida, luego tuve la sensación que mi tío Julian estaba acariciando mis nalguitas con sus manos, luego también lo hizo con mis braguitas. Yo me hice la dormida, fue lo primero que se me ocurrió. Luego sentí su aliento cerca de mi traserito, el condenado me estaba oliendo mi culito y mi rajita!. Tuve ahora una sensación rara, como unas cosquillitas en mi bollito. Después de olerme, me colocó lentamente boca arriba (inicialmente estaba de lado), me subió mi camisón hasta la altura de mis teticas, se quedó un rato admirándolas, luego las tocó delicadamente, siguiendo su contorno, haciendo círculos encima de ellas para finalizar en mis pequeñitos pezones rosados.
No conforme, bajó nuevamente a olerme mi conejito, casi pude sentir su nariz encima de mis braguitas, con un leve olor a licor. Un calor intenso se apoderó de mi en ese momento, no sabia de donde provenía el calor que me embargaba. A pesar de no gustarme la idea de lo que hacia, no quería detenerlo, quería que siguiera!
Lo siguiente que hizo fue acariciar mi conejito sobre mis bragas, no satisfecho -comenzó a bajarme mis braguitas! – como no quería que supiera que estaba despierta, dejé que lo hiciera; me las sacó completamente por los tobillos, luego al igual que con mis senos, se quedó admirando mi coñito con sus escasos pelitos castaños, y los labios vaginales coloraditos que sobresalían de mi vulvita, él bajó su cabeza y volvió a aspirar mi cosita.
Mientras lo hacía con sus manos retiró mi camisón de dormir, en ese momento quedé totalmente desnuda a su merced. Se quedó nuevamente viendo mi cuerpecito de adolescente. Luego, de reojo pude observar que se quitó su calzoncillo y le vi su enorme verga parada con dirección al techo. La tomó con sus manos y empezó a masturbarse mientras me veía desnuda.
A continuación abrió un poco mis piernas para tener una mejor visual de mi coñito, no satisfecho con una mano se masturbaba y con la otra me acariciaba la rajita. Asi siguió varios minutos. Gimiendo y jadeando cada vez que se jalaba su cosa. Los dedos de su mano que acariciaba mi coñito, comenzaron a profundizar sus caricias, un dedo lo deslizo recorriendo toda mi rajita, desde mi vagina hasta mi diminuto clítoris, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo; esto lo repitió varias veces, fue alli cuando sentí como del interior de mi vagina bajaba un liquido que llegó a toparse con sus dedos. El rápido se dio cuenta de lo ocurrido, se llevó sus dedos con mi lubricación a su nariz y lo olió, luego los chupó con sus labios degustando mi pequeña venida. Mi respiración fue en aumento, estaba muy excitada de todo lo ocurrido y eso me estaba delatando.
Me abrió más mis piernitas blancas y mi conejito quedó a su disposición. Con su lengua recorrió el camino iniciado con sus dedos, recorriendo mis labios vaginales, mi vagina, hasta llegar a mi clítoris que lamió varias veces. Yo ya no podia más, mi respiración se elevó demasiado y empecé a decir -aayy no!- -ya noo!, cuando la verdad en ese instante quería que eso no acabara nunca. Abrí los ojos totalmente y solo alcanzaba a ver su cabeza hundida entre mis piernas y la sensación de su lengua mamándome mi bollito virgen.
Julian levantó la vista, me miró a los ojos y dijo:
-Te gusta mi putita?-, -Te gusta como te estoy comiendo tu panochita?-
-Estas mojadita?-
Yo no emitía palabra alguna, solo me limité a concentrarme en los lenguetazos que me estremecían en la cama.
A los pocos minutos, sentí una sensación única, los pelitos de mi cuerpo se erizaron y sentí que bajaba de mi vagina otro chorrito de agüita viscosa, solo que ahora era en mayor cantidad que la primera vez. Sin duda fue un orgasmo. Gemí y me quejé, Julian no dejaba de chuparme allá abajo. Es más, después de beberse mi agüita, me levantó con las manos las nalguitas y me lamió mi pequeño orificio del culo. Lo chupo como si fuera un heladito rico. En ese momento le jalé sus cabellos. Qué rica sensación!!.
-Te voy a hacer mia!!- me advirtió.
Yo no entendía bien que sucedería. Alcanzó de su mesita un poco de vaselina que utilizaba en sus entrenamientos y se masajeo su verga con ella. Luego levantó una de mis piernas y pude sentir su miembro en la entrada de mi conejito, lo empujó suavemente hacia dentro de mi, yo estaba tan nerviosa que quise cerrar mis piernas, él no me dejó hacerlo. –Relajate!, tranquilita!- fueron sus palabras.
Siguió adelante, mi vaginita se abrió de par en par presionada por la cabeza de su verga, luego una sensación de dolor, como quien se corta un dedo y luego le arde, se apoderó de mi. –Me duele tio, me duele!- le dije al tío Julian.
El ya no oía nada, lo sujete de sus brazos, estaba sudado!, mientras él terminaba su misión, su verga abrió y dilato mis paredes vaginales por primera vez. La sensación de dolor se convirtió en excitación y placer. Mi vagina segregaba bastante lubricación cuando el intentaba meterla toda. Sus manos tomaron mis tobillos, los levantaron y sujetándolos me abrió al máximo mis piernas, en ese momento sentí que su verga entró hasta el fondo de mi huequito. Luego empezó a moverse hacia delante y después hacia atrás, cada vez que lo hacia me excitaba demasiado y gemía como una perrita.
Al cabo de unos minutos de estarme penetrando rítmicamente, me vino otro orgasmo, esta vez mayor que el anterior, durante el cual lo tomé de su cintura y lo jalé como queriendo hundirlo entre mis piernas.
Me estuvo follando como si fuera una mujer adulta, con embestidas duras y profundas, luego buscó mis teticas y las mamó con fuerza, colocó entre sus dientes mis pezones y los apretó hasta que sentí dolor y le retiré la cabeza de alli. Al rato con sus manos levantó mis piernas nuevamente y me cerró las piernas, creando más presión sobre su verga, lo cual le causó delirio porque jadeaba más fuerte, y en unos minutos más emitió un gemido brutal, sentí un chorro caliente dentro de mi coñito, mientras el seguía dando cintura, algo mojado sentí bajar por mis muslos y mi culito, lo toqué con mi mano y era gelatinoso de color blanco. Había sido un gran chorro de esperma el que salió de mi tío Julian esa vez.
Sin parar casi nada, me volteo con lujo de fuerza y quedé hincadita dándole la espalda, con sus manos me acomodo el culito a su gusto, me bajó la cabeza hasta que mi cara quedó sobre una almohada. Luego con el mismo bote de vaselina, me lo huntó en mi ojito del culo y luego en su verga nuevamente. Para ese momento ya no me interesaba resistirme, quería que mi tío siguiera experimentando conmigo.
-Por haberte portado bien, te voy a dar tu premio- me dijo.
Se colocó en mis nalgas, y puso su verga en la entrada de mi ano, luego con fuerza me metió la cabeza, me dolió más que con la vagina. Aguanté a pesar que quería desprenderme de inmediato, él siguió su tarea iniciada, con más fuerza y ayudado de la vaselina y mi excitación logro perforarme el culito, su miembro estaba dentro de mi recto, solo sus cojones colgaban afuera. Se quedó un rato totalmente quieto, como disfrutando su conquista. Yo me sentía llena de la cola.
A continuación me bombeo su cosota como lo hizo en mi vagina, adentro y afuera. Después de varios minutos asi, comencé finalmente a sentir placer por la culiada que me daba, un cosquilleo en mi vagina, seguido de una calentura en todo mi cuerpo terminó por llevarme a otro orgasmo, esta vez causado por la penetración de mi culito.
Finalmente, entre quejidos y balbuceos, Julian se volvió a derramar con otra oleada de esperma, esta vez en mis intestinos y mi recto. La venida salió de mi ano y recorrió mi vagina y mis muslos, hasta caer en las sabanas de la cama.
Julian se desplomó a mi lado, y se quedó casi inmóvil por un rato. Yo me levanté a limpiar con unos pañuelos desechables que había en la mesita. Luego de quitarme su esperma, me vestí poniéndome mi camisón, no me puse las braguitas, y me acosté a su lado como cuando empezó a tocarme.
Entre mi inocencia, pensé que me llevaría en sus brazos dormida a mi cama. Eso no paso. Antes del amanecer, tuvimos relaciones otra vez, esta vez ya no estaba tan ebrio y me dio una cogida más sensual. Me llenó mis dos hoyitos nuevamente de su lechita, sin contar la ocasión que hizo que me lo tragara. Yo fui la pequeña amante de mi tío Julian en los tres meses que estuvo en la casa. El me enseñó casi todo lo que sé ahora del sexo.
Bueno.. esa es mi historia..
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