Mi Tío Oscar.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola. Me llamo Javier y esta es la historia sexual que viví con el esposo de mi tía Raquel.
Mi tía Raquel me adoptó después de la muerte de mis padres. La verdad es que a la pobre no le habían quedado muchas opciones ya que era la única hermana de mi mamá. Mi tía, quién era enfermera, nunca había sido muy afortunada con los hombres así que recién con sus treintas años consiguió una pareja. Su nombre es Oscar y es un empleado en una industria metalúrgica. Un homre recio y de gran porte. Sus hombros y piernas eran anchas y duras. Musculos muy bien marcados y tonificados por el trabajo qe debía hacer y, por los ritos de mi tía, parecía ser bastante salvaje en la cama.
La historia con mi tío Oscar comenzó cuando yo aún era muy niño y no entendía las intenciones de Oscar. Él siempre me trataba con mucho cariño y solía hacerme caricias pasándome las manos por todas partes del cuerpo. Especialmente en los momentos en que quedábamos a solas. Por supuesto que para mi, esto era totalmente natural y no había ningún tipo de sospechas de abuso o algo parecido a esto ni en mi Tía, ni en mi.
Oscar casi siempre me levantaba en su regazo cuando quería hablar conmigo y siempre lo hacía en un tono paternalista y cariñoso. Esto ya era una costumbre al punto que lo hacía delante de visitas y nunca llamaba la atención.
La diferencia comenzó cuando aveces mi tía tenía que salir a trabajar y hacer turnos de doce horas
que siempre los elegía cuando oscar estaba en casa y podía cuidar de mi. En estos momentos, oscar me daba de comer pero también me hacía sentar sobre sus piernas mientras el veía televisión y tomaba una cerveza. También era diferente porque en estas ocasiones, oscar solo usaba su calzoncillo y su torso estaba desnudo. En cuanto a mi, él también me preparaba, de alguna manera, ya que me dejaba siempre en mis calzoncillitos nada mas. En la televisión siempre ponía las noticias o alguna película que nunca entendía pero sí me daba cuenta que oscar disfrutaba de tenerme sobre sus piernas y acariciarme la espalda o mis piernitas mientras pasábamos largas horas allí sentados.
Su piel era terriblemente cálida y suave y algunas veces, inocentemente, jugaba con los pelitos de su pecho o tocaba sus tetillas. Oscar nunca decía nada y solo se acomodaba para apoyar su pene directamente sobre mi cola. Yo, la verdad, es que nunca me dí cuenta de lo que oscar estaba haciendo hasta que me convertí en un adolescente.
En este juego adulto al que Oscar me sometía, siempre hubo limites de su parte. Yo, me dejaba llevar por desconocer sus intenciones. Debo aceptar que me gustaba el roce de las grandes y fuertes manos de Oscar sobre mi cuerpo y, a pesar de que nunca tocó mis partes íntimas directamente, siempre anduvo muy cerca.
Un día, mientras oscar miraba televisión, conmigo sentado sobre sus piernas, me dormí del aburrimiento. Mi cuerpo estaba sobre las piernas de Oscar y él había acomodado un almohadón para que yo apoyase mi cabeza. En esa posición, y algo dormido, sentí como Oscar había comenzado a acariciar mi pecho y mi panza. Lo hacía lentamente y en ocasiones presionaba suavemente mis tetillas. Yo me despertaba de a momentos porque Oscar levantaba sus caderas con para acomodarse sobre el sillón, pero la verdad era que acomodaba su pene para que rozara más directamente con migo. También él comenzó a meter el comienzo de sus dedos por debajo de mis calzoncillitos y esto producía que mi pequeño pene se pusiera duro. Muchas veces Oscar logró rozar la puntita de mi pene pero en esos momentos, él sacaba sus manos como con miedo de hacerme daño. Otras veces, oscar, frotaba mis piernas por su parte interna y las dejaba
descansar allí por largo tiempo. Al ser estas tan grandes, siempre abarcaban casi toda la extensión de mis muslos, tocando mis pequeños huevos. Cuando ya él se cansaba de la situación, siempre me despertaba con un beso en la frente, y a modo de juego, comenzaba a besar mis mejillas, mi cuello y muchas veces pasaba su gran y húmeda lengua sobre mis tetillas y mis orejas. A mi me fascinaba la sensación que esto me causaba así que metía mis manos entre sus cabellos y en vez de quitarlo de mi presionaba para que lo hiciese por más tiempo.
Esta historia continuó durante muchos años y fui creciendo sobre las desnudas piernas de Oscar y sintiendo como su pene se endurecía bajo su slip.
Habían pasado ya ocho años desde que Oscar había llegado a casa de mi Tía Raquel y me había estado sobreprotegiendo de una manera paternalista. Cuando yo había cumplido mis diez años, Oscar ya no me sentaba sobre sus piernas delante de gente pero algunas veces sí lo hacía cuando estábamos solos y si yo lo consentía. Él siempre me invitaba de manera cariñosa y me abrazaba fuertemente durante unos segundos y me dejaba ir con para que yo no sospechase de lo que él quería en realidad. Mi tío Oscar comenzó a excitarme con solo mirar su cuerpo torneado y endurecido por su trabajo. Yo le mmiraba silenciosamente cuando él estaba haciendo otros quehaceres y no se daba cuenta de mi presencia. Tuve muchísimas erecciones con mi tío y a medida que crecía y me enteraba cosas acerca del sexo, comenzé a entender, aunque de manera confusa, lo que mi tío Oscar me había estado haciendo.
Honestamente, no me molestó para nada. Aprendí a querer a mi tío y lo que sea que haya estado haciendo conmigo se sentía bastante lindo y yo quería repetirlo. Yo ya estaba bastante desarrollado con catorce años y mi impulso sexual ya me había llevado a conocer muchos asuntos relacionados con el sexo. Y quería seguir conociendo más. Para ahora, mi tío ya rondaba sus sus treinta y ochos años y estaba más masculino y hermoso que nunca yo ya tenía plena consciencia de su masculinidad y la deseaba. Deseaba ver sus partes intimas y deseaba sentir sus besos como cuando era un niño. Mi tía Raquel seguía trabajando como enfermera y sus turnos de doce y veinticuatro horas eran para mi una dulce espera.
Llegó un día en que mi tía tomó el turno de veinticuatro horas y partió al hospital. Yo tenía la intuición e intención de que ese día pasase algo con mi tío. Entonces divisé un plan para concretarlo.
Sabtampoco iba a ser tan dificil ya que él disfrutaba de mi compañía.
Ese día, después del almuerzo,cuando Oscar se disponía a dormir una siesta yo le invité a que viésemos una película. Él ni lerdo ni perezoso aceptó. Sabía que sólo debía tirarle un maicito y esperar a que picase. sabía como lo iba a comenzar pero no sabía como iba a continuar. Le pedí que buscase una peli mientras tanto yo preparaba un jugo. Oscar hacía zapping entre tanto yo, desde la cocina gritaba preuntandole si prefería una cerveza a un jugo. Aceptó nuevamente con amabilidad la erveza y bromeó diciéndome que yo tomaría el jugo.
“ya soy grande y bien crecidito, Oscar” contesté poniendo voz de hombre, “y puedo hacer muchas cosas de grandes también” agrgué desafiando a oscar
Oscar contestó inmediatamente, “ah, sí? ¿cómo cuáles por ejemplo?
“cualquiera””, contesté a oscar y continué diciéndole “vos, tendrás que descubrirlo si sos macho.”
A esto reimos los dos.
Oscar ya sentado en nuestro sillón favorito, tomó la cerveza y, yo, con la mia, me senté al lado de Oscar. Cuando estuve a la par de Oscar, este me abrazó pasando un brazo por detrás de mi espalda y me acercó a él diciéndome, “venga mi chico crecidito. Ya es todo un hombre él.”
Yo, simplemente sonreí y me dejé llevar a su lado recordando esos años de infancia.
Luego de un rato de silencio, y de no saber que diablos estábamos mirando el la televisión me alejé un poco de Oscar y le dije que iba a apoyar mi cabeza sobre sus piernas para estar más cómodo. Oscar se acomodó y yo reposé mi cabeza sobre sus piernas. Oscar comenzó a frotar su mano sobre mi brazo izquierdo y recorría mi cintura hasta mi cadera en una acaricia reposada, lenta, caliente y pesada. Yo, ya transpiraba de la excitación y lo único que me animaba a hacer era algo de presión con mi cabeza sobre el ya duro pene de Oscar. Él, de tanto en tanto, movía sus caderas despegandolas del sillón y haciéndome sentir su gran pedazo. Era una sensación maravillosa. Me mortificaba no saber que hacer para poder tocarlo definitivamente y Oscar, tampoco tomaba la iniciativa. Para entonces, creo que los dos sabíamos que es lo que quería el uno del otro.
En un movimiento ágil, giré y quedé mirando hacia arriba. Oscar me miró atento y me preguntó que me pasaba. Yo le contesté que me hacía calor y él me dijo que me ayudaría a qitarme mi camiseta. Con un solo envión quedé con mi torso desnudo y mi tío comenzó a acariciar mi pecho y mi estomágo. Se sentía muy caliente y muy excitante. De cierta manera yo ya sabía que algo iba a pasar, Que ya había comenzado.
Oscar siguió franeleándome de una manera muy erótica y pasaba las yemas de sus dedos suavemente por encima de mis tetillas. Yo suspiraba profundamente mostrándole como me gustaba lo que estaba haciendo. Él no me miraba y continuaba jugando con sus dedos en mi panza y despacito jalaba los pelos que corrían hasta mi pubis por debajo de mis pantalones deportivos. Dos o tres veces, cuando sus dedos se metían por debajo de mi pantalón, yo levantaba mis caderas para que Oscar tomase mi pene. Oscar no lo hacía. Me hacía desear más sus caricias. Me estaba volviendo loco y, creo, que lo estaba haciendo a propósito. De repente, Oscar me preguntó si es que estaba cómodo. Yo asentí y seguidamente él me dijo: ¡es increíble cómo creciste!
y de repente levantó mi cabeza y me besó fuertemente en los labios. Nunca pensé que un beso de mi tío iba a producir tanta conmoción en mi.
Oscar se puso de pie y luego se acostó a mi lado sobre el sillón. Alí, uno a la par del otro, nos besámos durante un largo tiempo. Primero sobre los labios y luego mi tío, como si fuese un lengüetazo de perro, mojaba mis labios y abriendo su boca más grande que la mía succionaba mis labios. Ni contarles lo que sentí cuando su lengua irrumpió en mi boca y buscando mi lengua comenzó a chuparla como si fuese que me la quería arrancar. No podía concentrarme en nada. Quería todo en ese momento. Mis manos querían recorrer todo el inmenso cuerpo de mi tio pero esta nueva sensación en mi boca me hacía sentir una omnibulación en mi cabeza que pensé que me desmayaría. Mi tío no aflojaba y ahora entendía los gritos de mi tía Raquel. Quería pedir que me dejase pero era más fuerte. Más dominante. Me llenaba la boca y su mano detrás de mi cabeza no permitía que me separase.empezé a sentir como mi boca llena de su saliva salía por mis comisuras y corría por toda mi cara. Era una sensación frenética. En un segundo, Oscar se despegó de mi y con un tono paternalista y protector me dijo: “no tienes idea hace cuánto tiempoque vengo con ganas de hacerte esto. ”
Yo no pude ni contestar cuando nuevamente tenia la lengua de mi tio recorriendo mi boca y sintiendo como s punta recorría cada uno de mis dientes. Salió de mi y rápidamente se puso arriba mio pero a cuatro patas y comenzó a mover su lengua por mi cuello y mis orejas. Yo no soportaba más tanta excitación y quería pedirle que pare pero a la vez me gustaba. estaba como relajado, como si tuviese dulce en mi boca. Se posó sobre mis tetillas y empezó a dibujarlas con su gran y mojada lengua y abriendo su boca me las succionaba haciendo arquear mi espalda. Intentaba infructuosamente sacar su cabeza de sobre mi pecho pero cuando lo hacía rapidamente se encarnizaba con mi otra tetilla haciéndome bramar y rogar que parase. Nunca me escuchó. Luego continuó surcando mi estomágo con su lengua que se sentía aspera contra la suavidad de mi piel y cuando el borde de mi pantalón deportivo le resultó un limite, lo agarró por ambos lados y en un solo tirón me los bajó con calzoncillo y todo dejándome, por primera vez, compltamente desnudo ante él. Me contempló cariñosamente y exclamo “!cómo creciste!” y tomó mi erecto pene con una de sus gran manos y presionandolo me hizo gemir de placer.
Mi pecho y estómago estaba llenos de su saliva y Oscar, con su otra mano, lo distribuía por todos lados y también mojaba mi pene masturbándome lentamente. No podía crer lo que este hombre me estaba haciendo gozar.mientras que con una mano me jalaba con la otra, completamente húmeda, acariciaba mis testículos. En un momento me pidió que girase y pusiese boca abajo. Yo, como queriendo investigar que iba a seguir, obedecí y de repente lo tenía a Oscar sobre mí resfregando su pene aún debajo de sus shorts, sobre mi cola. Parecía calentarlo mucho y lo escuché suspirar y respirar profundamente. Comenzó a morder mis hombros y mi nuca. Nuevamente regresó la sensación de desmayo y pedirle que se detenga pero en cuanto giraba mi cabeza para hablar, metía su lengua en mis oídos y sentía que yo iba a explotar. Mordió mi espalda a placer y el dolor y la excitación se mezclaban. Mordía los costados de mi cintura y yo no podía más. Me estaba volviendo loco con tanta electrcidad y sensaciones que nunca antes había sentido. Gritaba contenidamente y a Oscar no le importaba nada porque estábamos solos y nadie vendría.
Cuando Oscar movió sus rodillas hacia atrás supe que su lengua iba a bajar pero nunca me imaginé que iba a abrir mis nalgas con un lengüetazo.primero recorrió mi raya de arriba abajo llenándome de escalofríos y luego metió una mano por debajo de mi cuerpo y firmemente sostuvo mi pene. Yo, para permitir que su mano se moviese levanté mis caderas y, Oscar, aprovechando mi nueva posición, me metió la lengua en el culo. Mi respiración se cortó y un hormigueo corrió desde mi culito hasta la punta de mi pene. Era simplemente maravilloso. Oscar, completamente enajenado y sin mportarle si me gustaba o no, comenzó a succionar mi culo. O chupaba de una manera tal que la sensación era la misma que cuando iba a hacer popo. Es más pensé que eso iba a ocurrir pero Oscar no me dejaba ni habablar.
Cuando Oscar terminó de darme lengua por mi culo, se levantó y lo miré. En su cara se notaba la satisfacción que sentía. Me preguntó si es que la estaba pasando bien y yo casi sin respiración dije que sí.
En ese momento, mi tío Oscar desanudó la tira de su short y se lo bajo sin apuro. todo su cuerpo estaba bien marcado . Era la primera vez que lo veía completamente desnudo y era una postal magnífica.
Mi tío tomó su pene, bastante gordo y llargo por cierto, y comenzó a jalárselo lentamente. Su ereción era máxima. La cabeza de su glande brillaba y mientras me observaba tendido allí sobre el sillón, parecía planear que iba a seguir haciéndome. Yo, ante semejante hombre, me sentía casi impotente e indefenso.
Oscar se tiró sobre la alfombra al costado del sillón y me invitó a que me le acercase. El estaba de espalda y cuando yo me acerqué lo hice lentamente recorriendo con mis manos toda su pierna. Era impresionantemente duro y masculino. Cuando llegué a su pene. Lo tomé desde abajo y lo comenzé a masturbar. Mi tío gimió de placer con la primera jalada y salió líquieido de su pénelo seguí acariciando y cuando llegué a su cara me tiré encima de él y él, con sus fuertes manos me acomodó perfectamente alineado sobre su cuerpo. Comenzó a besarme salvajemente de nuevo y yo quería escapar . esta vez me dejó y comenzé a besar su pecho hasta llegar a su miembro y metérmelo en la boca.la verdad es que nunca iba a entrar semejante pedazo en mi chica boca pero Oscar arremetía fuertemente haciendo levantar mi cabeza. Me pidió que parase y que girase sobre él hasta que quedamos en un 69. Oscar empezó nuevamente a comer mi culo vorazmente. Aparentemente era su bocado favorito mientras yo trataba con poco éxito de engullirme toda la pija de mi tío. Él abría mi esfínter con su lengua de forma descomunal. Parecía que su trabajo le había hecho crecer hasta la fuerza de su lengua. Luego, Oscar se detuvo y rápidamente fue a traer una silla que estaba en la cocina. Yo no entendía que quería hacer hasta que se sentó sobre ella y me dijo: “vení, que te voy a culiar sentado. Te la voy a meter a toda en esta posición así no te duela.” Yo, no sabía que iba a venir ahora pero cuando me acerqué me puse en frente de mi tío.
El abrió sus piernas y me atrajo hasta él. Me besó apasionadamente y bajando una mano por mi espalda buscó mi agujero y me metió un dedo. Quize gritar pero la lengua de mi tió inundaba mi boca.su dedo, bastante grande, comenzó a entrar y salir de mi culo provocándome un ardor lujuriosamente caliente.mis piernas se debilitaban y mis rodillas se aflojaban con cada embestida. La mano de mi tío ahora había salido y se había escabullido entre mis piernas. Con su gran mano me había penetrado nuevamente.yo traspiraba de placer y de dolor.mis piernas estaban abiertas porque la mano de mi tió entre ellas abarcaba un gran espacio.
Cuando Oscar sacó su dedo de mi ano se extendió un poco sobre la silla y me aydudó a que me sentase sobre él. El ancho de sus piernas obligaba a que las mias se abriesen mas. Quedamos enfrentados el uno con el otro chocando nuestros penes que se diferenciaban mucho en tamaño. Oscar los tomó a los dos y comenzó a masturbarlos. Yo gemía de placer y mi tío disfrutaba de escucharme gozar. En un momento, Oscar deslizó un poco su cadera hacia abajo y levantándome por la cintura me hizo sentar sobre su pene. Él manejaba mi cuerpo a su antojo y levantándome por mis caderas logró que su glande se acomodase en la puerta de mi culo. Había tanta saliva, transpiración y líquido que salía del pene de mi tío que su gran pedazo comenzó a deslizarse suavemente dentro de mi. Mi tío me sostenía fuertemente y de a poco me dejaba caer. Yo cerré mis ojos y respiraba agitadamente. Oscar leía el dolor en mi rostro y decidía si continuar o no. Fue una experiencia dolorosa y placentera. Mis piernas temblaban pero ni siquiera podía hacer pie en el suelo. Estaba como colgando de mi tio y su pene entraba sin resistencia en mi cuerpo.
En un momento, sentí que mi tío me dejaba de sostener y recién allí me dí cuenta que todo su miembro estaba en mi ser. Respiré profundamente y mi tio me beso y succionó los labios. Acto seguido, me abrazó fuertemente y acomodó sus piernas para que yo quedase firmenmente sentado sobre ellas pero esta vez con todo su pedazo adentro. El calor que sentía en mi ano era casi febril. Mis huevos me dolían de tanta leche y mi pene parecía estallar. Pero no todo había terminado aquí. En esa posición de horcajadas, Oscar me puso una de sus manos sobre mi espalda y me pidió que abrazase su cintura con mis piernas. Cuando así lo hice, se puso de pie y sin sacar su miembro de mi ano caminó hasta la mesa del comedor. Allí me tumbó de espalda y levantando mis piernas para que ahora quedasen sobre su pecho , comenzó a meter y sacar su pene de mi culo. Yo pensé que iba a morir especialmente cuando sus embestidas se hicieron más rápidas y profundas.
Luego, poniéndome una mano detrás de mi espalda, me levantó una vez más y me afirmó contra una de las paredes del comedor y empezó a darme duro nuevamente. Ante tanto movimiento y fortaleza yo sentía que mi cuerpo simplemente era sacudido por las embestidas de mi tío.
Sentir su pecho apretado contra el mio. Su respiración. Sus besos, su olor a hombre sudado y mezclado con perfume. Simplemente me dejaban esclavo de lo que el quisiese. De repente sacó raudamente su miembro de mi cuerpo. Casi muero en ese inesperado movimiento. Sentí que había quedado vacío. Mi ano estaba completamente abierto. Mi tío dejó caer mis piernas sobre el suelo y sin intermediar pregunta alguna me giró y quedé de espaldas a él. Así, de esta manera y parados mi tio Oscar apoyó su pene sobre mi ano y lo metió de nuevo. Por la diferencia de altura, mi tió me levantaba por la cadera haciéndome quedar en puntas de pies y levantándome por os aires con cada embestida., logré acomodarme un poco y mi tío comenzó a embestirme salvajemente. Bufaba como un toro. Gemía y me decía que me amaba. Yo no podía ni hablar simplemente sentía esa fuerza masculina mi tió Oscar comenzó a gritar y sentía como su cuerpo se estremecía espasmódicamente. Se me acercó al oído y me dijo: “ya terminé mi amor. Volqué toda mi leche dentro tuyo.” . yo estaba agradecido y satisfecho y en ese momento, con toda la pija de mi tío auún en mi cuerpo, él tomo mi pene y comenzó a masturbarlo ligeramente. Yo, empezé a gemir de placer y la gran mano de mi tio cubriendo toda mi pija, me hizo saltar la leche. Cuando mi tío advirtió por mis quejidos que ya se acercaba, empezó a culearme rápidamente frotando mi ano por dentro y logrando mi mejor eyaculación.
Mi tió se despegó de mi y se retiró al baño a bañarse. Yo,me quedé acostado sobre la alfombra tocando como me había quedado mi ano.
Mi tío Oscar regresó del baño y descubrindome aún sobre el piso, me levantó como a un niño en sus brazos y me llevo al baño para una ducha. Cuando salí de esta, me tiré sobre mi cama satisfecho y sonriente de haber cogido con mi tío Oscar que no me mezquinó ni un poquito de su ser.
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