Mi tio Santiago se aprovechó que estaba dormida para desvirgarme.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sexhoy18.
Era una niña muy alegre y coqueta a los 11 años. Mi padre se había ido con otra mujer y mi mamá se ocupaba sólo de mi y de su trabajo. Aún que sólo tenía ojos para mi también. También trataba de hacer una vida social normal. En ocasiones salía con algunos compañeros de su trabajo. Era un grupo de mujeres y hombres de entre 35 y 40 años. A todos los conocía. Los señores eran 3, Diego, Juan y Santiago. Muy alegres y divertidos, siempre Santiago me agarraba la cara diciendo que era muy linda. Juan y Diego le seguían la corriente y decían; -Seguro la quieres de novia. Y reían a coro los tres. Santiago era el más viejo, calculaba que entrando en los 40. Y los otros dos tendrían entre 35 y 37 años. Eran guapos, se vestían muy bien. Tomaban mucho alcohol en las fiestas de mi casa. Pero seguían siendo divertidos aún borrachos y sobretodo entre más tomaban, más coquetos se volvían conmigo, pero cuidando que mi mamá no los viera. A todos ellos y ellas los llamaba tíos y tías. Y así lo eran para mi.
Ellas, mis "tías" eran 2, muy lindas conmigo. Tendrían entre 30 y 35 años. Bonitas y muy femeninas. Eran Bety y Estela Me consentían mucho y me regalaban cosas como; bolsas lindas, maquillajes, faldas divinas y algunos zapatos hermosos que ya no querían. Me encantaba que asistieran a mi casa por que además de pasar un buen rato con ellas, siempre me llevaban algo de regalo. Es las reuniones que mamá hacia la pasaba bien. Claro que mamá me mandaba a la cama a hora prudente.
Cada vez que mi madre hacia alguna reunión aquí en mi casa. Siempre terminaban haciendo dos guapos. Ellas con mi madre en círculo hablando de temas de mujeres o temas del trabajo. Y ellos con sus cosas de hombres riendo y gritando en otro lado de la sala. Eran reuniones muy raras. Pero se divertían mucho y no paraban de platicar, cantar al escuchar alguna canción de moda y hasta bailar cuando se les antojaba.
Había ocasiones en que dichas fiestas terminaban ya muy entrada la madrugada. Ni cuenta me daba de la hora ya que como les dije mi madre era responsable y me mandaba a dormir a mi cuarto.
Pero en uno de esos eventos. Mi mamá me dejó hasta más tarde. Ya que era fin de semana y celebrábamos en cumpleaños de la tía Estela. Ya pasaba de las 4 am y estaba súper cansada. Era ya domingo de madrugada. La fiesta empezó desde el sábado a las 6 de la tarde y ya no podía más de sueño y cansancio. Mi cuerpo me venció. Así que como los vi a todos muy pasados de copas y mi mamá muy divertida. Pues me fui a dormir como de costumbre. No son antes darles beso de buenas noches a mis tíos y tías postizos.
Ya en mi cierto me quité toda mi ropa para ponerme sólo un camisón largo de algodón que me llega a las rodillas. Duermo sin calzón, sólo lo uso cuando estoy menstruando para sostener la toalla. Así que puedo dormir sólo con camisón para moverme Libremente en toda la cama. Así me ha gustado siempre.
Estaba profundamente dormida y entre sueños y cansancio sentía cosquilleo entre mis piernas. Tenía el demasiado sueño y me costaba trabajo despertar. Yo creía que estaba soñando. Sentía claramente que una mano acariciaba mi puchita, que me pasaban los dedos por toda la rajadita y empezaba de pronto a buscar mi clítoris y moverlo en círculos haciéndome temblar. Anteriormente ya había soñado con alguien tocándome como yo lo había llevado haciendo ya hace unos meses. Había descubierto los placeres de la masturbación y explotaba mi cuerpo casi todas las noches. Pero deseaba algún día ser tocada así por un hombre.
Tenía el sueño tan pesado que seguía disfrutando en mi inconsciente del manoseo al que estaba siendo en ese momento. Sentía una mano acariciando mis pequeñas bubis y masajearlas deliciosamente. Ya eran dos manos sobre mi. Una intentando ya meter un dedo en mi vagina y otra dándome placer en mis pechos. Estaba a punto de llegar a un orgasmo por lo delicioso que estaba "soñando" y despierto de repente. Apenas podía ver lo una silueta en mi cuarto inclinada hacia mi entre la oscuridad. Aún seguía sintiendo esas manos sobre mi moviéndose con gran frenesí y desesperación. No sabía si gritar o déjame llevar ya que estaba a punto del clímax. Mis piernas empezaron a temblar y cerré de nuevo los ojos para abandonarme a esa electrizante sensación que me estaba provocando esa sombra. No sabía si seguir haciéndome la dormida o lanzarlo de un puntapie hasta el otro lado del cuarto. Por un lado quería gritar por mi mamá para que acudiera a ayudarme. Pero por el otro deseaba que esa sombra continuara con lo que hacia. Era un delicioso placer nuevo para mi.
Una vez que tomé conciencia de lo que estaba sucediendo y que no era un sueño. Decidí seguir con los ojos cerrados. Me abandoné al delicioso orgasmo que me estaban provocando. El cuarto seguía oscuro. Abajo se escuchaban platicando, riendo y bebiendo. Nadie se había dado cuanta que faltaba un invitado. Y nadie escuchaba la voz de la sobra diciendo; -Eso nena dame toda tu rica miel… siiiiiii nena hermosa vente así… Regálame tus jugos de virgen!… Entre abrí los ojos aprovechando la oscuridad y pude ver que se trataba de el tio Santiago, el de 40 años. Creí que estaba muy ebrio cuando me despedí de ellos. Pero en ese momento parecía el ser más sobrio del mundo. Se encontraba de rodillas entre mis desnudas piernas con una mano en mi conchita haciéndome explotar y la otra en mis tetas pellizcandalas haciéndome gozar como loca. No se como se las arregló para quitarme las cobijas sin darme cuenta y subirme el camisón hasta el cuello. De esa forma me tenía totalmente expuesta ante sus manos ágiles llevándome a la gloria.
-Que linda panochita virgen tienes mi amor wooooow que rica estas. Diciendo esto de repente siento que me empieza a lamer ahí abajo!! Aaaaaaaaaaaaaaaaaah por Dioooooooos!!!… Eso era verdaderamente delciosoooooo!.. Moría por gemir como puta pero me contenía. Debía seguir "dormida" su lengua lamia con experiencia de toda mi vagina succionando mis últimos jugos, en momentos trataba de meter la lengua en mi virgen vulva y regresaba a lamer como perrito sediento. Encontró mi clítoris y se apoderó de el, lo empezó a lamer y succionar tan pero tan rico que sentía que en cualquier momento volvería a provocarme otro orgasmo y me haría gritar como desesperada. Tenía su cabeza entre mis piernas haciéndome el mejor oral de la vida. Sentía su barba rozar mis piernas como lija, me raspaba pero se sentía delicioso y más me excitaba. Su respiración era muy fuerte. Estaba demasiado excitado y de esa forma me tenía también ese señor. Muy excitada!
No pude aguantar más y empiezo a sentir que me viene otro orgasmo. Más fuerte que el primero y más electrizante. Empiezo a respirar más y más rápido, me suelto a sus movimientos. Él lo siente, me provoca más con su lengua, acelera su trabajo y de repente me viene el más delicioso orgasmo aaaaaaaaaaaaaah aaaaaaaaaah empiezo a temblar sin poder controlarme. Aaaaaah que delicia aaaaaah le pido que no pare, que siga haciendo eso aaaaaah. Él obedece y succiona y bebe lo que sale de mi. Los hace repetidas ocasiones y succiona mi clítoris sin darme tregua de descanso. De pronto deja de lamer y empieza jugar poniendo sus dedos en mi clítoris y empieza a dar deliciosos círculos ayudándome a un mejor placer. Era un hombre muy hábil. A sus 40 años seguro llevaba una larga historia de amantes. Por qué me hacia maravillas. No se como le hizo pero mientras me hacia eso en mi clítoris llevándome al cielo, ya tenía su pene presionando la entrada de mi vagina para penetrarme. Yo en ese momento temblaba de placer y me venían mis jugos sin poder controlarme. Me encontraba abandonada al maravilloso placer que me estaba provocando y lo dejé seguir. Sentía que algo duro y grande presionaba en la entrada de mi vagina. Yo era virgen aún. Pero no me importó. Lo dejé seguir, deseaba como nunca ser penetrada, sentir una verga dura dentro de mi y ser toda una mujer. Ser suya.
Al sentir él que aflojé mi cuerpo y así ceder a sus deseos. Empujó con confianza pero lento su duro pene, que ayudando por mis jugos vaginales y mi orgasmo que aún no terminaba pudo por fin meter la cabeza aaaaaaagh!.. Sentí entre placer y dolor, ardía y sentía caliente, como si quemara. Aún así quería que siguiera. Se sentía grande y caliente. A pesar del dolor no quería que parara. En ese momento pasó sus manos por debajo de mis piernas y hábilmente me las levantó hasta llevarlas a sus hombros. Se inclinó completamente y sin empujar más su pedazo de carne, me empezó a chupar mis pezones. Tenía sus manos recargadas en el colchón a mis costados. Me tenía totalmente inmóvil. Que rápidos y hábiles son los hombres para esas cosas pensaba. Estaba totalmente expuesta y a su disposición. Yo estaba demasiado excitada, mi respiración me traicionaba y era imposible controlarme, deseaba más de él. Era la primer vez que estaba sintiendo todo eso y aún que tenía miedo no quería que se detuviera. Mientras tanto él hábilmente succionaba mis pezones con maestría llevándome al más delicioso placer. Era delicioso sentir su boca chupar, lamer y succionar cada una de mis bubis, hacia eso para que el dolor de que aún sentía por haberme metido su verga se me pasara poco a poco.
Tan concentrada y excitada estaba con su boca en mis pechos que me tomó por sorpresa cuando empujó su pelvis hacia mi penetrando completamente todo su gran y duro pene hasta el fondo de mi virginal conchita aaaaaaaaaaaaaaaaage dueleeeeeeee!! Sácalo porfavooooooor le decía tratando de gritar pero sin que los demás escucharán. Ya que seguían abajo riendo y bebiendo. Sabía que estábamos haciendo mal y mi madre nos mataría a los dos si se daba cuenta. Pero me dolía horrible, trataba de empujarlo y salir de abajo de su gran y pesado cuerpo, pero el no se despegaba ni un milímetro de mi. Estaba a su merced, era toda suya en ese momento. Sentía palpitar su gran verga y muy dura dentro de mi ardía horrible, sentía que como si creciera más ese monstruo dentro invadiendo más y más mi interior. Gemía y le suplicaba que me lo sacara, empecé a llorar diciendo que me dolía, que no lo aguantaba más. Él me empezó a besar en la boca y me decía en silencio que me calmara, que respirara tranquila. Que me pasaría pronto el dolor. Me pedía que aguantara un poquito más y que en unos minutos empezaría a sentir placer y que el dolor pasaría. Su pesado cuerpo sobre mi y su pene hasta el fondo me hacían sentir toda una puta, una golfa sucia. Pero a la vez su respiración excitada, su hombría, su cara, sus labios gruesos y su adad me hacían sentir deseada. Entre dolor y excitación no sabía si realmente quería que se saliera de mi o si quería que continuara.
Luego de tranquilizarme y besarme apasionadamente me dijo que me preparara por que empezaría a moverse. Me pedía que no gritara ni gimiera fuerte por que nos escucharían. Luego de decir eso, empecé a sentir como lentamente iba sacando su pene de mi conchita haciéndome sentir delicioso y a la vez un poco de dolor. Su pelvis se empezó a mover de atrás hacia adelante lentamente metiendo y sacando su pedazo duro de carne causándome más dolor. Le pedía que lo hiciera lento. Quería sentir poco a poco como entraba todo eso en mi interior poco a poco se fue adaptando a ese gran tamaño de pene. Seguía el dolor pero no quería que parara. Era delicioso sentir su cuerpo pesado sobre mi y oler su aliento alcoholizado besar mis labios. Él estaba disfrutando como loco. Gemía cada vez que empujaba, su pelvis se pegaba totalmente a mi y podía sentir claramente su bello púbico rozar mi clítoris y sus bolas tocari anito y mis nalgas. No se cool le hizo para bajarse tan rápido la ropa y facilitar el acto.
Ya más confiado y notando mi total disposición, empezó a acelerar más de poco a poco sin dejar de besar mi cuello, boca y bubis. Conforme aceleraba me empezaba a provocar un pequeño cosquilleo de placer. Sudaba como deportista sobre mi. Su verga seguía entrando y saliendo de mi interior. Sus besos en mi cuello, su olor a alcohol, su barba raspandome y sus palabras diciéndome que era su reina y que me cuidaría siempre me estaban volviendo loca. No quería que parara. Ya no podía más de caliente. Sin pensar le empecé a pedir que me cogiera más y más fuerte, él me cogía ya con más fuerza y sus movimientos estaban haciéndome temblar demasiado. La cama empezaba a hacer demasiado ruido y eso me preocupó, por que él "borracho" y excitado parecía no darse cuenta. Esperaba que en cualquier momento entrara mi madre por la puerta y nos mataría a ambos. Pero eso también era parte del placer.
Lo abracé, lo empecé a besar mientras le pedía más y más. Aaaaaaaaahh Dios mío que ricoooooo aaaaaaaah que placer tan deliciosoooooo aaaaaaaaah su gran verga entraba y salía de mi causando tal placer que no sabía que existía. Entre gemidos y gritos controlados le pedía más de se verga, la quería más y más dentro y con más velocidad. Puse mis manos en sus nalgas para acariciarlas y traerlo hacia mi para sentirlo todo dentro. Sus nalgas eran duras, firmes, musculosas y peludas. Mi cuerpo estaba totalmente abandonado a él y a su cogida. Es inexplicable la sensación que provoca una verga entrando y saliendo de mi vagina. No se como lo hizo pero me estaba provocando otro orgasmo. Empezaba a gemir y morder mis labios para no gritar mientras mis jugos salían disparados gracias a la velocidad de su pelvis y a su verga entrando y saliendo deliciosamente. Al sentirlo él me dice; -Eso es mi niña, vente.. dame tu miel, regálame todo lo que tengas vente mi niña aaaaah siiiiii
Su verga no dejaba de entrar y salir y causaba un ruido muy extraño gracias a mis jugos que no paraban de fluir. Mis piernas que aún seguían sobre sus hombres empezaban a temblar sin control. Gemía sin control, quería más de él, empujaba mi pelvis hacia él para encontrarme con su verga con más velocidad y sentir sus embestidas y sus huevos chocando más y más rápido en mi culito. Mi orgasmo no paraba y ya me venía otro. Era una locura. Él sólo me dijo; -Eso mi niña, vente ahora… Dame tus ricos jugos que ahora voy yo mi niña, estás a punto de exprimirme. Yo no entendí lo que dijo en ese momento. Pero si la sentí más dura. Y creo que hasta sentía más grande en tamaño dentro de mi. Su velocidad en sus embestidas fue mayor. Aceleraba y gemía como todo un toro atrapado. sudaba a chorros sobre mi cara y pechos. -Aaaaaaaaaahh Dio un grito de placer y me empujó fuerte su verga. Sentí claramente algo caliente, como si se orinara dentro de mi. Temblaba y se contraía empujando más y más. No paraba de lanzar ese líquido dentro mío. Era delicioso sentir esos líquidos, los de él y los míos dentro ayudando a que su pene entrara más fácil. Me la metía deliciosamente, los dos gemíamos y nos abrazábamos fuerte. El se contraía y empujaba como en espasmos sí verga en mi dilatada vulva. Sentía su líquido espeso invadir mis entrañas.
Luego de terminar de venirse dentro de mi se dejó caer unos segundos sobre mi pecho mientras su respiración volvía poco a poco a la normalidad.
Un par de minutos después se inclinó, me beso tiernamente en la boca. Me agradeció que no lo hubiera rechazado. Me pidió que no dijera nada. Y besó todo mi cuerpo antes de acomodar su ropa y de salirse.
Me dijo que pasaría a mi colegio al día siguiente para darme una pastilla y evitar un embarazo. Le dije que estaba bien. Me dio otro beso y salió de mi cuarto dejándome ahí exhausta en mi cuarto.. Me toqué mi conchita y seguía inflamada. Estaba llena de líquidos. Los tomé con mis dedos y pude notar algo blanco, que era el semen de él. Había también sangre y líquido transparente que bajaban entre mis piernas hasta la sábana blanca. Viendo eso me excitaba más. Quería más de mi tio, de ese tio que me llevó al cielo. Por un momento pensé en bajar y provocar a otro amigo de mi mamá, ahí abajo había dos tíos más. Deseaba ser penetrada por ellos en ese momento. Había quedado con ganas de más. Quería más verga entrando en mi. Pero me dio miedo que mamá se diera cuenta. Así que me levanté a bañar con agua fría y a limpiar todo. Por ese día hasta ahí había sido maravilloso.
Las otras veces que estuve con el tio Santiango descubrí que hacerle oral y probar semen era otro mundo. También descubrí que a partir de ese día sería adicta a las vergas grandes y gruesas… A mis otros dos tíos no fue fácil llevarlos a mi cama. Pero lo hice en ese mismo año.
Gracias por leer señores vergones. Escríbanme…
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Lindo sería que entrarán los itr
Lindo sería que entrarán los otros dos y se unieran