Mi tio. Una sorpresa inesperada.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando cumplí los 18 años mi familia pasó por un momento muy malo economicamente hablando, mis padres decidieron mudarse a España en donde les ofrecieron un mejor trabajo, sin embargo por alguna razón de la cual nunca me enteré, decidieron que yo no podía ir, asi que me dejaron a cargo de la casa, me hicieron conseguir un empleo y me dijeron que mi tío estaría viviendo conmigo para asegurarse de cumplía con mis deberes y para ayudarme.
Asi llegó el día en que mis padres subieron al avión, y no han vuelto desde entonces.
Ese mismo día, mi tio me estaba acompañando y saliendo del aeropuerto nos dirigimos a la casa.
No dijo nada durante el viaje, pero al llegar a la casa me dijo que no se quedaría conmigo hasta dentro de dos días porque tenía que trabajar, me recordó cumplir con mis obligaciones y se fué.
Jamás imagine lo que comenzaría a aconteser dentro de dos día.
Era un martes y yo me había levantado temprano para irme al trabajo, mi tio aún no había llegado.
Al regresar ya esperaba que estuviera en la casa, quería preguntarle porque mis padres me habían dejado.
Al llegar a la casa fúe muy grande la sorpresa que me llevé, tras abrir la puerta vi a mi tio de espaldas al fondo en el patio de servicio, estaba plantando unas flores, (estaba agachado en el piso) no traía puesta una camisa, estaba descalzo y traía unos shorts, pero estos estaban rasgados de la entrepierna y al parecer no traía ropa interior, alcanzé a ver parte de su culo, sus huevos y su verga salían por el enorme agujero de los shorts.
No sabía que pensar, solo me le quedé viendo a esas enormes bolas peludas y sudadas.
Cuando se levantó fué cuando pude reaccionar, el me saludó y yo lo saludé, me preguntó como me había y ido y le dije que muy bien.
Debió notar que mi voz se cortaba, estaba algo nervioso después de haber presenciado aquella escena.
-¿Qué tienes? Me preguntó, yo le dije que nada, que a lo mejor me estaba pegando gripe.
-Pues tomate unas pastillas y ayudame a arreglar las flores, me dijo.
Yo obedecí.
Mientras continuabamos arreglando el jardín yo no podía dejar de ver a mi tio, lo había visto muchas veces sin camiseta pero jamás me había provocado ninguna sensación, ahora mi corazón palpitaba a mil por hora, estaba bastante nervioso, miraba a mi tío cada poco tiempo con la esperanza de que se volviera a agachar, su cuerpo velludo y sudado y ese aroma fuerte a sudor que desprendía me exitaban mucho, mi verga pronto se puso dura y tuve que acomodarmela para que no se me notara.
-Hace un chingo de calor, dijo mi tio, dan ganas de darse un baño con agua fría.
-Si pues, le dije yo, lo malo es que el agua del tinaco ahorita debe estar hirbiendo.
-Con el agua de la pila hijo, esta en la sombra, a de estar bien fría, me dijo.
Yo solo le respondí que tenía razón y volteé a ver la pila de agua.
Me volví a llevar otra sorpresa al voltear de nuevo hacía mi tio y ver que se había quitado los shorts y se había quedado completamente desnudo.
Pude apreciar todo, tenía una una verga no muy grande, pero bastante gruesa y sus testículos estaban rodeados de vello sudado por haber estado trabajando bajo el sol.
-¿Que pasó? Me preguntó.
-¿Tio por qué te quitaste el short?
-Me voy a bañar, ya te había dicho.
Ni modo que me bañe con la ropa puesta.
Anda a traerme el jabón del baño.
Parecía no importarle que yo estuviera allí, actuaba de una manera bastente normal, sin ningún tipo de pudor.
Fuí por el jabón y regresé, el ya se había hechado unas charolas de agua, me quedé admirando por unos momentos ese cuerpo de macho suyo.
-Andale traeme el jabón, me dijo.
Me llevé tal susto que no dije nada y se lo di.
-¿No te vas a bañar tu? Me preguntó.
-No tio, mas tarde, no aguanto el agua fría, le dije.
Con la ereccíon que tenía bajo mis pantalones lo ultimo que quería era que me viera en ese estado y pensara mal de mí.
Me fuí a la sala y a los pocos minutos me llamó.
-¡Manu! ¡Ven acá!
Fuí a ver que se le ofrecía.
-Ven enjaboname la espalda, me dijo.
-¿Perdón? Le dije sorprendido.
-Que me enjabones la espalda, no me alcanzo.
No dije nada y obedecí.
Me dió el jabón y me repitió que toda la espalda.
Comenzé a enjabonarlo desde arriba, desde su cuello fuí bajando poco a poco, hasta casi llegar a tocar sus nalgas, me había dado unicamente la barra de jabón, asi que con mi mano podía tocar un poco su espalda, tenía algo de vello ahí, la sensación era algo extraña pero exitante, estaba nervioso y mi mano temblaba.
-¿Qué te pasa Manu? Estas temblando.
-Nada tio, le respondí, es solo que me dío algo de frío, yo creo que si me voy a enfermar, le dije entre risas.
El solo se río y me dijo listo, gracias hijo.
De nada, le dije, y me fuí de vuelta a la sala de la casa.
Me senté en la sala a pensar un rato en lo que había pasado hace un momento.
Me encontraba algo confuso y exitado a la vez, jamás me había sentido atraido hacia mi tio antes y ahora no podía dejar de verlo, me inquietaba su actitud desvergonzada hacia mi, no le había importado desnudarse enfrente mio y menos pedirme que le ayudara a enjabonarse.
Supongo que no le parece nada del otro mundo pensé.
Pronto escuche la puerta del patio cerrarse y los pasos de mi tio, encendí la televisión y me le quedé viendo como idiota a lo primero que salió, mi tio paso delante mío aún desnudo con sus shorts en la mano hacía la habitación de mis padres, en donde se iba a quedar a dormir, yo me le quedé viendo a su culo peludo mientras pasaba.
A los pocos segundos salió de la habitación aún sin ropa, se acerco al sillón en donde yo estaba y se sentó al lado mio.
-¿Qué estas viendo Manu? Me preguntó.
Yo le respondí con otra pregunta.
-¿Tio por québestas desnudo?
-¿Te incomoda?
-No, pero.
Jamás te había visto así antes, siempre voy a tu casa y jamás andas sin nada de ropa, le dije entre risa nerviosa.
El se río y me dijo:
-Porque están tu tia y tu primo y a parte los vecinos, no me dan la oportunidad, pero aquí, tu casa tiene cortinas y esta bardeado el patio, así que pensé que no había problema y pues solo estas tu, me dijo con una sonrisa.
-Aqui entre nostros, empezó a decirme con una voz baja, la desnudez no me molesta, si pudiera me la pasaría desnudo todo el día.
-Tu también puedes desnudarte si quieres, no pasa nada, somos familia recuerda, me dijo con una voz más animada mientras me golpeaba el hombro.
Yo intentaba mantenar contacto visual con el mientras hablaba, pero me era muy dificil, lo que quería era ver lo que había entre sus piernas y que tenía solo a unos centímetros de mí.
Me sorprendió que me dijera que le gustaba la desnudez y que me hubiera invitado a hacerlo también, no desaproveché la oportunidad y le dije que eso lo explicaba todo, que no había problema, que no me molestaba en absoluto.
-Que bueno hijo, porque con este calor ni pantalón se quiere poner uno, me dijo.
-Si, tienes razón esta horrible, le dije.
-Sale pues, voy a preparar la cena.
¿Que quieres? Puedo hacer huevos con salchicha, me dijo entre risas mientras bajaba a la cocina.
Así pasaron los días y los meses.
Mi tio siguió andando desnudo por la casa, aunque siempre mantenía sus shorts cerca por si alguíen llegaba de imprevisto.
Yo jamás me desnudé delante de él.
A medida que pasaba el tiempo mi tio se volvío más "juguetón" conmigo.
Durante los primeros días cuando llegaba a la casa me recibía abrazandome y me preguntaba como me había ido.
Siempre preguntaba si tenía ya novia, a lo que yo le respondía que no, que no quería tener en ese momento por falta de tiempo y el solo se reía.
Pasados unas semanas se volvío mas pícaro, había ocaciones en las que estaba yo de espaldas, el pasaba y me daba una nalgada y me decía ¡pongasé a hacer algo de provecho! o simplemente me daba una nalgada sin razón alguna, cuando lo hacía sentía una sensación muy placentera que me recorría todo el cuerpo, yo también quería agarrarlo de nalgadas, pero no me atrevía.
Seis meses después, ya había forjado yo una relación fuerte él, no solo lo ayudaba en la casa, saliamos a jugar fufbol, a correr, o nos sentabamos a platicar en la plaza de cosas sin importancia.
Nos llevabamos bastante bien, así que un día pensé: Le daré una nalgada cuando vea la oportunidad, no creo que se moleste.
Y así lo hice.
Un día llegando del trabajo, lo ví reparando la puerta de un gabinete de la cocina, estaba de pié y como siempre, no tría nada puesto.
Dejé mis cosas en la sala y me dirigí a la cocina, al entrar a la cocina no saludé a mi tío, quería hacerlo después de darle la nalgada, había un dispensador de agua junto al gabinete, tomé un vaso, me armé de valor y me dirigí al dispensador.
-¡¿Que hay tio?! ¿Comó estas hoy? Le dije mientras mi mano chocaba con su nalga izquierda.
Le dí tan fuerte que el sonido se escucho en toda la casa por el eco.
-¿Que pasó manu? ¿Y eso que fúe? Me dijo con un tono serio.
-Nada tio, solo te saludé.
-¿Y a nalgadas me saludas? Me dijo aún mas serio.
-Tu siempre lo haces tio, siempre me andas dando nalgadas, pensé que no había ningún problema.
Le dije con una voz nerviosa.
-Si, pero tu estas vestido siempre, yo me la paso encuerado, eso no esta bien.
Ten cuidado manito.
Yo no sabía como reaccionar, solo le dije que lo sentía, que no volvería a pasar.
-Pues te voy a tener que castigar.
Ven dame otra.
-¿Qué? Le dije confundido.
-Ven dame otra nalgada.
Me dijo con una voz algo lujuriosa.
-Ven dame otra nalgada, andale.
Yo no sabía que pensar, solo me le acerqué e hice lo que me pidío, le di otra nalgada.
-No pues manu, con ganas hijo.
Yo obedecí.
-Ssss, hay, así, dame otra hijo.
-AY!!! Eso hijo, sigue, no pares.
Yo no sabía que decir o como reaccionar, solo obedecí y le seguí dando nalgadas.
Con cada nalgada que le deba mi tio parecía exitarse cada vez mas.
Los gemidos que soltaba eran exitantes, me ponían caliente y me hacían darle con más fuerza, pronto mi tío se habrío de piernas, sacando su trasero, dejandome ver su ano, yo no paraba de darle nalgadas, pero hubo un momento en queno me resistí, me agache y puse mi cabeza entre sus nalgas y mi lengua en su ano.
Mi tio gimió de placer.
Su culo apestaba a sudor, pero no me importaba, era un aroma fuerte, pero exitante, yo introducía mi lengua en su ano una y otra vez y le seguía dando nalgadas.
Mi tío se retorcía y gemía.
-¡ASI HIJO! ¡ASI! ¡COMETE MI CULO! ¡COMETELO TODO!
Asi estuvinos unos 10 minutos, hasta que se levanto y me besó apasionadamente.
Estaba tan caliente que comenzó a literalmente arrancarme la ropa, rompió mi camisa y me bajo los pantalones para después poner su boca en mi verga erecta, comenzó a darme una mamadas brutales, lo hacía muy rico y bastante fuerte, metiendosela hasta la garganta, jamás me habían hecho una mamada tan buena.
Ya no podía aguantar.
-Tio me voy a venir, le dije entre gemidos.
-¡VENTE EN MI BOCA HIJO! Vente en mi boca.
Lanzé una gran cantidad de esperma en la boca de mi tio, y el sin dudarlo, trago hasta la última gota.
Estabamos sudando ambos, nuestra respiración comenzaba a calmarze, mi tio se levanto, me abrazó y volvió a besarme, podía saborear mi esperma y mi sudor que quedaron en su boca.
El me miró.
-Esto queda entre nosotros, ¿OK?
-Claro que sí tio.
Le dije entre gemidos.
El volvío a besarme.
Continuará.
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