Mi vida incestuosa I (mi hermana)
Cómo me hice con mi hermana .
En mi domicilio vivíamos mi madre de 50, mi padre ya jubilado de 70 mi hermana de 14 y yo que aún no había abandonado la casa de mis padres a mis 24 años a causa de mi desgana por el trabajo y una vida cómoda subvencionada por mis padres.
Nunca le hice mucho caso a mi hermana hasta que empezó a convertirse en una mujercita. Recuerdo aquel verano cuándo me pedía ayuda para ponerse la parte de arriba del bikini ya que no podía debido al volumen que habían adquirido sus pechos. A partir de ese momento empecé a rebuscar en su ropa sucia, buscando su olor para mis pajas. No dejaba de pensar en ella.
Tal era mi obsesión que empecé a seguirla. Los chicos de su edad y algunos más mayores, también comenzaron a interesarse por ella. Eso no parecía incomodarla, es más se veía alagada. Con las semanas empezó a cambiar y reducir su vestuario, no digo que tuviera menos ropa si no que cada vez era más corta.
Una noche mientras esperaba fuera con mi coche, vi cómo la sacaban dos hombres de un local. Ella con una minifalda negra, en la que se veía fsu tanga a la legua y un top blanco, a merced de dos maromos. Les seguí a la parte de atrás del local,la tiraron encima del capo y empezaron a manosearla.
Me dí la vuelta, volví al maletero de mi coche y cogí mi bate de béisbol. Cuándo regrese ya le estaban bajando el tanga y uno de ellos estaba con la polla fuera. Tranquilo amigo nos podemos divertir todos, te dejamos su culo quieres, me dijeron.
Balncee el bate y revente la cabeza del que le bajaba el tanga y a la que volvía le di de lleno en la boca del estómago al que me propina tal acción.
Agarre a mi hermana semi desnuda, la subí a mi coche y nos fuimos de allí.
Tenía la cabeza a mil por hora, miraba al asiento del copiloto y la veía allí con el tanga medio bajado un pezon asomando. Mi polla estaba durisima.
En mi cabeza sabía que jamás tendría una oportunidad así.
Pare el coche un momento y me desvíe decidido hacia una zona en la que las parejas solían ir.
Una vez llegamos, recline su asiento. Ella seguía semi inconsciente. Subí su top por su brazos y empecé a manosear sus senos, luego sus pezones, baje mi boca y empecé a chupar. Creo que nunca había probado algo tan rico. Subí hasta su boca y meti mi lengua, juraría que la suya jugaba con la mía.
Baje hasta su cintura y termine el trabajo que habían empezado aquellos tipos. Allí la tenía desnuda a mi merced. Hundí mi lengua en su coño, aquel que tanto había deseado.
Me desnude, no pude evitar pasar mi polla desde su boca, quería recorrer todo su cuerpo.
Sin dificultad puse mi polla en la entrada de su coño y empecé a follarla. Estaba claro que no era virgen, pero aquella cavidad estaba tan estrecha. Me corrí en su interior antes de lo que hubiera deseado.
Salí fuera del coche y me fume un cigarrillo, estaba algo molesto por no poder haber alargado más ese momento. Mire mi reloj, la noche es joven me dije y mi polla pensó lo mismo pues ya estaba lista de nuevo.
Volví al coche y le abrí la boca y le metí la polla, la movía la cabeza cada vez más rápido. Pero no quería acabar allí. Sobre el asiento reclinado, le di la vuelta y empecé a manosear su culo. Llegué hasta la entrada de su ano, primero un dedo luego dos. Me posicione sobre ella y poco a poco empecé a entrar dentro de ella, creo que le dolía pero me daba igual. Cuando había metido media polla le meti el resto del tirón, creo que eso le hizo despertar y empezó a gritar cómo una loca. Apreté su cabeza contra el asiento y empecé a follarla lo más duro que podía hasta que me corrí.
Salí de ella y le di la vuelta, parecía no respirar. Tomé su pulso y era débil. La tumbe en el suelo y el insufle aire, tea varios intentos, tosio recuperándose.
– David, dónde estamos porque estoy desnuda? Mientas se recuperaba me dio tiempo a vestirme.
-Estaba de fiesta y vi que salías con dos tipos no me dieron buena espina y os seguí. Pero creo que no llegué a tiempo… (llevé mis manos a mi cara en señal de vergüenza)
Se levantó y me abrazó desnuda, sentía sus pezones contra mí. Mi polla se volvió a poner dura, creo que ella lo noto, se alejo.
– Sabes dónde está mi ropa?
– No, sube te llevo a casa tapate con esto.
Me quite la camisa y se la deje.
Durante el camino no dejaba de mirarla sabiendo que aquello no volvería a ocurrir.
Un mes después escuche discusiones en casa, estaba preñada. Al ser una familia católica conservadora, la mandaron a un internado y cuándo tuvo el bebé esta vino a casa cómo la ahijada de mi madre.
Era mi hija…?
Huy, carajo! eso del embarazo está muy riesgoso.