Mily
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Irlandesex.
MILY.
PARTE 1.
A TRAVES DEL ESPEJO.
Mi nombre es Ezequiel y tengo 33 años, soy Contador Público y vivo en la Ciudad de San Isidro, Provincia de Buenos Aires.
La relación con mi prima Mily comenzó hace casi 2 años.
Era una tarde de Febrero, y mi madre me comentó que la Tia Gladys estaba regresando desde España, donde había vivido más de 5 años.
En teoría por lo que pude averiguar, se había separado de su marido porque éste la había engañado con otra mujer, o algo así, no se y tampoco importa en este relato… La cuestión es que volvía a vivir a Buenos Aires y que lógicamente, se traía con ella a sus dos hijas, Mily de 11 años y Euge de 8 años.
Hacia muchos años que yo no veía a mis primas, ya que ni siquiera tenían Facebook.
Por lo tanto las recordaba como las pequeñas niñas que eran.
La cuestión es que mis padres me pidieron que ese fin de semana organizara una reunión de bienvenida en mi casa, ya que la misma tenia un lindo quincho y una gran pileta (herencia en vida de mis padres, por cierto).
Por supuesto que acepte, ya que ellos nunca me piden nada.
Ese domingo me levante temprano y fui a comprar la carne para hacer el asado, compre algunas bebidas tambien.
Mi madre traería las ensaladas y el postre.
A eso de las 13 horas sonó el timbre de la casa, mis padres y mi hermana ya estaban en mi casa, mi hermana Mariela, aun mayor que yo, se dirigió al portón de entrada a recibir a las visitas.
De lejos escuche risas y palabras alegres.
De pronto vi acercarse a mi Tía Gladys sonriente, a quien salude con un gran abrazo, detrás de ella estaba mi prima menor Euge, quien me saludo con un tierno beso en la mejilla.
Aun bastante mas rezagada, venia camiando mi prima Mily.
Al principio creí que era alguien mas, ya que esperaba ver a una pequeña niña.
Pero rápidamente me di cuenta que era ella.
Su pelo largo y lacio de un color negro intenso y brillante que reflejaba el sol, se sacudía al compas de sus pasos.
Su piel bronceada hacia que sus ojos grandes y verdes resaltaran a lo lejos, Su nariz respingada y sus labios gruesos eran dignos de ser elogiados.
Su cuerpo era delgado, no debía medir más de 1.
40 cm.
-Hola primo-, me saludó con un hermoso beso en la mejilla.
-Hola Mily, ¿como estas?- respondí aun asombrado por semejante belleza.
Su voz era dulce y delicada.
Además se desplazaba como flotando por el césped, como si fuera un ángel caído del cielo, siempre con movimientos delicados y sencuales.
El almuerzo transcurrió normalmente.
La Tía Gladys nos había puesto al corriente de sus últimos meses en España y de su viaje hacia Buenos Aires.
Yo, por su parte, seguía embobado mirando cada tanto a Mily, sin poder entender como una niña de 11 años podía provocarme semejantes sensaciones.
Luego de unas latas de cervezas bien frías ya cada vez me importaba menos mirar con menos disimulo a mi prima.
En ese instante, llegó el turno de meterse a la pileta.
Mily se acercó al sector donde posaban las reposeras y lentamente se quitó el vestido blanco de verano que llevaba puesto.
En ese momento sentí como un intenso calor recorría todo mi cuerpo.
Mily llevaba puesto un bikini de color violeta, con bordes blancos.
Sus pechos eran pequeños, pero se notaba que había comenzado a desarrollarse porque tenia unos lindos bultitos.
Su cola también era pequeña, pero muy parada y sensual.
Su panza era firme y plana como si hiciera ejercicios, y sus piernas eran simplemente perfectas, firmes y doradas por el bronceado.
Aprovechando la ocasión me metí a la pileta con mis primas.
Por suerte, toda mi vida fui de entrenar en el gimnasio.
Por lo que tengo un cuerpo bien formado.
Además siempre me he ayudado con anabólicos como el estano, y complementos como la efedrina.
Además creo poseer un rostro atractivo, ojos verdes y pelo castaño.
Pero eso no importa, ya que el centro de esta historia resulta ser Mily.
En esas circunstancias estuve jugando durante horas con mis primas dentro de la pileta.
Siempre tratando de estar cerca de Mily y en lo posible de aprovechar algún juego improvisado como para tocar alguna parte de su cuerpo, aunque sea sus brazos o espalda.
Noté en ese momento como ella me miraba mis brazos bien formados y el resto de mi cuerpo.
-Tenés unos brazos muy grandes, ¿jugas al rugby?- llegó a preguntarme ante mi asombro.
-No bonita- le conteste.
–Solo entreno seguido en el gym- le aclare.
Ella asintió con la cabeza y seguimos jugando un rato más en el agua.
De pronto, Mily salió de la pileta y se dirigió a la reposera que se encontraba a un lado y decidió secarse por unos instantes al sol.
Yo pude observar de reojo su pequeño y brillante cuerpo dorado que contrastaba con ese pelo negro y sedoso.
Al cabo de unos minutos, caminó hacia donde se encontraban los demás invitados, y pude ver como le decía algo a mi madre.
Ésta se acercó a la pileta y me pidió si acompañaba a Mily al baño de la casa que se quería cambiar.
Rápidamente salí de la pileta y me seque con una toalla.
Me acerque a Mily y le pedí que me siguiera.
La casa se encuentra a unos 30 metros de la pileta.
Entramos y nos dirigimos al baño principal de la casa, que si bien se encuentra mas alejado, es también el mas amplio de la casa.
Mily siempre caminaba detrás mío.
En el camino no nos dijimos ni una palabra.
Al acercarnos al baño le dije
-Mily ahí esta el baño- señalándoselo con la mano.
–Sabes cómo volver ¿no?- le dije.
-Si, pero ¿me esperas Eze?- Me preguntó haciendo pucherito con esa boca de labios gruesos.
-Si, por supuesto- asentí.
No me podía resistir a semejante muñeca.
La verdad que a esa altura ya me encontraba bastante excitado.
Pero intentaba controlarme.
La realidad me golpeaba diciéndome que Mily era mi prima, sino que además tenia apenas 11 añitos.
Pero para mi sorpresa, luego de entrar, Mily cerró la puerta corrediza del baño, pero no del todo, sino que la dejó unos 10 cm.
entreabierta, sabiendo que yo estaba parado justo ahí.
Al principio pensé en esperarla al final del pasillo, pero la tentación pudo más y decidí quedarme espiando en la puerta.
Observe como mi prima comenzó a cepillarse su largo pelo mojado, una y otra vez.
Ella se encontraba de espalda a la puerta pero podía ver su precioso rostro a través del gran espejo que allí había.
Aproveche entonces para mirarle detenidamente esa pequeña pero sensual cola que aun cubría el bikini.
De pronto giró su cabeza, y pude observar como me miraba, aunque no estoy seguro de ello, porque a continuación comenzó a desatarse la parte de arriba de su bikini.
Mi corazón empezó a latir con fuerza, sentí como se me ponía la piel de gallina.
En ese instante, dejo caer el corpiño del bikini y pude observar esos pequeños y dulces pechos a través del espejo.
Sus pezones también eran pequeños y rosados, y casi no tenía aureola a su alrededor.
Para mi sorpresa, sus pezones estaban duros y parados.
A esa altura yo seguía mirando a Mily sin parar y mi verga ya se encontraba muy dura dentro de mi traje de baño.
En ese momento, y sin dudarlo, ella se quitó la parte inferior del bikini y pude sentir como mi cuerpo se prendía fuego.
Por el espejo pude observar como no tenía prácticamente vello púbico, pero no pude observar nada más, por más que me esforzara en hacerlo.
Su cola, ahora al descubierto, era simplemente una obra de arte.
Desnuda como estaba siguió cepillándose el cabello.
Lo hacia lentamente y movia su cuerpo de forma sensual, como al ritmo de una canción, como si supiera que yo la estaba observando.
Se mantuvo en ese estado durante 5 minutos mas, aunque a mi me pareció un día entero.
Mi verga estaba que explotaba.
De pronto Mily sacó de su mochilita algo de ropa y comenzó a vestirse rápidamente.
Cuando ella estaba a punto de salir del baño note que mi excitación seguía intacta y que mi verga permanecia igual de parada.
Para colmo, solo traía puesto mi traje de baño, por lo que la erección se notaba irremediablemente.
En ese momento supe que iba a tener que masturbarme o me iba a volver loco.
Además no podía volver con mi miembro en ese estado.
-Ya esta primito- Me dijo Mily mientras abría la puerta del baño.
-Dale bárbaro, anda yendo para la pileta que yo paso al baño- Le dije con voz temblorosa, tratando de ocultar lo mas que podía mi erección.
Ella miro hacia abajo y pudo notar mi verga parada.
El calor de mi cuerpo se fue a mi cara y debí haberme puesto totalmente rojo.
Ella también enrojeció un poco sus mejillas.
-No- Me dijo con seguridad.
–Te espero acá.
Si tardas no importa- Remarcó.
No iba a intentar convencerla y menos en ese estado de excitación patente.
Por lo que entre rápidamente al baño y cuando me disponía a cerrar la puerta corrediza, decidí jugar el mismo juego que Mily y dejarla apenas entreabierta.
Me acerque al lavamanos como quien no quiere la cosa y me lave la cara.
En ese momento mire a través del espejo y note como ella me espiaba, sin disimular demasiado.
Me di media vuelta y me apoye contra el mueble del lavamanos y bajándome el traje de baño comencé a masturbarme.
Primero muy lentamente, pero cuando note que Mily me seguía observando con atención, los movimientos de mi muñeca fueron entonces mas y mas rápidos, Los últimos instantes de mi paja los pase mirándola fijamente a los ojos.
Observe en ese momento que ella se tocaba la cara con la mano, acariciando sus labios e incluso introduciendo su pequeño dedo índice en su boca.
No pude resistir más y eyacule.
Rápidamente caí en cuenta que alguien podría venir al baño y el temor se apodero de mí.
Por ello limpie rápidamente el semen que había en el piso y salí del baño con mi verga ya mucho más flácida.
Dirigí mi mirada hacia Mily y ella me sonrió con una picara mueca y sin decirnos nada nos tomamos de las manos y fuimos caminando hacia la puerta de salida de la casa.
Era evidente que esta historia no iba a terminar ahí.
CONTINUARA…
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