Mireia en família
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por IncestLover84.
Mireia se levantó temprano cuando su papá la llamó para que se marchara a la escuela.
Estaba en el último año de secundaria y la verdad es que cada vez le daba menos ganas levantarse.
Siempre le había gustado dormir, pero esos últimos días particularmente la tenía medio cansada.
Debía ser porque no venía durmiendo bien.
Se despertaba a mitad de la noche toda empapada y con la entrepierna chorreando humedad.
Tenía sueños muy ardorosos y al despertarse en medio de la madrugada desesperadamente se masturbaba para calmar su ardor.
Por eso es que no venía descansando bien.
Lo que no encontraba era el porque de todo ese momento.
Pensaba en que chico la calentaba tanto o solamente pensaba era que sus hormonas estaban en plena ebullición o tal vez a todo junto.
Se levantó a regañadientes y se metió en el baño, se chocó con su padre que salía de la ducha desnudo y con la verga dura y levantada.
__¡Perdón papá no sabía que estabas dentro!__ dijo tapándose con pudor los ojos.
El padre de Lena tomo una toalla raudamente y se tapo la herramienta que por el susto comenzó a bajar.
__No es nada no te preocupes no es tan fatal
__No, no claro, debí golpear__ el padre nada contestó solo se marchó.
Mireia quedó pensando en la verga dura que acababa de ver.
No le cayó nada mal.
Cuando se metió debajo de la ducha sin darse cuenta comenzó a acariciarse la conchita y aparecían imágenes destellantes en su cabecita de la pija enorme de su padre.
Grande y dura.
Una serpiente babosa que la había puesto caliente.
Sin querer se masturbaba furiosamente mientras pensaba en su padre.
Tuvo que salir de su ensueño cuando su hermano le golpeó la puerta en forma urgente.
Su hermano era un año mayor que ella y estaba, según el.
En un año sabático y se pasaba todo el día de joda y vagando por ahí.
Mireia se marchó de la casa y ya en el ómnibus se paso todo el viaje pensando en lo ocurrido.
No se podía despegar de la imagen de la tranca del padre.
También, sus pensamientos derivaron en recordar, cuando alguna amiga de el se había quedado a dormir en la casa, cuando ellos eran más pequeños.
Los gemidos en la habitación contigua y cayó en la cuenta de que su padre era un hombre.
No tenía en la memoria de una novia duradera o estable.
Tampoco recuerda a su madre que se marcho cuando ellos eran muy pequeños al sur del país y la veían muy poco.
Al llegar a la escuela se encontró con Paula, su mejor amiga
__Mireia como estas
__Bien Luna, un poco agotada
__¿Agotada de que?
__No sé
__¡Vamos! ¿A quien le estas bajando la caña?, a mi me lo podes decir, dale
__No a nadie, che
__Pero te gustaría ¿eh?
__Luna, estoy rara
__En serio amiga ¿qué te pasa?
__Prométeme…
__¿Como? Estas hablando conmigo
__Sí tenes razón.
Bueno hoy me paso algo raro, acabo de ver a mi padre como un hombre
__Es que tu padre se parte solo, que chanchita la nena
__Luna le vi, le vi…
__¿Que le viste?
__Le vi su cosa
__Noooo, ¿Y?
__¿Y qué?
__¿Cómo es?
__Re linda__ así siguieron hablando hasta que tuvieron que entrar a clases.
Luego Mireia trató de borrar de su cabeza las imágenes y sus pensamientos calientes.
El fin de semana largo llegó.
El calor avanzaba en el calendario y cuando Lena se levantó su padre limpiaba la piscina.
Ella lo miro de lejos y vio sus brazos, el vello de sus piernas.
El abdomen un poco prominente por la edad.
Bajo la vista porque sintió un cosquilleo fatal en su entrepierna y casi tuvo que salir corriendo a meter sus dedos en la vagina.
__Mireia ¿Estas despierta?
__Sí, un poco
__¿No vas a saludarme? __ ella se acercó.
Dio un beso a su padre y sintió el aroma de su piel y enloqueció de deseo y calentura.
No quería pensar si lo que sentía estaba bien o no.
Solo lo sentía.
Sentía ganas de cogerlo allí mismo, al borde de la pileta.
El almuerzo paso tranquilo.
Conversaron preguntándose en donde estaría su hermano que ni siquiera había llamado.
Después de comer vieron un rato de televisión y luego de lavar los platos, el padre de Mireia se fue a recostar un momento.
Mireia quedó dando vueltas, trato de leer una revista, pero una idea le daba vueltas en la cabeza.
Al fin se decidió.
Se acerco lentamente a la habitación de su padre.
Escuchó un tiempo en la puerta.
Se quitó la ropa que llevaba encima.
Movió el picaporte despacio.
Entreabrió la puerta.
Estaba semi oscuro.
Miro un tiempo hasta que sus ojos se acostumbraron a la luz.
Avanzó con dudas, con temor pero todo eso estaba sobrepasado por la locura juvenil y la calentura ardiente de su sexo y su piel dorada.
Se detuvo cerca de su padre.
Roncaba suavemente.
Parecía profundamente dormido.
Su cuerpo estaba tapado apenas por una sábana liviana.
Lentamente Lena fue levantando la fina tela.
Su corazón dio un salto pues su padre estaba totalmente desnudo.
La pija semidormida.
La deseo unos momentos.
Acercó sus dedos finos.
Los paso sutilmente por el aparato y observó la reacción.
La verga comenzó a crecer.
Ahora la mano delgada atrapó el hierro en brasas.
Lena fue arrodillándose sobre la alfombra del piso, mientras con su dulce boca comía la golosina que había crecido en toda su longitud.
La chica lo beso mientras el padre se retorcía como en un sueño, aún no abría los ojos, pero tarde o temprano ocurriría.
Mireia golosa recorrió las pelotas duras del hombre que estaba gimiendo de placer.
Ella respiraba cada vez con más fuerza.
Alternaba las chupadas del fierro a los huevos.
Volvía a ir, venía, acariciaba el pecho velludo del padre.
Apretaba las tetillas y lamía el tronco en todo el largo.
Luego lo besaba y lo chupaba.
Por momentos lo rozaba con sus mejillas ardientes.
Su padre abrió los ojos.
__¡Oh Mireia! ¡Mireia! ¡Ahhhh, sigue, ah mi amor!¡Que boca!__ Mireia continuo besando el glande.
Ahora las manos del padre acariciaron el cabello largo y ondulado de la muchacha que hundía su boca una y otra vez y la saliva bañaba la pija enrojecida del hombre que se retorcía.
Atrajo pasado unos minutos, el cuerpo de la muchacha que se tendió sobre el hombre y los labios se encontraron.
La lengua del hombre penetró la boca jugosa y las lenguas se reprodujeron en fuegos y lavas ardientes.
En tanto el sexo de el padre chocaba con los labios de la vagina que despedía jugos por todos lados.
Las manos del hombre apretaron las nalgas duras y jóvenes y se extasió.
Las pellizcó y ella disfrutó con sus nalgas enrojecidas.
Los besos fueron interminables.
Lentamente mientras esto ocurría la verga fue resbalando hacia el interior de la cuevita de Mireia que gemía y lanzaba bufidos, asemejándose a una máquina de vapor.
Los amantes hundían sus lenguas por los recovecos que encontraban.
Los dedos del padre resbalaron instintivamente hacia el agujero apretadito de Mireia que se dejó hacer.
Se abrió como una flor y dos dedos entraron en su orificio y exclamando un grito placentero que retumbó en la casa desierta.
El bombeo del hombre se aceleró por la tremenda calentura y mordió el cuello de la chica que jadeaba como en un sueño lejano.
La cabalgata se frenó y quedaron unidos un momento como buscando aire.
El padre se metió un pecho de Mireia en la boca y lo succionó apasionadamente.
En tanto el sable latía fuertemente en el interior de la chorreante concha.
El hombre mordía los pezones rosados de la chica.
Alternaba el izquierdo y luego el otro y viceversa.
Los grititos de Mireia se hacían cada vez más fuerte.
Todo era motivo de goce.
Disfrutaba de esa cogida como nadie.
El hombre salió de la funda y se subió a la espalda de la chica.
Fue besando los hombros y fue bajando y bajando hasta morder las nalgas, las besó y entró con su aguda lengua en el túnel deseado, lo lamió y ella se entregó un poco más.
La lengua se hundía sin remedio en el anillo que abría y abría el camino.
Apoyó la cabeza en la entrada y empujó despacio ella se retorció pero se incrustó un poco más.
Busco con su culo precioso la daga que se le hundía en la carne cavernosa y roja y gritaba suave, le dolía, pero no quería que pararan de cogerla por el culo.
Entró centímetro a centímetro.
Llenó por completo el apretado lugar.
El hombre se sacudió, se retorció unos minutos y largo la leche inundando el culo perfecto de la hija que lloraba de dolor y de placer.
Mientras casi desfallecía en un grito lleno de gloria y ardor.
El hombre quedó mordiendo el cuello, marcándolo, besándolo con ósculos pequeños y altisonantes.
Ella estaba quieta.
No quería que el aparato saliera de sus entrañas.
Sentía que el líquido le chorreaba por las piernas.
Un manantial inagotable, y ella lo gozaba sin pensar en nada, enfermiza, perversa, casi loca.
La verga se iba desinflando aunque no era tarea fácil.
El hombre estaba lleno de deseo y calentura.
Nunca había pensado en acostarse con su hija, pero lo consideraba un regalo de la vida.
Cuando por fin salió de la cola de la hija, el hombre se sentó apoyado en el respaldo de la enorme cama.
Mireia apoyó la cabeza en el pecho velloso del padre.
Lo acariciaba por momentos.
Por momentos besaba y jugaba pasando la lengua en una tetilla y luego en otra.
El hombre no podía pensar en nada, salvo en coger con la chica.
La verga fue enderezándose nuevamente.
En eso estaban cuando la puerta se abrió y en la puerta estaba parado con la boca abierta el hijo.
__¿Qué pasa acá? ¿Papá? ¿Mireia?
__No pudimos detenernos hijo…__balbuceó el padre
__Pero ¿Cómo pueden?.
No lo puedo creer__ mientras decía esto el hijo se acercó a ellos.
__Papá mira como estas__ la pija había crecido en proporciones descomunales.
__Vení, Vení David, papá córrete al medio , vení David__ Mireia hablaba con el hermano y le estiraba la mano.
David la tomo y fue acostándose al lado de su padre.
Luego llevó la mano del hermano y la colocó en la verga del padre que sintió como una corriente eléctrica en todo su cuerpo y lanzó un suspiro.
__¿Te gusta? No te pongas celoso, esto es para vos.
__ la chica guiaba la mano de David que no dejaba de acariciar la tranca del padre que bufaba ya de calentura.
El hermano quedó desnudo en un instante y mientras Mireia y el padre se besaban David había atacado la herramienta y la chupaba con mucha pasión .
Lamía los huevos del padre y mamaba alternativamente la verga .
Mireia abrazaba al padre y lo masturbaba sin dejar el mástil.
El padre chupaba los pechos de Mireia y hundía sus dedos en la vagina de Lena que gemía sin detenerse un momento.
Pasados unos momentos Mireia atrapó la pija de su hermano y se la llevó a su boca.
David seguía besando la pija del padre y jadeaba alzado como animal en celo.
Mireia arriesgándose un poco más llegó al aro de su hermano y empezó a chupar.
El muchacho se abrió deseando más y más.
La lengua de la chica iba y venía por el anillo caliente, lo besaba y su hermano gemía pidiendo más.
El padre acercó la boca a la de su hijo y se fundieron en un beso volcánico y voraz.
Se comieron las bocas.
Las lenguas se enroscaron sin destino.
El padre así como estaban apreso en su mano la poronga de David.
La acarició y apretó los huevos llenos del chico.
David también tomo el arma de su padre y lo amaso unos buenos momentos.
Se escuchaban gemidos en toda la habitación.
David se colocó en cuatro patas y su padre se fue acercando por la espalda.
Paso su verga por la entrada posterior.
Acarició la cabeza de su pija en el agujero fatal.
Luego empezó a dar leves empujones.
Allí fue entrando la cabeza apretada.
El chico se retorcía como una potra salvaje.
Empezó a mover sus caderas para ensartarse la espada hasta el fondo.
Los huevos del hombre golpeaban las nalgas mientras iba y venía empujando y empujando, penetrando, comiendo con su tranca el agujero destellante de fuego y lava.
Mireia se había corrido a la parte posterior del padre y metía su lengua en el culo del padre.
Lo chupaba, lo humedecía, lo abría en forma desesperada esperando ser penetrado.
La leche del padre se desparramó en las entrañas de David que movía su cuerpo descontroladamente.
El padre salió del envase, beso a Mireia y luego busco los labios del chico.
Los tres juntaron sus lenguas y se volcaron las salivas.
El padre entonces se colocó en posición para ser clavado.
David se abalanzó sobre ese culo sabroso y lo penetró sin preámbulos y comenzó a moverse dentro de aquel túnel inesperado.
Lo gozaba.
Lo hacía veloz y luego se detenía para hacer cortos movimientos dentro de su padre que se movía de un lado a otro sintiendo la daga que lo cogía vorazmente.
La lengua de Mireia no se quedaba quieta y lamía desde atrás los huevos de David.
De vez en cuando besaba el culo de su hermano y volvía a bajar, hasta que su hermano empezó a terminar dentro del culo de su padre.
El líquido fue abundante.
Quedaron uno sobre el otro y Mireia se subió sobre el hermano.
Quedaron los tres como si fuese una montaña de cuerpos diseminados para una foto.
Después de unos momentos se fueron corriendo y quedaron acostados unos a cada lado del padre.
Los líquidos bañaban las sábanas.
El sudor corría por los cuerpos semi agotados.
Pero estaban encantados con lo que había ocurrido.
No había un solo pesar en sus pensamientos.
Todo estaba bien.
Habían gozado.
Mireia acariciaba el pecho de su padre, mientras David tocaba los huevos y la vara dormida del hombre.
En tanto el padre acariciaba los pechos de la hija y el pecho del muchacho.
De vez en cuando Mireia se acercaba y besaba al padre y luego al hermano.
David hacía lo mismo, se alternaban para tocarse y besarse entre si.
Los miembros se iban levantando nuevamente, ellos volverían a empezar de un momento a otro.
Afuera el sol caía sobre la quietud de aquella casa.
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