MIS 3 MUJERES VI
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por freeman88.
Los días pasaban y el sexo entre mi cuñada Diana y yo se hacía cada vez más frecuente, más fuerte y más morboso.
Cada vez más hacíamos participe de su hija Lucy, mi pequeña sobrina de 8 años, de cuerpo más desarrollado de lo usual para su edad y de una mente abierta al sexo y a la satisfacción de su hombre.
Aún no había penetrado a Lucy, creíamos con Diana que eso debería ser una ocasión especial, yo me moría de ganas de profanar esa pequeña y ajustada cueva que ya había saboreado varias veces con el transcurrir de los días, pero otro pensamiento también carcomía mi cerebro.
Mi mujer Claudia había renovado su libido conmigo desde la llegada de su hermana, el juego de oler, saborear y usar la ropa interior de Diana había mejorado significativamente nuestra vida sexual y no me podía quejar para nada, pero para ser honestos, creía que mi esposa merecía saber la verdad, tenía que decirle que tenía sexo con su hermana y mas aun que participaba su pequeña sobrina, tremendo lio en el que me metí me decía varias veces al día.
Por un lado corría el riesgo de que se entere por su cuenta o nos sorprenda en pleno acto lo que solo terminaría en un divorcio o una denuncia por atentar con la niña.
Si se lo decía yo, dos alternativas se abrían: o me aceptaba y se unía a la fiesta o me pedía el divorcio y terminaba con una denuncia y encerrado varios años.
El riesgo era grande, mi mujer siempre fue abierta a varias opciones y fetiches míos, pero una cosa es coger mientras olemos las tangas de su hermana y otra es tener sexo fuerte y duro con su hermana y su sobrina.
Las dudas también se las preguntaba Diana.
-Diana, que haremos, estamos bastante metidos en esto como para dar marcha atrás y no se cuanto podamos aparentar frente a Claudia.
– Le dije mientras descansábamos entre polvo y polvo.
-Lo sé, yo también me lo pregunto a cada momento, pero lo he pensado varias veces y creo tener la solución.
– Me dijo
-Enserio? Dime que tienes planeado, necesito todos los detalle- le dije sorprendido
-Tranquilo vayan al cine hoy y regresen como a las 11 o media noche, a esa hora Lucy ya estará dormida, cuando vuelvan tu sígueme la corriente-
Mi cara de interrogante seria gigantesca pues Diana me volvió a decir:
-Confía en mi Ricardo, todo saldrá bien-
Sus ojos caramelo tenían algo que me calmaba, entendía que ella tenía todo bajo control y me deje llevar.
Como quedamos esa noche salí con Claudia al cine, vimos una comedia y regresamos de lo mas contento a la casa a la hora que pacte con Diana, entramos y en la sala estaba ella viendo tele con un vestido de tiras negro, pequeño pero suelto.
Tenía una botella de vino en la mano y nos saludó más efusivamente que de costumbre, besos y abrazos para los dos.
Sería el vino que tomo o todo era parte del plan, un beso fuerte a su hermana y un beso media luna para mi con un guiño de ojo para mi, ahora lo entendía todo era armado.
-Chicos, ayúdenme a terminar mi botella nos dijo-
Mi esposa no estaba tan animada para beber, pero yo sabiendo que todo era un plan de Diana la anime.
-Dale amor, no podemos dejar a tu hermana bebiendo sola.
–
-Siiiiii hermanita, acompáñanos por favor- le dijo Diana con una voz de puchero.
…….
Esta bien, solo porque mañana es sábado y no hay que trabajar- acepto Claudia.
Nos sentamos los 3 a platicar y tomar vino, terminamos una botella y abríamos otra, era obvio el plan, Diana quería emborrachar a su hermana y hacer alguna jugada para que acepte lo nuestro.
Esperaba algo más elaborado pero creo que el gran panorama de las cosas era un buen plan.
Me di cuenta rápidamente que Diana y yo no bebíamos mucho que la que estaba trago tras trago era mi esposa, hábilmente mi cuñada sabía que no tenia mucha tolerancia al alcohol y quería aprovechar eres punto débil.
Entre tema y tema empezamos a hablar de sexo, frecuencia, ritmo historias pasadas, etc.
-Y cómo les va a ustedes, espero que vi llegada a su casa no haya bajado su actividad- mando en una mi cuñada
-jajajaja, no hermanita, no no como crees, jajaja- la risa nerviosa de Claudia era evidente.
Una mirada penetrante de parte de Diana me dio a entender que participara en el juego…y lo entendí.
– Es más….
creo que nos ha ayudado- dije también con cierta risa nerviosa.
– Como los he ayudado cuñadito?- pregunto con todo mas pícaro Diana, mientras Claudia volteaba a verme como cara de asustada.
– Jajaja, bueno Dianita te puedo contar pero si Claudia me deja- le dije viendo a mi esposa con una mirada cómplice.
Claudia no sabía que hacer, quizás fue por el alcohol y la presión que nosotros hacíamos sobre ella pero se animo bastante nerviosa a decir:
– Está bien…….
cuéntalo si quieres-
– Bueeeeeno si la señora lo quiere contar lo contare- dije ya mas seguro de que todo estaba encausado.
– Lo que pasa Dianita es que y espero no te molestes hemos tomado prestado unas cosas tuyas para encender nuestra vida sexual-
Mi cuñada actuando mejor que varias actrices profesionales, puso su cara de desconcierto y pregunto: – ah? Que cosas no entiendo-
-Bueno, te lo digo pero no te molestes, hay veces que Clau y yo tomamos prestadas algunas ropas interiores tuyas para usarlas en nuestra cama-
El rostro de mi mujer estaba rojo como un tomate, parte el alcohol parte la vergüenza que tenía, pero había un aire morboso a todo lo que hablábamos, sabía que estaba por el buen camino.
Los ojos de mi cuñada se abrieron más y pregunto:
-mmmmm como que si no? Que traviesos muchachos y puedo saber que hacen con mis hilitos y tangas?-
-Bueno es un juego- le dije, – a veces los huelo otras Clau se los pone, nos gusta mucho hacerlo-
La habitación se llenó de risas incomodas, las copas de vino iban y venían, la adrenalina se respiraba.
-No te molestes hermanita- le dijo casi en suplica Claudia a Diana, – si quieres ya no lo hacemos, no se en que estábamos pensando-
Diana guardo un silencio largo mientras bebía lo que quedaba de vino y dijo:
-No te preocupes, yo no soy quien para juzgar, pero los perdono con una condición………quiero ver que hacen con mi ropa interior.
–
Los dos quedamos congelados en el momento.
-Como que quieres ver?- pregunto Diana
-Como escuchaste, quiero ver que hacen con mi ropa, es mía tengo derecho- dijo con una sonrisa maliciosa, ya no disimulaba nada.
-Pero Diana, como vamos a hacer eso, tendrías que vernos haciendo cosas intimas- le dije tratando de disimular.
-Oh por dios, no me vengan- respondió – se que ustedes me vieron cuando estaba en mi cuarto, o lo niegan?-
Los dos sabiendo que nos tenía contra la pared movimos la cabeza en señal de afirmación.
-Bueno no se diga mas los quiero ver-dijo y acto seguido se levantó del sofá donde estaba sentada y metiendo las manos debajo de su falda bajo de un tirón un hilo de color morado oscuro muy pequeño con encaje encima.
Lo sostuvo en la mano y lo tiro hacia mi pecho.
Mi esposa y yo no sabíamos que hacer, el nerviosismo y el morbo se apoderaba de la habitación, yo me quede estático pero luego sentí la mano de Claudia tomando la prende y llevándola a mi nariz.
-Asi empezamos- dijo Claudia a su hermana, su tono de voz había cambiado, era serio, sensual, el morbo la había tomado y la vergüenza había sido encerrada por el alcohol.
Claudia llevo el hilo hasta mi nariz teniendo cuidado en poner la parte donde antes había estado la vagina de su hermana directamente en mis fosas nasales.
Sentí el aroma fuerte de hembra de Diana, sentí la humedad de la prenda.
Estaba mojada, Diana estaba mojada por toda la situación.
Yo empecé a oler y a cerrar los ojos simplemente me deje, sentí como Claudia tocaba mi aparato por encima del pantalón, ya no había vuelta atrás.
Diana se sentó en el sofá de al frente y con una mirada lujuriosa nos dijo:
-Vamos que eso es todo?-
-No!, no lo es- dijo su hermana.
Acto seguido abrió con habilidad mi pantalón, liberando mi pene que estaba ya casi en su máxima plenitud.
Tomo el hilo y envolvió mi pedazo de carne con el, mientras veía como Diana apretaba el sofá con fuerza.
Le gustaba no había duda de eso.
Claudia empezó un movimiento masturbatorio con el hilo de su hermana, lento y extremadamente sexy, yo estaba en un sueño y para mejorar el sueño siento como mi esposa empieza a meterse mi pene a la boca, mojando todo mi miembro y el hilo de su hermana con abundante saliva.
Las palabras sobraban, veía la cabeza de mi esposa subir y bajar luego veía a mi cuñada al frente mirando con atención todo el show.
Entonces Diana sonriendo nos interrumpió.
– Saben que? Creo que es justo intercambiar, Clau, quiero que me des lo que tengas puesto ahora mismo.
–
Pensé que Diana lo había dicho en broma pero su hermana obediente, se saco mi verga de su boca y se paro en medio de la sala mirándonos a ambos desabrocha su jean y se lo saca rápidamente dejándonos ver una tanga rosa muy linda, sin mayores adornos salvo un lazo muy femenino en la parte superior.
Antes de sacarse la prenda inferior toma la blusa que tenia y también se saca quedando solo en brassier y tanga.
Se acerca a su hermana y mirándola fijamente empieza a bajar su ropita interior lentamente, sale un pie, luego el otro y se la entrega a su hermana, ella lo coge y le dice:
– El brassier también-
Claudia no opone resistencia se lo saca en un santiamén quedando desnuda.
Yo aprovecho en quitarme mi camisa y el jean quedando también desnudo solo con la prenda de Diana enrollada en mi pene que ahora mismo lucia totalmente erecto.
Mi esposa regresa hacia mi, toma el hilo morado lo acomoda y se lo pone.
Le queda precioso.
Me empuja al sofá y me da la espalda y mirando hacia su hermana, hace a un lado el pequeño pedazo de tela que cubre su vagina, pone la cabeza de mi miembro en su conchita y empieza a bajar, dando un gemido seco que resuena en toda la casa.
Claudia empieza un movimiento de sube y baja lento pero firme siento como su vagina esta mas lubricada que nunca y siento como el hilo de su hermana roza mi pene en cada subida que da.
Por su parte Diana no se queda contenta y parándose como un resorte se quita el vestido y y su brasier quedando también desnuda, que placer era ver a un par de hermanas tan cachondas haciendo lo que sus impulsos le dicten.
Sabiendo del juego se pone la tanga rosa que intercambio y se sienta en el sofá donde empieza a acariciar su clítoris por encima.
Los gemidos llenan la habitación.
Estamos asi varios minutos, suponiendo que todo esta permitido le indico a Claudia que se de vuelta, ella hace caso y se acomoda cabalgándome ahora mirándome a la cara, dominando la posición empieza con movimientos mas fuertes y aprovechando, le hago un gesto con la mano a Diana para que se acerque, ella no lo duda, se para y quitándose la tanga va hacia nosotros, coge a su hermana por el cabello la mira y la besa.
Que momento mas morboso, el beso lésbico de dos hermanas es algo que debería quedar grabado para futuras generaciones.
Terminado el beso Diana mete la tanga rosada en la boca de su hermana y le dice:
– Veras hermanita, ahora los 3 vamos a disfrutar como nunca-
Siento como un par de dedos invaden el culo de Claudia, su hermana le esta metiendo dos dedos por el ano mientras yo la penetro, los gemidos de mi esposa, son fuertes aun siendo suprimidos por su propia tanga se escuchan por toda la casa.
Le damos con fuerza
-Toma putita esto es lo que te gusta no?- le dice Diana a su hermana
-Córrete hermanita, quiero ver como aprovechas este pene tan rico.
–
Las groserías no hacen otra cosas que encender mas a mi esposa, me clava la mirada y casi entre lagrimas siento su orgasmos, mis embestidas y los dedos de Diana llegan a velocidades increíbles mientras Claudia tiene el orgasmo mas fuerte de su puta vida.
Siento como chorrea los flujos y vamos bajando el ritmo, Diana prácticamente la saca de mi pene a la fuerza y la acomoda al costado del sofá, retira la tanga de su boca y le da un tierno beso.
-Ahora todo esta bien hermanita, le dice descansa yo me encargo de Ricardo, puedo?- le dice
Claudia le devuelve el beso y le dice: – si haz todo lo que quieras.
–
Yo no iba a esperar nada, tomando las riendas tomo a Diana de las caderas y la acomodo en 4 justo encima de su hermana, apunto mi pene y la clavo sin piedad por la vagina.
No me importa complacerla solo quiero llenar un hueco.
Empiezo un brutal bombeo a mi cuñada, ella empieza a gritar encima de Claudia, veo como se besan, se tocan, se muerden los pezones, el cuello, las orejas que visión tan perfecta.
Mi esposa escapa por un momento de los besos y gemidos de su hermana y me mira, le sonrió cómplice, ella sale de su prisión y se para a mi costado, me besa y luego mira como bombeo fuertemente a su hermana, me besa el cuello el pecho, pellizca mis tetillas y con una mano toca mis nalgas y las baja hasta mis huevos los coge fuerte y me dice:
-quiero sentir cuando llenes a mi hermana, dale cabron, dale fuerte, llénala, llena a esta putita-
No puedo mas es demasiado, mi pene se hincha y empiezo a eyacular dentro de mi cuñada, gimo de placer, mis piernas tiemblan mientras el semen sale a chorros dentro de la concha de Diana.
Todo termina y me siento el sofá mientras Diana se queda descansando y Claudia va por mas vino, esto no ha acabado me dice mi esposa.
Y vaya que tiene razón….
CONTINUARA
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