MIS 3 MUJERES VII
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por freeman88.
Despierto en mi cama, estoy solo, desnudo, la luz de la mañana entra por la ventana, mi mente se fuerza en unir las piezas de la noche anterior, las imágenes de los cuerpos desnudos y sudorosos de mi esposa y mi cuñada regresan, que cosas hicimos, recuerdo las copas de vino, el plan de Diana, recuerdo el morbo del intercambio de ropas interiores, recuerdo el bombeo fuerte a las dos, los orgasmos, los gritos.
Me reincorporo, Claudia no está, empiezo a pensar que se fue que me dejo ahuyentada del incesto y la depravación, me asusto pero veo que sus cosas están intactas.
Escucho risas de mujeres que vienen desde la cocina.
Mi corazón se desacelera, parece que todo está bien.
Me pongo un short de pijama holgado, no encuentro mi ropa interior o mi pantalón….
– dios que noche- me digo a mi mismo mientras salgo del cuarto con una sonrisa.
Cuando llego a la cocina encuentro, a mi esposa sentada en la mesa de diario conversado con su hermana, riendo y recordando, las dos están hermosas, ambas en sendas pijamas de satén, muy finas, muy coquetas, con el cabello castaño suelto, noto que ninguna tiene sostén pues los pezones se marcan desafiantes.
– Buenos días chicas- les digo de lo más animado.
– Buenos días señor- me responde Diana, – ya era hora parece que haz dormido bien-
– Si dormí muy bien, es que fue una noche cansada- dije en todo de broma.
– Una muy buena noche, reveladora diría yo- me dice Claudia mientras me da un inocente beso de buenos días y me sirve una taza de café.
– Dormiste tanto, que tuvimos tiempo de conversar de hermana a hermana- dice Diana – Hemos llegado al acuerdo que no nos ocultaremos más cosas entre nosotros, no habrán mas secretos y si tu estás de acuerdo compartiremos todo.
–
– Cuando se refieren a todo es todo?- pregunto haciendo énfasis en el último todo.
– Así es amor, TODO- interrumpe Claudia.
– Hemos conversado mucho, nos dimos cuenta que entre Diana y yo nunca hubo ningún secreto o tabú y no veo porque deberíamos empezar ahora.
–
– Mira Ricardo, mi vida de casada con Scott- así se llamaba el esposo americano de Diana y padre de Lucy, – estaba en declive, se muy bien que el me engaña, tiene una o dos amantes, nuestra vida de pareja se limitada a la convivencia y pues ni te digo de nuestra vida sexual, era nula.
Si soy sincera contigo yo volví para escapar un poco de la realidad, y con ustedes volví a sentir esa inyección de vida que necesitaba.
– Nos dijo mi cuñada con los ojos brillantes.
– Oh, Diana, siento escuchar eso, no lo sabía, no te preocupes, quédate el tiempo que necesiten tú y Lucy.
– le dije tratando de sonar sensible, cuando en el fondo sabía que quería que se queden para satisfacer todas mi fantasías.
– Bueno, no se diga mas !!!! Seremos felices todos como una familia, una familia que coge entre ellos pero una familia al fin y al cabo.
– Bromeo mi esposa, haciendo que todos nos riamos cómplices de lo que vendría.
Seguimos conversando, recordando lo que había pasado, poniendo al día a Claudia en lo habíamos hecho su hermana y yo, ellas lo había dejado bastante en claro, todo se compartiría y ningún secreto se guardaba, le contábamos a mi esposa como es cogíamos, donde con que frecuencia, era la conversación mas sexual que había tenido con dos mujeres en mi vida, nos reíamos nos sentíamos cómplices de algo que nos unía y que despertaba nuestra mas morbosas fantasías.
Claro que había algo que no le decíamos y que aunque fuerte tendría que salir a la luz tarde o temprano.
Lucy.
Claudia tomaba muy bien las cosas que había hecho con su hermana, quería saberlo todo, si se la había metido por el culo, si la había cogido en su cama, si usábamos también su ropa interior, sentía que todo eso la excitaba y bueno quien era yo para juzgar los gustos de otros.
Así que en un momento de valentía o pura estupidez me mande con todo.
– Amor hay algo que tienes que te falta por saber- le dije dejando mi café en la mesa.
Las dos hermanas se quedaron viéndome.
– jajajaja, acabo de saber que le dabas por atrás a mi hermana, que más podrían hacer- dijo en son de broma.
Diana siempre ágil de mente, sabia por dónde iba y parece que pensaba igual que yo.
– Es cierto hermanita, creo que es mejor que nos contemos todo y espero que tengas la mente abierta- dijo
– Jajaja, la mente abierta? Que más abierta que esto- bromeo de nuevo Claudia, haciendo un gesto señalándonos a nosotros.
– Tu solo espera y no hagas nada- le dijo su hermana
– Lucy !!- Llamo Diana a su hija.
La cara de Claudia tenia una expresión de interrogante y yo sabía por dónde apuntaba mi cuñada.
Decidí seguirle el juego.
Al fin y al cabo cada decisión de Diana termino bien para todos.
Lucy llego rápidamente, estaba viendo tele en la sala y llego casi corriendo, se paró justo al costado mío.
– Que pasa mami?- pregunto inocente.
-Dale un beso de buenos días a tu tío- le ordeno su madre.
Lucy obediente como es me dio un pequeño y tierno beso en la mejilla.
– No linda, dale un BUEN beso a tu tío, como los que nos gustan- Corrijo Diana.
La pequeña niña nos miró a todos dudando, sabía que lo que hacíamos no era del todo correcto y aunque nunca le dijimos ella se comportaba casi cómplice cuando Claudia estaba presente, la orden de su mama seguramente le parecía extraña.
Diana hizo un gesto de aprobación y Lucy sonriendo me estampo un beso en la boca, tratando en su inocencia de meter su pequeña lengua en mi boca.
-Sabe a café- dijo sonriendo al despegarse de mi.
Los ojos de Claudia estaban como platos.
No decía nada, la tomamos por sorpresa obviamente.
– Lucy, ehhhhhh, juega a veces con nosotros Clau.
– le dijo Diana, es bastante….
cooperativa y parece que le gusta bastante.
–
Diana se paro y abrazo por el cuello a su hermana que estaba sentada inmóvil mirándonos a nosotros.
– No te preocupes hermanita, yo siendo la mama de Lucy, también pensé que estaba mal, pero créeme que te llegara a gustar.
– le decía al oído a Claudia con una voz y una mirada mucho mas sensual.
– Quieres ver que mas puede hacer mi niña?- le dijo mientras besaba el lóbulo de la oreja de mi esposa.
Claudia no dijo nada solo asintió.
Diana sonrió lujuriosamente.
– Lucy, dale el cariño especial que tanto le gusta a tu tío- le ordeno Diana.
La niña sonriendo se quitó en el acto su pijama infantil tipo vestido, quedando solo con unas pequeñas braguitas blancas con bordes naranjas que cubrían menos de media nalga, me miro y me dijo: que quieres hacer tio?
-Haz lo que quieras reina- le dije muy paternalmente.
Mi sobrina tenia una sonrisa de oreja a oreja.
Era obvio que compartía el gen de la lujuria con su madre y su tia, que suerte la mia, me decía para mi mismo.
Hábilmente metió sus manitos dentro de mi short de pijama y sin ningún esfuerzo saco mi pene ya semi erecto por los besos y el show.
Como ya tantas veces lo cogió con una mano y empezó a masturbarme lentamente, su madre fue toda una maestra en arte del sexo, le enseño como hacerme sentir el mayor placer y yo solo temblaba al sentir su manito subir y bajar por mi cada vez más duro miembro.
Por un momento subo la mirada y veo que Diana besa suavemente el cuello de su hermana mientras su mano derecha ya se había mentido por el escote de su pijama poniendo al descubierto una teta, veía como tomaba todo el seno mi esposa y pellizcaba su grueso pezón ya duro por la excitación que generaban pequeños gemidos en ella pero siempre con la vista puesta en nosotros.
Yo estoy hipnotizado con la escena incestuosa pero de pronto una oleada de placer me inunda, es Lucy que sin decir nada empieza a meterse mi pene en la boca con bastante habilidad.
Abre bastante su boquita y empieza a introducir mi pedazo de carne hasta donde puede, cada vez un poco mas llegando casi la mitad, saliendo y volviendo a engullirlo cada vez dejando un rastro de saliva que cae hasta la base de mi pene y haciendo que la paja que me hace sea mas placentera por la lubricación.
Estoy en el cielo la mirada de mi esposa a la felación de nuestra sobrina es interrumpida por un beso profundo de su hermana, sus lenguas se unen, los gemidos se escuchan, veo como la mano de Claudia toma el cabello de Diana con fuerza para hacer aun mas intenso el beso.
Se nota que el show con Lucy no ha hecho mas que excitarla y la lujuria la domina totalmente.
Por mi parte cojo la cabeza de mi sobrina y hago un poco más de fuerza para que la penetración oral sea más profunda a veces siento que toco la garganta de la niña lo que la hace atragantarse y soltar aun más saliva que moja todo mi miembro hasta escurrir por mis testículos, pero ella no hace ningún esfuerzo por liberarse es más parece gustarle la dominación, mi mente vuela quiero poseerla, quiero sentir el interior de Lucy, así que jalándola de los cabellos la separo de mi pene y me paro de la silla, bruscamente hago a un lado los utensilios en la mesa, cojo a Lucy por los hombros y la coloco encima de la mesa, la empujo suavemente hasta echarla boca arriba y le quito sus braguitas, obviamente no dejo de llevármelas hasta la nariz y sentir como la parte que roza su vagina esta bastante mojada, el olor es delicioso, la pequeña putita sabe lo que le gusta y sus fluidos la delatan.
No puedo resistir la tentación y me arrodillo, separo su piernas y sin ningún preámbulo hundo mi boca en su entrepierna, mi lengua pasa rápidamente por su pequeño clítoris, veo como se quiebra de placer, con una mano separo sus rosados labios vaginales y mi lengua hace el resto del trabajo, entra y sale de su estrecha cuevita, cada lamida es un movimiento de placer de parte de Lucy y un chorro de fluidos infantiles directos a mi boca, estoy en cielo.
Por un momento recuerdo que no estoy solo y me separo de la vulva de mi sobrina para mirar hacia mi esposa y su hermana, las pijamas en el suelo, ellas paradas desnudas acariciándose y mirándome.
Ahora ya de día y sin rastros de alcohol puedo ver y comparar sus cuerpos, Claudia es un poco mas alta y delgada, con un poco mas de caderas y con tetas más pequeñas y pezones marrones bastante gruesos y desafiantes, Diana por su lado no parece mayor, su cuerpo tonificado por los ejercicios la hace muy deseable, sus pechos mas grandes que los de mi esposa se coronan con unos pezones marrón claro pequeños pero deliciosos y ambas obviamente comparten un culo de campeonato y una entrepierna totalmente depilada.
Verlas tocarse no hace mas que excitarme mas, me incorporo y tomando mi pene lo llevo a la entrada de la vagina de Lucy, paso de arriba abajo un par de veces y me dispongo a penetrarla, pero Diana me detiene.
-No Ricardo, por favor, aun no- me dice.
Estoy tentando a no hacerle caso y empiezo a presionar…
-No, por favor, en unos días es su cumpleaños, por favor espera hasta ese dia y hare que toda la semana lo valga.
–
La oferta si me hizo dudar.
– Quiero que se especial, por favor espera-, me decía entre gemidos pues Claudia había empezado a masturbarla metiéndole dos dedos a su vagina.
Sabía que Diana era una total pervertida, me parecía un trato justo y el pedido de una madre no puede negarse, asi que le dije:
– Está bien, esperare, pero alguien tiene que tomar su lugar-
Diana sonrió y sacando los dedos de su hermana se separo lentamente de ella y se acerco hacia mi.
Dándome un beso empezó a hacerme retroceder de Lucy y me dijo, -eres muy bueno con nosotras, y por esperar te recompensare cuñadito.
–
Se dio vuelta muy sensualmente y se inclinó sobre el borde de la mesa dejando su rostro justo a la altura de la vagina de Lucy y su culo a total disposición mía.
La situación no necesitaba explicación, apunte la cabeza de mi verga en la entrada de su húmeda vagina y cuando estaba a punto de penetrarla la misma Diana cogió mi pene con su mano y me detuvo.
– Tú me hiciste caso y te detuviste cuando te pedí que no penetraras a Lucy, toda esta semana las tres te recompensaremos- me dijo mirándome por encima de su hombro.
– Claudita, ayúdame por favor- le dijo Diana a su hermana mientras soltaba mi pene y con la misma mano abría sus nalgas exponiendo su rosado ano.
Creo que Claudia entendió de inmediato, la idea de la telepatía entre hermanas cruzo mi mente.
Hábilmente mi esposa se arrodillo enfrente del culo de su hermana abrió sus carnosas y exquisitas nalgas y hundió su lengua en medio de ellas, desde mi punto de vista veía como la lengua de Claudia subía desde la concha hasta el ano de Diana.
Mi cuñada suspiraba con cada lamida y Lucy no hacia mas que ver el show desde su posición encima de la mesa, tener a las tres desnudas me hacía sentirme especial, que fantasía estaba viviendo que hermosas eran pensé.
La cabeza de Claudia se separo del culo de Diana y me dijo: – Listo mi amor, dale con todo- Yo entendí había lubricado con su propia saliva el ano de su hermana.
Yo solo di dos paso mas, mi esposa todo mi pene y guio la cabeza hasta el agujero trasero de su hermana.
Le dio un par de chupadas para mojar mi miembro, lo coloco en su lugar y empecé a empujar, el cuerpo de Diana se estremeció al sentir la presión, poco a poco la cabeza de mi miembro logro vencer el ano de mi cuñada y fue entrando en ese ajustado hueco de placer.
Ahhhh, ahhhhh, mmmmm mas mas …- Decía Diana, mientras centímetro a centímetro mi verga invadía su recto.
Con suavidad pero sin parar hundí toda mi herramienta en su culo hasta que mis huevos chocaron con sus nalgas.
Mi cuñada quebrada sobre la mesa solo respiraba agitada.
Yo empecé con el vaivén, ya había entrado en ese culo antes, era lo que mas me gustaba de ella y ella lo sabia.
El bombeo era largo y fuerte, lo sacaba casi hasta el final de la cabeza y volvía a hundirlo con mas fuerza el ano de mi cuñada se ajustaba a su invasor y el dolor inicial daba paso al placer.
Veía como la cara de Diana aunque cerca de la intimidad de Lucy parecía haberla olvidado, así que hombre de la casa le ordene a mi esposa:
– Amor atiende a tu sobrina, mira que esta solita-
Los ojos de Claudia brillaron era la primera vez que tendría contacto con la pequeña y parecía que tenía ganas escondidas.
Se levantó rápidamente y se dirigió a la mesa, tomo a la niña por el mentón y le estampo un beso húmedo un beo de adulto, Lucy solo respondía mientas la mano de Claudia empezaba a sobar los pezoncitos rosados de la niña, alternaba uno y otro, arrancándole gemiditos con cada pellizcon.
Luego la misma mano bajo por su abdomen hasta llegar a su rosada y virginal conchita.
Veía como mi mujer empezaba un delicado movimiento masturbartorio en el clítoris de la niña.
Haciendo que suba y baje las caderas encima de la mesa, la situación era de lo mas morbosa y hacia que mis estocadas en el culo de Diana fueran mas fuertes.
Claudia le ordeno: – Date vuelva mi amor, la tía te tiene una sorpresa-
Lucy obedeció de inmediato dando la vuelta en el acto poniéndose en cuatro sobre la mesa, mi esposa la acomodo aun mas, haciendo que su rostro y manos se apoyen en la mesa levantando su culito aun mas, ella separo las nalguitas de mi sobrina y empezó con las lamidas exactamente igual como le había hecho a su hermana.
Subía desde la vagina hasta el ano haciendo énfasis en el hueco trasero.
Veia como metía su lengua en al rosadito ano de la niña y ella con los ojos cerrados gemía sin parar.
Aprovechando tomo por el cabello a Diana obligándola a subir la mirada.
– Mira putita, como tu hermana le come el culo a tu hija, mira la carita de placer de tu hija.
Te imaginas cuando le ensarte todo esto? – le decía mientras le clavaba el miembro con todas mis fuerzas.
– Siiii siiiii, siiiiiiiiii dame mas, dame mas fuerte cabron- respondía desafiante mi cuñada.
Mi esposa consiente del momento lleva sus dedos índice y medio a la boca gimiente de su hermana se los mete como si otro pene fuera los moja bien y acto seguido los lleva hasta el ano de Lucy, empieza la penetración del culo de mis sobrina sin mayor misericordia, Lucy sale de su trance abre los ojos y hace un ademan de zafarse, pero mi esposa toma el mando de la situación y empuja su cabeza contra la mesa.
-Quédate así putita, mira a tu madre como disfruta tu eres igual- La niña entiende y no da mas oposición, veo como los dedos de mi esposa se hunden en el recto de la niña y veo como sus ojos se abren con cada centímetro que la invade.
Claudia empieza una penetración con sus dedos sin ninguna duda, y yo por mi lado bombeo salvajemente a mi cuñada, el climax se avecina, madre e hija sodomizadas, gimen sin parar, veo como sus miradas se cruzan como sincronizadas Diana empieza a temblar por el orgasmo que le estoy regalando, su ano ajusta al máximo mi pene y su vagina expulsa fluidos que chorrean por sus piernas, por su lado Lucy pone los ojos en blanco, mi esposa le está dando un orgasmo impresionante, las dos gritan de placer, mi cocina se llena de gemidos de madre e hija.
Luego de varios segundos de infinito placer, saco sin suavidad mi pene del culo de mi cuñada, ella cae rendida al suelo, agitada y sudorosa.
Mi esposa retira suavemente los dedos del ano de Lucy y la recuesta en la mesa.
Igual que su madre ella esta agitada y con su pequeño cuerpo lleno de sudor.
Le digo a Claudia que se siente y le pongo mi verga en la altura de la cara.
Ella entiende de inmediato, abre la boca y sin importarle que hacia segundo estaba en el culo de su hermana, lo engulle con pasión.
La mamada de mi mujer es perfecta, dura, hasta el fondo con bastante saliva, sabia como hacerme llegar y obviamente el sexo anal con su hermana ya me había dejado a puertas.
No tarda ni un tres minutos cuando mi orgasmo se aproxima, no puedo mas, quiero liberar todo mi semen, pienso en la boca de Claudia como recipiente pero veo a Lucy desnuda y echada sobre la mesa viéndonos.
A punto de eyacular, saco mi pene de la boca de Claudia y empiezo a soltar chorros de leche sobre el cuerpo de Lucy, primero en su abdomen luego en su pecho y varios en su carita, ella recibe feliz y parece que hasta placer le ocasiona pues veo dentro mi orgasmo como ella se retuerce.
Dejo caer hasta la última gota en el cuerpo de mi sobrina que ahora se ve casi bañada en semen.
Claudia no deja pasar nada y empieza a esparcir mi leche por todo el cuerpo como cual crema humectante fuera.
Ahora todo está dicho y hecho ahora solo me queda disfrutar de mis tres mujeres, y quiero saber que vendrá hasta el cumpleaños de Lucy….
CONTINUARA
Este relato me pone la verga a full, quisiera leer la continuacion de esta saga