MIS 3 MUJERES X
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por freeman88.
Luego de tomar la virginidad de mi sobrina, en un acto de lujuria y amor con no solo el consentimiento sino la ayuda y estimulación de mi mujer Claudia y su hermana y madre Lucy, Diana, la vida dentro de mi departamento era sin duda el paraíso en la tierra, un paraíso pervertido y prohibido para cualquier tercero pero un nirvana de lujuria y complicidad entre mis mujeres y yo.
Los días pasaron de los más “normal”, Claudia y yo trabajando, Diana y Lucy disfrutando de sus vacaciones extendidas, saliendo como cualquier familia al cine o a cenar y cuando volvíamos a casa eran comunes escenas como levantarme de tomar una siesta y encontrar a mi mujer dedeando a su hermana en la cocina o que Diana entrara al baño y encontrarme con su hija dándome una soberana mamada en la ducha, estábamos acostumbrándonos, mejorando y sintiendo esas sensaciones de morbo que solo sienten los adolescentes al describir los primeros roces o las primeras experiencias sexuales.
Un día Lucy ya estaba durmiendo, cansada seguramente de algún encuentro con su madre o tía, yo estaba en mi cama besando a mi cuñada suavemente recorriendo con mis manos su impresionante anatomía solo cubierta por un hilo de color blanco, el calor era abrasante en verano y gracias a eso mis mujeres usaban solo lencería para mi satisfacción, pues sabían lo que me provocaban esas diminutas prendas.
Los besos se volvían cada vez más apasionados, Diana ya me había despojado de mi bóxer y acariciaba mi verga suavemente, de arriba abajo, haciendo énfasis en presionar mi sensible cabeza, mis besos empezaron a bajar desde el cuello hasta sus hombros y cual cazador atacaron sin aviso a sus linda y paradas tetas, mordiendo sus pezones marrón claro ya erectos, y causando más de un gemido, en la habitación.
-mmmm sigue cuñadito, no sé qué tienes pero me pones como ninguno otro me ha puesto- gemía Diana, mientras mi boca bajaba aún más hasta llegar a su entrepierna, donde mi lengua empezó a mojar su vagina por encima de la delicada prenda de encajes, me encanta dar sexo oral con la tanga puesta la sensación, el sabor y el olor hacen en un fetichista como yo que mi miembro se ponga como una columna, Diana estaba lista para ser devorada mientras yo extendía un poco más la tortura haciendo a un lado el hilo y profanando su concha con mi lengua, seguí así por unos minutos más y cuando sentí que entre mi lamidas y succiones a sus labios y clítoris mi cuñada iba a venirse, me retire y le saque el hilo con fuerza, ella se quejó:
– Noooo, por favor, sigueee, estaba delicioso, sigueee lamiéndome- me suplico con voz de niña.
– Cállate, tú no tienes voz ni voto- respondí, sabiendo que ese trato no hacía más que excitarla más.
Acto seguido quite el hilo por sus lindos y delicados pies llevándolo hasta mi nariz para una última aspirada de ese olor a mujer y tirándolo al suelo me reincorpore parándome al borde de la cama, cogí las piernas de mi cuñada y la jale hasta el borde donde la abrí de par en par dejando vulnerable su apetitosa y rojiza concha, sujete con fuerza los muslos haciendo que sus rodillas tocaran sus tetas y apunte mi pene hacia su cueva, pasando un par de veces de abajo hacia arriba desde su ano hasta su clítoris, lo que me producía una oleada de electricidad en mi cuerpo:
– Mmmmm que rico, Ricardo, métemelo, por favor, no seas hijo de puta y métemelo- reclamaba Diana.
– ¿ Lo quieres dentro perrita?- respondí
– – Siii, por favor cógeme, cógeme como tu puta- me decía mientras su mirada ya había cambiado de mujer sumisa a hembra que sabe lo que quiere y lo que quería era sentirse deseada.
Sin más demora encaje mi verga en la entrada de su concha y le enterré todos mi 17 cm de hombría hasta el fondo.
– Ahhhhhhhh!!!!!- Grito Diana, con tanta fuerza que hasta Lucy pudo haberse despertado, ni hablar de mi esposa que estaba en la sala terminando un trabajo.
– Dios mío que rico, ah ah ah ah, métemelo hasta el fondo mierda- Se escuchó por toda la habitación, yo poseso por el deseo obedecí.
Cada embestida era brutal sacaba mi pene hasta el fin de glande y luego la penetraba hasta que mis huevos chocaran contra sus nalgas, que delicia, la concha de mi cuñada era un total manjar, sin nada que envidiar a alguna adolecente, ajustaba y lubricaba como cualquier jovencita y en la posición que la tenía hacia que fácil que ella misma se estimulara el clítoris para aumentar su placer.
La faena era espectacular, la bombeaba con fuerza animal y la fricción hacia que su concha chorreara fluidos como si se orinara, mas que una eyaculación femenina era una fuente que mojaba mi verga, huevos y gran parte de mi cama, el olor a sexo era inconfundible y no tenía vistos que acabe.
Diana se tenso, su primer orgasmo de la noche estaba cerca, empezó ajustar aun mas los músculos de su vagina y a frotar mas rápido su clítoris, me miraba como si fuera a comerme vivo y yo solo podía devolverle tal pasión cogiéndola como se lo merecía, echo su cabeza hacia atrás y empezó a gritar:
-ahhh ahhhhh me vengo, me vengo !!!!- mientras su concha llegaba a un punto de placer infinito que se manifestaba en líquido que empapo hasta el piso, luego de estar varios segundos asi su cuerpo empezó a relajar y yo tenía más ganas aun.
Sintiéndome dueño de la situación saque mi pene rápidamente y la puse en cuatro quería ver ese culo que tantas pajas me saco desde que estaba de novio con Claudia, y tenerlo allí era un sueño, le levante el culo y le dije:
-Ábrelo !!!- con autoritaria voz
Ella sin chistar apoyo su cabeza contra el colchón levantando aún mas su trasero y coloco cada mano en su nalgas, abriendo y dejándome ver ese ano cerrado y hermoso coronando una concha mojada y roja por las embestidas que le propine, apunte directamente a su ojete, haciendo presión con la cabeza de mi pene pero ella me dijo:
-No por favor, sigue por adelante, después te lo doy si quieres, pero quiero que me llenes la concha-
No podía negarme a tal pedido asi que baje mi pene hasta la entrada y volví a penetrar a mi cuñada como lo pedía, empezaron los bombeos y gemidos y los minutos pasaron, mientras alternaba mis penetraciones entre fuertes y seguidas y suaves y largas, haciendo que el placer de los dos sea mas duradero.
Tal era mi concentración que no me percate que mi esposa estaba en el umbral de la puerta desnuda, con su camisón de seda en el suelo y una mano en la entrepierna, la vi de reojo y ella me sonrió, se acercó delicadamente hacia nosotros y me beso, un beso de lujuria.
-Que rico que disfrutan ustedes, mientras yo trabajo para traer pan a esta casa- dijo en son de broma.
– Pues no me voy a quedar sin hacer nada- continuo.
Diana solo atinaba a vernos besarnos de reojo, su cara empapada de sudor y tapada por sus cabellos solo emitía gemidos cada vez que la penetraba.
Claudia me miro y me pregunto:
-Quiero asistirlos chicos, que cosa quieres hacer amor?-
Sin dudar le respondí:
– Quiero el culo de tu hermana-
Una mirada cómplice y una mordida en el labio me hizo ver que Claudia estaba de acuerdo, acto seguido se metió los dedos índice y medio en su propia vagina y haciendo unos rápidos dentro, los saco enseñándomelos, brillosos y mojados, pensé que me los iba a poner en la boca pero se dirigio hacia su hermana, hacia su culo separando aún más sus nalgas penetro su ano con los dos dedos a la vez.
– Ahhhh nooo, no tan rápido- protesto Diana.
– Cállate pendeja, que se que encanta por el culo, tu misma me lo haz dicho.
–
En que se estaba trasformando mi amada Claudia, no lo se, no me importaba quería ver hasta donde llegaría su perversión.
– Más rápido- le dije.
Y los dedos de mi esposa perforaron mas rápido el ano de su hermana, la sensación era increíble pues yo también sentía los dedos con mi verga dentro de la vagina de Diana y esta doble penetración hacia que los gritos se escuchen por todo el vecindario.
– Regreso ahorita- dijo Claudia, dejando el ano dilatado de su hermana y abandonado rápidamente la habitación.
No entendí la jugada, y yo seguía penetrando a Diana, aproveche el trabajo anterior y metí mi dedo gordo en el culo de mi cuñada esperando el regreso de mi esposa que no demoro pues a los segundos regreso me miro y me enseño lo que tenia en manos:
– Quería traer a Lucy así que fui a su habitación pero estaba tan dormida que no reacciono asi que la deje en paz, pero pude quitarle esto-
Y abriendo sus manos extendió su pequeño calzón blanco con rayitas celestes horizontales, que había tenido puesta todo el dia, si bien este especifico era un calzón de niña muy pequeño, Lucy tenia ropa interior muy sexy, hilos y tangas, que su tia y mama habían comprado para mi, pero como no había tenido oportunidad el dia de hoy, pues había dormido con este modelo.
No me importo que no sea de encajes y mi esposa lo sabía pues llevo, la prenda a mi nariz y boca y me ordeno q lo oliera.
-huélelo, huele la conchita de tu sobrina, te gusta no?-
Asentí con la cabeza mientras aspiraba el infantil coño de Lucy, la felicidad del aroma no duro mucho, pues Claudia tenía otros planes.
– Ponte boca arriba hermanita- ordeno Claudia a Diana.
Yo saque mi miembro y ella simplemente obedeció poniéndose boca arriba al borde de la cama, Claudia levanto sus piernas dejándola en la misma posición de antes tomo mi pene y lo dirigió al ano de su hermana.
-Mételo amor, rómpele el culo a esta perra-
Yo vi los ojos de perversión de mi esposa y no había fuerza en la tierra que me impidiera hacerlo, empecé a empujar mi verga contra el hueco de Diana y ella protesto:
– No, esper…….
– No termino la frase pues Claudia le metió propino una fuerte cachetada, que le volteo la cara.
– Cállate te dije, hoy serás nuestra, mañana ya podrás mandar tu-
Yo solo me limite a penetrar el delicioso culo de mi cuñada cada centímetro que invadía eran gritos de dolor y placer de Diana, hasta que Claudia le dijo:
-Como sabía que no te ibas a callar traje esto- y acto seguido metió el calzoncito de Lucy en la boca de su madre.
Los gritos ahogados eran de alguna forma mas excitantes para mi pues sin dudarlo penetre hasta el final de mi verga el culo de Diana.
Ella se arqueo en señal de dolor y luego nos vio con ojos de poseída, pero no con furia sino con morbo, morbo por la situación, Claudia tenia de las manos a Diana y yo la tenia de los las piernas mientras embestía una y otra vez su culo.
La situación era de lo mas morbosa y mi orgasmo se empezó a manifestar.
Los gritos ahogados por el calzón de Lucy seguían y seguían cada vez mas fuertes hasta que Diana empezó a gesticular algo, quería decirnos algo, Claudia y yo nos miramos, le di aprobación con la cabeza y ella saco la prenda íntima de la boca de su hermana el grito no se hizo esperar, presa del placer y del morbo nos dijo:
-Lléname la concha Ricardo, no estoy cuidándome quiero embarazarme de ti, sácamela del culo y lléname la concha !!!-
Claudia y yo nos miramos sorprendidos, no sabía que hacer, mi mujer tomo la riendas:
-Ya la escuchaste, embaraza a esta perra- sentencio.
Nuevas fuerzas me dominaron y saque mi pene del culo de Diana para enterrarlo hasta el fondo de su vagina, gritos y gemidos de los dos resonaban por la casa y para hacer aun mas profunda la penetración coloque todo mi cuerpo sobre el de ella, la empecé a besar, subía la cabeza y besaba a Claudia también mientras la embestía una y otra vez, mi orgasmo era inminente.
– Voy a llegar- les dije y mientras daba mis ultimas fuerzas, empecé a eyacular dentro de mi cuñada, todo parecía en cámara lenta, las oleadas de placer me invadían, mientras que mi leche inundaba todo el útero de Diana, Claudia por su parte extraída se masturbaba pasando el calzón de su sobrina por su concha, todo me alentó a ir por mas y solté los últimos chorros de semen mirando a Diana los ojos le dije:
– Te voy a preñar-
Ambos caímos rendidos en la cama, ya no sabía dónde estaba, el olor a sexo duro estaba por toda la habitación, que locura estaba haciendo, no lo sabía pero lo que vendría seria espectacular.
CONTINUARA
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