Mis aventuras de quinceañero.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Chaketo.
Hola, soy Rodrigo y vengo a contarles otras experiencias que me han pasado.
Despues de haberle mamado la verga a mi Tio Camilo yo había cambiado. Una vez que la probé no podía soltarla, lo malo es que mi tío vivía lejos y para empeorar las cosas se había ido a vivir fuera de México sin poderlo despedir como me hubiera gustado.
Ya había tenido sexo con mi novio pero a esa edad es cuando uno tiene la hormona a todo lo que da, cuando nos veíamos quería chuparle la verga o sentirla adentro.
Llegaron las vacaciones de verano y mi madre decidió mandarme al pueblo con mis abuelos, lo cual creí que sería aburrido pero al llegar me encontré con la sorpresa de que mi primo Yuco estaba viviendo de nuevo en la casa de mis abuelos.
Se llama Luis, pero desde chico le habían apodado Yuco, era maestro pero también era músico al igual que mi abuelo. Yuco ya se había convertido en todo un hombre de 30 años con un cuerpo bronceado y marcado por las labores del campo. Recuerdo que me gustaba acompañarlo solo para verlo trabajar ya que se quitaba la camisa y podía ver su pecho macizo y con algo de vello, también me excitaba ver ese caminito de vellos que bajaba por su abdomen.
El me enseñaba a hacer nudos, a lazar, a ordeñar según él, cosas de hombres que la verdad a esa edad no prestaba interés pero fingía hacerlo solo por el hecho de estar con él.
Cierto día en el terreno se nos perdió una vaca y se nos hizo tarde para regresar cuando íbamos para la casa ya estaba oscureciendo pero nos detuvimos en el rio para poder bañarnos y descansar un rato.
-Lo bueno que encontramos a la pinche vaca si no la chinga que nos da tu abuelo.
-Ya quiero llegar a la casa estoy cansado primo.
-Si yo también, pero antes hay que darnos un baño aquí en el rio aprovechando, así nomas llegamos a cenar y a acostarnos.
-Pero ni traes shampoo ni nada cabron.
-Tu que sabes, si yo vengo preparado además a esta hora ya no hay nadie por acá, tenemos el rio para nosotros. Es más aquí me he traído a la Lupe o a la Karla y me las he cogido o cuando no hay de otra me toca hacerme una chaqueta.
-Pinche Culion
Dicho esto salte al agua pues de solo imaginarme a mi primo cogiendo o jugando con su verga ya se me había puesto dura. Yuco entro al agua y nado hacia donde yo me encontraba.
-¿Y tú que Rodri? ¿Ya te chaqueteas o ya coges? Se me hace que nomás te la has de chaquetear como los morros (muchachos) de tu edad.
-La neta es que si primo, solo me la jalo todavía no he cogido. (Menti)
-No primo, yo a tu edad ya me había cogido a varias viejas y a uno que otro putito.
Con esta confesión mi verga ya estaba durísima pero lo que agrego me hizo ponerme muy caliente.
-Ya que estamos en confianza te voy a contar algo, pero no te vayas a enojar eh. No sé si te acuerdes pero cuando tenías como 5 años veniste de vacaciones a la casa y me cachaste saliendo desnudo del baño. Yo tenía como unos 15 o 16 años y como no había nadie te agache y te hice probar mi verga y yo te decía que la chuparas como una paleta.
Con algo de pena admití que si lo recordaba, de hecho era uno de los recuerdos de la infancia que tenía más presente.
-Bueno la verdad es que quería disculparme, no sé si te habré lastimado hasta hoy cada vez que te veo me remuerde la conciencia y…
Ni si quiera lo deje terminar, con una de mis manos tome su pene bajo el agua, estaba duro y yo lo apretaba y jalaba lentamente.
-No hay nada que disculpar, no recuerdo muy bien todo pero es uno de los recuerdos que más tengo de ti y para serte sincero, me gusto y me gustaría chupártela ahora y las veces que quieras.
Sin decir nada más el me acerco a él, entrelace mis piernas a su cuerpo y sentía como la cabeza de su pene punteaba mi colita. Yuco me besaba apasionadamente al principio no podía seguirle el ritmo a su forma de besar pero él me enseño, me mordía el labio inferior, me besaba el cuello y yo torpemente hacia lo que él me hacía.
-Primo déjame culiarte, no sabes cómo me pones de arrecho.
-Hazlo con cuidado primo, es mi primera vez. (Mentí otra vez)
-Prefiero ser yo el dueño de tu culo a que se lo des a Juan.
-Juan el de la verdulería? (Juan era un muchacho que trabajaba en el mercado.)
-Sí, me han contado algunos amigos que dice que tienes un culito precioso, que cuando tenga oportunidad te va a coger.
-No le hagas caso.
Yuco extendió su camisa y se acostó sobre ella. Yo me acomode entre sus piernas para poder mamar aquella verga. Su pene era hermoso, un pene de tamaño normal de unos 17 cms cabezón, circuncidado, venudo y con mucho vello. Con mi lengua recorría el tronco de su verga, la pasaba de un lado a otro hasta que le lamí la punta y termine metiéndola toda hasta mi garganta sintiendo su vello púbico haciéndome cosquillas en la nariz. Me encantaba su sabor, sabia a hombre y babeaba mucho líquido preseminal de su verga el cual comía gustosamente.
Me tuvo comiendo aquel pedazo por un rato hasta que me levanto y me hizo sentarme sobre ella.
-Ensártatela tu solito Rodri, cuando te duela te detienes.
Yuco echo se escupio la mano y se unto de saliva su verga. Volvió a escupir esta vez su saliva fue a dar a mi culo.
Lentamente me acomode, cuando sentí su pene en la puerta de mi ano sentí un escalofrió, tenía miedo pero no iba a rajarme porque en el fondo quería tener esa verga dentro de mí. Así que tome valor y me fui sentando lentamente sintiendo como aquel pedazo de carne caliente se abría paso en mi interior. Me dolía mucho, pero no me detuve hasta que sentí en mis nalgas aquellos huevos peludos.
-Ya la tienes toda adentro papi, que apretadito estas.
Yuco me tomo por la cintura y comenzó a hacerme cabalgar sobre su pene. Una vez que paso el dolor me dedique a disfrutar. Me puso patitas al hombro y comenzó a bombearme con más intensidad, yo gemía de placer me encantaba sentir aquel palo entrando y saliendo, sus bolas chocando con mis nalgas.
Yuco sacaba toda su verga y de golpe me la volvía a meter haciéndome sentir en la gloria. Ese macho me estaba dando lo que tanto quería mientras yo me la jalaba al ritmo de su cogida.
-Me voy a vaciar en tu culito, ahí va toda la leche. Dijo con voz entrecortada mientras seguía bombeándome. Dejo escapar unos gemidos y sentí como mi interior se llenaba con su leche caliente mientras yo también me venía apretando más su verga con mi culito.
Se desplomo encima de mí y continuo besándome. Cuando su pene salió de mi culo sentí como su leche escurría por mis nalgas.
El sentimiento de culpa lo volvió a invadirlo y se alejó hacia el agua lavándose, me acerque a él, me lave y lo tranquilice, busque sus labios y el me correspondió, después de aquel beso en el agua le dije que me había encantado, que podíamos seguir haciéndolo cada vez que él quisiera, que no tenía que sentirse mal.
Esa noche Yuco y yo nos acostamos juntos, me hizo mamar su verga y se corrió dos veces en mi boca. Cada vez que estábamos se la mamaba o me cogía. Lo hicimos en varios lugares, en el establo, en el rio, en el terreno con las vacas mirándonos, en la cocina, incluso me presento a unos chicos de mi edad y me los cogía mientras él me miraba. Los días que estuve ahí de vacaciones jamás los olvidare.
Ahora Yuco está casado y tiene dos hijas, pero cada vez que nos miramos nos abrazamos con cariño, gracias a el aprendí muchas cosas del sexo entre varones.
Y si, también termine dándole mi culito a Juan, pero eso lo contare en otro relato.
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