Mis dos grandes amores
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
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Me llamo Carlos,y debo comenzar diciendo que tengo una mujer estupenda en todos los sentidos. Se llama L……… Es guapísima, gran cocinera, buenísima madre, amiga de sus amigas, buenísima hija con su madre, y con un culito que nunca me canso de admirar, de tocar, de ver, de besar, de……. Quiero con locura a mi mujer, y me encantan las mujeres y ella lo sabe. Siempre le digo, me gustan todas las mujeres pero sólo te amo y te quiero a ti. Por eso muchas veces mientras hacemos el amor, ella colabora gustosa en mis fantasías y jugamos a que ella es alguna mujer que a mí me gusta. Muchas veces jugamos a una fantasía que consiste en que ella me dice el nombre de dos mujeres que conocemos, yo entonces finjo que follo con una y luego follo con la otra y por la duración e intensidad con que lo he hecho con cada una de las dos, mi mujer me dice cuál de las dos ha ganado y la ganadora pasa a la siguiente ronda; luego repetimos con otras dos y así las que van ganando se van enfrentando entre sí hasta que sólo quedan dos que se disputan la final.
La ganadora es aquella de las dos finalistas con la cual yo me corro depositando mi semen en el chochín de mi mujer que gustosa se ha prestado a hacerse pasar por otra hembra. A veces el juego no llega hasta la final, pues yo me corro antes, si la mujer que me ha propuesto L. me excita mucho en ese momento, por ejemplo si es la mujer de un amigo, con los que hemos tomado unas copas esa misma noche y su recuerdo está muy cercano. Gracias a este juego mi mujer conoce perfectamente mis gustos sobre mujeres.. A veces las "concursantes" son mujeres famosas: artistas, cantantes etc; pero a mí lo que más me gusta es hacerlo con mujeres conocidas nuestras, es decir amigas de mi mujer, mujeres de mis amigos, vecinas, primas y sobrinas de L. Así pues, gracias a este juego erótico, que nosotros llamamos liga de campeonas, he fantaseado penetrar a muchas mujeres, pero en la vida real, yo en mi vida sólo he penetrado a dos mujeres; una lógicamente es mi mujer y la otra mi madre. Yo nunca he tenido secretos para mi mujer, siempre le he contado todo, todo excepto esa relación incestuosa que tuve con mi madre antes de conocerla a ella. Pero hace unos meses, por fin le conté lo que sucedió hace ya muchos años. Aunque repito que yo nunca tengo secretos con mi mujer, mientras mi madre vivía, por respeto a ella, no me pareció bien contarle a mi mujer lo que había sucedido. Cuando hace unos pocos años murió mi madre, pasado un tiempo prudencial pensé en decírselo, pero no encontraba cómo hacerlo. Hace unos pocos meses sucedió una cosa que hizo desencadenar en mí el recuerdo de aquella hermosa relación incestuosa con mi madre y que me llevo a revelársela a L.
Una noche tuve un sueño erótico. Yo en el sueño aparecía con la edad que tenía cuando tuve aquella hermosa relación incestuosa, es decir unos dieciocho años. En el sueño yo iba por la calle y me encontraba a una amiga de mi madre que se veía con la edad que tenía cuando yo era joven es decir unos cuarenta años. Ella me invitaba a subir a su casa y una vez allí, ella me seducía y hacíamos el amor y mientras la follaba, ella me decía me estás follando a mí pero tú a quien te quieres follar es a tu madre. El sueño fue tan intenso que me corrí y manché las sabanas de la cama y la camiseta que es lo único que llevo puesto cuando duermo, pues en la cama nunca llevo calzoncillos ni pantalón de pijama. Al día siguiente yo pensé mucho sobre el sueño que había tenido. Había sido placentero, aunque yo hubiese preferido que en el sueño en lugar de la amiga de mi madre hubiese aparecido mi propia madre, tal como su amiga me decía en el sueño. Sin duda el sueño era un mensaje de mi subconsciente. El caso es que empecé a recordar aquella relación incestuosa con mi madre y tenía yo unas enormes ganas de hacer algo que ya era totalmente imposible, volver a hacer el amor con mi madre. Sí, aquello era imposible, pero entonces pensé en el juego erótico que hacía con mi mujer, pero no me atrevía a decirle que introdujese a mi madre como una concursante más.
Lo que le propuse hacer es una fantasía de erotismo vintage. Le conté el sueño que había tenido y con quien, y que ello me había dado la idea. Le dije que me propusiese nombres de amigas de mi madre, pero pensando en ellas tal como eran cuando L. mi mujer me conoció a mí, es decir unas jóvenes maduras en torno a los cuarenta años. Fue diciéndome nombres de amigas de mi madre, enfrentándose unas a otras. Prácticamente las había nombrado a todas, incluso a alguna de mis tías, lo cual implicaba una relación incestuosa aunque de menor intensidad que la relación madre-hijo, pero que mi mujer me hubiese propuesto a alguna de mis tías carnales, a mí ya me hizo sospechar que ella terminaría por nombrar a mi madre; repito había nombrado a todas, a todas menos curiosamente a Merche, que era con la que había tenido aquel sueño erótico. Entonces por fin dijo Merche se enfrenta a…… Como no decía el nombre de su contrincante yo le pregunté a quién se enfrenta Merche. Y ella volvió a decir Merche contra… tu….. Enseguida comprendí que L. sabía lo que yo quería, aquello que yo buscaba al proponerle aquel juego erótico vintage, pero también vi que no se atrevía. Yo con voz entrecortada por la emoción y el nerviosismo que me producía el hecho de que ella me ofreciese su sexo para recrear mi anhelada fantasía volví a decirle contra quién. ¿Merche contra quién? Tomó aire y dijo contra tu madre, empieza con tu madre. Yo, pese a haber esperado con ansiedad oír esa orden durante toda la noche, dudé un momento. Los recuerdos vinieron a mi mente. Yo no decía ni hacía nada y como yo no hacía nada, L dijo ahora Merche. Tampoco hice nada. L. decidiría cuál de las dos pasaba y seguía jugando. L. dijo pasa tu madre. L. con esa decisión me había dejado claro que no tenía nada que objetar a mis deseos incestuosos, es más creo que le daba incluso morbo. Mi mujer seguía siendo mi mejor cómplice. Así que, sin hacer ningún comentario,- todas las explicaciones vendrían más tarde- nos dispusimos a jugar la siguiente ronda con las hembras que habían pasado la primera. L. hizo enfrentar a mi tía Laura con mi madre.
Empecé con mi tía realizando un mero trámite de meter y sacar la polla dos o tres veces, pues lo que yo quería es descargar todo mi semen fantaseando con el recuerdo de la primera vez con mi madre. Así que cuando L. vio que ya no nacía nada con mi tía dijo ahora con tu madre. L. recibió entonces una gran embestida de mi polla y en menos de un minuto tuve yo unos de los mejores orgasmos de mi vida. Luego mi polla quedó flácida, pues ya no soy joven y mi polla necesita bastante tiempo para volver a funcionar después de un orgasmo. Así que con mi dedo jugué con el clítoris de L. hasta que ella alcanzó también su merecido orgasmo. Una vez ya estuvimos los dos relajados, le dije: Cariño, tengo que contarte una cosa. Siempre te había dicho que tú eras la única mujer con la que había hecho el amor, pero antes de hacerlo contigo, lo había hecho con otra mujer. ¿Con tu madre? me dijo ella. Sí, mi vida, perdóname por no haber sido completamente sincero contigo, pero cuando te conocí y hablamos de esas cosas y tú me preguntaste si ya había hecho el amor antes, yo te dije que no y luego ya no supe como decírtelo y además había sido con mi madre y no sabía yo si lo encajarías bien, así que permanecí en el engaño ¿Estas enfadada? No, cariño, además incluso a veces debo confesarte que lo llegué a sospechar, pero no me atreví a decirte nada. L., mi vida yo casi lo había olvidado o mejor dicho me parecía que aquello que había pasado hace tantos años era casi como un sueño, aunque hubiese sucedido en realidad. Pero el sueño erótico que tuve con aquella amiga de mi madre me hizo recordar el pasado y revivió en mi viejos temores, pues como sabes últimamente he empezado a tener algunas gatillazos y temo llegar a ser impotente pues a mi edad la potencia sexual puede empezar a decaer y no volver, y tengo miedo de que eso pasé y no pueda yo volver a follar. Cuando era adolescente también temía no poder follar con una mujer, pero entonces era por otra razón, pues estaba obsesionado con el tamaño de mi pene. Ya sabes que mi polla no es muy larga en erección, unos once cm., pero eso a ti nunca te ha importado y siempre has estado satisfecha y yo te hecho y te hago gozar con ella aunque no sea muy larga. Eso ahora no me importa, pero entonces me obsesionaba. Mi padre que murió cuando yo tenía quince años la tenía muy larga y mis dos hermanos pequeños también la tenían más larga que yo, incluso a veces me hacían bromas sobre ello y eso me producía un trauma. Me preguntaba entonces yo si podría tener relaciones con una mujer, y el miedo a no poder me atenazaba y aunque las chicas me gustaban mucho yo no pasaba nunca de los besos a algo más por temor a hacer el ridículo . El verano en que yo tenía dieciocho años mis hermanos pequeños se fueron a Inglaterra a aprender inglés y yo me quedé solo con mi madre, estudiando la asignatura de Anatomía II que me había quedado suspendida. Casi todos mis amigos habían tenido experiencias sexuales con penetración, bien con putas, bien con chicas normales o con sus novias; pero yo no me atrevía a estar desnudo delante de una mujer, y un día me cargué de valor y le conté a mi madre lo que pasaba.
Llevaba varios días pensando en contárselo , pero temía su reacción, pues eran otros tiempos en que apenas se hablaba de sexo en casa y menos con una madre. Me había tenido ella con sólo diecinueve años y por lo tanto se había quedado viuda muy joven. Aquel verano ella tenía treinta y siete años y estaba preciosa, yo muchas veces me hacía pajas fantaseando con ella y también con sus amigas. Me encantaban las mujeres pero sobre todo las que rondaban la edad de mi madre. Me gustaban tanto y sin embargo me atormentaba la duda de si podría yo disfrutar del sexo de una mujer alguna vez. Yo adoptando una postura y un tono muy serio le dije: Mamá, tengo que decirte una cosa muy importante. Ella dijo, que pasa hijo mío, no me asustes. Mamá promete que no te enfadaras. Mi madre se debió de creer que yo había hecho alguna tontería por ahí pues me dijo ¿qué has hecho hijo? No he hecho nada, no va la cosa por ese sentido, me refiero a otra cosa mamá. ¿Estás malo, no te encuentras bien hijo mío qué te pasa? cuéntaselo a tu madre. Mamá, no estoy enfermo, pero tampoco estoy sano del todo. Hijo mío pero dime qué te pasa. Mamá es que…. es que tengo un problema con…. con… Con qué, hijo mío dímelo ya . Con mi pene, mamá ¿Te duele, que te pasa, llamamos al médico?. No, no me duele es que …. es que es muy pequeño y me da vergüenza y no sé si podré estar alguna vez intimamente con una mujer. Bueno hijo yo no sé qué decir, si viviese tu padre, él te podría aconsejar mejor que yo. Mi madre en realidad no sabía que decir, no estaba preparada para una situación como esa. Así que le di un beso, le dije buenas noches y me fui a dormir. Al día siguiente noté que mi madre estaba violenta conmigo, apenas hablaba.
Pero a los tres o cuatro días todo volvió a la "normalidad" y yo volví a sacar el tema en la conversación. Mamá te acuerdas lo que te comenté el otro día. ¿El qué hijo? Lo de mi….. Otra vez con eso hijo, pero por qué te preocupa tanto eso a ti, un chico tan guapo como tu tendrá todas las chicas que quiera., además tu estudias Medicina, deberías saber de esas cosas más que yo. Mamá por favor estoy muy preocupado y quiero que me ayudes de verdad, quiero que veas mi pene y me digas que te parece. Pero hijo, soy tu madre. Pues por eso mismo, mamá porque necesito a alguien que no se ría de mí al ver mi pene y una madre nunca se reiría de su propio hijo. Bueno hijo a ver, enséñamela. Como era verano sólo llevaba un pantalón corto de pijama que utilizaba para estar por casa y que me quitaba cuando me metía en la cama. Me lo baje y le dije ¿a que es pequeña? Estaba en flacidez, pero el hecho de que mi madre la observase me excitó y empezó a ponerse tiesa y gorda alcanzando rápidamente los once cm. de largo . Mi madre dijo desde luego la de tu padre era mucho más larga pero no te creas que por eso disfrutaba más o a mi me daba más placer. De repente, me vino una idea descabellada a la cabeza y me atreví a decirle mamá me gustaría saber si con esos once cm. puedo dar placer a una mujer, me preocupa más poder dar placer que tenerlo yo mismo, te importaría hacer el amor conmigo y decirme si te doy el placer que te daba papá. Ya lo había dicho, ya no había vuelta atrás y temía una furiosa reacción de mi madre. Pero al principio no dijo nada. Se quedó pensativa, como si no supiese que decir pero no por estar enfadada sino porque simplemente no se esperaba una proposición así por mi parte. Después de un rato que se me hizo eterno, dijo Carlos soy tu madre y la verdad es que para el problema que tienes soy la mujer ideal, lo he pensado estos días, no quiero que te vayas con alguna mala mujer que por dinero te diga que sí puedes follar, o que alguna chica te desprecie sin ni siquiera darte la oportunidad de metérsela. Además yo también debo confesarte una cosa y es que en las relaciones con tu padre yo apenas experimentaba placer y me gustaría probar otra verga, pero no quiero ir con otros hombres por respeto a tu padre y a ti, y a tus hermanos. Pero si lo hago contigo todo será diferente porque el amor entre una madre y un hijo lo puede todo y lo exculpa todo. Ella no había podido pensar todo esto en un momento, estaba claro que durante esos días había reflexionado y había llegado a la conclusión de que lo mejor para mí, pero también para ella era que los dos hiciésemos el amor. Me dijo, así que no dejemos para mañana lo que podemos hacer ahora mismo. Mamá le dije: me tienes que decir la verdad, me tienes que decir si cuando follemos mi verga te da placer. Nos dirigimos a su cuarto. Nos desnudamos rápidamente y nos echamos en la cama.
Pero yo estaba tan nervioso que no lograba tener una erección. Estando yo todo largo en la cama mi madre se colocó con sus piernas arrodilladas cada una a un lado de mis caderas y su cuerpo erguido quedando su chochín frente a mi polla aún flácida. En esa posición comenzó a acariciar mi polla y a decirme cosas eróticas, casi pornográficas, que me sorprendieron viniendo de mi madre, pero que dieron como resultado el hecho de que la polla empezase a crecer hasta alcanzar los once cm. y entonces tomándola con su mano la llevó hasta las puertas de su precioso y húmedo chochín , introduciendo sólo la puntita del glande y luego me dijo: ahora empuja y serás un hombre. Yo empujé y metí mis once cm. de polla en su chochín experimentando un placer desconocido hasta entonces para mí. Toda mi polla estaba en su interior y ella dijo: me gusta, que placer tener una polla entera dentro de mí. Yo no sabía ni que hacer, así que ella empezó a realizar movimientos con sus caderas pero no en vertical sino en horizontal de tal modo que la polla seguía estando en todo momento toda ella en su interior y mientras eso hacía me confesó que mi padre la tenía tan larga que nunca la había podido meter la verga entera sino sólo la mitad y que incluso a veces era doloroso hacer el amor con él y que por ello no alcanzaba nunca a tener un orgasmo vaginal, pero que conmigo se notaba toda ella rellena y que experimentar la sensación de tener toda mi polla engullida por su chochín le estaba deparando un gran placer que nunca había experimentado.
Yo llevaba varios día sin hacerme una paja , reservándome por si llegaba este momento y por ello me corrí enseguida experimentando un orgasmo brutal ya que notaba yo las enormes vibraciones y contracciones de mi verga expulsando una gran cantidad de semen en el fondo de la vagina de mi madre. Ambos notamos el calor de aquel semen y mi madre me dijo que calentito está, que gusto que me da tu semen. Mi polla siguió erecta y seguí follando a mi madre, que ella lograse un orgasmo gracias a mi polla era de vital importancia para mí, pues ello me demostraría que era capaz de hacer gozar y satisfacer a una mujer, cosa que me parecía estaba logrando en vistas a los jadeos y gritos de placer que mi madre profería cada vez con más intensidad. Por fin alcanzó el orgasmo vaginal por primera vez en su vida, mientras decía era esto, era esto, era esto, lo que yo quería, gracia Carlos , gracias hijo. Así que nos habíamos ayudado mutuamente. Yo seguía con la verga tiesa y le dije me dejase hacer una de mis fantasías preferidas cuando me hacía una paja, que era penetrarla vaginalmente por detrás al estilo perrito. Así que saqué la polla de su chochín, junto con gran cantidad de semen que refluía del mismo y se la volví a meter esta vez por detrás. Mientras la poseía con mi verga, le daba yo pequeños mordiscos en su espalda y cuello y luego le succionaba con mi boca por toda su espalda lo que le produjo unos moratones que le impidieron ir durante varios días a la piscina a tomar el Sol.
En esa posición alcanzamos los dos un segundo orgasmo, esta vez simultaneo y una vez relajados hablamos de lo que había ocurrido y me dejó claro que debía estar totalmente seguro de mi mismo y que mis once cm. eran más que suficientes para satisfacer y hacer gozar a una hembra. Ese verano follamos como locos, y cuando mis hermanos regresaron lo seguimos haciendo, aunque debíamos tomar nuestra precauciones para no ser descubiertos. El verano siguiente volvimos a estar solos y follamos muchísimo, lo hacíamos por lo menos dos veces al día. Y lo mismo ocurrió al verano siguiente, pero al final de ese tercer verano te conocí a ti y me enamoré al instante. La noche del día en que te conocí hice el amor por última vez con mi madre. Las madres son muy listas y mientras hacíamos el amor se dio cuenta de que algo era diferente, me preguntó y le dije que había conocido a una chica que me había gustado mucho y me había enamorado de ella. Me dijo, Carlos, yo sabía que esto llegaría algún día y si estás enamorado de verdad no podemos seguir follando los dos, así que hazme el amor esta noche por última vez y si mientras me follas quieres pensar en ella lo comprenderé. Después de casi tres meses de ir detrás de ti, tú también te enamoraste de mí y desde entonces hemos estado juntos y no he hecho el amor con otra mujer que no fueses tú.
Al día siguiente de haberle contado esto a mi mujer, ella tomó una fotografía de mi madre y se dirigió con dicha foto al mejor salón de belleza de la ciudad y allí pidió que le dejasen lo más parecida al mujer de la foto que les enseñó. Cuál fue mi sorpresa al regresar a casa ese día y ver a mi mujer con una apariencia que recordaba tanto a mi madre. Y me dijo hoy repetirás todo lo que me contaste ayer, pero lo harás mientras finjo ser tu madre. Y así es como mi mujer me hizo el regalo de poder revivir aquella primera vez en que hice el amor con mi madre. Desde ese día cuando jugamos a nuestro juego erótico mi mujer incluye a mi madre en el juego y casi siempre es la ganadora.
No tengo yo una polla muy larga, como la mayoría de los que aquí mandan sus relatos, pero he tenido y tengo algo muchísimo mejor, a la mejor madre y a la mejor esposa que uno puede soñar.
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