Mis dos mujeres (madre e hija)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, llámenme Roberto de 28, tenía casi ocho meses de haberme casado con Sandy (ficticio) de 24, por cuestiones de estar construyendo nuestra vivienda a través de un banco, empezamos vivir con mi suegra Mary de 42 años, quien es divorciada desde hace unos tres años más o menos. Mi suegra se conserva muy bien, es talla pequeña, pero sus senos son de buen tamaño, ya no tienen la consistencia de antes, pero son muy atractivas sus dos tetas blancas, su rostro es bello, no tiene una sola arruga, de lo cual ella se jacta, su piernas son llenitas y aunque tiene una lonjita de más ella es muy sensual. Yo me llevaba muy bien con ella.
Sucedió que mi esposa tiene una tía madrina en los Estados Unidos que la quiere mucho, en ésta ocasión como no pudo venir a nuestra boda, la invitó a ir al país del norte un mes con boleto de avión y todo. Hicimos todo el trámite de la visa para mi esposa y finalmente se fue un mes de agosto del año recién pasado. Yo me quedé con mi suegra Mary. Por convivir con ella, sin ninguna mala intención, la invité a salir un par de veces, una vez fue a cenar y la otra a bailar, en la segunda fue por su cumpleaños 43. Cuando fuimos a cenar charlamos mucho, la verdad es que encontré a mi suegra como una mujer muy interesante, ella es directora de un establecimiento educativo, culta y un poco reprimida en el aspecto sexual, me confesó que tenía como dos años de no tener relaciones sexuales con un hombre, lo cual me causó sorpresa porque ella aún era una mujer interesante, sensual (siempre andaba bien vestida, maquillada y atractiva) y muy sexy. La verdad es que luego de salir por segunda ocasión, la invité a bailar a una discoteca donde tocan música de los 70 y 80’s, creo que quedé atraído por esa mujer que era mi suegra.
Sus manos en las mías (mientras bailamos) nos conectó más que físicamente, su aliento, sus senos bamboleándose en ese generoso escote me hipnotizó. No nos besamos mientras bailábamos solo porque podía haber personas que nos conocían. En la mesa, Mary pidió un par de whiskys (ella no tomaba normalmente), luego me dijo que regresáramos a la casa, en el camino me dijo que yo era lindo, pero que era el esposo de su hija y que ya no saliéramos juntos, porque nos íbamos a arrepentir.
En la casa, me quedé un rato en la sala de estar, viendo tv, ya eran casi las 12:00, Mary se había ido a su habitación, al rato salió con un camisón puesto, el que usaba para dormir, me dijo que iba a acostar y se acercó para despedirme de beso en la mejilla, -fue una noche linda, gracias por celebrar mi cumpleaños- me dijo. Yo estaba empalmado desde la discoteca, además ya una semana sin sexo y atraído por la sensualidad de mi suegra, la jale del brazo hacia mi y ella quedó entre mis brazos, -que haces?- me dijo Mary, yo le contesté –aquí está tu regalo- diciendo eso y busqué sus labios, al principio ella quiso zafarse, pero yo se lo impedí, yo tenía más fuerza que ella, pronto se calmó y respondió a mis besos, nuestras lenguas se entrelazaron con deseo. Le besé también el cuello, las orejas y las mejillas. Ella cerraba sus ojitos color marrón, yo sabía que también ella estaba deseando esto.
Mi mano derecha alcanzó sus buenas tetas, como dije habían perdido consistencia, pero eran tersas y suaves, las acaricie y apreté, jugué con sus pezones que se erectaron al contacto de mis dedos, Mary empezaba a gemir. Luego abrí su camisón y mis labios tomaron sus senos, los mamé rico, jugando con sus pezones a través de mi lengua. –Roberto!, Roberto!, ya no! Tu eres prohibido para mi- me decía Mary entre gemidos.
Mi mano ahora bajó hasta su pantaleta, no era pequeña, era de las grandes, introduje mi mano dentro y toqué la pelambre de su sexo, era peluda, busque su raja, acaricie sus labios vaginales y los recorrí con mis dedos. Inmediatamente mis dedos se mojaron de sus fluidos vaginales, era increíble la cantidad de sus fluidos, mis dedos nadaban literalmente entre ellos. Tanto tiempo de no follar tenían a mi suegra deshaciéndose allí entre mis brazos. Metí uno de mis dedos en su raja, casi me quemo, tenía una alta temperatura allí dentro.
El lugar no era muy cómodo, asi que la cargué y me dirigí a su habitación, mientras caminaba hacia allí, ella me decía si yo estaba seguro de lo que iba a hacer, -es mi regalo para ti y quiero que lo disfrutes, además eres la mujer más sensual que he conocido- le dije.
La acosté sobre la cama, me fui quitando la ropa, me quedé en cueros, con la verga bien parada viendo el techo de la habitación, ella no dejaba de vérmela. Mi suegra se fue quitando el camisón quedándose en bragas. Me acosté sobre ella, mi suegra abrió las piernas para recibirme, nos besamos de lengua, parecíamos dos animales en brama, le mamé de nueva cuenta sus tetas, fui bajando por su vientre y entre en su pelambre a la vez que le quitaba su pantaleta, ella se puso nerviosa, tomó mi cabeza con las manos y quiso impedir que mis labios bajaran a su raja, pero su fuerza fue insuficiente. Chupé y lamí todo su sexo, Mary segregaba mucho fluido vaginal, lamí todo lo que encontré y atrapé su clítoris entre mis labios, ella gritaba de placer, decía mi nombre a cada momento con mucha pasión. Le sobre vino un orgasmo y tomándome de los cabellos me frotó el rostro en toda su raja, yo terminé con fluidos de su vagina en todo el rostro.
Mi verga ya me goteaba de deseo. Me fui subiendo y se la empecé a meter en su raja, ella me araño la espalda mientras yo empujaba mi verga en su interior. Empecé a pistonearsela con mucho deseo, fuerte desde el mismo inicio. Nuestros cuerpos se unieron como si fueran uno solo, yo le martillaba y ella se aferraba a mi cuerpo, gimiendo y repitiendo mi nombre, -Roberto!, Roberto!, si, si!-. La cama rechinaba de la fuerza en sus dos ocupantes le daban allí encima. No tardó Mary en llegar a otra venida y sus uñitas volvieron a encarnarse en mi espalda. Yo le pistoneaba profundo en su raja caliente y mojada.
Cuando mi suegra vió que yo estaba por venirme, me besó en los labios y me pidió que me corriera dentro de ella, -quiero que termines dentro de mi! Si?-, aceleré la follada y mi verga comenzó a escupir una gran cantidad de semen dentro de su vagina, los dos gritamos de placer y poco a poco fue cesando nuestros gemidos.
Yo se la saqué y a pesar de la gran corrida, mi verga estaba casi erecta, me subí y se la puse cerca del rostro para que me la mamara. Ella primero la acarició con sus suaves manos, -uyy que grande es!- me dijo. Luego me la comenzó a mamar a pesar de estar llena de nuestros fluidos íntimos, los labios de Mary son suaves y tersos, sus manos sensuales, me hizo vibrar allí dándome una exquisita mamada de falo. Me la puso a mil de nuevo, ahora ella fue la que tomando la iniciativa, se fue montando sobre mi verga, hábilmente se la llevó a su raja y se la fue clavando poco a poco, quedo ensartada en mi dura carne hasta los huevos.
Luego comenzó a moverse lentamente mientras buscaba mis labios, nos besamos como dos enamorados, yo la tomaba de sus nalgas y las apretaba con lujuria. Mi verga entraba y salía de su ardoroso sexo, sus labios unidos a los mios, formábamos una silueta que le daba forma a la lujuria en ese momento. Su pelvis se movía tan rico que su sexo se comía toda mi carne entera como si fuera una fiera hambrienta.
-que rico Roberto!, que rico me lo haces!- me decía mi suegrita divina ensartada totalmente en mi verga. Todos esos años de celibato redundaron en un tremendo placer para Mary en ese momento.
El final no pudo ser mejor. Ambos empezamos convulsionar si dejar de follar, ella empezó a gemir dando respiraciones profundas y yo me quejé soltando mi leche dentro de su raja, latigazos de semen daba yo en su sexo y ella se quejaba y se me dejaba caer encima. Fue un polvazo!.
Ya calmados, después de asearnos, ella me dijo que había sido una locura, porque yo era el esposo de su hija y lo que hicimos había estado mal. Yo estuve de acuerdo y luego le dije que estaba tan cansado que quería dormir en su cama. Asi nos dormimos, ya eran las 2:30 pm de la madrugada.
Al otro día era domingo, me desperté al oir la regadera de la ducha, todavía adormitado vi el reloj, 10:15 am, Mary estaba duchándose, no sé porque los hombre muchas veces amanecemos con el pene erecto, ese era mi caso en ese momento, me levanté y caminé hasta la ducha, abrí la puerta, luego la cortina y allí estaba en cueros Mary, era bella a pesar del tiempo, al verme me invitó a pasar, y comenzamos a bañarnos juntos, yo la enjabonaba y luego ella, jugamos un rato y no tardaron en llegar los primeros besos robados, me puse atrás de ella y la abracé, con mis manos le manoseaba las tetas y luego bajaba para jugar con su raja, ella balanceaba su trasero apretándome la verga contra sus nalgas. La voltee y comencé a mamar sus tetas y mis manos penetraban su raja por detrás, estaba poniéndose caliente su sexo.
Después, ella se agachó y tomando mi verga con la mano se la llevó a la boca, dándome otra muestra del delicioso sexo oral que ella hacía. Sin decirnos nada, más que con gestos, nos fuimos a la cama jugando, quedamos en una clásica posición 69, yo arriba, y me sumergí entre su raja peluda, la daba unos chupones y lámidas profundas, además le dejaba ir uno o dos dedos en su vagina. Ella por su parte succionaba y lamía el tronco de mi verga como una diosa. No había prisa, no había urgencias, nos comimos nuestros sexos con la mayor paciencia, algo nuevo para mi.
Luego la coloqué en la posición perruna y la ensarté en su raja, me puse a pistonearla, ella gemía de placer, podía ver como mi verga se perdía una y otra vez en su mojada raja. Vi su culito arrugado, se veía sensual al igual que toda ella, se la saqué y metí mi rostro entre sus nalgas para lamer su erótico agujerito, le pasé la lengua muchas veces y vi que eso la puso como loquita. –Roberto, quieres probar por allí?- me dijo muy excitada, yo no respondí solamente recuerdo que puse mi erección en la entrada de su colita y la fui ensartando, ella gritó y me pidió que me fuera despacio, le hice caso, pero seguí empujando el resto de mi verga, cuando se la llevaba por la mitad, comencé a moverme como si fuera su raja. Mi verga se fue acomodando en su recto y pronto empezamos a gozar los dos. Su ojete estaba tan estrecho que me llevó al orgasmo en pocos minutos, pero fue delicioso hacérselo por ese lugar. Luego ella se fue de nuevo a la ducha para lavarse ahora sus dos agujeritos.
Al siguiente día, ya en mi trabajo analizaba toda la situación, era muy comprometedor crear un sentimiento afectivo asi con mi suegra, realmente el matrimonio con mi esposa era bueno, ella es una mujer estupenda.
Al regresar para la cena a la casa, toda estaba en penumbra, excepto el comedor que estaba alumbrado por unas velas aromáticas, mi suegra Mary estaba vestida muy sexy y se veía preciosa, me dijo que esto era por hacerla sentir joven de nuevo, cenamos, y luego tomamos vino en la sala, estaba yo por decirle que lo sucedido era un grave error y que yo amaba a su hija, pero pronto entramos en besarnos y tocarnos, no tardamos en empezar a quitarnos ropa el uno al otro, ella me sacó la verga y comenzó a mamarla, yo luego la acosté en la alfombra del suelo y le chupé la raja hasta hacerla venir, luego me senté en el sofá y ella encima de mi, se ensartó en mi verga y comenzamos otra sesión inolvidable. La penetré por sus dos agujeros y ella gemía de placer pidiendo más. Terminamos en su cama haciendo el amor. Y asi fue la mayoría de los días, hasta que llegó su hija, mi esposa. Antes, habíamos hablando que todo esto debía terminar al llegar Sandy. Asi sucedió, luego al inicio de éste año mi esposa me comunicó que estaba preñada, eso hizo más probable cumplir con lo convenido con Mary.
El embarazo de Sandy fue complicado. A los seis meses le recetaron un reposo absoluto, porque si no había posibilidad de perder al bebe. Ya no tuvimos relaciones por orden médica. Alli de nuevo fue una oportunidad.
Hace tres meses, más o menos, nos entregaron la nueva casa, pero era mejor que Sandy estuviera con su mamá por los cuidados. Pero un día Mary me acompañó a la nueva casa, para ver los muebles y detalles, no fuimos capaces de estar juntos y solos, terminamos fornicando sobre el sofá, fue intenso de nuevo, me hizo terminar dos veces y yo la llevé cuatro veces al cielo.
Ahora estoy con dos mujeres y siento que ambas son importantes en mi vida. Ya nació el bebe que es hermoso.
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