Mis hijos y yo (2)
Nunca hay que decir; » De esta agua, no he de beber». Porqué más pronto que nunca la vida te demuestra que es posible que te pase a ti..
(Relato Ficticio)
Ese era yo un padre de familia que hace dos años jamás me habría imaginado estar en la situación en la que me encontraba actualmente. Yo era de esos tipos con la moral «bien alta», esos que juzgaban a los sacerdotes pederastas, que decía que era mejor que mataran a los hijos de puta, antes de que tocaran a los niños. Y fue cuando hoy en día me di cuenta que no hay que escupir para arriba porqué tarde que temprano te puede caer encima.
…
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Estaba a full de lo caliente que me encontraba, no podía solo deleitarme con Mario, tenía que ir por Luisa. Así que fui por ella, la desnudé y la lleve cargando a mi recámara. La acosté a lado de su hermano, ambos desnudos. El de 3 años y ella de 6, se veían tan tiernos pero al mismo tiempo esa escena de ver a mis dos niños como dios los trajo al mundo, me llenaba de un morbo, que me hacía recordar las pajas que tan plácidamente me di viendo esos vídeos prohibidos en telegram.
No podía olvidar esa escena, era tan grata. Verlos ahí, vulnerables. Que decidí ir por mi teléfono y tomarles una foto. Para después pensar y me dije; tengo un tripié por ahí que no uso, es momento de utilizarlo. Fui por él, y puse a grabar.
Como ya había comenzado con Mario, decidí continuar con Luisa. Así que me dirigí a su conchita, se veía tan rica y como antes de darles su lechita con somnífero, les había dado un baño olía riquísimo su vaginita. No saben lo rico que sabía, y el morbo que me causaba estarle haciendo un oral a mi hija de 6 años. Así estuve como por 10 minutos, en los que chupaba y al mismo tiempo acariciaba su cuerpecito. Intercalé por un un momento y me fui con mi pequeño príncipe, le chupé su penecito que al igual que Luisa olía a jabón de bebé y ese aroma me cautivaba, me volvía loco. Y como ya les había dicho, a pesar de ser un hombre 100% heterosexual. Mario tenía algo que me prendía mucho más que Luisa.
El color de piel de Mario contrastaba mucho, era un mulatito. Su color moreno era precioso, y su penecito se veía delicioso. Llegó un momento en el que sentí que también estaba disfrutando del oral que le estaba proporcionando ya que empezó a balbucear y a hacer ruiditos como si gimiera, recuerden que el estaba dormido. Aunque era la primera vez que utilizaba un somnífero en mis chiquitos, no puse suficiente dosis para que no les causara una reacción alérgica o algo peor. Así que posiblemente el efecto estaba pasándose. Y sí, pero no fue inmediato, Luisa ya se estaba despertando y estaba algo confundida aunque no al grado de tener un estado de conciencia al 100.
– Calma princesa, papi está aquí.
L- ¿Que hacemos en tu cuarto papi? (Su voz se arrastraba, parecía borracha y claro, estaba drogada).
– Me sentía muy solo y quería tenerlos aquí conmigo. (Me acosté en medio de los 2 así podría hacer más de mis perversidades). Y como la cama es king size, no habría problema de que se fueran a caer.
L- ¿Papi porqué Marito y yo estamos encuerados?
– Princesa, hoy vamos a jugar un juego muy bonito. Se le llama; hacer el amor.
L- Yo quiero jugar, y quiero hacer el amor contigo papi. Pero, tengo mucho sueño (dicho esto cayó nuevamente rendida).
Mario, se encontraba plácidamente dormido. Creo que al ser menor la droga era más fuerte para él, claro está.
En fin… Como sabía que ya ambos se encontraban perdidamente dormidos. Me hinqué frente a ellos y me empecé a masturbar solamente viéndolos. Fue ahí cuándo mi calentura no pudo más y quería desvirgarlos, hacerlos míos. Y calmar esa sed que tenía de cogerlos, de coger a mis propios hijitos.
Busqué en mi buró, lubricante y un analgésico en gel para que si llegaran a despertar no les doliera. Y bueno… Cómo vivía solo, no me preocupaba en lo absoluto el cambio que llegara a ocurrir en la proporción de sus hoyitos (losé suena enfermo, pero mi lógica y moral ya no existían).
Me puse lubricante, y gel anestésico en la vaginita de mi hija (decidí comenzar con ella para luego cogerme a mi príncipe). Y con dos de mis dedos la empecé a dedear, sentí su clítoris y también su himen, no me detuve pero lo hice lento porqué el que iba a romperle el himen iba a ser mi verga. Así que lenta y pausadamente movía lento y suave mis dedos, metiéndolos y sacándolos.
Mi verga estaba que estallaba, ya no podía más. Quería poseer a mi princesa, a mi pequeña putita de 6 años, dormida y vulnerable frente a su padre, un macho de 50, desnudo y con la verga al palo.
Saqué mis dedos de su vaginita, y la volví a chupar. Unté más gel anestésico y puse más lubricante en mi pito. Me coloqué de rodillas y empecé a rozar mi verga con su vagina…
– Uffff…!!! Princesa que rico que siente, jamás imaginé que viviría este momento tal cual vi en los vídeos. Que rico se siente tu conchita mi amor.
Empecé a hacer presión, ya no aguantaba más quería cogérmela. Sus pequeños labios vaginales cedieron y su vaginita se comenzó a abrir, en eso siento que su himen se rompió y empezó a sangrar. Por un momento me asusté, así que fui por una toalla para limpiar la sangre. Luisa seguía inmóvil, así que proseguí con lo que estaba haciendo.
Limpié y volví a poner gel anestésico, metí mi verga como minutos antes lo había hecho, la mitad de mi glande provocó que Luisa despertara y empezara a gritar de dolor. Y eso en vez de que mi cerebro tomara conciencia, me puso más caliente. Y le dije que se cayara, que ella tenía la culpa (cabe destacar que mis hijos aunque son muy pequeños me obedecen en todo y cuando les grito saben que deben guardar silencio y obedecer).
Luisa lloraba y yo tomé sus piernitas de los tobillos, la abrí completamente de piernas y pude meter toda mi verga en su vaginita.
– ahhhhhhhhhh!!!!!! Que rico hijita mía, esto es el cielo. Y tu eres mi ángel. Siiiiiiiii… Que ricooooooo…
L- Papi, me duele muchoooooooo, ya no quiero porfavor déjame, ya no quieroooooooo
– Te callas, y me dejas seguir o vas a estar castigada durante todas las vacaciones.
L- No papi, no me castigues, ya me callo pero porfavor déjame, me duele mucho.
– Te prometo que te va a dejar de doler princesa, solo debes acostumbrarte. Aparte… ¿Que no me quieres?
L- Si papi, te amo mucho.
– Bueno, yo también te amo mucho. Y a tu hermanito también. Así que esta es mi forma de demostrarles que los amo.
Mientras se sucitaba esa pequeña conversación entre padre e hija, no dejé de penetrarla. Cada vez aumentaba la presión e iba introduciendo más y más y más mi verga, su vaginita se puso coloradita y yo la tenía bien agarrada de sus piernitas. Hasta que empecé a sentir que iba a llegar al orgasmo, salí de Luisa. Y sonó como un descorche. Eso le dolió, pero no le di importancia.
Me dirigí a su boquita, y le dije que chupara como si fuese un caramelo.
Ella no quería pero, cedió puesto que no quería que la castigara.
El tener a mi hija mamando mi verga, ver esa escena me puso demasiado caliente que no aguanté más y exploté 7 chorros de leche, sus mejillas se hincharon y mi verga la hacía de tapón. Así qué, le tapé la nariz (valga la redundancia), para que tragara a sus hermanitos. Y sí jajaja sirvió perfecto. Se comió toda mi leche, a lo que dijo después a pesar de haber sido violada por su papi, me intrigó un poco lo que dijo a continuación;
L- papi, tu lechita sabe mejor que la del tío José.
Yo me quedé helado.
Detuve la grabación. Afortunadamente, para mi gusto había terminado de cogerme a mi princesa y aunque quería seguir con mi perversión con Mario, mi mente solo retumbaba; » TU LECHE SABE MÁS RICA QUE LA DEL TÍO JOSÉ».
…
Si les ha gustado mi relato comenten si quieren que siga con la saga, y también comenten que les gustaría que siguiera pasando en la historia.
Continua con el relato, me calentó mucho
ufffff que buen relato me encanto amo el incesto y se lo que es porque mi padre me introdujo en el y lo mejor de todo es sentir como el amor va creciendo entre la familia, que hasta llega a ser una necesidad entre todos. Espero la segunda parte porque definitivamente ese tío José, se las traé.
Que rico, quisiera ser tu hijo jaja espero la siguiente parte con Mario.