MIS PRIMITAS CHILANGAS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MONTANA16.
Cuando tenía 13 años, llego de la capital a mi casa, una tía hermana de mamá. Ella tenía 3 hijas, Jessica de 7, Maribel 5 y Teresa de 2 años.
Como donde vivo hace calor a diferencia del frio de la capital, desde que llegaron, mi tía traía vestidas a mis primas, solo con camiseta y pantaleta, solo usaban vestido o pantalón y blusa cuando salían a la calle.
La convivencia entre ms primas y yo, era buena desde que llegaron. A los pocos días de llagadas, una mañana de sábado, jugábamos a las escondidas Jessica, Maribel y yo, ahí dentro de la casa. En una de esas, nos escondimos juntos dentro de la recamara de mi mamá y debajo de la cama, Jessica y yo, quedando ella delante de mí, frente a la puerta. Solo que al sentir el cuerpo de Jessica pegado al mío y sentir sus nalguitas pegadas justo sobre ms caderas, mi chile se me puso bien duro y erecto, por lo que hacia presión y palpitaba entre medio de sus nalguitas. Jessica no se molesto, al contrario, mas se pego a mí y comenzó a mover despacio sus caderas de adelante a atrás. Entonces la abrace de su vientre y despacio se lo acaricie, pero ella tomo mi mano y la bajo hacia su panochita, por lo que se la acaricie por encima de su pantaleta, cuando ella separo un poco mas sus piernas. Luego de unos instantes se volteo.
-¿Me bajo el chonino?- Jessica.
-Si.- Le conteste.
Se bajo su pantaleta hasta la mitad de sus muslos, mostrándome parte de su panochita.
-Pero bájate también el short.- Jessica.
Me baje el short y salto mi chile completamente erecto y duro, entonces ella se acerco mas a mí y se acomodo de tal manera que mi chile presionaba en su panochita. Baje mi mano derecha, me agarre el chile y comencé a tallarle la punta a la altura de su botoncito.
-Ahí no, más abajo, aquí.- Jessica.
Con su mano izquierda me agarro el chile y lo dirigió a la entrada de su cuevita, acomodándose ella para que la punta de mi chile le hiciera presión justo ahí. Entonces ella comenzó a mover sus caderas de adelante hacia atrás para que se lo tallara aun mas.
Por varios minutos así estuvimos, hasta que oímos la voz de Maribel, suplicando que ya saliéramos, ya estaba desesperada de no encontrarnos, por lo que nos arreglamos la ropa y salimos.
Unos minutos después, los 3 estábamos reunidos en mi recamara, ya que Maribel ya no quería jugar, solo que salió un rato para ir al baño, momento que aprovechamos Jessica y yo, que estábamos acostados en el piso, para bajarnos de nuevo la ropa y seguir tallándonos nuestros sexos. Luego de un rato, sin decir nada, Jessica se volteo y medio la espalda, pero sin separarse de mi, por lo que con mi mano derecha que estaba debajo de su cuerpo, comencé a acariciarle su panochita y con la izquierda agarre mi chile y se lo talle en su culito.
-¿Te lo tallo en tu colita?- Le pregunte.
-Si.- Me contesto.
Así estábamos cuando entro a la recamara Maribel, no dijo nada, solo nos miraba, luego se fue a sentar en el piso, en frente de su hermana. Después de un rato.
-¿Quieres que te lo tallen también a ti en tu colita?- Dijo dirigiéndose a su hermana.
-Si.-Maribel.
-Tállaselo también a ella.- Me dijo Jessica.
Se levanto y se subió su pantaleta. Maribel no espero mas y luego se bajo su pantaleta, pero hasta los tobillos y se acostó a mi lado, de espaldas tal y como había estado su hermana. Separo sus piernas, por lo que mi chile se acomodo rápido y bien entre sus pequeñas nalguitas y se lo talle igual que a Jessica. Me levante un poco y mire la cara de Maribel, vi que le estaba gustando, ya que movía sus caderas igual como lo había hecho su hermana.
Luego de un rato, Jessica le dijo a Maribel que ya le tocaba de nuevo, por lo que la pequeña se levanto, pero no se subió su pantaleta y se paro muy cerca de nosotros, a la espalda de su hermana, estire el brazo izquierdo y con la punta del de mis dedos le acaricie su pequeña panochita, mientras Jessica colocada de frente a mí y con su pantaleta de nuevo a las rodillas, agarraba mi chile con su mano derecha y se tallaba la punta en la entrada de su cuevita.
Era delicioso, solo que tuvimos que dejar de jugar cuando mi tía les llamo para que se bañaran. Durante los siguientes días, cualquier rincón de la casa, era bueno para que nos bajáramos nuestras prendas y le tallara mi chile en su panochita o en su culito a mis primas, o para meterle un dedo en cualquiera de sus dos pósitos a Jessica.
Al finalizar las primeras dos semanas, mi tía fue a visitar a su mamá, llevándose solo a Maribel y a Teresa, dejando a Jessica con nosotros, quien no quiso ir. Situación que aprovechamos mi prima y yo, para dormir juntos durante 4 noches, ya que mi mamá trabajaba el turno nocturno en un hospital, en noches alternadas.
Desde la primera noche nos acostamos completamente desnudos, al apagar la luz, le comencé a acariciar su panochita mientras nos besábamos. Jessica era algo ansiosa, ya que metía su lengua en mi boca, buscando mi lengua. Luego de un rato, baje besando su cuello, hasta llegar a sus pechitos, ahí bese uno a uno de sus pequeños pezones y chupe toda sus chichitas, mientras las manos de mi primita acariciaban mi cabello. Fui bajando mas y llegue a su panochita, ahí, mi prima separo por completo sus piernas, por lo que me acomode entre medio de ellas y comencé chupar toda su rica y virginal frutita, metiendo mi lengua en su cuevita.
Jessica apoyo sus pies sobre la cama y levantaba sus caderas para empujarla más contra mi cara. Estaba disfrutando tanto como yo, por lo que metí mi mano derecha entre medio de sus nalguitas y con el dedo índice comencé a picar su culito, sin tener queja alguna de mi prima, por lo que seguí, hasta meterle todo el dedo, luego se lo saque un poco y volví a meter.
Yo ya había visto películas pornos, por lo que sabía qué hacer, así como ya había tenido relaciones sexuales con una amiga de 15 años cuando yo tenía 11.
Mientras lamia y chupaba con gusto la virginal frutita de mi primita, seguía metiendo y sacando de su culito mi dedo índice, ella gozaba y disfrutaba de todo eso, ya que agitaba sus caderas de arriba abajo una y otra vez, así como me presionaba la cabeza con sus manos contra ella. Ya que estaba dilatado su esfínter, decidí meter mi dedo medio en su culito, así que ahora le metía y sacaba dos dedos. Jessica separo mas las piernas cuando sintió los dos dedos dentro de ella, lo estaba disfrutando, era evidente. Mientras mi lengua jugaba con su pequeño botoncito y entraba y salía de su jugosa cuevita. Ya en pleno goce y sin voluntad alguna, le metí otro dedo más en su culito, ahora entraban y salían de su culito tres dedos. Era desquiciante y a pura lujuria se respiraba en mi recamara.
Luego de largo rato de estar chupando su panochita, de estarle metiendo la lengua en su cuevita y de estarle metiendo y sacando los dedos de su culito, Jessica tuvo su primer orgasmo, ya que agito con fuerza sus caderas, cerrando sus piernas y aprisionando mi cabeza con fuerza. Le saque despacio los dedos de su culito el cual había quedado bien dilatado.
-Ya primito, ya.- Suplicaba Jessica.
Pero mi chile estaba duro y bien erecto, y el no había recibido atención. Entonces me levante y me acomode al lado de mi primita, mientras seguía acariciando sus caderas.
-Voltéate y ponte una almohada debajo.- Le indique como y Jessica obedeció sin preguntar. Me acomode sobre ella, con una pierna a cada lado de su cuerpo. Agarre mi erecto chile y le comencé a tallar con fuerza la punta en su culito.
-¿Me lo vas a meter en mi colita?- Pregunto Jessica.
-Si, tranquila, no te va a doler.- Le dije, al momento que le comenzaba a meter la punta en su culito. Iba entrando con facilidad ya que los líquidos seminales que me habían brotado, lubricaban y por lo dilatado de su culito, no había dificultad alguna, pero aun así, su culito apretaba mi chile deliciosamente. La respiración de mi primara era acelerada, comenzaba a gemir con fuerza con forme mi chile iba entrando. Ya la mitad había entrado, un poco mas y sentí como la cabeza se liberaba al llegar más adentro, el cuello recibía toda la presión, entonces me detuve por unos instantes, pero Jessica no quiso, ya que comenzó a mover sus caderas hacia arriba, empujando mas mi chile, por lo que apoye mis manos sobre la cama y comencé a bombearla, se lo sacaba y metía despacio, poco a poco fui arreciando mis embestidas así como ella gemía con más fuerza.
No le metía todo el chile, solo un poco más allá de la mitad y era delicioso sentir como me lo apretaba. Sentía que mi chile ya quería hacer erupción, pero yo no quería terminar, por lo que aguante lo que más pude, hasta que una fuerte venida de leche caliente comenzó a llenar su culito. Una, dos, tres erupciones intensas fueron sublimes para embestir con mas fuerza y terminar por meterle todo mi chile en su delicioso culito a Jessica. Cuando sentí que no salía mas, me recosté sobre de ella, la abrace y le di besos en su mejilla izquierda. Así estuvimos recostados unos minutos, hasta que despacio se le fui sacando, entonces me levante.
-Me voy a bañar, ven, báñate conmigo.- Le dije.
-Primero quiero hacer del baño, ahorita te hablo.- Me dijo.
Se metió primero, cuando me hablo, me metí y nos bañamos. Le ayude a lavarse, la enjuague y seque, cuando terminamos, nos regresamos a la cama así desnudos y así nos dormimos abrazados. Levantándonos cerca de las ocho de la mañana, nos vestimos y arreglamos la cama, mamá llegó a las 9:30 cuando ya desayunábamos.
En las siguientes noches que estuvimos solos, me la volví a coger por su culito, viniéndome dentro de ella, lo cual disfrutaba. Cuando regreso mi tía, estuvieron todavía tres semanas más, luego se fueron.
Al año siguiente regresaron de nuevo, solo que ahora mi tía ya no dejaba que Jessica anduviera en puros calzones, traía short, pero si en corpiño, mientras Maribel si seguía así. Volvimos a jugar a las escondidas, Jessica no había cambiado conmigo, al contrario, desde el primer días y a la primera oportunidad que tuvo, me acaricio el chile por encima del short, dándome a entender que quería sentirlo de nuevo dentro de su culito, complaciéndola semana y media después cuando mi tía se fue a visitar a su mamá, dejando a Jessica con nosotros. Por lo que mi prima y yo aprovechamos las noches en que nos quedamos solos cuando mi mamá se iba a trabajar, para coger y meterle el chile por su culito. Solo que cuando regreso mi tía y jugaba con mis primas a las escondidas, también a Maribel le comencé a acariciar su panochita, siendo ella mas cachonda que Jessica, ya que se bajaba los calzones hasta los tobillos y se volteaba para que le tallara el chile en su colita.
Al año siguiente volvieron, pero en semana santa, mi tía le platico a mi mamá que tenia algunos problemas y le dijo que si se podía hacer cargo de Jessica en el siguiente ciclo escolar, a lo que mamá dijo que si, por lo que unos meses después mi mamá fue a la capital por Jessica. Se instalo en la recamara de mi mamá, pero en las noches en que nos quedábamos solos, se iba a mi recamara.
Jessica ya tenía 9 años, pero se veía de más edad, sus pechitos ya lucían algo redondito, su cintura ya era algo estrecha, sus caderas anchas y sus piernas redondas y bien formadas.
Desde la primera noche en que pasamos solos, volvimos a gozar de ese amor prohibido. Solo que Jessica ahora era más ansiosa y fogosa, tanto que en ocasiones se despertaba a media noche y me comenzaba a acariciar el chile para ponérmelo de nuevo duro y erecto, para que la volviera a coger.
Una noche cuando le chupaba su rica frutita y gozaba de sus jugos, me pidió que la dejara chuparme el chile, lo cual acepte encantado. Me lo chupaba con ansias, metía en su exquisita boquita un poco más allá de la mitad de mi hombría, la sacaba y succionaba la cabeza con fuerza. Mientras yo metía mi lengua en su cuevita, y notaba que todo aquello la iba calentando más y más, hasta que la hice tener su primer orgasmo esa noche, pero no deje de chupar su frutita, seguí lamiendo y metiendo mi lengua, arrancándole un segundo orgasmo. Mientras ella chupaba con desesperación mi chile, que estaba bien hinchado y duro.
-Ya primito, ya.-Suplicaba Jessica.
Me separe de ella, me levante y me gire hacia su mismo lado, nos abrazamos, mi chile quedo presionando su panochita. Bajo Jessica su mano izquierda, lo agarro, separo sus piernas y comenzó a tallar la punta en la entrada de su cuevita. Gemía con fuerza, jadeaba y arqueaba su espalda hacia atrás. Me jalaba el chile con fuerza, como queriendo metérselo en su cuevita.
-Voltéate boca arriba, separa tus piernas.- Le indique, ella obedeció rápido. Me acomode entre medio de sus piernas, agarre mi chile con la mano derecha y se lo centre en la entrada de su empapada y caliente cuevita, se lo tallé un poco fuerte, Jessica gimió por el goce. Lo deje quieto, pero centrado, entonces poco a poco se lo fui metiendo, sus labios íntimos se iban abriendo. Entro la cabeza y sentía apretada, pero seguí empujando, despacio iba entrando el cuello.
-¡Hay! Me duele primo, me duele.- Lloriqueaba Jessica, pero no paré, seguí.
-Tranquila, ahorita se te pasa.- Le dije muy seguro.
Seguí empujándosela, se sentía realmente apretada, por lo que de un fuerte empujón termine de meterle el chile en su caliente y ansiosa cuevita. Jessica arqueo su espalda hacia atrás y jadeo con fuerza por el dolor. La punta de la cabeza estaba totalmente dentro y tocaba el fondo. Me quede quieto por un instante para que se acostumbrara y cuando lo hizo, despacio comencé a bombearla, se lo sacaba y metía lentamente, el cuerpo de Jessica ya hacia relajado y gozando de mis embestidas que paulatinamente iban arreciando. Mi hombría entraba y salía de la apretada panochita de mi primita quien gemía y jadeaba con dulzura. Le agarre sus piernitas y se las abrí al máximo. Era sublime como apretaba esa caliente frutita, pero tenía que acabar, lo sentía apunto, mi chile estaba súper hinchado, yo trataba de aguantar más y por ello embestía con fuerza, hasta que una fuerte erupción de leche caliente llenó la cuevita de Jessica. Una, dos, tres erupciones fuertes y sentía como chorreaba la leche entre las piernas de mí primita, al no poder contenerla su panochita.
Seguí bombeándola más y más, hasta que salió la última gota, entonces me detuve y me recosté sobre ella. Me abrazo y nos besamos por unos minutos. Mi chile aun seguía erecto y duro, me levante un poco y se lo fui sacando despacio, cuando termine de sacárselo, le dije que se acostar boca abajo, que se lo quería meter por su culito, a lo que mi primita aceptó. Se lo metí y ahí me volví a venir, llenándole también su culito con mi leche. Al terminar y después de descansar unos minutos, nos metimos a bañar.
Después de aquella noche en que la desvirgué, cada noche que estábamos solos cogíamos de lo más sabroso, así fue durante todo el año en que estuvo con nosotros, ya que al año regreso mi tía, pero antes de irse, fue a visitar a su mamá, pero esta vez se llevó a Jessica, pero dejo a Maribel, quien ya tenía 8 años. Y desde la primera noche en que nos quedamos solos, me demostró que era más caliente y ansiosa que su hermana, ya que esa noche, no solo me chupo primero el chile, si no que me hizo acabar en su boca, tomándose toda mi leche, después yo le chupe su panochita y se la metí en su culito.
Jessica y Maribel se regresaron con su mamá a la capital, ahora ya están casadas y se las dan de mujeres decentes cuando me ven, pero ellas saben quien se las cogió primero y las desvirgó.
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