Mis primos, mi hermana y yo
Continua la saga de mis vivencias incestuosas..
Todo comenzó cuando mis padres tuvieron que ir a una boda, como en varios eventos, excluyeron a los niños. Mi familia consta de 5 integrantes, mi papa, mi mama, mi hermana, mi hermano menor (Al que siempre excluimos de nuestros juegos) y yo. Para ir al evento unos tíos le pidieron a mis padres que se fueran juntos para ahorrar en autos, además de que ellos tenían dos hijos y podían estar en nuestra casa mientras asistían al compromiso.
Así que mis tíos junto con mis primos Alberto y Ruth llegaron el sábado por la tarde, para que le diera tiempo a mi madre y a mi tía de arreglarse ya que la boda sería en la noche. Al llegar a casa, mi padre nos puso una película en el estudio. Él y mi tío llevaron a mi hermano menor (que tenía cinco años) con mi abuela para que se quedará ahí. Alberto y yo cuidaríamos a las niñas. En el estudio teníamos un sofá-cama donde junto con una cobija, sandwiches y un vaso de chocolate para cada uno, nos quedaríamos ahí mientras ellos se alistaban, el tiempo que estaba la película «Toy Story II» no hubo novedad, solo el jugueteo de los pies de todos contra todos mientras la veíamos.
Como a eso de las 8 se fueron nuestros padres y tíos. No antes sin decirnos lo típico que un padre dice «cuídense bien», «No hagan travesuras», «estaremos llamando continuamente», etc, etc. Pasaron como quince minutos que se habían ido cuando termino la caricatura. Fue entonces cuando decidimos buscar otra película, pero todas nos aburrían, hasta que encontramos una cinta que decía «la laguna azul» la pusimos y fue ahí cuando empezó todo. Alberto y yo nos fijamos que el protagonista solo traía «calzones» al igual que la chica que salía ahí. La verdad la película nos dio la idea de jugar a la laguna azul.
– ¿Y si jugamos? – Dijo Alberto al terminar la película, él tenía catorce años. – ¡Si! juguemos – le seguí la corriente, por ese entonces yo tenía quince.
Mi hermana y Ruth nos preguntaron, a que queríamos jugar. Él y yo les dijimos que a la laguna azul y ellas dijeron que si. Así que al principio estábamos con nuestras ropas, hasta que mi hermana (de trece años) dijo que ellos no tenían más que calzones puestos. Alberto y yo nos miramos y con pena nos quitamos la ropa quedando en trusas. Fue cuando les dije que ella también tenía solo un calzón y sin titubear ellas se quitaron la ropa. Mi hermana era delgada y ya comenzaba a cambiarle el cuerpo, sus caderas se comenzaban a ensanchar, su trasero era redondo, con piernas muy torneadas y unos senos pequeños peros duritos, pezones rosados y una areola chiquita. Por su parte Ruth (doce, casi trece años) era de piernas delgadas, un culito redondo, la cadera la tenía menos marcada, pero a pesar ser unos meses mas chica que mi hermana, sus senos eran mas grandes y sus pezones eran mas prominentes, con una areola chica y casi del color de su piel. Obviamente ninguna de las dos tenía el cabello tan largo como la protagonista por lo que verles sus senos al aire era inevitable.
En mi caso eso me excito y al todavía tener calzón de niño (blanco y sin chiste) se notaba un poco mi excitación, me fije que a Alberto le pasaba lo mismo. Y así comenzó el juego, el plan era que nosotros teníamos que ganarles el derecho al sofá que sería la isla y debíamos bajarlas al piso que sería el mar (como en la película) por instinto cada quien tomo a su hermana para que hubiera mas confianza, pero el juego se hacía muy brusco, por lo que decidimos cambiar de roles, yo trataría de bajar a Ruth y Alberto a Ana.
Entre la pelea era inevitable que no hubiera roces, quienes dieron el primer paso fue mi primo y mi hermana, él había logrado casi bajar a mi hermana, que quedo colgando entre el piso y el sofá, mientras mi primo estaba sentado en el piso detrás de ella, veía como él restregaba su paquete en el trasero de mi hermana, que llevaba una trusa color rosita. Fue cuando intente hacer lo mismo que ellos, pero tomé la cobija que estaba ahí para taparnos y envolví con ella a mi prima y a mi, quedando yo entre sus piernas, mi pene ya estaba muy duro quedando justo en su rajita, con una mano le agarré ambas manos dejándolas sobre su cabeza, el forcejeo de ella, solo hacía que me excitará mas e hiciéramos como si estuviéramos cojiendo por sobre nuestras prendas, no dejaba de ver como se le movían sus senos con el forcejeo.
Como pudo, Ruth logro quitarse la cobija que teníamos sobre nosotros y vimos que nuestros hermanos seguían en lo suyo, mi hermana «hacía» que quería zafarse de él, pero solo subía y bajaba mientras Alberto estaba tomado de la cintura de ella, la cara de mi hermana reflejaba que le estaba gustando, porque solo reía.
– ¿Que traes abajo? – pregunto Ruth con una voz bajita. – Mi pene – le respondí – Quiero verlo – dijo. – Ok, pero también quiero verte – le dije
Ana, mi hermana escucho esto y le pidió a Alberto que parara que si nosotros íbamos a jugar sin calzón ellos también debían hacerlo, pero sería trampa que nos tapemos porque ellos no lo estaban. Ruth puso otra condición que Alberto y yo nos debíamos quitar el calzón al mismo tiempo, para que ellas vieran bien, que teníamos ahí abajo. Sin esperar mas quitamos la cobija y nos paramos enfrente de ellas que estaban sentadas en la orilla del sofá viéndonos. Nos quitamos al mismo tiempo la ropa, saltando nuestros penes.
– Les toca – dijo Alberto. – Y nosotros nos sentaremos para verlas – dije yo. – Ok – dijeron ellas y se murmuraron algo cuando se pararon.
Ruth se puso enfrente de mi y Ana enfrente de mi primo, nuestros penes se contraían al verlas bajarse sus calzones. Entonces decidimos seguir jugando, él contra mi hermana y yo contra Ruth. Fue cuando vimos que ambas se acostaron bocabajo, agarrándose del otro extremo del sofá con sus manos, para que nos «fuera mas difícil» bajarlas. No dude en ponerme arriba de mi prima y poner mi pene entre sus piernas, ella mantenía juntas las piernas, pero con un poco de fuerza logré ponerme en medio, quedando mi miembro justo en la entrada de su rajita, recuerdo que me movía de arriba para abajo, hasta que entró «en algo», ella ya no reía apenas daba unos quejiditos muy suaves, fue cuando me separe un poco y vi que la cabeza de mi pene estaba dentro de ella. Volteé a ver a mi primo y me fije que él ya había desflorado a mi hermana, al tenerlos muy cerca vi como el tenía su miembro dentro de mi hermana y con sus manos masajeaba su culo. No podía ver el rostro de mi hermana porque volteaba al otro lado, fue en ese momento que introduje un poco mas el mío, pero al contrario de Alberto, me acosté sobre Ruth con mis manos acariciaba su senos y ponía entre mis dedos sus pezones. Escuchaba como jadeaba bajito.
Así estuvimos unos minutos, ni Alberto ni yo nos venimos, le dije que hiciéramos un cambio, que yo trataría de bajar a Ana y él tratara de bajar a Ruth. Cuando saque mi pene de la rajita de ella, aprecié como sus labios se habían inflamado un poco, pase mis dedos sobre ella y noté la humedad que salía de ella. Ana seguía mirando al otro lado y ambos nos pusimos detrás de nuestras hermanas, volví a empujar mi pene, entrando como en la primera vez, primero la puntita, Ana solo suspiro y esta vez quería ver como desaparecía, por lo que le separé las nalgas un poco y fui introduciendo mi pene dentro de su vagina. Al estar dentro volví a sacarla por completo, escuchándose un gesto de enojo por parte de ella, volviéndola a meter otra vez.
Seguimos con eso hasta que Ruth y Ana se vieron y querían cambiar de juego. Así que, a nuestro pesar Alberto y yo nos separamos. Ellas se rumoreaban a que jugar, sin dejar de vernos. Ana, salió disparada de la habitación acompañada de Ruth, regresaron a los pocos minutos con otra cinta, esta no tenía ni un título. La puso y volvió a susurrarle algo a Ruth, por lo visto el incesto entre hermanos, no les gusto tanto pero entre primos fue distinto, puesto que Ana se sentó junto a Alberto y Ruth junto a mi. Empezando la película con una escena de sexo entre una pareja.
– Hagamos lo de la película – Dijo Ana, parándose para rebobinar la película desde el inicio. – ¿De donde has sacado eso? – Le pregunte. – Del cuarto de nuestros padres – dijo entre risas.
La película no tenía nada de trama, un tipo (en este caso Alberto y yo haríamos lo mismo, él con Ana y yo con Ruth) el tipo, que venía a arreglar la tubería y la señora de la casa se le insinuaba hasta que lograr que él le diera lo suyo. (En este caso mi hermana y mi prima)
Así que nos metimos en nuestros papeles, nos volvimos a vestir y hacíamos lo que el tipo hacía. Ruth era mas atrevida hacía todo lo de la película, se ponía en cuatro (en ese momento con ropa), hacía que le vieran sus pequeños pechos, pero lo que sorprendió fue cuando la protagonista le hace una mamada de ensueño al plomero, ella con inexperiencia logró que casi me viniera, Ana por su parte se salto esa escena, solo jugaba con la verga de mi primo. Después vino la escena cuando el tipo le regresa el favor y ahí nos despachamos Alberto y yo, tratábamos de hacerlo igual que él, desde los lenguetazos hasta cuando le agarraba sus senos, en este caso no tan grandes como los de la protagonista.
Las escenas duraban bastante y nosotros seguíamos hasta que Ana, le adelanto al momento en que el plomero pone sobre su pecho las piernas de la señora y la penetra, dándose besos. Nosotros hicimos lo propio.
Puse a Ruth bocarriba y puse sus piernas delgadas sobre mi pecho, penetrándola como en el peli, hasta que sonó el teléfono, que a decir verdad nos espanto demasiado. Nos pusimos la ropa y salimos corriendo a contestar.
Eran mis tíos y mis papas que marcaban para preguntar si estábamos bien, y para decirnos que llegarían al otro día lo antes posible, que nos durmiéramos pronto, porque ya casi eran las once de la noche. Tardamos poco con ellos. Regresando al cuarto de estudios. Le pusimos «play» donde nos habíamos quedado. En ese momento seguíamos con la erección a mil y nos volvimos a desnudar, ya éramos mas descarados, ya veíamos sin pena a nuestras hermanas y nos reíamos de todo, diciéndoles que no tenían esos senos o ese culo, ellas nos decían que nuestros penes, no eran del tamaño del plomero y así.
Cuando nos fijamos en que iba la película, ella estaba sentada sobre él, entonces las niñas hicieron lo mismo, era delicioso sentir el culo de mi prima bajar y subir por mi miembro. Yo le pellizcaba sus pezones y mordía el cuello como en la película, Alberto hacía lo mismo con mi hermana. Obviamente no durábamos lo mismo que la película, Ana le adelantaba porque nos aburría o nos cansábamos de la misma pose, la mejor y última para mi fue cuando toco poner a mi prima de perrito y nosotros (Alberto y yo) teníamos que jugar en el culo de ellas. Como en la película, separábamos sus nalgas, subíamos nuestras vergas sin penetrarlas de su vagina hacía su ano y dábamos pellizcos y sobábamos sus senos, hasta que teníamos que penetrarlas muy rápido. Creo que nos emocionamos mucho en esa posición porque las niñas comenzaron gemir mucho y solo se escuchaba como entrábamos y salíamos de ellas, hasta que como en la película vimos que el tipo se puso frente a la señora viniéndose en su cara, nosotros hicimos lo mismo, echándoles todo el semen que nos salió en sus caras, ellas como en la película se limpiaban y probaron nuestro semen.
– No sabe mal – dijo Ruth. – No, me gusto – respondió Ana tomando un poco de la cara de Ruth y probándolo. Ruth hizo lo mismo con el semen que tenía mi hermana en su cara. – Sabe mas dulce el tuyo Ángel – me dijo mi hermana. – Y el tuyo sabe mas acidito – Le dijo Ruth a Alberto.
Al ver la hora eran casi las doce y nos moríamos de hambre, bajamos a cenar los cuatro, no sin antes, ver como Ana ponía la escena donde la habían dejado nuestros padres e ir a dejar la cinta a su sitio. Alberto y yo solo reímos sentados, viendo algo en la tele. Regresaron las niñas y bajamos desnudos los cuatro a la cocina, de vez en cuando nos poníamos detrás de mi prima o de mi hermana y restregabamos nuestros penes sobre ellas. Cuando nos sentamos a cenar Ruth se puso sobre mi y Ana sobre Alberto, hasta que terminamos y subimos a dormir.
En lo que dormíamos jugamos a ver quien besaba mejor, así que besaba a mi hermana y Alberto a la suya, después cambiábamos. Pero como dije no nos atrajo tanto besar a nuestras hermanas, con Ana, no la acariciaba ni ella a mi, y lo mismo Alberto con Ruth, pero cuando era el momento con mi prima. Nos acostábamos y nos besábamos. Me fijaba como mi hermana a pesar de tener trece era muy caliente, se ponía sobre Alberto y ella misma se introducía su miembro. Ruth besaba cada vez mejor, diciéndome que había sido el primero en besarla, yo me senté en la orilla de la cama y ella sobre mi, acariciaba sus senos y mordía suavemente sus pezones, sabía que le gustaba porque ella hacía lo mismo con mi cuello, además de que en esa posición podía acariciarle sus nalgas y separárselas.
Como a la una nos volvimos a poner nuestras pijamas y nos acostamos en el sofá, besándonos. Hasta que nos quedamos dormidos.
Como a las ocho de la mañana llegaron nuestros padres, encontrándonos acostados los cuatro, totalmente desparramados por el sofá, solamente nos taparon bien y se fueron a dormir.
Desde los quince hasta la fecha mi prima y yo seguimos siendo «novios», cada quien tiene su novio y novia ante la familia, pero nos la ingeniamos para seguir saliendo juntos. Por su parte mi primo Alberto se volvió un gay declarado. Mi hermana y yo lo llegamos hacer solos cuando teníamos ganas, ella me lo proponía o yo a ella, pero era solo un desahogo. Jamás nos volvimos a besar en la boca, ni hubo esa conexión como lo hubo con mi prima.
Ruth se irá de intercambio pronto a Londres y yo por casualidad les estoy escribiendo desde Londres, donde conseguí un empleo.
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