Mis relaciones Taboo – parte 1 – Los inicios de mis sentimientos por mis hermanas
No sabía o no quería admitir que el «cariño» y «amor fraternal» que tenía por mis hermanas no era normal hasta 2 años después de probar el «fruto prohibido» .
Me presento, me llamo Robin, actualmente 29 años casado y con 4 hijos nacidos y 3 o 4 en camino.
¿Como empezar esto?
Bueno desde que tenía uso de razón sabía que amaba a mis hermanos mayores y sobre todo a mis hermanas, para mí suerte ninguna se alejaba de mi edad demasiado, Diana me ganaba por 5 y Leila por 3, sería porque ellas fueron las que más me cuidaron o jugaron conmigo más que mis otros dos hermanos que pensaban que era una molestia o que les quitaría atención y me alegra que así fuera, no solo con mis padres, pero también con mis hermanas, cuando deje kinder y entre al colegio en cada receso que había iba a buscar a mis hermanas para pasar el poco tiempo que nos daba junto a ellas.
En fin basta de historias que no tienen nada que ver con la historia principal, el punto es que ellas y yo fuimos y somos hasta hoy en día muy unidos en más de un sentido, pero todo comenzó un día después de que cumpliera, 14 después de una pequeña fiestas un par de amigos y mayormente familia lo celebraban conmigo, a esa edad ya sabía que era Masturbarse y como más o menos lucía una vagina o vulva mejor dicho, gracias a los vídeos porno que mis hermanos veían y descubrí poco antes de cumplir 14, la noche de ese día después de tanta euforia y diversión de jugar con mis amigos y primos favoritos (por así decirlo) aún no tenía ganas de irme a dormir seguramente mi padre entendería que por ser mi cumpleaños pediría poder quedarme despierto pero mi madre no así que para no ponerlos en conflictos a cierta hora dije que tenía sueño pero estaba seguro que me pondría a hacer cualquier otra cosa en mi habitación, de todas formas di las buenas noches y me retiré a mi habitación no esperaba que nadie me siguiera además de mi hermano mayor que me ayudó a llevar mis regalos y darme un fuerte abrazo, esperé unos minutos a que casi todas las luces se apagarán para poder sacar la revista que mis hermanos habían conseguido y «perdido» para verla y tocarme, sabía masturbarme pero no conocía el nombré aún, con una linterna que conseguí de regalo y ya con los pantalones abajo no pensé en cerrar la puerta con pestillo o cerrojo, ese descuido hizo que Leila pueda verme con toda claridad mientras me masturbaba cuando me di cuenta que me miraba me asuste y me metí a la cama intentando ocultar la revista pensando que había hecho algo imperdonable no quise hablar con ella aún si ella me decía que era lo normal a mi edad pero no quise hacer caso a sus palabras, entonces recurrió (por suertes) a la segunda hermana mayor Diana, quién en su desesperación por hacer que deje de llorar me abrazó y me dijo que era normal con dos personas diciéndo lo mismo deje de creer que era mentira lo que dijo Leila, esa noche ambas durmieron conmigo, yo ya tenía un gran cariño a ellas pero ese día desperté algo en Leila a la mañana siguiente, sábado Diana salió con unos amigos, Roger salió con su novia (mi hermano mayor) y Tadeo no salía de su cuarto porque tenía muchas tareas atrasadas y tenía la música a un volúmen alto, aún recordaba lo que había pasado en la noche por lo que avergonzado fui a desayunar mis padres me felicitaron una vez y salieron todo el día, al parecer yo era el regaló de aniversario más grande que tuvieron pues nací el mismo día en el que se casaron años atrás, solo con 2 hermanos en casa, uno que no saldría hasta la mañana del día siguiente, y con una hermana mayor que no paraba de sonreírme mientras comía su desayuno frente a mi en una mesa vacía, no dude en pedir disculpas por llamarla mentirosa y por hacer un escándalo la anterior noche está se levantó de la mesa y fue a abrazarme pero ese abrazo era diferente a como siempre fue está se aseguró que mi cabeza terminará entré sus pechos (aún era bajito en ese entonces pero de la nada me estiré en 2 años)
-Descuida Robin, es normal pensar por miedo o por irá en situaciones así, no estoy enojada, solo curiosa ¿De dónde sacaste ésa revista podría adivinar pero prefiero que me confirmes a sacar conclusiones erradas-
Su pregunta me dejó helado no quería mentirle, no a ellas al menos, de modo que dije la verdad
-La saque… Del cuarto de Roger… Planeaba devolverla pero…-
-Una cosa llevo a otra y aprendiste a masturbarte, luego me encargaré de regañar a Roger por ser descuidado, bien termina tu desayunó y ve a lavar te los dientes luego podemos ver algo en la Tv o jugar algun juego de mesa-
El abrazó siguió, así como mi erección que por suertes en ese momento casi pude ocultar, antes de volver a mi desayuno y retirarme al baño para hacer lo que mi hermana me pidió y luego acompañarla a ver Tv o jugar con ella, el día casi transcurrió con normalidad a excepción de que Leila se vestía más atrevido de lo normal podía ver qué no llevaba brasier pues llevaba una camisola(?) Y una chaqueta con capucha además de un cortito que siempre llevaba en casa, no podía quitarle los ojos de encima y parece que ella había cumplido su objetivo en todo el tiempo que estuvimos juntos no podía dejar de mirar a su pecho o sus piernas, la diversión duraría poco con la llegada temprana de una triste Diana que también estaba furiosa y regañó a Leila por su vestimenta y solo me dijo hola se fue a su habitación y se encerró ahí, mientras Leila se cambiaba decidí averiguar que había pasado porque había regresado furiosa y triste pues entro a casa con lágrimas en las mejillas, entre a su habitación y me quedé parado en la puerta preguntando si se encontraba bien, al principio no quiso hablar pero luego se sentó sobre su cama y me hizo ademán de sentarme a su lado entonces comenzó con su historia por suerte conocía a parte de sus amigos por lo qué entendí casi todo al principio.
-Entonces cuando vuelvo encuentro a mi novio X con mi mejor amiga besándose un poco más y casi se comen en público y me miró con una sonrisa al darse cuenta que los miraba-
-Que zorra-
-Oye esa boca…jajaja, pero si que Zorra-
Comence a animarla tras un tiempo de charla en vueltas logré que se animará y pudiera descansar, entiendo cómo se siente que te rompan el corazón lo experimenté muchas veces y te agota mucho cuándo lloras y te deprimes, ella me agradeció se rió me pidió que llamara a su ex-amiga Zorra una vez más, lo que se lo concedí está se rió y se recostó en su cama tapándose con sus mantas, al salir de su habitación me recibió la un poco más vestida Leila con un gran abrazo.
-¿Qué haríamos sin ti? Realmente naciste como para ayudarnos a nosotras-
No supe el significado de esas palabras hasta más tarde, luego de ese día Leila se portaba más atrevida conmigo incluso coqueta, pero nunca pasaba a más, poco más tarde de ese mismo año por influencia de mi hermano mayor Roger decidí ir a hacer ejercicio con el, agradezco que me invitará y aún más el haber aceptado, pues al próximo año había crecido mucho más y tenía el cuerpo marcado y en forma y no solo eso también fue el año en que mi relación con mi hermana sucedió.
Un día mientras andaba de curioso en la habitación de Leila encontré un cuaderno con anotes de que deseaba comprar y demás cosas similares se me fue el tiempo leyendo para ver qué podía conseguirle para su cumple y escuché una voz familiar, Leila había llegado a casa, no tenía mucho tiempo aplane el lugar donde me había sentado y puse el cuaderno donde lo encontré, e intenté salir pero ella ya había subido al segundo piso y no pude salir, me escondí en el ropero esperando a que ella no lo habrá, y dejé una pequeña abertura para poder ver para saber si podía salir, está entró a su habitación y comenzaba a cambiarse, al principio quise apartar la vista pero no pude pues quería saber cómo era un cuerpo desnudo de verdad, mientras miraba ella volteó la mirada a su mesa donde había dejado el cuaderno pensé que me descubriría, de hecho ya lo había hecho pues el cuaderno estaba en el cajón de su mesa de noche no sobre la mesa, ella siguió desvistiendose hasta quedar totalmente desnuda, de dirigío a su puerta seguramente para cerrarla y nadie pueda entrar se sentó en su cama frente al armario donde me escondía y miraba y lentamente se abrió de piernas mientras lamía sus dedos y luego llevando la misma mano a su entrepierna para penetrar su vagina con sus dedos y masturbarse para darme un show del que no conocía, no podía ni pestañear, trague saliva y con mi pene erecto comencé a masturbarme de la misma manera al mismo ritmo, no sé cuánto tiempo estuve en ese armario pero no quería que terminará, mientras ella seguía y llegaba cada vez más profundo con el pasar del tiempo pues veía sus desaparecer dentro de su vagina, finalmente llegó a un orgasmo arqueando la espalda y mostrando como habían quedado de mojadas sus muslos, glúteos y mano se tomó un descansó en el que mientras intentando mirar de cerca también llegué al mío intentando no manchar nada en e ropero puse una mano frente a mi pene para evitar manchar nada, cuando volví a mirar ella se limpiaba y se ponía algo más cómodo para luego salir de su habitación esperé un poco y cuándo creí que ya era seguro salí y baje rápidamente a la cocina para limpiarme la mano con las toallas de papel que había ahí, escuché el agua del retrete por lo que supuse que había entrado al baño y luego de limpiarme bien subí nuevamente para encontrarla en recostada en mi cama, intenté actuar como si no hubiera visto nada, casi imposible pues ella me comenzaba a molestar, un par de días después pensé en volver a meterme otra ves en el armario con mucha duda lo hice y el mismo Show se puso en frente mío, en diferentes ángulos, cada día que entraba a mirar era un poco diferente, algunas veces distraído y fantaseando con Leila entraba al baño sin tocar me encontraba con alguien de mi familia pero las sorpresas más agradables eran cuando me tocaba con Diana saliendo de la ducha, días después cada vez que me masturbaba no podía dejar de fantasear con Leila y Diana cada vez que cerraba mis ojos, 6 meses después cerca a mi cumpleaños nuevamente decidí entrar a ese armario una última vez, era mi promesa promesa que no cumpliría y día en el que haría otra promesa más, ese día fue diferente mis padres trabajaban mis hermanos estaban el la universidad o salían con amigos, Leila estaba en casa conmigo solos, ese día dentro del armario tenía intenciones de que sea la última vez que veía a mi hermana masturbarse pero ese día Leila completamente desnuda antes de empezar decidió abrir el armario y descubrirme helado y con el pene en la mano, no me salió escusa por lo que empecé a balbucear cualquier cosa, ella puso su mano en mi cabeza, pensé que me votaría de su habitación jalandome del pelo pero me acercó a su vagina y con voz dulce me pido.
-Lameme-
Abrí mi boca para cubri parte de su vulva y sobretodo su clítoris y comencé a lamer y un sabor raro no a orina, lleno mi boca, podía saborear la escencia de mi hermana sentía como sus juegos comenzaban a inundar mi boca y pupilas gustativas saboreaban cada gota, mientras seguía ella se alejó y me tomo de la mano para jalarme y llevarme cerca a su cama.
-Esto está ma…-
Me callo besándome metiéndo su lengua en mi boca y mientras profundizaba en ese beso me quitó el pantalón dejándolo caer a mis pies, separándose de mi comenzó a quitarme la camiseta y a acariciar mi cuerpo.
-Tus días en el Gimnasio están dando fruto-
Me susurró al oído y siguió besándome, le seguí el juego besando su cuello y bajando a sus pechos, no solo quería estar ahí en ese momento, deseaba con todo mi ser y mi alma que ese momento durará para siempre, ella me jaló para terminaramos en la cama, yo encima de ella, nos miramos y ella sonrió pero no era la misma sonrisa de siempre está era más dulce, más provocadora, me beso una vez más y luego susurró.
-Por favor cogeme-
Tras esas palabras abrió sus piernas y abrió separó sus labios para dejarme ver la entrada de su vagina y lo mojada que estaba, dominado por la lujuria hice lo que me pidió con su guía penetre en su vagina mientras ella ahogaba el dolor de perder su virginidad mordiendo mi cuello, solo con penetrarla sentía que iba a eyacular usaba todo mi esfuerzo para no hacerlo, pero ella no esperaría comenzó a mover sus caderas para comenzar nuestro sexo, torpemente comencé a mover mis caderas viendo finalmente la sangre en mi pene y sábanas cuando intenté decir algo y parar ella me beso y luego me dijo en Medio de lágrimas y gemidos ahogados.
-Te amo… Robin, por favor sigue-
Y seguimos no más de un 1 minuto y algo más pero seguimos, seguí penetrandola mientras me consentraba en aguantar ella me bloqueó con sus piernas para que terminará dentro, mientras ella arqueaba su espalda yo tomaba un descansó, tras su orgasmos se dió vuelta para intentar alcanzar las servilletas de papel pero yo lo tome como una invitación y volví a penetrarla, mi erección no bajaba mi resistencia era alta gracias al gimnasio la segunda vez dure más tiempo, disfrutando masajear sus glúteos y poniendo todo mi cuerpo sobre el de ella una vez más eyacule todo lo que tenía dentro, tras un pequeño descanso ella se subió encina mío y lo hicimos una tercera vez, ella me montaba esa última en la que sentí eyacular aire y aún no satisfecha volví a comerme su Vagina mientras sentía mi propio semen y sus jugos mezclarse en mi boca, tras un descansó me levanté de su lado y me vestí para salir de su habitación, ella miraba al techo con tristeza.
-Te prometo que no te haré llorar nunca intentaré ser suficiente para ti-
Ella se levantó y fue a abrazarme y besarme, con lágrimas y una sonrisa.
-Te amo Robin, realmente odió y amo ser tu hermana-
Qué rico relato, sigue contando más!