Mis sobrinas Andrea y Natalia (Décima primera parte)
Sexo con mis sobrinas.
Mis sobrinas Andrea y Natalia (Décima primera parte)
Después de regresar de viaje y haber cogido con María, la madre de mis sobrinas, me toco conversar con Andrea sobre su propuesta. Ella deseaba intentar tener conmigo una relación más seria, pero al mismo tiempo, una relación abierta en la que ella podía salir con cualquier hombre que le gustara y lo mismo podía hacer yo, y salir con cualquier chica.
Andrea y yo tuvimos varias conversaciones largas y, aunque ella parecía dudar en admitirlo, finalmente me hizo saber que disfruta del sexo con un hombre que no fuese su pareja, y que tener sexo con otra persona no significa que sienta algo por ellos. Le pregunte como había llegado a sentir ese deseo, y me dijo que cuando estaba comenzando su despertar sexual, había leído varias revistas de Penthouse de su padre. En la revista había una sección denominada Letters to Penthouse, donde los lectores escribían sus experiencias. Y las lecturas que más le excitaron eran de parejas compartiéndose, donde la mujer salía con otro hombre y su pareja la esperaba en casa o tener sexo delante de su pareja o hacer un intercambio de parejas. Solo que a ella no le parecía justo que ella pudiese salir, tener sexo con otros hombres y que yo no pudiera hacer los mismo, además que ella estaba segura de que yo no le podía ser fiel a ninguna mujer.
Le dije que había riesgos, que ella se podría enamorar de otro hombre, y que si yo me enamoraba de ella, eso me afectaría, igual podría ser al revés. Yo podría enamorarme de otra mujer y la que sufriría seria ella. Ella estaba consciente, pero era un riesgo que ella quería correr.
Yo le dije que para mi ella era una persona compartida, ella tenía novio, ella tenía sexo con su novio y conmigo. No existiría ningún cambio. Andrea me dijo: Yo deseo ser tu novia, y deseo que seas mi novio. Pero que por los momentos, lo mantendríamos oculto de la familia. Al poco tiempo, termino la relación con su novio.
Vistas las cosas así, para mi aquello no significaba un mayor peligro del que estaba corriendo hasta ahora. El único cambio era que tenía que considerar, probar e intentar enamorarme de Andrea. Pero al mismo tiempo, existía la posibilidad de que pudiese aparecer otra persona en mi vida. Para mí, una mujer ideal en ese momento, era una chica entre 35 a 40 años, profesional, independiente, preferiblemente sin hijos, además de atractiva y sexy. Una combinación a veces difícil, pero uno no sabe que le depara la vida. En ese instante, una chica de 23 años no era mi ideal para enamorarme y casarme, había un diferencia de 17 años entre Andrea y yo, que a ella no le preocupaba, pero a mí sí.
Así que una vez que las reglas estuvieron claras, acepte.
Durante ese año, Andrea se graduó de medica y Natalia de odontóloga. En mi país, la cerrera de medicina dura seis años y la de odontología dura cinco años. A pesar de que Andrea tiene un año más edad que Natalia, las dos se graduaron el mismo año.
Mi padre, cuando dirigía la constructora, gano un contrato para construir un hospital privado en 1994, y como parte de pago y de la negociación, se reservo tres consultorios. Esos consultorios estaban en alquiler, así que después de unas negociaciones con el Hospital y su Junta Directiva, llegamos al acuerdo de ceder dos consultorios tanto para Andrea y Natalia. La directiva exigió que tanto Andrea y Natalia debían continuar sus estudios de especialización. Para Natalia la situación fue bastante favorable, porque ese hospital posee un Instituto Maxilofacial que ofrece cursos y una formación que dura un año para odontólogos, con un costo bastante elevado y que Natalia debió aplicar. Por supuesto, como Natalia es una de mis sobrinas consentidas, esos curso de formación yo los pague, así como la adecuación del consultorio de odontología, que también tiene su costo. En el caso de Andrea, fue más económico al principio, porque ella tomo la especialización de Pediatría, que se hacía en una universidad pública y en un hospital público. Además que adecuar el consultorio de Andrea, fue más económico que el de Natalia.
La especialización de Andrea tomo un año y medio. Y durante ese tiempo compartía su tiempo en la consulta de medicina general en el hospital privado y su especialización en Pediatría en el hospital público y la universidad pública. Así que el tiempo de Andrea era muy limitado y siempre estaba cansada.
Después de la especialización, Andrea se dedico a trabajar en el hospital privado y a los seis meses inicio una Maestría de en Neurología Pediátrica que también se imparte en un hospital público de nuestra ciudad. Y esa maestría duro dos años y medio.
Les comento todo esto, sobre todo de los años, porque yo esperaba que Andrea saliese con varios hombres, y durante todo ese tiempo, No Salió con Nadie. Solo tenía sexo conmigo. Por supuesto, yo si salí con varias chicas, además de coger algunas pocas veces con Natalia (ella sabía que estaba en una relación seria con Andrea y evitaba tener sexo conmigo, y quede solo para casos de emergencia) y otras pocas veces con María, la madre de las chicas. Con María, las cosas se complicaron un poco, pero quizás lo relate en algunas historias.
Cuando termino la maestría, ya Andrea tenía 27 años. Ahora tenía más tiempo y se dedico a solo su consulta en el hospital privado. Las cosas nos iban bastante bien. Como Andrea ya era una mujer independiente, pasaba más tiempo conmigo, mientras sus padres pensaba que ella estaba en el hospital. Así que regresábamos por las noches a casa y discutíamos nuestros días. Me decía que los médicos y visitantes del hospital eran bastante coquetos con ella. Hasta sus pacienticos estaban enamorados de ella (y por supuestos, algunos padres).
Me comento que un médico, que dirigía la Unidad de Pediatría y Cirugía Pediátrica estaba coqueteando con ella.
Me dijo que ella y Natalia siempre se burlarían de los médicos y que era un lugar muy divertido para trabajar. Me contaba las ofertas de cenas con los médicos y cómo la conversación siempre parecía derivar al sexo.
Una noche llegó a casa y me dijo que quería hablar conmigo. Nos sentamos y ella comenzó diciéndome que su jefe, Antonio, ha estado coqueteando mucho con ella últimamente y de hecho la había invitado a cenar varias veces. Era un hombre, de unos 45 a 50 años, y constitución promedio, nada espectacular. Hablamos de ello y nos excitó imaginar lo que podría pasar. Él sabía que ella estaba en una relación, así que ambos sabíamos sus verdaderas razones para invitarla a salir. Le dije que definitivamente quería tener sexo con ella. Ella se rió y admitió que la excitó saber que otro hombre mayor estaba interesado. La experiencia con Matteo había sido buena para ella. Que nosotros dos éramos quien mejor la habíamos cogido. Le dije que se mirara a sí misma, y si en verdad deseaba tener sexo con aquel hombre. Me dijo que sí. Se me hizo evidente que los tipos maduros tenían el poder de excitarla. Eso, más el hecho de que él era su jefe, se sumó a la emoción y cogimos durante un par de horas esa noche, todo el tiempo Andrea me hablaba de lo que ella quería hacer y lo que podría pasar.
Finalmente aquella noche Andrea decidió, con mi apoyo, salir a cenar con Antonio..
Ambos estuvimos emocionados y excitados los siguientes días. Yo estaba muy nervioso. Sabía que no estaría allí para vigilarla y mantenerla a salvo como cuando tuvo sexo con Matteo. ¿Y si se salía de control? Si ella en algún momento decidía no tener sexo y aquel hombre se molestaba y la intentaba violar? ¿Y si ella comenzaba a enamorarse de él? ¿Y si él era mejor en la cama que yo? Mi cabeza daba vueltas como loco, pero todo era parte de un acuerdo que habíamos hecho unos cuatro años atrás, no podía ahora decir que no. Todo estaba dicho y hecho, y supe que esto era un giro para mí y acepté lo que ella tanto quería: Tener sexo con otro hombre, mientras que yo la esperaba en casa.
Encontramos un vestido muy sexy para que lo pudiera usar en su cita. Era un vestido blanco ajustado. También estaba hecho de un material sedoso que se adhería a cada curva de su cuerpo. Sobre todo, era muy corto. Compramos unos tacones blancos para que ella los acompañara y unas braguitas blancas muy sexy. Por supuesto, ya habíamos decidido que no iba a usar sostén, pero cuando se probó el vestido; vimos que incluso las bragas se mostraban un poco debido al material. Le sugerí que se dejara el sostén porque la aureola de sus pezones se podían observar claramente.
Cuando llegó el viernes y ella llegó a casa para prepararse, ambos estábamos muy emocionados y nerviosos. La vi mientras se preparaba y tengo que decir que no estoy seguro de si era lo sexy que se veía o la situación. Pero tenía mi verga más dura que nunca. El vestido le llegaba a menos de la mitad del muslo y se subía un poco mientras ella caminaba con los tacones. Quería desesperadamente tirarla al suelo y follarla allí mismo, pero ella me detuvo. La vi salir por la puerta, encender su auto y salir camino a buscar que otro hombre la follara.
Esas horas mientras ella estuvo fuera fueron agonizantes para mí. Primero te preocupa la seguridad. Piensas que le puede suceder algo malo. Pero me calmaba porque aquel medico no tenía fama de ser un hombre agresivo, más bien afable y los comentarios indicaban que era todo un caballero. Después esta la inquietud de que estará haciendo tu pareja en ese momento. Tendrá sexo esa noche?. Quizás el hombre era algo tímido y le podría costar tomar la iniciativa. Conozco hombres así, que ante una mujer atractiva se ponen nerviosos, torpes y vuelven a casa sin follar. Están en una cena con una mujer y solo desean conversar y al terminar la cena, cada quien para su casa y no ha pasado nada. O quizás un beso y nada más. Un primer encuentro y dejan el sexo para una siguiente salida. Eso suele pasar. Y eso te causa cierta angustia, es porque deseas saber que está pasando en cada instante. Te provoca ser el hombre invisible, o disfrazarte para estar en ese sitio y poder observar lo que sucede. Y después están los celos que uno siente.
Traté de dejar de pensar en las cosas, pero no importaba lo que hiciera, los pensamientos sobre lo que ella y Antonio que podrían estar haciendo en ese momento seguían apareciendo. Cualquier esposo o novio que haya experimentado esto, sabe lo que estoy diciendo. Tienes todo tipo de pensamiento en tu cabeza y tu verga permanece dura.
Andrea salió a las 7:30 pm. Pude estimar que ella estaría en el restaurante a eso de las 8 pm por el trafico y la distancia. Esta sería una noche muy larga. Intente ver la TV. Y te percatas que tener más de 200 canales no te puede entretener. Son las 9 pm. Y no sabes nada. Pasas de canal en canal. Intentas ver una película interesante, pero la imagen de Andrea y lo que pueda estar haciendo, no se me quita de la mente. Las 9:34 pm. Un micro infarto. Un mensaje de Andrea: “Amor estoy bien, todo perfecto, Antonio es todo un caballero”. Mi respuesta es muy rápida: “Ok amor, estoy pendiente, disfruta tu noche. Estas en el restaurante?”. Y Andrea me escribe: “Si amor, estoy en el baño, vine a retocarme un poco. Un beso. Te amo”
Ese mensaje me alivio un poco. Al menos sabía que Andrea está bien. Que estaba en el restaurante y que no estaba follando. Sigo con aquella tortura china, en la espera de un nuevo mensaje. Un mensaje es como conseguir un oasis en un desierto. Esperas y esperas. Los minutos pasan muy lentamente. Piensas que la Teoría de la Relatividad tiene sentido. Todo es muy L E N T O O O. Es desesperante y excitante al mismo tiempo.
Son ahora las 10:21 pm. Un nuevo mensaje de Andrea. Otro infarto. En esos microsegundos, tú piensas que estará pasando. Sabes que al leer el mensaje, tendrás quizás una definición de lo que debes esperar:”Hola amor. Vamos a otro sitio. Dejo mi auto en el restaurarte”. Como que otro sitio? Que sitio? Van a una heladería? A una disco? A donde? Provoca llamar y pedir que te diga directamente a donde va. Pero no lo hago. No deseo ser invasivo. Y solo contesto: “Ok amor, ten cuidado, te amo”. No hay respuesta de Andrea.
Miro el reloj. 11:00 pm. Ningún mensaje. Sigo intentando ver la TV y es complicado. Nada me puede distraer. Que sensación más horrible y excitante al mismo tiempo no saber dónde está tu pareja en ese momento y que estará haciendo. Estará en un hotel? Estará follando? Que estará haciendo?
Son las 12 de la noche. Casi dos horas de su último mensaje. Sigo con la incertidumbre. Me asomo varias veces hacia la calle. Deseo mirar el auto de Andrea llegar a casa. Pero nada. Y no puedo llamarla ni pasar ningún mensaje. Ese es el acuerdo. Pero provoca. Miras el teléfono y compruebas si esta encendido, si tiene señal. Todo normal, todo bien. Pero no llega ningún mensaje.
Ahora son la una de la madrugada. Cerca de tres horas han pasado desde que me escribió. Que puedo pensar? Que con mucha probabilidad esta follando con aquel hombre. Es una agonía no tener la certeza. Trato de dormir pero es imposible. Tengo sentimientos encontrados. Deseo que Andrea no sea follada por aquel hombre, pero al mismo tiempo lo deseo. Estoy cumpliendo un deseo y una fantasía de Andrea. La verdad es que Andrea me arrastro a su mundo, pero al mismo tiempo es muy excitante. Mi verga no deja de estar dura. Me provoca masturbarme, pero tengo que esperar por Andrea. Nada me entretiene. No puedo leer. No puedo mirar nada en la TV. Apenas leer algunas cosas en Twitter, y nada más.
Por fin escucho el auto de Andrea entrando al estacionamiento de casa. Escucho sus tacones y luego su llave en la puerta. Miré el reloj y marcaba las 3:12 am. Cuando entró con una sonrisa en su rostro, se apoyo en la pared cercana a la puerta, despeinada, casi sin maquillaje y supe que la habían cogido. Se veía feliz, cuando se acercó a mí y la tomé en mis brazos.
«Cuéntame, te cogieron?… ¿Lo hiciste?», – Yo pregunté.
Ella sonrió y bajó la cabeza, luego me miró con los ojos. «Sí», me susurró, posiblemente esperando una reacción. Yo solo sentía zumbar mi cabeza y mi verga se ponía más dura.
“Por favor, cuéntame”
«Vayamos al dormitorio», – dijo mientras tomaba mi mano.
Cuando llegamos al dormitorio, ella me empujó hacia la cama. Luego, mientras se quitaba lentamente su vestido blanco, vi las mordeduras y chupones en sus senos. Ya no tenía el sostén puesto. Se quito el vestido por completo y vi que tampoco tenía puesta las bragas. Me dijo que se los había quitado en el auto antes de llegar porque estaban bañadas de semen.
Mientras se metía en la cama se deshizo, agarró mi verga y empezó a contarme todo sobre su noche.
Me dijo que él la estaba esperando en el restaurante, aquel sitio tiene unas especies de reservados donde usted pude comer sin ser visto por otras personas. Cuando la vio no dejo de decirle piropos y de lo bella que ella era y de lo sexy de su vestido. Después el pidió una botella de vino y comenzaron a hablar de cómo ella se sentía en la Unidad de Pediatría, de la cual él es el director. Le dijo que le encantaba el trabajo de Andrea y que los comentarios sobre su actuación profesional era positivos. Que él estaba contento de poder ayudarla. Después hablaron sobre la vida privada de Antonio. Él había estado casado hasta hacia unos años atrás, pero se había divorciado cuando ex esposa se fue con un amante. Vivía solo en una casa grande y que esperaba que en algún momento ella la pudiera conocer. Pidieron la cena. Él le ofreció vino varias veces y eso la ayudo a relajarse y calmar un poco los nervios.
Ella comenzó a notar que él echaba miradas a sus senos y eso comenzó a excitarla. Sus pezones siempre estaban duros y como el vestido era fino y acariciaba tan bien sus senos; podía verlos perfectamente, así como los pequeños bultos de su areola. Ella dijo que coquetearon durante toda la cena y cuando terminaron, definitivamente había algo de tensión sexual en el aire. Dijo que la estaba excitando saber que este hombre mayor estaba tratando de seducirla con la posibilidad de que pudiera conducir a tener sexo. Poco sabía él que ella no habría aceptado la cita, si no hubiera estado planeando echar un polvo. Se disculpó para ir al baño a refrescarse. En ese momento aprovecho y me envió un mensaje.
Dijo que se retocó el maquillaje, agregó otra capa de lápiz labial y luego miró hacia abajo y vio sus pezones en el espejo. Luego deslizó sus manos en su vestido y las ajustó para que sobresalieran más. Al salir del baño, terminaron la botella de vino. Antonio le propuso ir hasta el bar del restaurante. Ella le pregunto si no le preocupaba si los vieran juntos, ya que él es el feje de la Unidad. No le importo. Así que fueron hasta el bar, donde había música en vivo y estaba lleno de personas. Se acercaron a la barra y un hombre le cedió su puesto. Allí cambiaron de bebida y pidieron whisky. Siguieron conversando, pero como Andrea estaba sentada y Antonio de pie, el no dejaba de tocarle sus piernas de manera “descuidada”. A veces, le colocaba la mano en su muslo y la dejaba allí unos minutos, mientras se acercaba para hablar, por el intenso sonido de la música.
Para mí y ustedes que han visto algunas fotos de Andrea, es muy fácil ponernos en el lugar de Antonio. Imagínense ser un hombre divorciado de 50 años con una chica de 27 años súper caliente vestida para complacer y lista para el sexo. Apuesto a que nunca antes había tenido algo tan bueno.
En uno de esos momentos, Antonio le dijo que ella era muy bella. Que desde el primer día que la vio en el hospital quedo deslumbrado por ella. Que averiguo quien era. Después se alegro que se especializara en pediatría, porque eso le podía permitir estar en aquella Unidad y estar cerca de ella. Cuando Andrea termino la especialización, el intentaba acercarse, pero que ella siempre estaba ocupada, con la maestría que estaba haciendo y con las consultas.
Se alegro cuando termino la maestría y ahora podían trabajar juntos. El la quería ayudar y enseñarle todo lo que había aprendido. Andrea le agradeció todo lo que había hecho hasta ahora por ella. Que sabía que él estaba haciendo lo posible por enseñarla y que también él le gustaba mucho. El intento acercarse para besarla, pero Andrea lo detuvo. Ella se puso de pie y una vez que estuvo así¸ se acercó, casi tocando su cuerpo, luego se estiró y rodeó su cuello con los brazos. Ella se inclinó y lo besó suavemente. Luego se apartó y lo miró a los ojos por un momento. Se volvió a acercar y esta vez se dieron otro beso.
Dijo que la tensión sexual era muy alta y que disfrutaba tomar el control. Cuando él comenzó a hablar, ella lo agarró por la cabeza y tiró de él para darle otro beso. Esta vez ella abrió la boca y deslizó su lengua en la de él. Luego le rodeó la cintura con los brazos y la apretó con fuerza mientras el beso se volvía más y más caliente y más intenso.
El se acerco a su oído y le dijo que quería follarla. Andrea le dijo que ella también deseaba que él la cogiera y le pidió irse hasta un hotel. Antonio pago la cuenta y se marcharon en el auto de Antonio, dejando el coche de Andrea en el restaurante. En ese instante eran las 10:21 pm, momento que aprovecho Andrea para escribirme para decirme que se marchaban a otro sitio.
Al llegar al motel, Antonio pago la habitación e inmediatamente entraron. El se acerco para besarla nuevamente. Andrea podía sentir su dureza presionada contra ella y se sentía genial. Movió sus manos hacia ella y comenzó a frotar su trasero a través de la seda del vestido. Antonio estaba gimiendo. Sus manos viajaron hasta los tirantes del vestido, se deslizaron por debajo y luego se movieron hacia arriba hasta que tomó su lindo trasero con ambas manos. Cuando hizo esto, fue su turno de gemir. Ella dijo que la atrajo con fuerza contra él y sintió su verga presionada contra su vientre y supo que Antonio la iba a coger esa noche.
Mientras me contaba todo esto, tenía su mano envuelta alrededor de mi verga y la bombeaba hacia arriba y hacia abajo. Estaba tan cerca del borde que tuve que hacer que bajara la velocidad o me haría descargar el semen contenido. Ella se rió de eso y continuó su historia.
Se apartó de ella y negó con la cabeza para aclararla. Andrea aprovecho para deslizar la parte superior del vestido y se quito el sostén. Sus senos quedaron al aire. Antonio miro con asombro aquellos hermosos senos y volvió a mirarla mientras arqueaba las cejas como si estuviera pidiendo permiso en silencio para tocarlos. Ella miró sus duros pezones y luego se inclinó hacia atrás, arqueando la espalda como si lo invitara a jugar. Movió las manos hacia arriba y lentamente pasó las palmas ligeramente sobre sus pezones, enviando escalofríos a través de su cuerpo. Esto los hizo sobresalir aún más. Dijo que involuntariamente dejó escapar un pequeño grito ahogado y un gemido. Él le dijo que eran los senos más bellos que había visto en su vida. Algo que ustedes, lectores, si han visto los senos de Andrea, podrán entender a que se refería Antonio.
Luego los agarró y comenzó a apretarlos y chuparlos. Justo cuando él comenzó a deslizar sus manos por su vestido para poner sus manos sobre ellos, ella negó con la cabeza y se apartó de él. Luego lo miró a los ojos mientras deslizaba el vestido por su cuerpo y caer hasta el suelo y le mostro su cuerpo. Dijo que la situación era tan intensa, parada allí mostrando su cuerpo desnudo a su jefe.
Esto fue suficiente para empujarlo al límite y gruñó mientras la levantaba y la llevaba a la cama. Ella dijo que era tan animal que un hombre básicamente la tomara. La colocó en la cama, se apartó y comenzó a arrancarse toda la ropa. Ella me dijo que su verga estaba tan dura que estaba apuntando hacia el techo. Mientras ella contaba esta historia, la mía también estaba dura como el acero.
Le pregunte que tal era la verga de Antonio y Andrea me dijo que tiene una verga que probablemente era de un tamaño medio de largo, pero que era bastante grueso. Y que tenía una cabezota que parecía un hongo.
Ella se deslizó hasta el borde de la cama y lo atrajo hacia sí. Ella agarró su verga y se la llevó a la boca. Después de algunas lamidas, ella lo tomó completamente en su cálida y húmeda boca y él gimió mientras lo hacía.
Después de eso, él la empujó hacia la cama. Mientras se colocaba encima de ella, ella abrió las piernas y lo atrajo hacia ella. Le quito las bragas blancas e inmediatamente él comenzó a lamer y chupar su vagina y su clítoris.
Al escuchar esto, no pude soportarlo más, la rodé sobre su espalda y metí mis dedos en su vagina. Si bien había pasado unos instantes desde que la había follado, su coño se sentía diferente, estaba abierto completamente, parecía un poco hinchado extremadamente húmedo y se podía ver, como al estar relajada, el semen de Antonio comenzaba a salir.
Ella me susurro al oído:”Deseas que te cuente todo amor?”
“Si mi amor, cuéntame todo, por favor”
“Escucha bien mi cabrón. Escucha bien. Siento por primera vez como Antonio me chupa mi coño. Me pongo frenética, no lo aguanto más ¡¡¡ Me sacudo como una poseída!!! y exploto en un orgasmo del que parece no podía salir nunca más. Grito como una loca, me quejo, y me sacudo con más fuerza descontrolada. Solo había pasado un par de minutos y ya había explotado en un intenso orgasmo por las ganas contenidas. Es tal la intensidad de la acabada que sigo con las contracciones espasmódicas.
Lo saco de mis piernas y le pido que se siente en la cama. Aquella verga de tamaño mediano pero muy cabezona que apunta hacia el techo me excita. Los labios de mi vulva hacen ruido con sus jugos cuando paso aquel hongo morada para que se lubrique y no me lastime. Siento que mis jugos chorrean por mis entrepiernas. Siento el olor de mi sexo, el del suyo y me erotizo al punto tal de sentir ganas de dejarme caer y ensartarme aunque me reviente por dentro. Estoy totalmente loca.
Dejo la cabeza de su verga en la entrada de mi coño. Siento como me empieza a abrir, esa brutal estaca que separa los labios de mi vulva y comienza a penetrarme, me duele un poco, sostengo el cuerpo para no seguir bajando, pero me muero de ganas por sentirlo totalmente dentro de mí. Lo tomo de la nuca para que no haga tanta fuerza para mantener su cuerpo horizontal, eso me hizo bajar un par de centímetros de golpe, ¡oh mi Dios ! Me siento rellena, no me puedo mover. Comienzo a sentir sacudones espasmódicos que no puedo controlar. Sus manos en mis senos me ponen del todo loca. No logro aguantar el orgasmo, se me está por escapar. Me salen sonidos de mi boca que yo no provoco ni puedo controlar.
Me quejo porque me duele. Miro hacia abajo ¡¡¡ Dios mío !!! Recién entro la cabeza, no vamos a poder, aaaayyyyy, mi vagina empieza a bombear un orgasmo inmenso, grito como loca porque siento que sale demasiado flujo que me lubrica y que los temblores me quitan fuerzas, se me aflojan las piernas, siento que me estoy ensartando aquel hongo cada vez más, sin querer, trato de ir despacio amor, pero no logre detener la penetración, mi orgasmo no para.
¡¡¡ Me siento morir, es tan ricooo!!!!
El se toma de mis hombros para erguirse y besarme los pezones, esto acelera el proceso de penetración. Es imparable. Me duele pero me gusta con locura, me agarro con las manos las nalgas de mi trasero y los abro para ver si duele un poco menos, es peor porque se acelera la penetración y grito porque me duele y porque me siento empalada, porque me gusta, porque me vuelvo locaaa.
Estoy tan abierta de piernas que siento que sus huevos empiezan a rozar mi trasero, me excita tanto, me suelto del todo, aflojo las piernas que me sostenían y siento que su monstruosa cabeza que parece un hongo sigue inexorablemente abriéndome las entrañas ¡¡¡ Parece que no terminara nunca de entrar, por Dios ¡!!! No lo puedo soportar, es como una espada caliente que me clava, me zumban los oídos, empiezo a sentir un orgasmo, esa mezcla de flujo del orgasmo me suaviza el dolor, me quedo quieta solo unos segundos, siento palpitar su verga dentro de mí, estoy segura que no entra nada mas, lo abrazo fuerte y meto su cara entre mis pechos, estoy toda mojada, con el pelo pegado a mi piel, siento que mi vagina sigue explotando en su orgasmo, esto me vuelve loca, cruzo las piernas detrás de su espalda, la penetración se hace total, siento que aquel hongo toca mi cérvix por primera vez, esta todo adentro, por Dios, que me está pasando?, lo miro a los ojos y comienzo a moverme, mis flujos me ayudan a resbalar en la piel de su verga, me doy cuenta que no va a poder seguir reteniendo su semen, mi leche, deseo aquella leche dentro de mí.
Juro por Dios amor, que mi orgasmo seguía, ya no lo puedo detener ,su verga me revuelve las entrañas. Tomo su cabeza entre mis manos, mojadas de sexo, miro sus ojos implorante para que libere su preciado liquido, gimo y jadeo en su cara, le muerdo los labios, le muerdo el cuello, clavo mis uñas en sus hombros y comienzo a dar empujones.
Y le grito.
Dame tu leche, dame tu leche hijo de puta, dámela yaaa, que me muero, siiiiiii , asiiii, lo estoy sintiendooo, aaaaaayyyy. Siento los chorros de semen caliente dentro de mí. Y mi orgasmo múltiple entra en el clímax, el ruido de nuestros sexos es impresionante, dos, tres, cuatro y mas y se transforma en una masa de sexo que convulsiona hasta un temblor permanente. Grito. Imploro, me quejo, lloro y me abrazo a él para fundirme en una sola piel. Por fin Antonio me cogió.
No sé cuánto tiempo paso en esa extraña convulsión interminable. Sé que tengo dentro un mar de semen que me calma el ardor y va apagando lentamente mi volcán interior. Pierdo mis sentidos por un tiempo que no puedo determinar.
Luego, con mi vista nublada empiezo a ver a Antonio con la paz reflejada en sus ojos. Acaricia suave y delicadamente mis senos. Me quedo quieta, siento que comienzan mis contracciones. Le estoy ordeñando todo lo que queda de semen en su verga. Mi vagina chupa su verga como mi boca su lengua y los labios, al apretarme con tus tenazas en un abrazo fuerte contra su pecho, con tanto semen dentro mío, siento que me está preñando, siento mi cérvix chupar aquel rico liquido, siento que me está echando semen hasta dentro del estomago, siento la cabeza de su verga en mi garganta y sus huevos empujan mis nalgas mojadas de semen y flujos.
Me toma de las nalgas y me voltea como a un bebe, está dentro de mí, siento como palpita mi vagina con semejante verga adentro, siento completamente ese hongo. Me siento tan empalada y es tanto el liquido que tengo dentro que siento como chorrea por mi trasero.
Me acuesta de espaldas. Le pido, le ruego, que se mueva muy despacio. Pliego mis piernas a ambos lados de tu cuerpo y él se acurruco arriba de mi.
No quiero que salga, lo beso suavemente en los labios. Me arden mis labios, mis pezones, mi vulva, pero me hace disfrutar aun mas este momento. Me siento muy cansada. Le pido que me deje quedar así, que se quede dentro de mí, descansando un ratito, sintiendo las contracciones esporádicas de mi vagina que aprietan su verga para exprimirlo totalmente, ahora el dolorcito es suave y soportable.
Al rato nos sentamos para hablar un poco,. El pidió por teléfono al restaurante una botella de vino. Seguimos hablando de nuestra intimidad y de lo mucho que lo habíamos disfrutado, hasta que llego el vino. Nos tomamos otras copas, mientras continuamos hablando y acariciando nuestros cuerpos”
Andrea me dijo que comenzó a excitarse nuevamente y empezó a acariciar su pene y cuando estuvo un poco tenso, comenzó a masturbarlo. Ella lo empujó hacia atrás sobre su espalda y comenzó a acariciarlo hasta que se endureció. Parecía que estaba teniendo problemas para llegar allí, así que se inclinó hacia él y lo miró a los ojos mientras decía: «Quiero que juegues con mis senos mientras cabalgo tu dura verga para sacarte más leche». Eso fue suficiente para que se pusiera duro de nuevo. Ella se subió encima de él nuevamente y se deslizó lentamente sobre su verga hasta que sintió su hongo tocando su cérvix.
Cuando comenzó a levantarse y bajarse sobre él, lo agarró de las manos y las colocó sobre sus pechos. No necesitó más estímulo y comenzó a ejercitarlos de verdad. Mientras ella aumentaba sus rebotes y comenzaba a acercarse a otro orgasmo, él se inclinó y tomó sus pezones en su boca. Fue entonces cuando empezó a chupar fuerte y dejarles mordiscos y chupones. Ella dijo que desencadenó su orgasmo y envolvió sus brazos alrededor de su cabeza y la abrazó con fuerza.
Mientras ella bajaba, él se recostó y tiró de su cuerpo sobre el suyo. Esto le permitió agarrar sus caderas y bombear hacia ella mientras la empujaba hacia abajo con fuerza contra él. Fue solo un minuto o dos antes de que gritara que se estaban corriendo de nuevo.
Se quedaron un rato, hablando y tomando vino. Andrea me dice que estaba pendiente de mi, imaginando que estaría preocupado, pero no quería interrumpir todo enviándome un mensaje. Al rato, Antonio le dijo que me diera la vuelta que me lo quería meter por el culo pero ella no quiso porque me imaginaba el dolor que podría causar y le pedio por favor que no lo hiciera, acepto pero la hizo ponerse de perrito y se la metió desde atrás agarrándose de sus senos. Nuevamente sintió el dolor aunque ya con menos intensidad, pero si lo aceptaba con mas placer, ya se estaba acostumbrando a su verga y a su hongo, otra vez le lleno el coño con su leche cayendo los dos en sueño. Se quedaron dormidos un rato, no sabría cuento tiempo.
Se despertó y pude mirar el reloj de su móvil y ver lo tarde que era. Ella lo besó, le dio las gracias y corrió al baño. Después de lavarse, un poco, se puso el vestido y los tacones. Antonio ya estaba vestido y se marcharon del hotel hasta el restaurante, donde estaba aparcado el auto de Andrea. Se despidieron con unos besos. Ella se dirigió a casa. Antonio, por la hora, la siguió de cerca hasta nuestra casa. No quería que cruzara sola la ciudad.
En ese momento yo estaba acostado a su lado, acariciando su cuerpo y haciéndole cosquillas en el clítoris mientras terminaba su historia. Ella me miró para evaluar mi reacción. La miré a los ojos y le dije que la amaba. Se inclinó, me besó y dijo que también me amaba.
Abrí sus piernas, sus labios estaban hinchados y su pubis rojo e irritado del maltrato que había recibido, todavía salía semen de su vagina. La penetre fácilmente y lo hice lentamente, provocando en ella gestos de desesperación y gemidos de locura, cuando tuvo mi verga toda adentro no pasaron más de tres embestidas cuando sus piernas me aprisionaron y sentí un apretón en mi miembro: un nuevo orgasmo le había llegado en cuestión de minutos y me decía que no podía más. Yo seguí empujando, levantando sus caderas y apretándolas contra mí, la sentía floja y sin fuerzas, sabía que estaba cansada, pero yo también deseaba ser su macho aquella noche y seguía empeñado en hacerla despertar, la coloqué boca abajo y la penetré completamente, levantando sus caderas para verle el precioso culito palpitante, no me pude contener y le metí un dedo y eso fue lo que la hizo reaccionar nuevamente.
Entonces me coloqué yo boca arriba y la monté encima de mí, pude ver entonces sus pechos moviéndose rítmicamente, sus senos llenos de moretones, los traje hacia mí y los chupé con fuerza, luego besé sus labios y en esa posición, con mi verga completamente dentro, volví a meterle un dedo en su culito, casi hasta el fondo, lo que aceleró sus movimientos.
Andrea comenzó a gritar: “Amor ese hombre me cogió divino, me cogió rico”
Yo no pude más y dejé salir todo ese deseo acumulado por las horas que tenía esperando por ella, mientras ella lanzaba un grito aún más fuerte que el anterior y se dejó caer encima de mí.
Si bien no pude verla con Antonio, me sentí como si lo hiciera por su descripción. Debo confesar que me encantó la experiencia y esta sería la primera de muchas veces que saldría en citas. Intentaré repasar muchos de los momentos más memorables en las próximas entregas. Gracias por acompañarme en este viaje y si tienen un momento, me encantaría recibir comentarios de algunos de ustedes.
Si desean fotos de Andrea y Natalia, Por favor, seguirme por Twitter para cualquier notificación, inquietud y poder obtener las fotos de mis sobrinas y mi cuñada. Mi cuenta de Twitter Fernando Morante @Fernand14355389
Empecé a leer tu historia, me voló la cabeza, comence a leer el viernes, sabado hoy domingo acabo de terminar de leer…
100 puntos, muy bien logrado y plasmado el relato, tan asi que vivi cada esena de sexo como si estuviera en el lugar… 👏👏👏
Hace poco encontré está serie de relatos. Son sublimes. Los relatos te trasladan a cada una de las situaciones. Espero poder contactar con usted para conocer más historias.