Mis tres hermanas medio borrachas prácticamente me violaron – Parte 1
María Inés, Javiera y Luciana son mis hermanas. En orden de edad la mayor tiene 17 años, Javiera la segunda tiene 15 y Luciana tiene 14 recién cumplidos. Al día de hoy me tienen a mal traer entre las tres. Gracias al tamaño de mi miembro soy su Kent sexual. .
Voy a aclarar algo de entrada. Primero que soy adoptado, esta familia me recogió y me adoptó cuando yo tenía 5 años luego de que mis padres, sufrieran un gran accidente de tránsito y fallecieron ambos. Esta familia que eran íntimos amigos de mis padres se hicieron cargo de mí. Y debo reconocer que siempre me han tratado con muchísimo cariño y amor. Tienen tres hijas, como antes las nombré, y ellas siempre me consideraron un hermano. Hoy a mis quince años, la verdad disfruto del núcleo familiar. Pero debo decir que en demasía disfruto del placer sexual que mis tres hermanas me brindan.
Todo inició hace unos tres meses, nos fuimos de vacaciones a Cancún, toda la familia. Se imaginan que pasábamos todo el día en la playa, mis tres hermanas están para el infarto, una mejor que otra. Con decirles que la menor Luciana con 14 años, ya tiene el busto más desarrollado que su hermana María Inés que tiene 17 años. Y que no los tiene pequeños. Cada una de ellas tiene algo en particular pero cuando se ponen de acuerdo las tres son terribles.
Esa tarde, nuestros padres luego de almorzar se quedaron en el hotel haciendo la siesta, seguramente habrán tenido sexo, espero que lo hayan disfrutado. Volvamos a la playa, estaba yo tirado en la arena, y tenía puesto un short de baño algo suelto. Escondido detrás de mis gafas oscuras observaba como mis hermanas se revolcaban en las olas, se sentía el griterío de ellas, ya que al estar algo apartados del grupo de gente principal, la tranquilidad nos permitía escucharnos unos a otros a bastante distancia. De repente escucho un grito, me siento en la arena y veo a Javiera tirada entre las olas y el mar la retorcía una y otra vez. Me levanté corriendo, y llegué rápidamente a su lado, estaba asustado, creí que le había pasado algo. Pero la muy guarra había perdido su sostén, una ola se lo había sacado limpito por lo que sus hermosos pechos de pezones pequeños, se mostraban al espectador cercano, o sea, yo. Me arrodillé a su lado y le pregunté si le había pasado algo, pero ella riéndose junto a sus hermanas comenzaron a buscar el corpiño de su bikini. Yo estaba embelesado mirando los pechos de mi hermana, que por cierto no hacía ningún movimiento tendiente a ocultarlos. Se bamboleaban por su propio peso. Y se la veía tan rica que comencé a excitarme, con la consabida erección. Una info más que se me pasó contarles al principio. La naturaleza me dotó de un miembro importante. Mi pene mide 22cms X 6,5cms de lomo. Y particularmente es muy cabezón. El glande parece un champigñón de 80 grs. Por lo que al erectarse generó una muy linda carpa en mi short. Esto no pasó desapercibido por mi hermana Javiera, que sin verguenza alguna me miraba la entrepierna con ojos muy abiertos. Ya no sonreía, solo atinó a extender su mano y señalarle a sus hermanas lo que me estaba pasando. Eso llevó a que mis tres hermanas me rodearan, me tomaron de los brazos y me metieron un poco más adentro en el mar, con el agua a la cintura mientras dos me sostenían por los brazos para que no escape, Luciana, la menor desató el cordón de mi short de baño y me lo bajó, con lo que mi culo blanco quedó al aire y mi verga en todo su esplendor cabeza arriba se mostró enhiesta para que las tres perras lo observaran.
Las tres hermanas no daban crédito al tamaño de mi verga. María Inés me soltó el brazo, se puso delante de mi y con su mano tomó mi tronco y lo sacudía con ganas, luego en un sencillo movimiento comenzó a pajearme mientras las otras dos yeguas, observaban y se reían. Yo por un momento tuve verguenza, pero al ver que ellas no la tenían tomé coraje y eché hacia adelante mi pubis para que mi pija sobresaliera más todavía. Entonces ya con un poco mas de coraje las insté a que todas tomaran mi verga y me pajearan, que yo no iba a decir nada y que sería nuestro gran secreto. Ninguna se hizo rogar, es más Luciana la menor, que es muy atrevida acercó su carita a mi verga para olfatearla, y luego le estampó un beso en la cabezota. Más dura se me puso la verga. Javiera se adueñó entonces de mi poronga, se aproximó a mi, y me abraza haciendo que mi verga quede entre medio de sus piernas apoyando el lomo en sus labios vaginales, y suavemente comenzó a masturbarme con su entrepierna mientras ella se masturbaba a sí misma. Pronto estaba colorada y ya su movimiento era muy notorio, por lo que María Inés le dice que nos estaban mirando. Eso puso fin al idílico momento.
Me subí el short y Javiera se puso su corpiño, luego salimos del agua y nos fuimos a tirar a la arena. A tomar sol. Yo seguía muy excitado, aparte ya había comprobado que mis tres hermanas eran una putitas en potencia. Más caliente me ponía cuanto más pensaba en la situación, por lo que la poronga no se me bajaba. Tomamos un poco de gaseosa y María Inés, que siempre lleva la voz cantante por ser la mayor me dice, Miki me pasás protector? Yo agradecido acepto, mi hermana se tira boca abajo en un toallón regalándome una vista espectacular de su trasero y también de sus abultados labios vaginales. Me subí a caballito de sus nalgas, y comencé a pasarle aceite protector. Ella se dejaba hacer, estaba muy relajada, al ir subiendo por su espalda la punta de mi verga quedó encajada entre sus nalgas, yo aproveché ese momento y la puntee como para hacerle sentir el peso de la tripa, no dijo nada, solo abrió un poquito las piernas para darle más cabida a mi rabo, mientras le aceitaba la espalda, la cogía suavecito por arriba de la ropa, al ratito noté que suspiraba fuerte, me hice hacia atrás y medio se enojó, me increpa; que hacés? No te dije que te bajaras. No dije nada, tomé más aceite y emprendí el pasarle aceite sobre sus nalgas y fui bajando por el interior de sus piernas bien cerquita a su conchita, se tranquilizó y volvió a suspirar, luego de unas cuantas pasadas, me atreví a meter el dedo mayor por el medio de sus labios vaginales, no dijo nada, por lo que seguí masturbándola, cada vez metía mas dedos y más adentro hasta que de repente con un pequeño gemido y un largo suspiro mi hermana mayor tuvo un orgasmo. Para esto mis otras dos hermanas no se perdían nada de lo que acontecía. Al darme vuelta y observarlas, Javiera tenía los pezones hinchados queriendo romper la tela de su corpiño, y Luciana se hacía la tonta pero se estaba dedeando la conchita a más no poder. Me recosté en la arena y seguía mi verga dura. Entonces tomando coraje les digo, claro Uds. gozan y yo mire como estoy. Entonces María Inés que ya había superado su orgasmo se me acerca, le pide a sus hermanas que se pongan una a cada lado de nosotros, se tira en la arena con la cabeza a la altura de entrepierna, me baja el short, y toma mi miembro en su boca, y suavemente, muy lentamente, disfrutándola al máximo me da una terrible mamada, mientras sus hermanas aprenden de esa lección. No duré ni cinco minutos y avisándole que me venía le llené la boca de semen con fuertes y abundantes chorros. Luciana y Javiera aplaudían sonrientes. Yo disfrutaba el momento. Pero luego llegó la frase que me puso muy nervioso, ya que Javiera mirándome fijo me dice, no vayas a creer que te libraste de nosotras, esta noche te esperamos en nuestra habitación. Y no se te ocurra no venir. Y habiéndome avisado, las tres hermanas salieron corriendo para el agua. En parte II les contaré como me fue esa primer noche con mis tres hermanas.
Wooowww, quisiera con la de 17, ya que tengo 21 jejejejeje.