Mis tres hermanas medio borrachas prácticamente me violaron – Parte II
Transcurrida la tarde, volvimos al hotel. Mis tres hermanas y yo nos aprontamos para ir a cenar, mis padres ya estaban listos, y bajaron para ir al bar a degustar unas copas. Mis hermanas prepararon dos tragos de Rhon y Cola. Eso fue el inicio de una noche muy loca.
Mis padres se fueron al bar del hotel, mis hermanas fueron directamente al refrigerador de una de las habitaciones que ocupábamos y prepararon dos buenos y grandes tragos de ron con cola. Mientras ellas se iban arreglando bebían sin parar, yo también tomaba pero menos, no soy muy partidario del alcohol pero estaba rico y dulce el trago. Es así que terminado esos dos vasos, prepararon dos más. Ya Luciana estaba muy risueña, Javiera se reía de cualquier cosa. María Inés era la que promovía esta locura de beber. Yo me controlaba ya que enseguida me marea el alcohol.
Al fin ya todos cambiados y muy alegres bajamos al restaurant. Nos encontramos allí con nuestros padres y obvio que mis padres desconfiaron del humor que había. Pero al ser todo risas, al final ellos también se unieron a la jarana. Mi padre pidió una botella de buen vino y contra las protestas de mi madre, nos convidó media copa a cada uno. Eso más el ron fue nefasto. Terminada la cena, mis padres se fueron para la zona del teatro del hotel donde siempre hay espectáculos para ver. Nosotros decidimos ir a la playa a caminar ya que nuestras cabezas estaban muy pesadas y la verdad es que ya se podía decir estábamos algo borrachitos los cuatro.
Llegamos a la playa, nos sacamos el calzado y comenzamos a caminar todos tomados de los brazos. Yo al medio de las mujercitas. Pronto nos alejamos de la zona del hotel y solo nos iluminaba la luna, era un paisaje espectacular, el mar calmo, cuasi un espejo, la luna blanca y muy llena, una situación idílica pero no éramos novios, solo hermanos.
Pero cuando esta mujeres tienen algo entre ceja y ceja, no hay forma de convencerlas de lo contrario. Y yo ya me había olvidado de la amenaza de mis hermanas Javiera y Luciana. Llegamos a una pequeña cala donde las palmeras casi llegaban hasta el borde del agua, y unos arbustos formaban una protección natural. Los plantan para que el agua no se lleve la arena y los deje sin playas. Nos sentamos allí, prácticamente ocultos de todos. La primera en mostrar sus intenciones fue Javiera, puso música en su celular y se puso a bailar. Se le unió Luciana, quién prontamente descartó su falda quedando en bombacha. No pude dejar de observar lo buena que está mi hermana menor. Tiene un cuerpo muy estilizado, con unas nalgas redonditas. Se unieron las hermanas y danzaban con ganas. Pronto María Inés se paró, se sacó el short y la blusa quedando en corpiño y bombacha. Guauuu, otra modelo, aunque mayor, sus pechos son del mismo tamaño que los de Luciana. Es más grandota de cuerpo debido a su mayoría en la edad, pero también tiene un hermoso culo. Y Javiera para no ser menos, y con bastante alcohol dentro, simplemente se sacó toda la ropa quedando desnuda como dios la trajo al mundo. Las tres hermanas no paraban de reír. Javiera, mi hermana del medio es bellísima, de busto pequeño, pero su culo es más pomposo, redondo y paradito. Muy llamativo. Y obvio que con la actitud de mis hermanas yo no podía ser menos, por lo que me saqué la ropa y me quedé solamente vestido con el slip. Donde para mi desgraciada noche, mi poronga ya hacía un buen bulto. Es que mis tres hermanas ya se encontraban listas para hacerme cumplir lo que en el día en la playa no se había concretado.
Luciana se une a mi en una bachata, Uds. saben que se baila bien pegado uno al otro, es así que mi miembro quedó sobre la vulva de mi hermana menor, la muy turra comenzó a frotarme su concha contra mi palo, se estaba masturbando la muy descarada. Me tenía agarrado por las nalgas y no me dejaba separarme, seguía frota que te frota. Se nos unió Javiera, quien se puso a mi espalda y apoyó su pubis en mis nalgas, y comenzó a besar mi cuello y a tocar mis pezones. Para esto yo estaba totalmente con la pija mas dura que poste de alumbrado.
Se acerca María Inés, y con mucha risa, declara que hay que organizarse, ya que a Ella todavía no le tocó nada de mí esa noche. Y eso desató una bataola, entre las tres me tiraron a la arena, me bajaron el slip y liberaron mi pija que quedó apuntando a la luna. Desesperada Luciana se adueñó de la misma y comenzó a darme una buena mamada. Javiera le discutía a lenguetazos la posición. Mientras mis dos hermanas menores se peleaban por mi rabo, María Inés simplemente puso su concha en mi cara para que le mamara su clítoris. Lo que hice con mucho gusto. En esa situación duré algunos minutos y sin previo aviso comencé a escupir semen a chorros. Los blancos fueron las caras de Javiera y Luciana, sus pechos y mi abdomen, mientras mi hermana mayor se deshacía en un gran orgasmo producto de mi lengua. Que haya acabado no las inhibió para nada, siguieron mamando y prontamente me tenían otra vez excitado con el miembro duro. Entonces la que talló fue María Inés, las ordenó por edad, primero iría ella, luego Javiera y finalmente Luciana. Y habiendo cerrado el trato, se acomodó sobre mis piernas, y lentamente se fue sentando sobre mi rabo, al principio costó un poco que entrara la cabeza en su concha apretada y estrecha, y al penetrarla descubrí que todavía era virgen. Se imaginan que mi experiencia con mujeres era prácticamente nula, mi hermana hizo todo, se acomodó bien centradita sobre mi tronco y pegó un sentón que la llevó a penetrarse hasta el fondo. La cabeza de mi rabo pegó en su cervis y a María Inés se le escapó un gritito, pero no desistió. Se quedó quietecita hasta que se le relajó la musculatura de su vagina y comenzó a moverse adelante y atrás con mucho ritmo, luego de unos minutos ya parecía una anguila y así llegó a su segundo orgasmo de la noche, habiendo logrado eso, se levantó liberando mi rabo que estaba pletórico. Javiera al ver el tamaño de mi miembro medio quiso zafarse, ya que le dio algo de susto. Pero no iba a quedar mal frente a sus hermanas, por lo que tomando coraje, adoptó la misma posición de su hermana, María Inés ayudó centrando la verga bien en medio de su cuevita y le dijo que se sentara. Lentamente Javiera se fue metiendo mi verga, llegó a su himen y no se animaba por el dolor, María Inés mojó su dedo mayor con saliva y se lo enterró hasta el fondo en el culo, su hermana gimió y al alojarse, mi verga penetró su vagina y rompió su virgo. Javiera comenzó a llorar, Luciana entonces se acercó y tomando sus pechos se los acariciaba mientras María Inés le perforaba el culito con el dedo. Al fin se relajó, y aceptó el tamaño de la verga. No atinaba a moverse pero con la insistencia de sus hermanas, inició un lento vaivén, luego ya se izaba y se sacaba media verga, y de pronto inició una cabalgata desenfrenada que terminó en un gran suspiro, un gemido y quedó laxa sobre mí. Había tenido su primer orgasmo producto de una verga. Para esto Luciana estaba desesperada, mas caliente que plancha de los bifes. Prácticamente sacó a su hermana de encima de mí, se recostó en la arena, me hizo colocarme encima de ella en medio de sus piernas, puso los tobillos encima de mis hombros y me instó a que se la metiera toda, pronto. No me hice rogar y sin miramientos acomodé la cabeza de mi pija en medio de sus labios vaginales que brillaban por los flujos vertidos, y empujé fuerte, penetró la cabeza y más de media verga, simplemente en el mismo movimiento tomé su virgo. Ella gimió y se quedó quietecita, hasta que se acostumbró al tamaño del intruso, luego me pidió que la terminara de penetrar. No me hice rogar y se la metí hasta el fondo. Gimió, pero no me pidió que parara. Al contrario. Ella misma salía al encuentro de mi palo ensartándose cada vez más adentro, y tiene la concha tan estrecha que su vagina apretaba mi palo como si fuera una mano pulsante, y no aguanté mucho, al mismo momento que Luciana lograba un orgasmo le llené la conchita de semen, parecía que terminaba nunca de expulsar leche. Deben haber sido cinco o seis potentes chorro. Al sentir mis fluidos, Luciana siguió cogiéndose sola y logró un segundo orgasmo. Finalmente bajó las piernas y quedó tendida al lado de sus hermanas. Yo me pare y fui hacia el mar, me sumergí en ese espejo cálido de agua y me lavé. Pronto me hicieron compañía mis hermanas. Satisfechas las tres me abrazaron y me prometieron que entre las tres se encargarían de que nunca me faltara una conchita o una mamada. Y yo les prometí que siempre estaría dispuesto a cogerlas con muchas ganas. Salimos del agua, tomamos nuestras ropas y desnudos caminamos lentamente de vuelta hacia el hotel. Antes de llegar nos vestimos, y todos abrazados regresamos donde nuestros padres a ver un poco del espectáculo circense. En la parte III les contaré como fue la experiencia del sexo anal de cada una de mis hermanas.
Mmmmm, me dejó caliente tu relato.
Yo teniendo 7 hermanas, núnca pude cogerme a ninguna.
Waaawwww como se dice en México, todo queda en familia!