Nacidos para daar
Prologo de la historia de un par de hermanos que desde siempre les enseñaron a gozar con sus cuerpos y el de los demas….
Desde que tuve uso de razón siempre estuve rodeado de adultos, mis padres eran de la alta sociedad y vivíamos más de fiesta en fiesta de alta alcurnia que lo que pasábamos de familia, mi padre era un vikingo imponente dueño de varias empresas importantes a lo largo del mundo, sus ojos azul profundo y cabello rubio platinado desmontaban almas de una sola mirada, medía 2 metros y algo más, su cuerpo musculado pero siempre trajeado perfectamente dejaba un aire de fuerza y elegancia, su barba perfectamente recortada combinaba con su sonrisa perfecta, era el superhéroe de cualquiera que lo viera a lo lejos, mi madre por otro lado, una mujer estoica, una mujer morena de poco más de 1 metro 70, cabellera larga y lisa hasta la cintura, poco voluptuosa y casi inexpresiva siempre colgada del brazo de mi padre.
El primer día que recuerdo con avidez fue cuando mi madre estaba embrazada de mi hermana, una fiesta en casa, tenía 5 años y la verdad no tenía ganas de estar ahí, quería jugar con el hijo recién llegado de la ama de llaves, Marco, un niño blanco de pelo oscuro de unos 9 años con el que siempre jugaba a escondidas porque mi mamá se molestaba, corrí por toda la casa frenando y caminando como “debía un niño de mi altura”, algo que se me enseño desde la cuna, eso y bajar la cara ante los amigos poderosos de papá, busque por toda la mansión pero no pude encontrar a Marcos así que decidí ir al pequeño cuarto de herramientas de jardín que estaba afuera de la casa, era poco visible así que a veces Marcos se escondía ahí a estudiar para no ser regañado por mi madre.
Al llegar escuche ruidos extraños quejas y sonidos de siseos, extrañado y curioso entre y quede perplejo, en shock y con la boca desencajada, Gilbert el viejo obeso y mano derecha de mi papá en la empresa estaba semi desnudo con el traje arrugado y los pantalones en los tobillos, mostraba sin pudor alguno una verga gruesa y babeante, su cuerpo sudoroso se tensó al verme mientras dos de sus dedos de la mano derecha yacían perdidos entre las nalgas de un Marcos adolorido mientras yacía hincado en 4 sobre una vieja mesa completamente desnudo, Gilbert me hizo una seña de silencio y me dijo con voz ronca y suave: “Cierra la puerta y pasa en silencio”. La verdad sonaba más a suplica que a una orden, sin miedo entre y cerré la puerta mientras escuchaba a Marcos gimotear y al adulto decirle: “Mira ya hiciste que el señorito Ilan viniera con tu llanto, ahora tendré que castigarte frente al por desobediente” sacando sus dedos de su ano rojizo y apoyando aquella bestia gruesa en su lugar, con su mano derecha guio su tranca y con la izquierda tapo la boca del niño y ejerció una fuerza con su cadera tal que su verga se deformo para un lado ante un pujido de Marcos que rápidamente se convirtió en un grito ahogado entre lágrimas cuando aquello pudo desflorar su ano.
Gilbert bufaba mientras avanzaba dentro de los intestinos del niño que pataleaba sin éxito alguno, no podía dejar de ver tan sádica escena asustado y excitado a la vez, el hombre me veía con ojos de hambre mientras empezaba a mover su cadera de un lado a otro y los gritos de Marcos se hacían pujidos dolorosos a cada empuje que recibía, Gilbert me extendió la mano que tenía libre para pedirme mi mano y yo respondí instintivamente acercándome, el gordo viejo me pego a su pierna mientras seguía en su vaivén mientras su mano habilidosa se deslizaba por mi espalda llegando al límite de mi pequeño smoking y volvía a subir despojándome de la primera pieza de él, repitiendo el proceso mientras estaba hipnotizado en la penetración de mi amigo, su mano jugaba nerviosa con el cinto de mi traje mientras me lo desabrochaba y bajaba mi pantalón, su dedo medio se coló por el elástico de mi pequeña tusa a lo largo de mi cintura terminando con la totalidad de su mano en mi culito, susurro: “Quítese la ropa mi señorito” y casi de inmediato me desabroche la camisa blanca y mientras me doblaba al bajarme la trusa sentí su dedo grueso en la entrada de mi ano introduciéndose con fuerza y robándome las fuerzas de mis piernas.
Un fuerte gemido salió de mi boca y su violación a Marcos quedo quieta en sus entrañas, Gilbert comento más para el que para nosotros: “Dios santo se me está haciendo el milagro de destrozar al joven amo” mientras su dedo frenético se movía dentro de mí, de la nada escuche como si abrieran una botella de champan mientras sacaba su miembro del ano de Marcos y le gritaba: “Lárgate mugroso que ya no te necesito” y mientras el niño se arrastraba para bajarse de la mesa me subió de boca arriba a la misma, se veía frenético, introdujo como pudo su dedo otra vez y me dijo: “Joven Ilan por favor permítame apreciar su majestuoso cuerpo, quiero ver su hermoso culito de ángel, tome su piernas y no las suelte por amor de Dios” y llevando mis piernas al pecho las sostuve mientras el pasaba su lengua por los labios, introdujo otro dedo mientras con su mano libre jalaba frenéticamente su verga, yo gemía, me sentía caliente, me sentía rico, Gilbert se puso rojo y saco su dedos de mi ano mientras corrió a mi lado apuntando su verga a mi cara, “Abre la boca niño maricón” me grito de la nada y casi por susto lo hice mientras soltó 2 chorros de líquido espeso blanco que cayó en mi cara y pecho, me pidió que lo tragara y aunque no me agrado lo hice porque mis padres me hacían hacerle caso a los adultos por obligación, me limpio con sus trusas y me vistió diciéndome que guardáramos el secreto o si no mi papá se enojaría con ambos.
Después de ese día Marcos no me hablo en un tiempo y la próxima fiesta Gilbert me invito a el cuarto otra vez e hicimos lo mismo, me metió dos dedos y se masturbo hasta acabarme la cara, al tiempo Marcos me confeso que Gilbert siempre que venía lo “castigaba” por estudiar en vez de trabajar, una vez Gilbert me hizo observar como penetraba a Marcos que estaba amordazado mientras me juraba que “también lo haría conmigo dejándome las entrañas inundadas de leche” cosa que le estaba haciendo a Marcos, con el tiempo Marcos cambio y ya cuando los encontraba follando se escuchaba como gemía y parecía disfrutarlo cosa que me dieron ganas de experimentar pero no paso, mi mamá dio a luz a mi hermana Katya y todo cambio, ya las fiestas pararían por lo menos para nosotros por un tiempo aunque de vez en cuando mi papá jugaba conmigo para que no me sintiera desplazado y los juegos comenzaron a acercarse un poco a lo que Gilbert hacía con Marcos y conmigo, comenzó siendo guerra de cosquillas, paso a jugar que lo cabalgaba hasta sentir su enorme verga en mi culo, cada noche las sesiones de juego escalaban hasta que un día me hizo cabalgarlo ambos desnudos en la oscuridad, su verga gruesa soltaba mucho precum en mi rayita y yo a veces me detenía a sentir su glande en la entrada de mi ano mientras fingía cansancio pero nunca me penetro.
Así transcurrieron los años hasta que mi hermanita cumplía los 3 y mientras bajaba a desayunar para irme a la escuela me la encontré con el jardinero entre las piernas y debajo de la falda de la pijama mientras el joven musculoso le comía la vagina entre gemidos y risas en el mesón de la cocina, cuando él se dio cuenta de mi presencia se disculpó y se fue corriendo mientras mi hermana acalorada se sentaba en el charquito de fluidos que había dejado, se paró a abrazarme y cuando escucho la voz de mi padre corrió a saludarlo, la seguí un poco curioso y la encontré encima de mi papá que estaba en boxer erecto en la sala de la casa, frente a él estaba Gilbert y mi padrino Vincent ambos riendo, Gilbert nervioso y mi padrino más pervertido mientras se agarraba el miembro mirándome a los ojos “Hola campeón, ya eres todo jockey”.
Continuara…
Tiempo esperando por la continuación de esta historia. Me disculpo por no comentar antes.
Está muy interesante, los personajes también. Sí todavía quieres seguir este relato, quiero que sepas que tienes un fiel lector y seguro hay más por ahí esperando y que no comentan tampoco. Siempre voto tus relatos, los espero y los disfruto. Saludos.