Nati, mi nuera. Parte 2: El encargo
En dos segundos repasé toda la historia y pensé en lo que venía. Tendría que hacerme cargo de mis perversos actos contra ella y no tenía cómo escapar de ahí.
En el relato anterior conté como no pude contener mis impulsos y me aproveche del estado de intemperancia de Nati.
Sin embargo, al despedirnos al día siguiente, estiró sus manos hacia las mías y con una dulce sonrisa me dijo «Gracias Chris», luego puso uno sus brazos alrededor de mi cuello, se apegó tanto a mi que pude sentir su pubis en mi pierna y me susurro cálida y sensualmente al oído «Gracias por todo»
Soy Isabel, una travesti de closet. No me considero gay. Pero me atrae tener sexo con hombres desde mi rol de chica. Y tener sexo con chicas en mi rol de hombre.
Este relato lo escribo desde mi lado femenino
Pasaron un par de meses y, en todo ese tiempo, seguimos nuestra vida de manera rutinaria, es decir, no hubo más nada relacionado con lo de esa noche. Sólo que, cuando sabía que la vería, me entraba el pánico. Sin embargo ella, fue como si nunca hubiera pasado.
Un día de una semana cualquiera, mi mujer me pide que vaya a retirar algo a casa de Hans para llevarlo donde su suegro, y que tiene que ser un sábado, cuando el señor esté en su casa, y que no puede hacerlo Hans porque le toca trabajar todos los sábado de ese mes. Que era un encargo de Nati.
Ese mismo sábado temprano pasó Hans por mi casa a dejar a los niños para que Nati no tuviera que traerlos a pie. Ella llegaría más cerca del medio día. Y me pidió si podía hacerles el favor ese sábado para salir de una vez del tema del encargo de su suegro.
Mi esposa llamó a Nati y le dijo que en 15 minutos estaría yo en su casa.
Tomé el auto y me dirigí hacia su casa, no sin cierto cosquilleo en el estómago ya que suponía que estaría a solas con ella.
Cuando llegué, desde la vereda, la vi parada en lo alto de la escala que da a su casa. Ella me saludó con su mano en alto y accionó la cerradura eléctrica para que yo pudiera entrar. Me dirigí hacia la escala y comencé a subir, mientras ella me decía lo agradecida que se sentía porque yo le llevaría el encargo a su papá.
Yo subí mirando los peldaños, pero de tanto en tanto levantaba la vista para mirarla, pues me estaba hablando. En una de esas miradas no pude evitar ver su silueta que se traslucía a través de su holgado vestido y ahí mis demonios volvieron a mi cabeza, y se encendió mi deseo por ella y mi sexo comenzó a ponerse inoportunamente duro.
Al llegar a su lado, cómo lo temí, me saludó de manera habitual, apegando su cuerpo al mío, justo cuando apenas pude disimular mi erección. Me sentí incómoda.
Me invitó a pasar a su casa, y mientras me hablaba de no sé qué cosas, yo la miraba embobada. Alzó sus brazos para ordenar su abundante y bello pelo enseñando sus depiladas y sensuales axilas, sus hombros redondeados, sus ojos gatunos, sus manos delicadas.
El ambiente olía a ricas especias de sus aromatizadores naturales. Olía a limpio. Olía a ordenado. Olía fresco.
Luego me indicó que el encargo estaba en su habitación y me pidió que lo fuera a buscar yo porque era algo pesado y ella no se lo podía.
Caminó delante de mi rumbo a su habitación mientras me hablaba de que los niños habían pedido ir a mi casa para estar con su abuela y almorzar empanadas.
Se detuvo en la puerta de entrada a su habitación y me indico un pequeño baúl que estaba pegado a la pared a los pies de su cama.
Su habitación estaba a media luz con las cortinas cerradas pero las ventanas abiertas y una vela de aromaterapia encendida. Estaba ordenada y limpia, pero cálida pues la luz del sol daba sobre las ventanas.
Entré y me dirigí a tomar el baúl.
Cuando estaba a punto de tomarlo siento que se cierra la puerta. Me vuelvo a mirar y la veo con su espalda hacia la puerta y mirándome con una expresión como de angustia y su rostro encendido, mientras con sus dos manos atrás ponía la cerradura de la puerta.
Creí morir. En dos segundos repasé toda la historia y pensé en lo que venía. Tendría que hacerme cargo de mis perversos actos contra ella y no tenía cómo escapar de ahí. Así que me arme de valor para enfrentarla.
Ahora sí poh, Chris, me dice. Ahora sí. Ahora estamos iguales los dos…
Yo muda y congelada
Ya poh, necesito que me ayudes porque yo estoy cagada de miedo, me dice. No se como hacer lo que quiero hacer. Así que ayúdame, por favor, continuó casi llorando…
Silencio….
Cómo yo estaba muda y congelada, avanzó hacia mí, se descalzó y sorpresivamente, se sacó de un tirón su vestido hacia arriba levantando los brazos, moviendo su cabeza para acomodar su pelo y quedar completamente desnuda.
Ahí quedé aún más confundida
Me mira con sus ojos llorosos y se apego a mi, abrazándome
Abrázame Chris, que estoy muerta de miedo, me dice
Yo con mis manos levantadas sin atinar a nada aún, salgo de mi estado de sorpresa y la abrazo cómo siempre en cada saludo y cada despedida. Solo que está vez mis manos tocan su suave y deliciosa piel, sin ropa de por medio, sin límites.
La abrace fuerte porque quería que se calmara y bese tiernamente su pelo y su frente. Algo hizo click en mi mente, como entendiendo lo que pasaba.
Comencé a acariciar su espalda y su nuca. Y como no se opuso, cerré mis ojos y comencé a disfrutar de sentir su piel, avanzando cautelosamente con mis manos. Reconociendo cada detalle, cada centímetros de su piel. Seguí la línea de su columna desde el cuello hasta el coxis, seguí la línea de su cintura hasta sus caderas y sus nalgas.
Mi deseo se encendió nuevamente y mi sexo comenzó a crecer bajo mi ropa. Hice ostentación de mi erección apegándome más a ella.
Ella seguía quieta, temblorosa, aferrada a mi
Bajé la mirada hacia su rostro y ella también me miró. Leí lo que quería. Baje lentamente hacia su boca ofreciendo mis labios y ella esperó los míos entreabriendo los suyos y cerrando sus ojos. Cerré también mis ojos y la besé suave y delicadamente primero. Ella respondió a mi beso abriendo más sus labios y ofreciendo su lengua.
Ahí, en ese momento, mi control y mi cordura se fueron a la mierda.
Comenzamos a besarnos con tal intensidad que hasta nuestros dientes chocaron más de una vez. Nuestros esfuerzos por besarnos y respirar se convertían en desesperados jadeos. Mis manos querían más de su cuerpo, pero estábamos pegados restregando nuestros pubis.
Nos separamos 2 segundos, nos miramos intensamente. Creo que ambos intentamos descubrir lo que estábamos pensando. Me saqué la polera y la atraje lentamente hacia mí. Ella no dejaba de mirarme a los ojos. Rozamos levemente nuestros torsos desnudos, sentí sus pezones en mi piel, encendiéndome aún más. Acaricie sus pechos suaves y libres.
Nuevamente nos besamos, ahora con más calma, sin dejar de tocar sus pechos. Entonces, sus pequeñas manos buscaron mi sexo sobre mi ropa, palpando, apretando, sintiendo y provocando espasmos en mi.
Nuestros besos eran el soundtrack de está ardiente escena.
Soltó mi cinturón, sacó el botón y bajó el cierre de mi bermudas, y este cayó al suelo. Luego sus manos fueron a mis nalgas y comenzó a bajar mi slip desde atrás, y luego desde el costado. Por último, con mucho cuidado, liberó mi miembro erecto y lo tomó con sus manos acariciándolo suavemente.
Sin dejar de besarnos, la tomé en mis brazos, de frente, y ella cruzó sus pies en mi espalda. Me acerqué a la cama y la dejé sobre ella, sin soltarnos.
Siempre en silencio, con nuestros labios pegados, nos acomodamos en la cama y por primera vez, rocé mi pene con su vulva. Ella empujó con sus piernas para que la penetrara, pero decidí bajar con mis besos hacia sus senos.
Devore, a besos succionados, sus senos. Chupe sus pezones como lactante y mis manos al fin recorrieron ese cuerpo, tan deseado, con toda libertad, especialmente sus muslos que me volvían loca. Su pubis, su clítoris, su vagina, su ano fueron explorados por mis manos y mis dedos, mientras ella sostenía mi cabeza sobre sus pechos con ambas manos jadeando de placer.
Producto de mis besos y mis caricias profundas no tardó mucho en tener su primer orgasmo, arqueando su cuerpo y gimiendo bajito,.
Seguí bajando por su cuerpo devorando su piel, mientras mis manos se esforzaban por recorrerla entera. Su vientre y su pubis llegaron a mi boca.
En un ágil movimiento ella se giró en la cama buscando mi pene. Quedamos ambos de costado. Yo saboreando los fluidos de su vulva y ella devorando mi sexo.
Comenzó a besar, lamer y chupar jugosamente mi miembro, mientras lo introducía y sacaba de su boca, apretando suavemente con su lengua y labios. Sentir el calor de su boca, su lengua y el roce de sus labios, me hizo acabar rápidamente.
Vacíe mi esperma en su boca sin poder ni querer controlar ese intenso orgasmo. Ella no paró de besar y chupar mi miembro mientras recibía mi leche a borbotones.
Yo continuaba lamiendo y chupando su vulva. Mis dedos en su vagina recogieron sus fluidos para facilitar el acceso a su ano. Lejos de evitarlo, abrió mas sus piernas para facilitar la estimulación anal.
Penetre su ano con mi dedo medio y mi pulgar en su vagina, mientras jugueteaba con mi lengua en su clítoris y con mi otra mano mantenía sus labios vaginales abiertos.
Acabó en otro largo y profundo orgasmo, gimiendo y temblando de placer.
Nos separamos quedando tendidos de espaldas sobre la cama. Yo acariciando sus muslos, caderas y pubis, y ella acariciando mi miembro fláccido.
Solté un suspiro desde lo más profundo de mi.
Fantasee muchas veces con estar con ella en esa situación, y no podía creer lo que estaba pasando. Cómo había sido posible que mis manos, en ese momento, pudieran acariciar su suave piel sin reservas.
Ella se giró dándome la espalda. Yo me incorporé sentándome en la cama.
Nati… Nati, le susurre, preocupada. Ella no respondió. Estaba con su mirada perdida
Me acerque y me pegue a su espalda y la abrace con mi brazo libre. Ella tomó mi brazo y lo acarició con su cara. Yo puse mi mano sobre su seno acariciándolo.
Estaba despierta, me dijo, me sentía muy mal y no podía dormir. Sentí cuando llegaste, te sentí cuando me acomodaste la cabeza, sentí todo. Pensé que me lo ibas a hacer ahí mismo. Con eso se me pasó todo mi malestar, solo quería que siguieras, que no pararas, y cuando acabé me dormí. Desde ese día no te he podido sacar de mi cabeza
Otra vez quedé perpleja, congelada, muda, sin más reacción que mi respiración.
Volví en mi cuando Nati llevo su mano hacia mi sexo y comenzó a estimularlo. Su pequeña mano se movió ágil y diligentemente, reviviendo mi deseo y mi erección. Rápidamente tuve mi miembro duro y dispuesto para ella.
Pase mi brazo por debajo de su cuello y comencé a acariciar sus pechos, y con mi otra mano recorrí todo su cuerpo. Ella se acomodó para meter mi pene desde atrás en su entrepierna y me sentí en la gloria al sentir la humedad y el calor de su vulva en mi miembro erecto.
Nati comenzó a mover sus caderas y conforme lo hacía lubricaba toda su entrepierna con el roce de mi pene, gimiendo ardorosamente
Le besé sus hombros, su cuello, mordisquee sus orejas, olí su pelo, todo mientras nos estimulábamos y subía nuestra excitación.
Nati se volvió hacia mí, subió una pierna sobre mi cadera y comenzó a estimular su clítoris con mi pene. De pronto sentí el calor, humedad y suavidad de su vagina en mi glande, lo que nos hizo gemir de placer.
Nos comenzamos a besar desesperadamente. Me subí sobre ella. Juguetee con mi pene en su introito preparándola para el coito
Me miró con su rostro lleno de deseo
Dámelo ahora Chris, me dijo, tomando mi cara con sus dos manos, con expresión de súplica, mirándome ansiosamente, quiero ser tuya ahora.
Volvimos a besarnos y comencé a penetrarla suavemente. Ella llevó sus piernas hacia su pecho y flecto sus rodillas sobre mi espalda, para recibirme mejor, y comenzamos a movernos de manera frenética, descontrolada pero armoniosa, embriagados de placer y deseo. Sentirme dentro de ella, sus jadeos, su rostro desfigurado por el placer, el sueño cumplido, me tenían fuera de este mundo.
Solo atinábamos a repetir nuestros nombres entre gemidos y besos, ojos cerrados y concentrados en nosotros, en el sonido húmedo de nuestros sexos al chocar nuestros cuerpos, en nuestros sentidos, en nuestro sexo, en el placer, en la lujuria del deseo contenido y maravillosamente liberado, en esa entrega sin límites.
Nati repite varias veces mi nombre y luego repite también varias veces, Voy a acabar, voy a acabar, voy a acabar, y su voz se empieza a apagar y se convierte en un enorme quejido de placer por un orgasmo que termina en un llanto mezclado con risa.
Sin dejar de movernos, con nuestros sexos aún enlazados, bajamos la intensidad de nuestros movimientos.
Busqué sus pechos con mi boca y Nati llevó mis dedos a su vagina y luego a su ano, empujándolos dentro de ella. Repitió un par de veces, cada vez más profundo.
Abrió sus ojos, me miró sonriendo maravillosamente bella, tomó mi pene, lo sacó de su vagina, y lo llevó a su ano.
Elásticamente, puso sus piernas en mis hombros y me pidió que la penetrara
Te regalo mi primicia, me dijo. Quiero sentirte por ahí, nunca lo he hecho así
De verdad lo quieres, le pregunté
Si, me dijo, siempre he querido hacerlo así
Comencé a presionar con mi pene para dilatar su esfínter. Yo experta en sexo anal, sabía muy bien como hacerlo.
La penetré paso a paso, lentamente, y en cada avance Nati soltaba un gemido. Una vez que pase la barrera de su esfínter con mi glande, comencé a bombear dentro de ella, cada vez más profundo, y en cada embestida Nati soltaba un quejido o un jadeo
Logre entrar con todo mi sexo, y ya dilatada, todo fue placer, gemidos, jadeos, besos lascivos y susurros posesos, Ella estimulaba su clítoris y yo besaba sus labios o sus pechos. Ella gemía, se mordía los labios y sonreía complacida. Yo buscaba mi punto de placer.
Acaba dentro mío, me dijo, acaba dentro mío, con voz jadeante
Mis emociones se alborotaban con escuchar su voz en susurros tan sensuales, ver su rostro tan cerca expresando placer, poder besar sus labios, sentir su lengua pequeña y poderosa, poder poseerla, y su entrega sin límites.
Comencé a penetrarla menos profundo, para que su esfínter estimulara mi glande y en pocos minutos solté un orgasmo tan intenso que sentí que perdía el aliento, mi corazón palpitando a mil.
Su voz repetía cada cierto rato Ay que rico, ay que ricooo, coronando ese rato de extremo placer, sin noción de tiempo ni realidad. Solo nosotros enfrascados en esta lucha por dar rienda suelta a nuestro deseo
Una vez relajado me salí de ella y me tendí a su lado de espaldas.
La primera frase racional y coherente, de todo ese momento, salió de ella,
Esto es una locura, exclamó!!!
Rápidamente salió de la cama.
Dónde vas??? le pregunté
Voy al baño, me dijo mientras se enfundaba sus chalas
Al rato volvió a la habitación envuelta en una toalla, pasó frente a mi, yo ya me había incorporado y semi vestido, me miró como a la pasada con una expresión divertida y se sentó en la cama.
Agarré mis cosas y me fui al baño. Una vez que salí, me dirigí al living, algo intimidada.
Me senté en una silla, con la mirada perdida en una ventana, tratando de digerir todo ese increíble momento.
Luego apareció por el pasillo, con su caminar habitual de bailarina, aun envuelta en la toalla, sonriendo.
Yo no sabía si reír, si hablar, o irme, qué se yo!!! Esto me superaba a cada instante. De pronto me sentía como un juguete de su deseo. O perdida en el mío.
Se paró frente a mí, con sus pies separados, desafiante, haciendo un lulo con una de sus manos con las puntas de la toalla sobre sus pechos, afirmándola, pero dejando ver una de sus hermosas piernas Su otra mano en la cadera
Que locura, no? me dice
Uf, ni hablar, le respondo
Cómo seguimos ahora? me pregunta
Nati, no se, le digo, seguiría aquí todo el día.
Se ríe a carcajadas y luego se pone sería
Yo también, me dice, y suelta su toalla, la deja caer al suelo y queda desnuda otra vez.
Se acerca a mi y me pregunta
Te quedará energía para una última vez?
Yo quisiera, pero no sé, probemos, le digo, coqueta
Me saca mis bermudas con ropa interior y todo, y se monta de frente en mi sobre la silla.
Me saca la polera y otra vez pegados, desnudos, piel con piel
Comienza a mover su pelvis sobre mi pubis y me pregunta,
Qué puedo hacer para que te recuperes?
Jajajaja, me río. Usa tu boca, le digo, insinuando que me hiciera sexo oral
Pero ella comienza a hablar entre jadeos…
Siempre me mirabas con ganas, me di cuenta desde un principio, a mi me daban cosas en la guata y me mojaba entera cuando te pillaba mirándome, porque me mirabai como si te quisierai meter dentro mío, me decía mientras se movía como para estimular mi pene para que se erectara. Yo, mientras, agarraba sus pechos.
Yo sólo te miraba, le respondí, también jadeando, te encontraba tan bella, tan, tan, tan rica!!! Jajajajaja!!! Cuando te paseabas en bikini me dejabas derretido, te desnudaba con la mirada. Después no podía pararme porque se me notaba, jajajaja
Qué es lo que más te gusta de mi? me preguntaba
Me gustas toda, le respondo, tu cara, tu pelo, tus ojos, tu boca, tu cuello, tus hombros. Iba tocando las partes de su cuerpo que iba nombrando. Tus pechos, tus caderas, tus muslos, uf si! tus muslos y la parte interior de tus muslos!!!. Ahora tu pubis y tu sexo, le decía mientras me concentraba para lograr erección, porque deseo sobraba.
Le tomé su cara con mis dos manos y le digo, Bésame, así me voy a recuperar
Nos besamos apasionadamente. Ella tomó mi pene y lo comenzó a introducir, así medio flácido en su vagina, y en cosa de dos minutos, al sentir su calor y humedad, comenzó a fluir la sangre de nuevo en mi, recuperando su vigor y dureza.
Nati comenzó a gozar de manera intensa. Con ritmo impresionante montaba mi miembro, más el roce de su clítoris con mi pubis le provocaba temblores y cambios de ritmo violentos, y jadeos guturales de placer inexpresable.
De pronto rompió el silencio casi gritando con voz ronca y aguda, Ayyy conchesumadre, voy a acabar, voy a acabaaarrr.
Sentí los temblores de su pelvis y las contracciones interminables de su vagina, que apretaron mi sexo dentro de ella, en un orgasmo casi sufrido
Nati, Nati, Nati, soi tan rica, weon, no se me quitan nunca las ganas de darte y darte, digo, al fin sacando la voz
Ella, casi resoplando de placer, sin dejar de moverse, con su rostro desfigurado, su boca de labios como trompa, por las intensas sensaciones de su orgasmo, me pregunta entre suspiros y gemidos. Cómo estai tú, te falta mucho?
No sé, le respondo jadeando, pero estoy sintiendo mucho.
Un Aaaaaaag, gutural, salió de ella. No lograba terminar de acabar, sus contracciones y sus espasmos continuaban, balbuceos obscenos salían de su boca, totalmente fuera de sí.
Ay, ay, Chris!!! No puedo parar!! Acaba tu porfa!!! me dice
Entonces, sin despegarnos, aún unidos por nuestros sexos, me levanto de la silla, con Nati encima, riendo de buena gana. Busco la mesa del comedor, la dejo de espaldas sobre la mesa y Nati pone sus tobillos en mi pecho y arquea su cuerpo con las rodillas separadas, y comienzo a darle estocadas con toda mi fuerza, saliendo y entrando completamente, con Nati emitiendo un sonido gutural interrumpido por mis embates.
Sus expresiones de placer me estimulaban aún más. Mi sensibilidad fue aumentando y Nati movía su cabeza de lado a lado tapándose la cara con sus manos. En eso aferra sus manos en mis brazos con fuerza, hundiendo sus dedos y comienza a mover su pelvis con movimientos entrecortados.
Me dijo, entre gemidos, Ay guachito, ay guachito, voy a acabar otra vez, voy a acabar… y comenzó a mover su pelvis al ritmo de sonoros jadeos guturales, terminando en un último movimiento acompañado de contracciones vaginales que provocaron en mí también un sonoro orgasmo, y vacíe mi esperma dentro de ella copiosamente y nos mantuvimos ahí sintiendo nuestros espasmos y contracciones por unos minutos hasta que yo ya no tuve más que entregar.
Apoye mis manos sobre la mesa, jadeando, recuperando el aliento, con Nati aún teniendo contracciones, pero ya con su cuerpo relajado.
Tomé sus piernas que estaban sobre mis hombros y salí de ella suavemente, y nuestros fluidos se derramaron en el borde de la mesa y la alfombra.
Estirando su mano, Nati tomó un paño de cocina que colgaba del respaldo de una silla y lo puso bajo su vulva y se bajó de la mesa con mi ayuda. Yo tomé una punta del mismo y limpie mi sexo empapado.
Nati exclamó, dándole una mirada entre sus piernas, Oye, esto es como un litro!!! Jajajaja!!!
Me dejaste seco, le respondí, ya más confiada.
Creo que ya debemos irnos, le dije
Chuta!! Exclamó ella, yo ya me he ido como cinco veces!!! Me dice, riéndose divertida
Ya, voy al baño, le digo
¡Espera! me dice tomándome del brazo, y pegándose a mi. Es que no se que me pasa, pero me quedaría aquí tirando contigo todo el día. Te gustaría? Me pregunta pícara
Es la novedad, le dije. A mí también me gustaría, pero hay que dejar algo para después, porque habrá un después, o no???
Si me preguntai ahora, habrá muchos después, me responde reflexiva
Ya, viste? Le digo. Quieres otra? Jajajaja
Ella muerde sus labios y me responde,
Ay, si, pero mejor vámonos porque ya me entró el pánico y van a empezar los llamados por teléfono, y no quiero…
Ya, Ok, le digo. Voy al baño y después donde tú papá
Ya, me dice, apúrate!
Al rato, tomé el baúl, que estaba vacío, y lo lleve dónde el papá de Nati
Excelente historia entre Nati y Cris la fui imaginando tal cual pasaba y la verdad fue muy rico lo sucedido, seguiré leyendo los demás relatos
Saludos