No era lo planeado 4
mi pequeña cuñada despierta mis deseos por niñas pequeñas.
el tiempo pasó y en un parpadeo nuestros mellizos habían cumpliendo cuatro añitos, pero como ya que ellos habían crecido un poco más las veces que lo hacíamos era menos porque Yaritza no querían que nuestros hijos no escucharan tener sexo sobre todo por sus gemidos y como estaba de acuerdo con ella pues así no despertar tan temprano la sexualidad de nuestros hijos por lo tanto de vez en cuando me echaba un buen pajazo para calmar las ganas y a veces que me le arrimaba a mi mujer hasta que me la terminaba cogiendo.
Yo solía trabajar entre 8 a 12 diarias con dos días libres. Yaritza para también ayudar financieramente también empezó a trabajar y una vez a la semana íbamos a casa de nuestros padres a veces nos quedábamos de un día para otras solo era una pequeña visita de varias horas para que los niños vieran a sus Abuelos, pero lo que ellos les gustaba era jugar con su pequeña tía Claritza que ya tenía 6 añitos, Claritza era la tercera hija de Maritza la mamá de Mariela y Yaritza. Las veces que visitábamos los mellizos se la pasaban todo el tiempo junto a su tía, aunque las peleítas nunca faltaban, pero como todo niño a los minutos de haber peleado por algo estaban juntos nuevamente.
Meses después luego del séptimo cumpleaños de Claritza se vino en las vacaciones a pasarla con nosotros más bien con sus sobrinos, desde que Yaritza empezó a trabajar le pagábamos a una vecina para que cuidara a los niños pues habíamos agarrado confianza con ella y nos llevábamos bien. Semana después los días libre de Yaritza difirieron de los míos por lo que me tocó a mi cuidar a los muchachos, el día transcurría con total normalidad al punto del aburrimiento mientras que los niños jugaron e hicieron bastante ruido hasta quedar dormidos así que para aprovechar el tiempo puse una película porno en el DVD. Con una sola escena ya la tenía bien dura y me empiezo a hacer una paja lentamente con pausas esporádicas y de la nada Claritza entra al cuarto e hice un vago intento en taparme y por desespero no pude quitar la peli solo apagué la tv.
—¡sabes que deberías tocar la puerta! —, y me subo el rápido la ropa interior junto con el pantalón.
—es que se me había quitado el sueño y quería ver la televisión contigo—.
Simplemente no sabía que decirle, la culpa había sido mía por no ponerle seguro a la puerta así que me había dispuesto a ir a la cocina por un vaso de agua y en el momento que voy por la puerta escucho aun reproduciéndose la película rápidamente voy y apago quito el DVD y guardo el CD y voy a la cocina.
—¿así lo haces con mi hermana? —.
—¿Qué preguntas son esas?, eso son cosas para gente grande—.
—yo ya soy grande—.
—no, aun eres una niña y no deberíamos estar hablando sobre estas cosas—. Así que regresé al cuarto y poco después ella entra.
—¿y no vas a terminar? —. Estaba un tanto extrañado con la pregunta, —¿terminar qué? —.
—lo que estabas haciendo, pues aún se nota que la tienes parada —.
—ya se bajará solo—, mentira mientras siguiera hablando del tema no se me bajaría.
—eso no es lo que había escuchado—.
—¿y qué has escuchado? —, cada vez tenía más curiosidad de lo que sabia mi cuñadita.
—pues de que tienes que botar la leche para que se baje, así como en la película—, la escena que ella había visto era la mujer siendo cogida de perrito hasta que le acabaron en la espalda.
—Yaritza no está para que me lo baje—, y me rio un tanto nervioso.
—yo puedo ayudar, es fácil—.
yo ya no estaba pensando claramente, estaba excitado desde antes y con esta mocosa ofreciéndose a pesar de que las niñas no eran de mi gusto me tenía la verga super dura por lo que me termine sacando la verga —¿segura? —. y se me acerca toma mi verga y jala todo hasta abajo (un poquito más y me iba a terminar viniendo). Continuó haciéndolo un poco más hasta que le tomo las manos para no salpicar todo, pero veía como se deslizaba una buena cantidad de leche por mi verga, me levanto rápido y me llevo a Claritza al baño para lavarnos mientras me lavaba a la vez que se me aclaraba la mente pensaba (anteriormente ninguna paja me había hecho botar tanto como esta vez).
—viste que si sabía—, Claritza menciona toda orgullosita.
—está bien, pero no le cuentes a nadie sobre esto—, así como tenía la satisfacción de haberme corrido más que antes también el sentimiento de culpa era mayor.
En el resto del día no podía sacarme de la mente lo que había, así como la erección que me provocaba cada vez que recordaba.
En la siguiente tarde tenía ganas de que mi sobrinita repitiera lo que había hecho simplemente que no veía hueco para inducirla nuevamente porque los niños andaban despiertos así que debía conseguir el momento adecuado.
—tengo ganas de hace pipí—.
Escucho Claritza decir eso en el cuarto de los niños por lo que me metí rápido al baño y me la comencé a jalar, segundos después entra y se sorprende al verme —¡ay!¿por qué estás acá? —.
—¿acaso no ves? —.
—es que necesito hacer pis—, lo decía cruzando sus piernitas.
—ok, está bien. Tampoco es que quiera limpiar si te meas en el piso—, me levanto y ella se sienta rápidamente quedando a la altura de mi verga, —ya que estás acá me podrías ayudar como ayer—, ella toma mi verga y comienza a masturbarme mientras la escucho orinar, al terminar de orinar ella suelta mi verga para limpiarse y luego irse, —¿Qué, ya te vas a ir? —.
—si—.
—termina acá primero—.
—es que no tengo ganas de hacerlo, se me cansa los brazos—. Estaba más que excitado y no tenía ninguna intención de que la cosa acabara así, mañana tendría que ir a trabajar y de seguro no tendría otra oportunidad en un tiempo hasta quedarnos a solas nuevamente, —si te quedas les compro helado ahora de esos que te gustan—. Y entusiasmada me dice que sí, ella se disponía a sujetarme la verga otra vez, pero le dije que haríamos algo diferente, hice que se parara apoyando sus manitas en la pared y juntara sus delgadas piernitas.
—¿Qué vamos a hacer?—, pregunta ligeramente nerviosa.
—tranquila, esto será rápido—, y dispongo a pasar mi verga por toda su rajita llenándola de mi liquido pre-seminal a la vez que se ligaba con los restos de orina.
—me haces cosquillitas—, lo dijo un tanto graciosita.
—¿por dónde?—, y le doy rápidos pincelazos tanto como por su vaginita como por su culito.
—por los dos lados, pero adelante me da más adentro incluso como si quisiera rascarme—.
—¿entonces te gusta? —, ella asiente con su cabecita, —a mí también me gusta, tienes la piel muy suavecita—.
—¿a ti también te dan cosquillitas? —.
—algo así, pero lo mejor es al final—, y paso completamente mi verga por su entrepierna hasta que se asoma la mitad por delante de ella, —mira, ahora tienes pipí, ahora no, ahora sí. Dale apriete un poco más tus muslos—, como no lo mantenía apretado mucho tiempo hago que cruce sus piernas y comienzo a darle rápidos vaivenes mientras jadeaba y de pronto tomo una de sus manos y me la pongo en la punta de la verga al correrme, —mierda, que delicia…— decía entre gruñidos.
—siempre sale calientita—, lo dice con un tono un tanto inocente, —pero da asquito lo baboso que es—, y se lava rápido mientras yo limpiaba lo que había caído al suelo. Luego salimos y regreso a mi cuarto a pensar para calmar un poco el sentimiento de culpa que tenía y me rio solo al pensar en lo inmoral que me había vuelto e incluso me sentía hipócrita ya que quería hacer más con Claritza porque siendo tan menor respondía muy bien sexualmente y su curiosidad lo hacía más excitante.
más tarde tuve que bajar a la tienda a comprar el helado que le había prometido.
Lamentablemente tuvo que pasar un par de semanas para tener la casa sola con los niños y en esas dos semanas pensaba en que hacerle, ese día como Yaritza trabajaba me tocó hacer las compras y había olvidado las tarjetas. Ella era cajera en un super por lo que era habitual que ella hiciera las compras, ya mientras hacíamos las compras el fastidio de los niños pidiendo cosas era inevitable por lo que preferí dejar a los mellizos junto a su madre, —si se portan bien les compro un dulce—. Entretanto mientras continuaba comprando cuando pasamos por el pasillo de chucherías a Claritza se le antojaron unos chocolates en tubo tipo Nutella. —no, no. Ya compré esto y si te ven también se van a antojar—.
—anda, no seas malo—.
—ya dije, así que déjalo—.
—y jugares contigo—. Escuchar eso me quitaron años de vida mientras veía alrededor lo más disimuladamente posible por si había alguien cerca, afortunadamente no había nadie así que me relaje un poco y le susurro. —no digas esas cosas, recuerda que es un secreto—.
—¿pero que dije? —.
—eso de jugar conmigo—.
—se escucha feo y nos puede meter en problemas— a la vez que pensaba (el que se meterá en problemas seré yo), a la final dejé que tomara el chocolate que quería y se le veía su carita toda alegre —por eso te quiero tío—. y me rio, —¡ah…!, así que me quieres porque te compré el chocolate entonces como es así regrésalo—.
—ay no seas malo sabes que yo te quiero—, y me reía junto con ella.
Ya luego de pasar por caja me despedí de mi mujer, cuando llegamos a la casa todos me ayudaron a desempacar sobre todo para agarrar sus dulces, pero el que pidió mi Claritza lo tomé primero y le digo: —para después—, y hace un pequeño puchero. Rato después ella pregunta cuando le daría su chocolate y le respondí luego de hacer lo de siempre.
—entonces cuando lo haremos—.
—está bien, pero tendrás que hacerte la dormida en mi cuarto para engañar a los niños—, y ella me sigue el juego, me pongo al lado de ella con la tv en bajo volumen y nos quedamos así un par de minutos hasta que preguntan por ella y le hice seña de que hicieran silencio.
—se quedó dormida—, y ambos salieron de la habitación, apenas cerraron la puerta me saqué la verga y Claritza se bajó un poco su pantalón con su ropa interior y comencé a pasar mi verga por su entrepierna mientras seguíamos de lado por varios minutos.
—¿Por qué te gusta hacer esto? —, me pregunta ella.
—¿no quieres? —.
—no es eso es que es raro, mis amigas de la escuela hablaron una vez sobre la primera vez y esas cosas. También la película que veías la otra vez se veía que hacían algo como esto, pero diferente—.
—es que en esa película lo estaban haciendo de verdad, el hombre se la metía de verdad por la vagina—.
—he escuchado que duele—.
—sí, la primera vez, aunque tranquila no haremos eso, sabes que hagamos otra cosa—, le quito su pantalón y me le pongo en su entrepierna mientras ella se tapaba su tierna vulvita, vamos quita tus manitas. —¿Qué vas a hacer? —. —tu solo quita—, y le aparto una mano y ella quita la otra y me dispongo a darle suaves lamidas, —¡ay tío por ahí hago pis! —. Y continúo lamiendo, eventualmente siento como se le humedece más y más, —¿te gusta? —, le pregunto y me asiente con su boquita entre abierta mientras tenía su rostro todo ruborizado y con el cabello todo desaliñado y se retorcía cada vez que metía mi lengua.
—me siento rara y me pica por dentro—, y dispongo a meter un dedo a la vez que la mía y ella comienza a retorcerse mientras jadeaba más fuerte después de un buen rato Claritza estaba toda sudada y jadeante.
—¿te gustó? —.
—fue raro, pero se sintió mucho mejor que las veces anteriores—.
—¿crees que puedes hacer lo mismo? —, y le muestro mi verga bien erguida rebosante de líquido pre-seminal el cual me limpio para que no le diera tanto asco. Ella se acerca en silencio me toma la verga y noto que lo huele.
—no me gusta como huele—.
—entonces no lo huelas, respira por la boca —, y poco después siento su lengüita rozando mi verga a punto de explotar.
—no solo lamas tratad de metértelo en la boca—, veo como su pequeña boquita cubre completamente la cabeza varias veces, aunque no chupaba como tal, pero aun así de esa torpe felación era muy excitante y por ende me vine en su boca provocando que se ahogara.
Mientras ella tocia yo evitaba que el resto cayera en la cama.
—esto sabe feo—, y se va a lavar la boca as su vez rápidamente limpiaba el desastre que había hecho, —¿Por qué no lo echaste afuera?, eso sabe feo—.
—¿en serio?, supuse que te gustaría porque como tu tía se lo traga—, una mentira barata a ver con que me salía.
—¿de verdad?, se toman eso. Es amargo y baboso—.
—tampoco pude aguantarme, se sentía rico como lo hiciste por lo que se me terminó saliendo todo—.
Una semana después llevamos a Claritza de regreso con su mamá.
Lamentaba no vivir más cerca de ella, pero ya llegarían otras oportunidades y a pesar que Yaritza era bien caliente en la cama cada vez lo hacíamos menos, pero eso son cuentos para otro rato.
Que buena esta siendo te historia, espero que la conviertas pronto en una adicta a tragar lefa, y ummm en un futuro preñarla para que siga la tradición