NUESTRA MAYOR PERVERSIÓN ES UN SECRETO (Parte 4) ellibrodegonzo@gmail.com
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Luego tomé el otro consolador, que era más corto y de un solo borde, éste se lo puse entre las piernas apuntando hacía su entrada vaginal, ella acercó su vagina y yo con un par de dedos introduje fácilmente el borde de ese consolador en su entrada vaginal, luego deje que ella hiciera el resto yo solo sostuve el consolador pegado a la alfombra, ella sola se balanceaba sobre el consolador y éste le cabía perfectamente dentro la vagina, entraba y salía de su interior deslizándose con total soltura. Sus jugos vaginales dejaban lustroso el rededor del consolador conforme salía y entraba de su vagina.
Esa vagina tan excitante, tan abierta, me dejaba ver como entraba y salía de su orificio aquel consolador y a momentos me permitía ver dentro de su orificio mientras ella montaba sin descanso sobre el objeto en cuestión, del gusto que me causaba la bese en el brazo muy cerca del hombro, ella me miraba sonriente y dirigía sus ojos hacia abajo como invitándome a que siguiera viendo el espectáculo de su vagina clavándose en el consolador. Mi hermana movía el pelo hacia un costado, abría la boca gimiendo y sacudía el culo clavándose el consolador en su vagina, se estremecía y lentamente iba bajando la intensidad de sus penetraciones y ya no movía con tanta intensidad sus nalgas. A lo así su ano empezó a relajarse y comenzaba a salir el consolador que tenía enterrado en su interior, gradualmente se dejaba ver primero el borde, como un tapón que cubría desde adentro su entrada anal y expulsaba hacia adelante la piel fruncida del borde de su ano. Se ponía a expulsar el consolador de su ano haciendo un poco de fuerza y cuando el borde de aquel consolador se dejó ver completamente fuera, el resto salió resbalando del interior de su ano, con su propio peso ese enorme consolador se deslizo hacia abajo recargándose sobre el otro consolador. Sin embargo, y después del último esfuerzo que hizo se puso a derramar unos finos chorros de pis que fueron a dar sobre los dos consoladores y yo le dije: “Sí, realmente eres una sucia” y luego me quede mirando como ella se sonreía del gusto al escucharme decirle eso.
Ambos consoladores resultaron mojados con sus chorros de pis. Su ano quedo dilatado y le palpitaba, abriéndose y cerrándose como la boca de un pescado. Después de darle unas cuantas palmadas más en las nalgas, volví entre sus piernas y tomando sus labios vaginales entre mis dedos le dije: “¿Por qué no terminas de orinarte?” y removí sus carnosos labios vaginales para excitarla y así se volviera a orinar sobre la alfombra y los consoladores que aún se mantenían bajo su vagina, me había puesto tan próxima a sus genitales que desde ahí podía ver no solo el interior de su vagina, sino también su uretra que parecía dilatada y carnosa, tenía como una corona de piel a su alrededor y se mantenía humedecida por el chorro de pis anterior pero también por su excitación. Comenzaron a salir los chorros de pis que tras dispararse como una cascada iban a perderse encima de la alfombra, de inicio más allá de los consoladores pero conforme el chorro disminuía llegaba a mojar los consoladores, ver la meada de mi hermanita me excitaba tanto que yo misma me tocaba, y sin aguantarme las ganas que tenía de probar su meo, cuando acabo de chorrearse me acerque a limpiar los alrededores de su uretra con mi lengua y al mismo tiempo tome ambos consoladores y también me puse a lamerlos y chuparlos, me encantaba sentir el sabor de mi hermanita con ese su aroma tan penetrante que quedaba impregnado en mi lengua, a lo así seguí lamiendo esos consoladores y se me unió ella poniéndose a lamer sus meos a mi lado, nuestras bocas se encontraban y se juntaban conforme lamiamos esos consoladores, recorríamos esos consoladores con nuestras lenguas, los dejábamos limpios de todo rastro de sus meos, y terminamos regalándonos unos besitos.
Luego yo me acomodé de espaldas sobre la alfombra, con las rodillas flexionadas y las piernas separadas, encima vino ella que se acomodó por un costado mirando mi vagina expuesta. Prácticamente se metió entre mis piernas y puso su mano encima de mi vagina, frotaba con sus dedos mi raja, eso hizo que de inmediato mi clítoris despuntara y mis labios vaginales florecieran, pasaba intensamente su mano por toda mi vagina y al llegar a mi orificio no dudaba en meterme sus dedos dilatando mi entrada, luego los sacaba frotando toda la parte de en medio de mi raja, pasando con sus gloriosos dedos por encima de mi uretra hasta alcanzar mi clítoris, donde prestaba especial atención frotando con la yema de sus dedos en forma circular, mi clítoris resbalaba y se perdía entre esos dedos y mi humedad, sentía tan sensible y tan hinchado aquello que me estaba quemando por dentro, pero ella no dejaba de manosearme y después de hacerme eso bajaba su mano por entre mis labios vaginales, llegaba otra vez a mi dilatada y húmeda entrada vaginal y volvía a enterrarme sus dedos, penetraba fuerte, yo podía sentir sus dedos ahí dentro y eso me causaba una ola de placer interior, una ola que sacudía mis entrañas, me hacía estremecer y terminaba desbordando mi vagina en una tremenda descarga de secreciones que se iban a derramar sobre la mano de mi hermana.
Aprovechando toda esa mi humedad en su mano ella juntaba todos sus dedos en medio y me los metía en el coño, mi dilatada vagina no se resistía, recibía todos sus dedos, con eso me hacía gemir descontrolada y presionaba su mano sobre mi vagina para que siguiera dilatándose y metía más adentro sus dedos juntos, mi vagina para recibir sus dedos se abría ahí dentro. Y sin mucho esfuerzo ella metía su mano en mi vagina, yo separé más mis piernas para recibir toda su mano ahí dentro, de mi vagina no dejaban de segregar fluidos que empapaban su mano y la dejaban resbalar con facilidad en mi interior. Mi vagina ya era suya, yo sentía que con cada movimiento que hacía de su mano mi vagina se abría por dentro, ella hurgaba dentro de mi vagina, manejaba a voluntad su mano ahí dentro, revolvía y frotaba las paredes de mi vagina, iba y venía haciéndome sentir más que excitada con su mano.
Dejó de mover su mano ahí dentro y se acomodó mejor a mi costado para acercarse con una de sus tetas a mi vagina, sin sacar su mano de mi entrada vaginal asomo su teta por encima, con su otra mano tomo su pecho y ajustándolo dejo que despuntara su pezón para ponerlo encima de mi hinchado clítoris, cuando sentí llegar su pezón sobre mi clítoris me vino una sobre excitación incontrolable que me puso a mover mi vientre y mis caderas, quería que su pezón rozara por encima de mi clítoris. Y me meneaba, y ella también movía su dorso para pasar con su pezón encima de mi clítoris, aquello me puso muy excitada, mis pezones endurecieron, mi abdomen se puso rígido, arquee mi espalda, eleve las nalgas, y me solté en un gran orgasmo sobre su mano, gritaba de placer como una loca y más rozaba su teta sobre mi vagina y más me venía sobre su mano, quede exhausta sobre la alfombra.
Volví a sentir el cuerpo de mi hermana que ahora descansaba encima del mío, su mano aún no había salido de mi vagina, la sentí ahí dentro cuando ella volvió con sus fricciones al interior de mi vagina, agitaba su mano hacia adentro y hacia afuera sin parar, me estaba dando una buena masturbada, pero no era solo eso. Con su boca busco mi raja, lamio por arriba de mis labios vaginales, eso me volvía a poner muy excitada, sentir su húmeda lengua acometer encima de esa piel tan sensible me producía un cosquilleo profundo, su mano y su lengua no paraban de restregarse tanto dentro como fuera de mi vagina. Yo sabía que a mi hermana aparte de mamar mis tetas llenas de leche algo que también le gustaba era lamer y degustar mi uretra, así que rápidamente la sentí concentrar sus lamidas ahí, con su mano empujaba por dentro hacia su boca la zona de mi uretra, eso me produciría un nuevo orgasmo, conforme ella iba lamiendo y a la vez invadiendo mi vagina con su mano mi cuerpo empezó a temblar, mi uretra se puso sensible, parecía que se ponía flácida la piel a su alrededor y sentía que aquel pequeño orificio se ensanchaba, temía terminar orinándome en la boca de mi hermanita, pero por suerte no fue eso, sino una excitación descontrolada que venía desde mis entrañas y me hacía perder el control de mi propio cuerpo dejándome librada a la boca de ella sobre mi uretra y a su mano dentro de mi vagina, me perdía conmocionada en tanta excitación, me quemaba por dentro, mi cuerpo convulsionaba con cada embestida de su mano y su lengua, me producía una furia tal que mis gemidos desgarraban mi garganta, no paraba de gritar, de moverme hasta que me vino el orgasmo y solté mi cuerpo.
P.D. Aquí les dejo un adelanto de la parte 5 que no publicaré:
Saco el consolador de su boca y me lo ofreció, como ya estaba lubricado por su boca lo lleve directo a mi vagina, luego me miro y miro como masturbaba mi vagina y me ofreció el consolador que acababa de sacar de su coño, yo lo tome, le di una chupada y como ya tenía el otro consolador ocupando mi vagina lo lleve hasta mi ano para hacerme una doble penetración, mientras mi hermana disfrutaba de verme hacerlo.
Si quieres leer completo éste lujurioso relato que viene en formato de libro digital con imágenes incluidas, escríbeme a mi correo y pídemelo por su título: ellibrodegonzo@gmail.com
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