NUESTRO ENCUENTRO II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XCITANTDLC.
Recuerdo que era 15 de septiembre, la noche mexicana donde las cosas de la vida son tan cambiantes, estaba saliendo con un chico muy agradable el cual me había invitado ir a dar el grito al zócalo, todo iba también hasta que tuve un pleito con él, sus celos lo ponían mal, creí en tanta belleza que no podía ser cierta toda la magia se había rompido.
Me sentí destrozada y mi mundo se vino abajo, así que triste y con la moral destrozada llegue a casa y para mi sorpresa ahí estaba mi hermano mayor, y que por lo visto tenían una fiestecita; estaban tomando mi primo Andrés, su esposa y el.
El ambiente estaba muy bueno, cuando me vieron entrar notaron rápidamente mi tristeza y me invitaron a tomar, diciendo que por lo menos con eso se me olvidarían las penas.
Y así lo hice.
Durante todo ese tiempo, note algo extraño en la mirada de mi hermano.
Yo estaba vestida con unos jeans y una camisa blanca, nada fuera de lo normal, pero notaba con insistencia su mirada y cuando volteaba para tomarlo in fraganti él se hacia el desentendido.
Al cabo de un rato me empecé a sentir bastante tomada, optando mejor por irme a acostar.
Estaba aún vestida cuando escuche a mi hermano despedir a mi primo y esposa y nuevamente entrar a la casa
Llegó directamente a mi habitación para preguntarme ¿Cómo te sientes? Más le respondí Medio mareada, ¿ya se fueron? Ya, Oyes, ¿sabes qué?, yo también me siento muy mareado.
Me voy a quedar, no quiero manejar en este estado.
Él se acostó a mi lado y empezamos a platicar.
Valery, me dijo, ahorita que llegaste y al verte así, tan triste me hiciste pensar y reflexionar en muchas cosas.
Realmente no me gusta verte así, eres tan, tan fuerte, tan dueña de ti misma, que me duele por lo que estás pasando; termino diciendo.
Empecé a hacer memoria y no podía recordar ninguna ocasión en la cual nos hubiéramos puesto a platicar de un sin fin de cosas, tan tranquilos, tan amenos; pero por alguna razón esta situación me agradaba.
Lo que me decía y de la forma como me lo decía, aunado a los tragos que traía en la cabeza, empecé a sentir, sin querer, mariposas en el estómago.
Me deje llevar únicamente por mi instinto y por mis hormonas, que para esas alturas estaban cargadas completamente por ese pensamiento morboso y excitante de tener a un hombre tan cerca, en mi casa, a la mitad de la noche, en mi propia cama, solitos, con algunos tragos en la cabeza y sin importar realmente y en absoluto que fuera mi propio hermano.
La habitación se empezó a llenar de sexo, empecé a tener una necesidad interna por sentir sus manos encima de todo mi cuerpo, de sentirlo más cerca de lo que ya lo tenía.
Mi raja ya se había empezado a mojar, signo inequívoco de la calentura que sentía.
No fue necesario decirle más, nos quedamos viendo por unos segundos y de repente, como algo ensayado muchas veces, nuestras bocas se juntaron y nos empezamos a besar, disfrutando los dos de esa calentura tan intensa y prohibida que traíamos por dentro y de la cual no encontrábamos la forma de saciarla, más que así, únicamente así, de esa forma, de esa forma incestuosa.
Yo le acariciaba la verga sobre el pantalón y el, con una maestría increíble, me semidesnudo, quedando mis pechos y pezones a su vista.
Al hacerlo, se deleitó viéndolos, me miro a los ojos y sabiendo mi respuesta se abalanzó sobre ellos, empezándomelos a comer y a besar de una manera rápida y gustosamente dolorosa al principio, pero suave y reconfortante conforme se saciaba de ellos.
Así, después de un buen rato y siguiendo con nuestro manoseo y nuestra calentura al límite, desabrochándome el pantalón, metió su mano y me masturbo de una forma tan riquísima e increíble, que me vine varias veces.
Al igual que yo, él disfrutó con mis masturbadas, terminando con una corrida sensacional.
De repente, sin avisar; Antonio me clava de un solo golpe, su majestuosa verga, soltando desde lo más profundo de mi garganta un pequeño grito de dolor y satisfacción, mi hermano no paraba de bombear con fuerza su verga dentro de mi raja, nadie decía nada, cada uno estaba disfrutando nuestras miradas se cruzaban y nuestros jadeos y respiraciones agitadas junto con los chapoteos de nuestros sexos nos delataban, nos veíamos y disfrutábamos de todas las caricias dadas y recibidas a nuestros cuerpos completamente excitados.
Al final, Antonio culmino todas sus ganas e inundó mi panocha de su delicioso y abundante semen.
Minutos después de haber tenido ese rico encuentro yacía desnuda sobre la cama, mi hermano regreso.
Deje mi panocha desnuda ante los ojos de mi queridísimo hermano.
Me vio, se acercó lentamente hacia mí y sin quitarle la vista de encima, se tumbó sobre mí y de un solo golpe me la metió.
Al sentir que me penetro nuevamente con su verga, cerré mis ojos y me tuve que morder los labios nuevamente para no gritar.
Se la apretaba con fuerza para sentir por dentro como me rozaba, le pedí que lo hiciera más rápido y más fuerte, creo que con mis gemidos y de la forma en que me movía, aunado con las palabras que utilice para decírselo, fue mucho para el pobre, porque como a las tres metidas, se vació dentro de mí y vaya que se vació, sentía parte de su leche y mis jugos, escurrir por mis piernas.
Me la iba a sacar, pero no lo deje, quise seguir sintiéndolo por unos segundos más dentro de mí, hasta que su verga perdió su dureza y se escurrió por sí sola, aprovechando en esos segundos, el meterme mano a mis tetas y estármelas sobando deliciosamente.
Así me dormí, con el semen de mi hermano dentro de mí.
A los dos meses me sentí algo mal, me sentía con nauseas, y vomite varias veces; para mí mala suerte ese día iban llegando mis padres y desafortunadamente me vieron que estaba vomitando, solo le dije a mis padres que seguro me había hecho mal los camarones que habíamos comido un día antes, pero el solo nombrar camarones me dio un asco que termine vomitando en el baño, ellos se asustaron, y dijeron que mejor íbamos al doctor hizo una llamada y nos dispusimos a salir.
Durante el trayecto al médico comencé a reaccionar, sabía que estaba pasando, me acorde que el mes pasado mi regla no me había bajado.
Por tantas cosas sin pensarlo, al parecer sin haberlo prevenido, creo que termine embarazándome de mi hermano mayor, tenía todos los síntomas de una mujer embarazada, me quede paralizada, pensando que habíamos actuado como adolescentes tontos solo nos dejamos llevar, y no tuvimos precauciones y ahora estaba las consecuencias, quería llorar pensé que mi vida estaba terminada, sé que a la vez tenía mucha alegría ya que tenía en mi vientre el producto de un amor prohibido pero de todas formas de un amor profundo entre un hombre y una mujer.
Llegamos al consultorio, ahí me reviso, me hizo una prueba y en efecto salí positiva, mi padre hizo un gesto de enojo.
Al salir del consultorio mi padre me dijo que quería conocer al padre de mi hijo que quería se hiciera responsable de esto, mas perdida en mis pensamientos sabiendo que era un imposible, que si se enterara de la verdad seria el fin de la familia, parecía que la vida se había encargado de hacerme una mal jugada.
Que lo que había empezado con un chantaje hoy después de varios años me encontraba enfrentado el mayor temor de mi vida pues esta situación me ponía entre la espada y la pared.
Mi mundo se tornaba gris, mi padre enojado me exigía presentarle al su so dicho, el me miraba por el retrovisor mis ojos se llenaron de lágrimas que rodaban por mi mejilla.
Sumergida en mis pensamientos, analizando y reflexionando la mejor respuesta de mi vida me hacía permanecer en absoluto silencio, meditaba cada palabra, cada silaba; por fuera viviendo el temor ante mis padres, mas por dentro llena de la dicha al saber que sería madre, madre de mi propia sobrina.
Pensaba que tan difícil seria mentir o decir la verdad cuál de las dos opciones sería la mejor para mí y para mi bebe; por un lado ver la felicidad de mi familia y por el otro romper esa dicha y tranquilidad de mis padres.
El tiempo transcurrió que ni cuenta me di cuando llegamos a casa, al entrar en ella mis hermanos viendo televisión y al verme la cara de preocupación de mi madre y la de enojo de mi padre, preguntaron ¿Qué sucede? A lo que mi padre les respondió ¿cómo es posible que ustedes no hayan cuidado de su hermana? Que en sus propias narices le hayan arrebatado a mi princesa; mis hermanos no entendían nada, estaban sacados de onda, hasta que Antonio le dijo: de que nos hablas papá, a lo que este les dijo ustedes me dirán quien es ese desgraciado que deshonro a la niña porque de seguro lo conocen quien es el padre del hijo que espera su hermana y en ese momento mis labrios se abrieron para decirle que el padre de mi hijo se había marchado que se había alistado a la policía federal, Antonio sorprendido por mi respuesta quiso intervenir pero no di tiempo a eso y termine diciéndoles que ni mis hermanos conocían a mi novio.
Creo que la situación se había dado muy bien y retomando las palabras de mi padre le dije que si le importaba el honor de su hija que dejara de preocuparse pues no sería ni la primera ni la última mujer que fuera madre soltera y si le importaba el que dirán de la gente que no se preocupara que me las arreglaría sola, entre sollozo subí a mi recamara seguida por mis hermanos que buscaban calmarme.
Me encerré en mi habitación ellos me decían que les abriera, con esos sentimiento encontrados me recosté me envolví entre las sabanas, había sido un día extenuante con muchas sorpresas para un mismo día, el tiempo paso y ya entrada la madrugada mis ojos se abrieron, en ese instante sabía que las cosas tomarían otro rumbo y que la decisión estaba en mis manos.
Tome mi mochila y comencé a empacar un poco de ropa, no tenía alternativa pues las cartas ya estaban sobre la mesa,
Llame a un taxi que me recogería en media hora tiempo suficiente para poder escribir un mensaje a mi familia que decía: sé que están molestos por cómo se han suscitado las cosas, situación de la vida que me ha puesto a prueba, sé que nuestras vidas cambiaran mucho, en algunos meses se me empezó a notar mi embarazo y para evitar habladurías y problemas para mis padres he decidió irme de casa, ya que mi presencia no es grata y no quiero que pongan en tela de juicio el honor de la familia, sé que me las arreglare, hoy comienzo una nueva vida junto con lo más amado que dios me ha mandado, sé que se molestaran pero esta es mi decisión, es momento de emprender una nueva etapa que algún día en otras circunstancias me tocaría vivir.
Espero comprendan mi proceder, los cierto es que los quiere su hija VALERY, no se preocupen estaré bien y tal vez el día de mañana las cosas cambian y volvamos a encontrarnos.
Tome la mochila y en silencio abandone la casa que me había visto crecer, la casa donde viví mis experiencias más íntimas, espere el taxi y tome el taxi y me fui sin rumbo.
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