NUESTRO ENCUENTRO III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XCITANTDLC.
Pasaron los días alejados de mis seres queridos, sacrificando la felicidad y compañía de mis seres queridos, más en verdad estaba feliz pues en mi vientre se fecundaba el amor que me daría la dicha, regocijo y paz en mi vida, además del gran secreto en mi vida.
Rentaba en una pequeña casa que estaba lejos de la muchedumbre donde respiraba la tranquilidad de los prejuicios de mis padres, donde pasaba las horas cuidando del amor que venía en camino, juntos sin saber noticias de nadie.
Habían pasado ya tres meses desde aquella noche, tres meses en los que no había tenido sexo, yo, una mujer que en mi vida no había dejado pasar ni tres días para tener sexo, pero necesitaba ser penetrada, sentirme mujer, sentir el éxtasis de la fusión de dos cuerpos, tan cierto era que mi estado y la falta de sexo aumentaban el libido al máximo pasando en mi mente una película desenfrenada de sexo del cual no tenía.
La noche pasaba como muchas otras sumergida en mis pensamientos, anhelando lo prohibido, deseando la manera de satisfacer mi necesidad, pensaba utilizar dildos y vibradores, sin embargo, nunca había experimentado con esos juguetes sexuales, y tal vez no me sentiría satisfecha, necesitaba una buena verga que me dejara contenta, pero el mismo pensar era cansancio pleno para mí, que caí en sueño profundo.
Al siguiente día amanecí demasiado caliente y húmeda.
Decidí ponerme un short y una blusa de embarazada.
Era una blusa roja con escote que permitía mostrar parte de mis pechos.
Me puse unas sandalias y fui al supermercado.
Literalmente fui de conquista para ver si podía ver a algún joven quien pudiera convencer para que me cogiera.
Vi a dos o tres pero me miraron con demasiado respeto al verme embarazada, pese a que les lancé miradas ardientes, no tuvieron efecto.
Sin más realice las compras y volví a casa, desmoralizada.
Allí, me quité mi short y mis sandalias y me senté en el sofá de la sala para ver televisión.
Rato después, alguien tocó a la puerta.
Fui sigilosamente a ver a través de la mirilla y ¡oh!, mi corazón dio un vuelco, era mi hermano mayor, Antonio, el padre de mi bebe, mi corazón palpito de emoción, no sabía si abrir o dejarlo ahí esperando, dudaba de su presencia no quería que se enteraran donde vivía y mucho menos mis padres.
Al principio no supe qué hacer, hasta olvidé que me había quitado el short y entreabrí la puerta al verme miró mis piernas y abrió los ojos desmesuradamente al darse cuenta que llevaba tan solo calzón, le invité a pasar pidiéndole que disculpara que estuviera en fachas.
¡Ni lo digas, te ves muy bien! apenas atinó a decir.
Se sentó en el sofá y aunque estaba pregunto qué ¿Cómo estaba? Yo le observaba y no perdía de vista sus ojos que varias veces voltearon hacia mis piernas.
Le respondí que dentro de lo que cavia bien, con los cambios de una mujer embarazada frustrada y se puso más nervioso: ¿frustradas? preguntó.
Y entonces no paré de hablar.
Le comenté sobre la inmensa necesidad de volver a sentirme mujer, sobre todo del deseo de sentir las caricias de un hombre.
Él comprendió la indirecta y no tuvo vergüenza en decirme que estaba allí para servirme en lo que fuera que comprendía mi estado y que una mujer joven, hermosa, linda y tan buena como su hermana debía de ser consentida hasta el más mínimo capricho, al escuchar las palabras de mi hermano mis ojos brillaron, resplandecieron de luz al saber que lo más anhelado podía obtener, sin más, me senté junto a él y me hinqué en el sofá y le acerqué mis labios.
Comenzamos a besarnos por varios minutos.
Me acarició los brazos y besó mi cuello.
Una vez que besó mi cuello ya sabía que me entregaría a él.
Besó mis pechos aún cubiertos por la blusa y tocó mis caderas, mis muslos y por supuesto, jugueteó con mi vagina.
Yo lancé un gemido cuando tocó mi vulva.
Me hizo a un lado el calzoncito que llevaba y talló con su dedo mi vulva que ya estaba hinchada y comenzaba a mojarse.
Así estuvimos un buen rato en las caricias hasta que le bajé la cremallera del pantalón y saqué su pito.
Su pito dormido y una vez que comencé a chuparlo se erecto muy rápido.
La mamada lo enloqueció pero fue delicado pues no me metió el dedo con dureza en mi vagina.
Al contrario, lo humedeció y lo metió en mi ano.
Yo estaba feliz de haberme ofrecido a mi hermano, pues me estaba tratando muy bien.
Cuando metió su lengua en mi vulva y comenzó a mordisquearla yo me volví literalmente loca.
Yo quería la verga dentro de mí.
Cuando me penetró yo sentí morir de placer, por fin tenía una verga en mi vagina.
Habían pasado tres meses.
Ahora sí, tenía que aprovechar a este hombre.
Opté por posiciones cómodas, pero mi calentura era mucha.
Metía y sacaba su verga y de vez en cuando me pedía que se la chupara y yo lo hacía con gusto.
El momento más delicioso fue cuando me puso a cuatro patas y me metió su pene en mi culo, yo estaba de verdad vuelta loca eran estocadas lentas y profundas podía sentir cada cm de su verga entrar por mi esfínter anal.
Gemía y daba gritos entre cortados me sentía tan húmeda sentía como mis jugos se escapaban gota a gota de vagina, pedía más y más verga suplicaba me llenara con su verga, con ese estupendo pito, sus cambios de ritmo eran fatales, sentía el chocar de su escroto con mi ya mojada pepita.
Él estaba encantado de meter su verga en mi ano, lo hizo un buen rato hasta que no pudo más y me aventó sus mecos en mi recto.
Con sus manos sobaba mis tetas, apretaba mis pezones, poco a poco podía sentir su verga como perdía tamaño y erección y apoyándose de mí cadera termino de sacarme el pito.
Minutos después llaman a la puerta, Antonio se levanta y ve por la lente de la puerta abre y entran mis hermanos Jesús y Juan Carlos al ver la escena, el olor a sexo y envuelta en una sábana que cubría el sofá los hizo actuar de forma inmediata Chuy me empezó a besar apasionadamente mientras sus manos me despojaban de la sabana descubriendo mis tetas que quedaron al aire, el empezó a acariciar los pezones con la punta de la lengua lo que provoco que empezara a salir un líquido transparente de ellos sus manos apretujaban mis nalgas levantándomelas hasta que mis pies quedaban de puntitas me acosté sobre el sofá y abrí las piernas a mi hermano Jesús me chupaba rico la rajita metiendo su lengua entre mis labios vaginales me la mamaba lamiéndola, chupándola, mordiéndola suavecito, gritaba, me quejaba, suspiraba, gemía de placer a cada momento sentía como verdaderos chorros de líquido caliente corrían por dentro de mi abdomen para fluir por mi vagina.
Jesús me pido que se lo mamara me senté y él se paró frente a mí que habilidosamente saque su miembro del cual brotaba un líquido por la abertura del glande, mi lengua recogió esa agüita que emanaba de sabor salado, mi lengua rodeaba su cabecita para después introducirla hasta la base dando arqueadas sentía como crecía y se hinchaba, después de un buen rato de sexo oral se tiro en el suelo boca arriba y me pidió que lo montara, cuando me subí sentí su pene entrándome, pero al instante estalle en un gran orgasmo que hizo estremecer mi cuerpo de pies a cabeza en ese momento abrí mis ojos y mis dos hermanos me observaban eso me excitó de sobre manera y a pesar de mi panza me empecé a mover más rápido no me di cuenta a qué horas Antonio y Juan Carlos ya estaban desnudos a un lado de nosotros solo sentí como Chuy me bajaba para acomodarme de ladito mientras Antonio me la metía en la boca y Juan Carlos me chupaba los pezones no puse ninguna objeción jamás me imagine que existiera tanto placer a cada rato eran más intensos los orgasmos más cuando Antonio me penetro por atrás y Juan Carlos por delante mientras se la chupaba a Jesús estaba llena de tanta verga que nuestros cuerpos hablaban, cada gota de sudor bañaba cada centímetro de nuestra piel, la escena era espectacular al ver cuatro hermanos sumergidos en el placer del incesto, en la lujuria de la pasión, en la morbosidad del deseo al tener a la hermana menor enculada y preñada.
Los embistes de cada uno era con ímpetu pareciera que llevaban años sin sexo, Juan Carlos saco su verga de mi panocha para colocarla en mi boca, Antonio paso de mi ano a la pepita y chuy dejo mi boca para metérmela en el ano, estaba tan caliente y agradecida por ese momento de sexo, mi pancita hacia un ángulo de 30 grados donde cada uno de mis hermanos que había paso por el ano se afianzaba de mis caderas o pechos, el splap de los mete y saca de sus miembros era el sonido de la cogida que me estaban dando, el tiempo paso y los tres sacaron sus vergas, Jesús se acostó boca arriba y me senté en su verga que se perdía entre mi esfínter, Toño levantando mis piernas clavo su pene en mi vagina mientras que Juan Carlos de pie con la verga llevándola en mi boca momentos después se vinieron en el respectivo alojamiento que di a sus miembros casi me ahogo con Juan que me lleno la garganta con los chisguetes de semen que arrojo su pito.
Quedamos ahí recostados hablando de mi estado, sabían que Toño era el padre y aun así mis otros dos hermanos estaban dispuestos apoyarme económicamente y no porque lo necesitara pero sabían que era un secreto que llevaríamos de por vida, pero lo más sorprendente fueron las palabras que mis otros hermanos me dirían, me pusieron en shock al saber sus intenciones y deseos fue: Valery sabemos que estas embarazada de Toño pero nosotros también queremos dejarte preñada que tengas un hijo de cada uno.
Mi cara de sorpresa de alegría me lleno de felicidad al saber que mis hermanos me querían como la madre de su hijos es decir de mis hijos-sobrinos, pasamos la tarde ahí encerrados entre cuatro paredes que eran el escenario de una tarde larguísima de sexo desenfrenado.
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