NUESTRO ENCUENTRO IV
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XCITANTDLC.
En el trabajo los compañeros se enteraron de mi embarazo los más cercanos felicitándome por la buena nueva, otros criticando porque no me conocían novio algunos y otros más guaseando a mi hermano Toño y Chuy que los chocolates, que los puros el tiempo paso creo que embarazo me puso más atractiva, conservaba un buen par de piernas, un par de nalgas bien paraditas y unos senos enormes que estaban creciendo que a cualquier hombre le hubiera gustado meterme a la cama.
Al cuarto mes de embarazo mi pancita ya se notaba y aunque solía ir con ropa holgada para no llamar la atención era evidente que estaba más gorda por el embarazo, tenía un brillo en mi rostro bastante atractivo y como lo mencione no había perdido la buena forma de mi cuerpo.
Había un convivio que se celebraría el último viernes de Abril de ahí decidimos ir a bailar un grupo reducido de compañeros entre ellos Jesús mi hermano y 20 compañeros más entre hombres y mujeres y yo para hacer un total de 22 personas, ese día mi hermano me saco a bailar un par de veces y en una de esas piezas bajo su mano por mi espalda más de lo debido, no me puso la mano encima del culo pero si por las caderas por el lado del cuerpo, solo lo mire y le sonreí de cómplice pero no le quite la mano ni aleje el cuerpo.
Poco a poco los compañeros comenzaron a irse me acerque a Jesús y le pedí que si me podía llevar a mi casa porque había llegado al antro en el carro de una compañera que se había ido más temprano.
Mi hermano acepto con mucho sabía que era una invitación para dar rienda suelta a nuestra calentura.
Así que nos despedimos de los que aún se quedaban y partimos a mi casa.
Al llegar a ella me baje, el permaneció sentado en su auto esperando a que lo invitara a pasar, me acerque a su ventanilla y le dije que si su esposa no se enojaba que bajara un rato, el tomo el celular y escribió un mensaje y enseguida me alcanzo.
Cuando entramos se sentó en el sillón, le ofrecí algo de tomar, me pidió una cerveza y fui a buscarla, cuando regrese me senté al lado de el en el sillón, me quite los zapatos, tenía un vestido azul que al sentarme se me subió a la mitad del muslo.
Empezamos a hablar de muchas cosas entre ellas el cómo iba su matrimonio ¿Qué si ya estaba embarazada mi cuñada? Pero mi hermano solo atinó a decir que aún no estaban preparados para ser padres, el me pregunto qué ¿Cómo me sentía sola en la casa? Y la respuesta fue tan clara me hace falta compañía para los detalles de la casa alzar cosas pesadas subir y clavar algo pues en mi estado me cuesta, sin pensarlo más me le acerque y le di un beso en la boca, el me correspondió, el beso empezó algo despacio y tierno pero se volvió bastante apasionado rápidamente, se notaba que estaba cachonda por la forma como lo besaba apasionadamente con la lengua y como le acariciaba la espalda y el cabello, Jesús empezó a acariciar los muslos.
Después de besarnos por un buen rato, le dije que fuéramos al cuarto.
Nos seguimos besando en todo el camino hacia la habitación y cuando entramos a ella le empecé a besar el cuello y el pecho mientras se desabotonaba la camisa y luego el pantalón y al mismo tiempo que los bajaba me agachaba besándole el pecho hasta el ombligo, termine por sentarme en la cama enfrente de mi hermano que estaba de pie.
Quede con el rostro a la altura de su verga y me lo metí a la boca, le di una mamada a su pene, lo chupaba con gusto, con bastante gusto, cerraba los ojos y me lo metía a la boca para saborearlo, lo sacaba de la boca y lo lamia de arriba abajo parecía que tenía una paleta.
Después de un rato me puse de pie, mi hermano me bajo la tanga por debajo del vestido y caímos encima de la cama, me subió la falda del vestido para dejarme ir su verga de golpe, gemí de gusto.
El me penetraba pero por supuesto no se recargo encima de mí, procuraba no lastimarme la barriga así que me apoyaba con sus brazos extendidos mientras me penetraba, luego se incorporó para subir mis piernas a sus hombros de esa forma casi no había peso encima mí, besaba mi pantorrilla mientras su movimiento de caderas me daba arremetes lentos y profundos, podía sentir como su palo salía por completo quedando en la entrada y abrirse camino mi cavidad vaginal sentía la fricción de su verga y mis paredes, al final me volteo estilo perrito me daba nalgadas, jugaba con mis pechos, gemía bastante y la calentura del momento me hizo hablar sucio diciendo cosas como: chuy méteme tu verga, dame duro hermanito, méteme tu pitote, si mi amor méteme el pene así, así, cógete a esta panzona, cógeme, agárrame del pelo, si así dámelo como tú quieras que yo soy tu mujer, cosas que la verdad lo calentaron bastante, la cogida era bastante buena no aguanto más y teniéndome en cuatro chorreo toda su leche salpicando mi interior.
El cansancio nos hizo presa quedándonos profundamente dormidos.
El sábado por la mañana decidí ir a comprar unos jugos y algo para desayunar al llegar a casa sentí un fuerte mareo.
Mi hermano estaba en la entrada de la casa, me vio tambalear y corrió para evitar que me cayera acompañarme.
Al entrar me senté en un sillón y dejé que me atendiera.
La verdad es que no estaba en condiciones de hacer nada, el mareo era muy fuerte.
Fue a la cocina a preparar un té que me sirvió, con mucho azúcar, me hizo sentir un poco mejor.
Valery, estás muy transpirada por el mareo me dijo mi hermano ¿Quieres darte un baño? Te sentará muy bien, ya verás.
La verdad es que eso era lo que necesitaba en ese momento.
Cuando sentí el agua caliente de la ducha sobre mi piel me invadió una sensación de bienestar y abandono.
En eso sentí que se abría la puerta del baño, no te asustes, soy yo que vengo a traerte una toalla.
Salí del baño envuelta en la toalla con una profunda sensación de bienestar y un cansancio enorme.
Jesús no dejaba de ser amable conmigo.
Recuéstate un poco en la cama, te hará bien.
Lo hice, y de inmediato me dormí profundamente.
Cuando desperté, a través de las ventanas entraba la oscuridad de la noche mi hermano estaba a mi lado, observándome.
¿Estás mejor? preguntó Hablaste mucho en sueños pero no te preocupes, sólo cosas incoherentes.
Sonreí e intenté acomodarme mejor en la cama, por accidente las sábanas se deslizaron hacia abajo y mis pechos quedaron al descubierto.
Mis mejillas enrojecieron.
Vaya hermanita dijo con mucha tranquilidad ¿Te han crecido mucho los pechos verdad? Sí, respondí, tratando de parecer natural, todavía no me acostumbro a verlos así.
Tendrás mucha leche para dar seguramente.
Sabes una cosa Valery, mi esposa estuvo marcándome al celular no lo escuche por que termine agotado hace rato cuando desperté y no estabas le llame y le dije que tuve que auxiliar a una compañera con su embarazo que se le complico y sus familiares no habían llegado, tu sabes una mentirita piadosa; sabes ahora que velaba tu sueño te observaba lo hermosa que te vez con esa barriguita, espero que no te ofendas si te pido algo: ¿me dejas acariciarte la pancita? Es algo que siempre he querido hacer, tocar la panza de una mujer.
Fue tan tierno al pedirlo que no pude negarme.
Entonces tiró la sábana más abajo y dejó mi vientre y parte de mis muslos al descubierto.
Es decir, me tenía desnuda delante de él.
Qué sensación hermosa, siempre quise hacer esto, mientras pasaba su mano caliente por mi vientre abultado.
Lo recorrió completamente, a veces acercándose a mi vagina pero sin llegar a tocarla.
Había algo muy sensual en sus caricias.
Mi piel estaba tirante y estremecida.
¿A ti también te gusta verdad? preguntó.
Hice que sí con la cabeza.
Claro, tú también estás sola, nadie te ha hecho esto nunca.
¿Has visto que lindo es? Voy a decirte otra cosa, Valery.
Otra fantasía que me hubiera gustado cumplir con mi mujer es tomar leche de sus pechos yo sé que te pido mucho, pero me gustaría tanto; al escucharlo me asusté, mi corazón palpitaba a mil por hora.
¿Adónde terminaría todo esto? ¿Me sentía ultrajada? Pero al mismo tiempo no podía negar la excitación que me provocaba.
Después de todo, embarazada así como estaba, yo seguía siendo una mujer.
Una mujer con una vida sexual muy intensa que se había interrumpido de pronto y que desde hacía un par de meses no estaba con un hombre.
Chuy seguía sentado en la cama a mi lado, y yo seguía allí desnuda.
Como no contestaba, él tomó uno de mis pechos con su mano y se inclinó hacia él.
Cuando sus labios capturaron mi pezón derecho se me escapó un fuerte gemido.
Mi hermano succionaba, suave al principio, más fuerte después, y me mordía con ternura.
Ah, ya brota leche de tus tetas dijo con un tono decididamente caliente y es exquisita pero le dije que no, que era una secreción previa que se conocía como calostro.
Mamó por largo rato de mis dos pezones, que estaban duros y estirados.
Empecé a perder el control, y no me importó que una de las manos hurgaran en mi vagina.
Jesús se quitó la camisa, el pantalón y el bóxer.
Empezó a pasarme el pene por todo el vientre sin dejar de acariciar mi clítoris.
Por la punta le salía un líquido ámbar que dejó una huella brillante en mi panza.
Después lo pasó por mis tetas.
El roce del glande contra mis pezones fue tremendamente excitante para mí, hizo que me arqueara en la cama.
El líquido seminal se mezclaba con el calostro que me brotaba.
Finalmente acarició mis cabellos y apuntó con su formidable barra de carne hacia mi boca.
No hicieron falta palabras.
Abrí los labios y me lo tragué.
Nos pusimos de costado en la cama en posición de 69, y él comenzó a lamer mi vagina hasta provocarme un orgasmo.
Mamé con más fuerza, casi con desesperación.
Tenía un tronco durísimo, sabroso, y yo estaba muy excitada.
Mi hermano me volvió a colocar boca arriba, abrió mis piernas y se arrodilló entre ellas, sujetando su pene con una mano.
Con la cabeza de su verga rozó mis labios y mi clítoris.
Yo estaba encendida, quería sentirlo dentro.
Sentí claramente cuando apoyó la cabeza entre mis labios y empujó un poco.
Entró.
Su verga gruesa y rígida se deslizó entro mío, favorecida por mi abundante lubricación, se movía hacia atrás y hacia delante, lento, profundo.
No tardé nada en tener otro orgasmo y liberé todo mi goce en un grito.
Casi al mismo tiempo sacó su verga de mi vagina y lanzó gruesos chorros de semen sobre mi vientre.
Se vistió y me dio un beso haciéndome saber que era momento de irse, mientras tanto yacía en la cama con sus mecos recorriendo mi vientre.
No sé, si era correcto, pero mi situación era especial al saber que la excitación era plena en mis hermanos y más al tenerme a su entera decisión, en un estado que ha incrementado mi deseo sexual, donde la necesidad de tener una verga que pueda satisfacerme es indispensable.
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