NUESTRO ENCUENTRO v
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XCITANTDLC.
Como cada viernes de mes regresábamos del ginecólogo, de la cita mensual; tenía 5 meses de embarazo, mi barriguita redondita, mi cuerpo aun lucia esbelto de espaldas, las caderas se habían ensanchado de un modo precioso, mis tetas habían crecido redondeándose.
Me veía aún más bonita de lo que soy, iba apoyada de su brazo con la cabeza recargada en su hombro, caminando lentamente contemplando el paisaje que ofrecía la ciudad en vuelto en el bullicio de los autos, de la gente transitando rápidamente.
Por mi mente evocaron en voz alta: gracias Antonio por preocuparte tanto por mí, por cuidar de nosotros, no sé qué habría hecho sin tu apoyo.
Siempre dejando tus actividades, procurándonos, estando pendiente, más el me respondió: recuerda que también es mi hijo y aunque es nuestro secreto siempre te apoyare.
Le di un beso en la mejilla en forma de agradecimiento, mostrando ternura, su candidez y admiración, él me dijo que me invitaba a comer pero le dije que no quería ir a un lugar público que si le importaba preparáramos algo en casa, me dijo que prepararía la comida, acepte encantada, me sentí mimada, consentida con un trato especial que me hacía falta.
comimos, nos sentamos en la sala, me quite los zapatos y comenzó a masajear suavemente mis lindos y blandos, suspiraba quedito disfrutando las caricias que me daba en los pies, me acariciaba la barriguita con ternura y lo miraba dulcemente, con afección, era notorio el placer que me producía con tan agradable masaje.
Nos miramos a los ojos, no hubo necesidad de decir nada, se acercó a mí para besar mis mejillas y mi cara, cerré los ojos y suspirando abrí de mis labios, al sentir su boca cerca de la mí, bese sus labios despacio, era tan cálido el afecto que nos mostrábamos en ese beso.
Sus manos desabrocharon la blusa mirándome a los ojos, me saco mis redondas y grandes tetas, las acaricio con deleite, apenas cabían en sus manos, gemí dulcemente, las acariciaba, las oprimía suavemente, se inclinó y comenzó a lamerlos, a chuparlos despacio, quedito, suspiraba y gemía, separe un poco las piernas dejándome tocar, sus dedos llegaron a mi entrepierna, gemía y jadeaba cada vez más profundo e intensamente, se puso de pie frente a mí y le desabroche los pantalones, el me miraba con deseo y lujuria, Valery mira como me tienes, tú lo provocas hermanita ¿te gusta mi Valery? ¿Te gusta mi verga? asentí, me humedecía los labios con la punta de la lengua, miraba con admiración su tranca erecta, dura, parada y bien rasurada, el tomo su verga y la paso por mi cara, por mis labios jugosos y húmedos, abría la boca para tragarla, pero él jugaba y solo me la frotaba.
Mis manos tomaron su verga, la recorrieron de arriba abajo, desde la cabeza hasta los huevos, acariciándole todo el tronco a lo largo, lengüetee suavemente la cabeza sin dejar de mirarlo amorosamente, tiernamente, pero con un brillo diferente en los ojos.
Abrí la boca y me la metí para empezar a mamar, abría mi boca en forma de “o” para engullirme aquel trozo de carne dura y caliente, al parecer le gustaba pues lo hacía bufar de placer, que rico me la estas chupando hermanita, eres maravillosa, nunca me la habías mamado así de rico, eres muy buena mamándomela.
Desnudos en la cama, me abrió las piernas, obediente las separe mostrándole mi delicada raja, flexione las piernas para abrirme un poco más, además con mi estómago redondito lucia provocativa, cachonda, sexy, le sonreía coqueta, adivinando sus pensamientos ò quizá lo había dicho en voz alta sin darme cuenta.
Te excita estar con una mujer en mi estado verdad.
Me alzo las caderas suavemente y me abrió las nalgas, oliendo y besando mi ano, ese precioso fundillito, que lucía arrugadito, rosadito, pequeño, delicado, me miraba con lujuria, excitado.
Después pasó a mi raja, y fue restregando su lengua por toda ella, desde arriba hasta abajo, bañando su rostro de mi abundante flujo, me retorcía de placer, gemía alocadamente.
Antonio empezó a morder con delicadeza el clítoris, estiraba de él, lo lamía, lo besaba, lo frotaba.
Cuando mi panocha empezó a parecer una piscina con agua caliente, me hundió la lengua en la vagina, cogiéndola con esta, sigueeeeeee, continuaaaaaa cabrónnnnnnnn, contorsionándome de placer, el orgasmo estaba cerca, lubrico muy bien un dedo de su mano, y me lo introdujo en el culo mientras lamía mi hinchado clítoris, eso me puso a mil y empecé a temblar, hasta que explote en un gran orgasmo, quede tumbada en el borde de la cama abierta de piernas, totalmente mojada y extasiada.
Mientras descansaba, se terminaba de quitar la ropa, pasados unos minutos, me puse de rodillas encima en la cama, para acabar a cuatro patas, mi hermano se puso de pie detrás de mí, me acaricio el clítoris un rato, estaba muy mojada, y sin demora me la hundió suavemente en el panocha, entró sin mucho problema, y al momento empezó a metérmela sin contemplaciones, le indicaba que siguiera, que me gustaba así, mis tetas y barriga se bamboleaban con cada embestida, respiraba fuerte mientras gritaba le decía que era un cabrón, que no parara, que siguiera, hasta que de nuevo me corrí, mis contracciones se hicieron notables mis piernas me temblaban, los espasmos eran riquísimos creo que noto eso que termino por venirse en mi interior, dejándome los mecos en mi panochita.
Aun estando en el coito penetrados, me pregunta mi hermano que si me había gustado, a lo que respondió que sí, que me gustó mucho que era un placer indescriptible esta sensación y morbosidad de ser penetrada estando embarazada.
Tras esto me la saco, tomándome por la nuca me hizo que lo mirara, dirigiendo mi cabeza hasta su verga chorreante de semen, después me dijo que no habíamos acabado, y me ordeno que se la limpiara y que se la pusiera dura otra vez.
Lo mire sin decir nada para de nuevo mamársela a cuatro patas.
Cuando logre ponerle de nuevo su verga a tono, se levanté y me llevo al sofá para ponerme contra el respaldo, sentí como me metía dos dedos en la vagina y arrastro el flujo hasta mi esfínter anal, lo repitió varias veces, hasta que en una de ellas me metió un dedo en el canal y sigilosamente dirigió su verga y me pregunto que si quería sentirlo, le dije que lo hiciera delicadamente y el respondió: que estuviera quietecita y diciendo eso empezó a encularme lentamente, mi culo y su verga estaban perfectamente lubricados, y cuando introdujo la cabeza grite de dolor, pero seguidamente le dije que siguiera, me metió la mitad y paro, tenía cara de dolor pero me gustaba, después me la saco y me la metió nuevamente hasta la mitad, y después empezó a cogerme, cada vez iba penetrándome un poco más, hasta que toda me entró en el culo, me encantaba sentir la presión en mi esfínter, me gustaba, me frotaba el clítoris y suspiraba.
Poco después empecé a temblar y contraerme por el nuevo orgasmo que estaba teniendo, mi recto apretó su pene.
Mi hermano dio un par de embestidas profundas y cuando estaba a punto, me la saco y chaqueteándose me dijo que me acercara, me agache hasta su verga para que mis labios entreabiertos recibieran su leche, cuando dejo de expulsar, me trague la verga sin importarme que venía de mi culo, estuve un largo tiempo jugando con su verga.
Quede exhausta de lado en el sofá tumbada, él se aseo y se vistió.
Lo contemplaba tendida de costado, con mi barriga de embarazada, y con mi visible esfínter anal abierto, enrojecido.
Me dijo que se iba y apenas tuve fuerzas para despedirlo.
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